sábado, septiembre 01, 2012

LECTURAS DEL LUNES 17 DE SEPTIEMBRE DEL 2012.


Primera Lectura: I Corintios 11, 17-26. 33

17A propósito e estas instrucciones, no puedo felicitaros de que vuestras reuniones causen más daño que provecho. 18Porque, en primer lugar, oigo decir que cuando os reunís en asamblea formáis bandos; 19y en parte lo creo, porque es inevitable que llegue a haber partidos entre vosotros; así destacarán también los hombres de calidad.
            20Además, cuando tenéis una reunión, os resulta imposible comer la cena del Señor, 21pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena, y mientras uno pasa hambre, el otro está borracho. 22¿Será que no tenéis casas para comer y beber?, o ¿es que tenéis en poco  a la asamblea de Dios y queréis abochornar a los que no tienen? ¿Qué queréis que os diga?, ¿que os felicite? Por esto no os felicito.
           23Porque lo mismo que yo recibí y que venía del Señor os lo trasnmití a vosotros: que el Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan, 24dio gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía", 25Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: "Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía". 26Y de hecho, cada vez que coméis de ese pan y bebéis de esa copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que el vuelva. 
33Así que, hermanos míos, cuando os reunís para comer, esperaos unos a otros; 

EXPLICACIÓN.

La reunión eucarística era ocasión de graves faltas (17). En primer lugar, los bandos que seguían a diversos líderes (1,11) se mantenían en la reunión, impidiendo la expresión de la unidad (cf. 10,17) (18); parece que sólo los muy maduros eran capaces de sustraerse al partidismo (19).

             Se subrayaba además la desigualdad de clases y de recursos, humillando a los más pobres. Era costumbre celebrar una cena en común, a la que contribuían todos, cada uno según sus medios, y a continuación la eucaristía. Era en la cena donde, en vez de compartir, creando la igualdad, cada uno comía por su cuenta, sin preocuparse de los demás (20-22).

            Pablo describe la eucaristía de forma parecida a Mt y Mc (si se adopta el texto breve de Lc). Añade las palabras haced esto en memoria mía (24.25); la eucaristía renueva la memoria de la muerte del Señor para que los cristianos vuelvan a vincularse con ella, como han hecho en el bautismo (Rom 6,3), renunciando a los valores del mundo injusto. Ese compromiso renovado debe mantener en ellos el deseo de entrega en el amor mutuo. Quien no lo hace, desprecia el cuerpo y la sangre del Señor (23-27).

Salmo Responsorial: 40 (39)

7 Sacrificios y ofrendas no los quieres;
me has cavado oídos;
no pides holocaustos ni víctimas expiatorias.
8 Entonces yo digo: "aquí he venido".
En el texto del rollo se escribe de mí
9 que he de cumplir tu voluntad:
y yo lo quiero, Dios mío,
llevo tu instrucción en las entrañas.
10 He proclamado el derecho
a una asamblea numerosa.
No he cerrado los labios,
Señor, tú lo sabes.
17 Que te festejen y celebren
los que te buscan;
los que desean tu salvación digan siempre:
¡Grande es el Señor!

EXPLICACIÓN.

40,7-9 Es importante apreciar paralelismos y correlaciones. En esquema: sacrificios / holocaustos, oídos / escrito, vengo / quiero. El primero es un merismo que abarca el culto. El segundo sugiere un encargo oral y uno escrito. El tercero es correlativo del anterior y se articula en dos piezas complementarias: el acto de presentarse y la disponibilidad para ejecutarlo.

40,7 Los sacrificios se relativizan (Eclo 34,18-35,26). "Cavar los oídos" es metáfora única. La imagen parece fijarse en la hondura corporal que abre el oído hacia el interior del hombre: compárese con Is 50,4s.

40,8b-9 Lo que más interesa del texto es la asimilación del encargo y por implicación del tema. Lo que estaba en un "escrito", pasa a estar "en las entrañas"; el texto de la proclamación está amorosamente asimilado. Compárese con Ez 3,3.

