domingo, marzo 01, 2020

LECTURAS DEL MARTES 31 DE MARZO DEL 2020


Primera Lectura. Números 21,4-9.

Serpientes (Sab 16,5-14; 2 Re 18,4).

4Desde el Monte Hor se encaminaron hacia el Mar Rojo, rodeando el territorio de Edom. El pueblo estaba extenuado del camino, 5y habló contra Dios y contra Moisés:
-¿Por qué nos has sacado de Egipto, para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.
6El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. 7Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
-Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.
8Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió:
-Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.
9Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Explicación.

21,4-9 La anécdota está sin determinación local; pudo ser un intento de explicar etiológicamente la presencia de una imagen de serpiente en el templo, de la que habla 2 Re 18,4. El adjetivo "venenoso" o ardiente es en hebreo serapim, que en su origen pudo referirse a animales fantásticos, dragones de fuego. No sabemos cuánto hay de recuerdo histórico y cuánto de fantasía en el relato de la plaga.

          En cuanto al remedio, responde a creencias populares el representar al causante del daño para conjurarlo: al tenerlo en imagen, el hombre lo controla. En sí es una especie de homeopatía mágica. Pero el autor hace intervenir a Moisés intercediendo y al Señor dando virtud al remedio y a los israelitas confesando el pecado. Sab 16,5-14 ofrece un comentario al episodio quitando a la imagen toda virtud mágica. Juan da una interpretación cristológica describiendo a la serpiente en el estandarte como imagen de Jesús en la cruz (Jn 3,14).

Salmo. 102,2-3.16-21.

2Señor, escucha mi súplica,
que mi grito de socorro llegue a ti.
3No me escondas el rostro
en mi aprieto.
Préstame oído cuando te llamo,
respóndeme pronto. 
16Los paganos respetarán tu nombre, Señor,
todos los reyes del mundo, tu gloria.
17Cuando el Señor reconstruya Sión

y aparezca en su gloria,

18y se vuelva a las súplicas de los indefensos
y no desprecie su súplica,
19quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo recreado alabará al Señor:
20Que el Señor se ha asomado
desde su excelso santuario
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
21para escuchar los lamentos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.

Explicación.

102,2-3 La introducción es más bien convencional, con una nota de urgencia (eje temporal): compárese con 69,17s y 143,7.  

102,14-16 La súplica cambia de enfoque y mira a la ciudad con afecto intenso. Del Señor apela a las cualidades tradicionales, "compasión y piedad": Ex 34,6; Jon 4,2; Sal 86,15 etc. Del pueblo comenta el amor tierno y compasivo por la capital: compárese con Ez 24,21. De los enemigos predice un genérico "respetar, venerar". La relación entre dolor personal y pena por la ciudad, con otras coincidencias temáticas, se puede apreciar leyendo entera la tercera Lamentación; en concreto los versos 4.8.22.43.48.50.61. 


102,16 No se trata todavía de conversión formal, sino de reconocimiento del Dios extranjero: véase Is 59,19.
102,17-23 Es muy difícil acertar con el correcto reparto sintáctico de estos versos, por la ambigüedad de la partícula ki,y por la indecisión de los tiempos verbales. A través de nuestra perplejidad se abre paso una percepción clara: que Sión será reconstruida, que el hecho se ha de registrar por escrito, que redundará en un culto universal del Señor.
102,17. La reconstrucción es tema central en Ez 36,33-36; Is 54,11 s; Am 9,11; Sal 51,20.
102,19 "Escribirlo" arguye una lúcida y firme conciencia histórica sobre el destino del pueblo: Is 30,8; Jr 30,2; Job 19,24.
102,20 "Se asoma": vigilante en Sal 14,2, benévolo en Dt 26,15.
102,21 No basta reconstruir la ciudad si faltan hombres para repoblarla: Is 49,22. Los "condenados a muerte" están encerrados en una mazmorra esperando la ejecución: cfr. Ez 37,11 s.

Evangelio. Juan 8,21-30.

