Primera Lectura: Números 21,4b-9
Serpientes (Sab 16,5-14; 2Re 18,4)
4El pueblo estaba extenuado del camino, 5y habló
contra Dios y contra Moisés:
-¿Por qué nos has sacado de Egipto, para morir en
el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.
6El Señor envió contra el pueblo serpientes
venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. 7Entonces el pueblo
acudió a Moisés, diciendo:
-Hemos pecado hablando contra el Señor y contra
ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.
8Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor
le respondió:
-Haz una serpiente venenosa y colócala en un
estandarte: los mordidos de serpiente quedarán sanos al mirarla.
9Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó
en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente
de bronce y quedaba curado.
EXPLICACIÓN.
21,4-9. La anécdota está sin
determinación local; pudo ser un intento de explicar etimológicamente la presencia
de una imagen de serpiente en el templo, de la que habla 2 Re 18,4. El adjetivo
“venenoso” o ardiente es en hebreo serapim,
que en su origen pudo referirse a animales fantásticos, dragones de fuego.
No sabemos cuánto hay de recuerdo histórico y cuánto de fantasía en el relato
de la plaga.
En cuanto al remedio,
responde a creencias populares el representar al causante del daño para
conjurarlo: al tenerlo en imagen, el hombre lo controla. En sí es una especie
de homeopatía mágica. Pero el autor hace intervenir a Moisés intercediendo y al
Señor dando virtud al remedio y a los israelitas confesando el pecado. Sab
16,5-14 ofrece un comentario al episodio quitando a la imagen toda virtud
mágica. Juan da una interpretación cristológica describiendo a la serpiente en
el estandarte como imagen de Jesús en la cruz (Jn 3,14).
Salmo
Responsorial: 78 (77)
1Escucha, pueblo mío, mi instrucción,
prestad oído a las palabras de mi boca:
2que voy a abrir la boca a una parábola,
haré brotar enigmas del pasado.
2que voy a abrir la boca a una parábola,
haré brotar enigmas del pasado.
34Cuando los mataba, lo buscaban
y madrugaban para volverse a Dios;
35se acordaban de que Dios era su Roca,
el Dios Altísimo, su Redentor.
35se acordaban de que Dios era su Roca,
el Dios Altísimo, su Redentor.
36Lo adulaban con la boca,
le mentían con la lengua;
37Su corazón no era constante con él
ni eran fieles a su alianza.
ni eran fieles a su alianza.
38EI, en cambio, era compasivo:
perdonaba la culpa y no los destruía;
muchas veces reprimió la cólera
perdonaba la culpa y no los destruía;
muchas veces reprimió la cólera
y no excitaba todo su furor,
EXPLICACIÓN.
78,1-2 También son términos
sapienciales la "instrucción" (Prov 3,1; 4,2; 7,2) y"palabras de
mi boca" (Prov 4,5; 5,7; 7,24; 8,8). El público es restringido, no como en
el sal 49.
78,34 La prisa por madrugar no es limpia: véase Os 5,15-6,6.
78,35 Son los dos títulos que clausuran el salmo 19.36. Con
expresiones enérgicas denuncia el intento humano de engañar a Dios.
78,38 "Compasivo" es título clásico del Señor: Dt 4,31; Is
49,10. Para "perdonar" usa el verbo cúltico kipper. ''Todo
su furor": compárese con Ez, que presenta a Dios agotando su furor: Ez
7,8; 20,8.21.
Trasposición cristiana.
La clave está en la visión de Jesús como nuevo David y nuevo pastor.
El verso 2 lo cita Mt 13,35 para justificar el uso que hace Jesús de parábolas.
El despertar de Dios lo aplican algunos Padres a la resurrección de Jesucristo.
Evangelio: Juan 3,13-17
13. Nadie sube al cielo para
quedarse más que el que ha bajado del cielo, el Hombre:
14. Lo mismo que en el desierto Moisés levantó en alto la serpiente, así tiene que ser levantado el Hombre,
15. para que todo el que lo haga objeto de su adhesión tenga vida definitiva.
16. Porque así demostró Dios su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo único, para que todo el que le presta su adhesión tenga vida definitiva y ninguno perezca.
17. Porque no envió Dios el Hijo al mundo para que dé sentencia contra el mundo sino para que el mundo por él se salve.
14. Lo mismo que en el desierto Moisés levantó en alto la serpiente, así tiene que ser levantado el Hombre,
15. para que todo el que lo haga objeto de su adhesión tenga vida definitiva.
16. Porque así demostró Dios su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo único, para que todo el que le presta su adhesión tenga vida definitiva y ninguno perezca.
17. Porque no envió Dios el Hijo al mundo para que dé sentencia contra el mundo sino para que el mundo por él se salve.
EXPLICACIÓN.
Frente
a las dos reacciones, verdadera realidad del Mesías (13-21). Para los fariseos,
la Ley era fuente de vida y norma de conducta. La única fuente de vida es el
Hombre levantado en alto, el Hijo de Dios, don de Dios a la humanidad para
salvarla (13-18). Haber bajado del cielo (13) señala la calidad divina de
Jesús, por poseer la plenitud del Espíritu (cf. 1,32: el Espíritu que bajaba
como paloma desde el cielo). Subir al cielo para quedarse, victoria, éxito.
Sólo el que es capaz de amar hasta el don de sí mismo puede obtener y asegurar
el triunfo definitivo, instaurar la nueva sociedad humana (el reino de Dios).
El hombre levantado en alto (doble sentido: cruz y exaltación), señal visible,
fuente de vida que libra de la muerte. Dios es puro amor, pretende sólo salvar,
comunicar una vida que supera la muerte (16-17). Ausencia de juicio; es la
opción del hombre la que determina su suerte.
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