40,10-11 La proclamación se enuncia en cuatro verbos y seis sustantivos. El insistir en formas negativas, el apelar al testimonio de Dios, hace sospechar algún riesgo en el encargo, como si algo grave indujera al silencio. El verbo positivo, "evangelizar", significa en la vida civil anunciar una buena noticia. Es típico del profeta del destierro, que también tropezaba con resistencia y hostilidad: Is 40,9; 41,27; 52,7 y 60,6; 61,1; Sal 96,2. El "derecho" recurre también en Is 41,2-10; 42,6.21; 45,19; 51,1.5.7. Los otros sustantivos, con posesivo "tu", pertenecen a una tradición ancha, también presente en el salterio.
Ahora imaginemos que ha comenzado la predicación, que provoca resistencia, oposición, persecución; el orante invoca el auxilio de quien le encomendó la tarea. Es lo que sigue en 12-18.

40,16-17 Las reacciones están elaboradas en un juego de oposiciones que podemos esquematizar así: los que buscan mi vida / los que te buscan a Ti; los que quieren mi desgracia / los que quieren mi salvación; los que dicen ¡Ja, ja! / los que dicen: ¡Grande es el Señor! El drama se resuelve en un acto teologal.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

La carta a los Hebreos recoge y comenta la parte central del salmo, según la versión griega de los LXX. En vez de "me cavaste oídos", dice "me aparejaste un cuerpo"; traduce "rollo" por "título". De este modo opone el autor a los sacrificios antiguos la entrega del Mesías. De aquí arranca el uso de los antiguos de poner todo el salmo en boca de Cristo y después en boca de la Iglesia.

Evangelio: Lucas 7, 1-10

1 Cuando acabó todas las prescripciones que destinaba al pueblo, entró en Cafarnaún.
2 Cierto centurión tenía un siervo al que apreciaba mucho y que se encontraba mal, a punto de morir.
3 Oyendo hablar de Jesús, le envió unos notables judíos para rogarle que fuera a salvar a su siervo.
4 Se presentaron a Jesús y le suplicaron encarecidamente:
- Merece que se lo concedas,
5 porque quiere a nuestra nación y es él quien nos ha construido la sinagoga.
6 Jesús se fue con ellos. No estaba ya lejos de la casa cuando el centurión le mandó unos amigos a decirle:
- Señor, no te molestes, que yo no soy quién para que entres bajo mi techo.
7 Por eso tampoco me atreví a ir en persona; pero con una palabra tuya se curará mi criado.
8 Porque yo, que estoy bajo autoridad de otros, tengo soldados a mis órdenes, y si le digo a uno que se vaya, se va; o a otro que venga, viene; y si le digo a mi siervo que haga algo, lo hace.
9 Al oír esto, Jesús se quedó admirado y, volviéndose hacia la multitud que lo seguía, dijo:
- Os digo que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe.
10 Al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

EXPLICACIÓN.
Para el pueblo / el Israel histórico (cf. 6,17b), el contenido del discurso toma el puesto de la Ley (7,1).
C. Jesús y el paganismo. 2-10. En Lc, primer contacto de Jesús con los paganos. Cierto, personaje representativo; centurión, autoridad; siervo/esclavo, súbdito. La relación no es despótica (aprecio), pero el dueño no puede evitar la muerte (2). La situación descrita es ideal: la de una autoridad que se interesa por los males del pueblo sometido a ella y que busca una solución en Jesús. El paganismo cree que Israel debe ser su mediador (notables judíos) (3-5), como si no tuviera igual derecho a la salvación (cf. 5,17-26). Se prepara la figura de Cornelio (Hch 10,2.22.31).

Segunda embajada, un grupo de paganos (amigos) (6): el centurión no se encuentra directamente con Jesús: de hecho, será el mensaje de Jesús, proclamado después de su muerte, el que ofrezca solución a los males de la sociedad pagana. Mayor fe (9): ve en Jesús la autoridad de Dios mismo. Sentido teológico de la enfermedad: se encontraba mal(2) y sano (10) corresponden al dicho de 5,31: llamar a los pecadores a la enmienda; la llamada se extiende a los paganos a formar parte del Reino (Hch 10).

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