Pecado y muerte. (8,21-30)

21. Entonces les dijo de nuevo:
-Yo me voy, me buscaréis, pero vuestro pecado os llevará a la muerte. Adonde yo voy, vosotros no sois capaces de venir.
22. Los judíos del régimen comentaban_
-¿Irá a suicidarse, y por eso dice “Adonde yo voy, vosotros no sois capaces de venir”?
23. Él continuó:
-Vosotros pertenecéis a lo de aquí abajo, yo pertenezco a lo de arriba; vosotros pertenecéis a este orden, yo no pertenezco al orden este.
24. Por eso os he dicho que os llevarán a la muerte vuestros pecados; es decir, si no llegáis a creer que yo soy lo que soy, os llevarán a la muerte vuestros pecados.
25. Entonces le preguntaron:
-Tú, ¿quién eres?
Les contestó Jesús:
-Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo.
26. Mucho tengo que decir de vosotros y condenarlo; pero el que me envió es digno de fe, y lo que yo digo contra el mundo es lo mismo que le he escuchado a él.
27. Nos comprendieron que les hablaba del Padre.
28. Jesús entonces les dijo:
-Cuando levantéis en alto al Hombre, entonces comprenderéis que yo soy lo que soy y que no hago nada de por mí, sino que propongo exactamente lo que me ha enseñado el Padre.
29. Además, el que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; la prueba es que yo hago siempre lo que le agrada a él.
30. Mientras hablaba así muchos le dieron su adhesión.

EXPLICACIÓN.

21-30. El mismo lugar y los mismos oyentes, aunque más adelante (22) se hablará de “los judíos”, los dirigentes y sus adeptos. De nuevo la frase enigmática (7,34), pero explicitando el peligro que corren (cf. Prov 1,27-28). Ellos planeaban eliminar a Jesús como a un enemigo peligroso; les descubre que el peligro no está en él, sino en la hostilidad contra él. El presunto enemigo es el único que les puede salvar; rechazarlo será su ruina.

El pecado que los llevará a la muerte (Jr 31,29s) consiste en impedir, reprimir o suprimir la vida, impidiendo la plenitud a la que Dios llama al hombre. Se comete al dar la adhesión e integrarse voluntariamente en un orden o sistema injusto: el hombre se priva y priva a otros de la libertad, ejerce o acepta la opresión y se hace cómplice de la injusticia. La injusticia radical del orden social lleva la muerte en sí misma y está necesariamente abocada a la ruina, arrastrando consigo a los individuos.

Jesús sabe que no aceptarán nunca seguir a un Mesías crucificado (no sois capaces de venir); esto los obligaría a renunciar a su posición e ideales. Los dirigentes se sienten intrigados, pero no ya inquietos (7,35s) (22). Su comentario es irónico (suicidarse). No comprenden que se pueda dar la vida por amor.

Jesús les explica dónde está la diferencia radical entre ellos y él y, en consecuencia, en qué consiste su pecado (23). Lo de arriba es la esfera de Dios, la del Hombre acabado por el Espíritu; lo de abajo, la esfera sin Espíritu, la de los hombres inacabados (carne). Arriba/abajo = espíritu/carne = luz/tinieblas =vida/muerte. “El pecado”, la traición al hombre optando por el sistema injusto, llevará a cometer múltiples injusticias (los pecados) (24). La única manera de salir de la dinámica pecado-muerte consiste en reconocer a Jesús como Mesías (8,12: Luz del mundo), pasar a la esfera de arriba.

Pregunta innecesaria (25). Él es lo que ha venido afirmando: el enviado de Dios (5,36; 7,28; 8,18), el Mesías. No pronuncia este título que podía prestarse a interpretaciones nacionalistas. La denuncia de Jesús está avalada por Dios mismo, el Padre, cuyo mensaje expone (26-27). Levantar en alto (28) tiene el doble sentido de muerte y exaltación. El Hombre ha aprendido del Padre su oposición a la injusticia; su muerte demostrará su plena coherencia, la de un amor que llega hasta dar la vida, y con ella, su misión divina. Jesús no se acobarda (29), porque el Padre lo acompaña y apoya. Reacción favorable de muchos a sus palabras. La claridad de su denuncia ha hecho impresión (30).

LECTURAS DEL LUNES 30 DE MARZO DEL 2020


PRIMERA LECTURA. Daniel 13,1-9.15-17.19-30.33-62 o Daniel 13,41-62


Relatos griegos. Susana y Daniel.

1Vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, 2casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y religiosa. 3Sus padres eran honrados y habían educado a su hija según la Ley de Moisés. 4Joaquín era muy rico y tenía un parque junto a su casa; como era el más respetado de todos, los judíos solian reunirse allí.
5Aquel año fueron designados jueces dos concejales del pueblo, de esos que el Señor denuncia diciendo: "En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces, que pasan por guías del pueblo". 6Solían ir a casa de Joaquín, y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos.
7A mediodía, cuando la gente se marchaba, Susana salía a pasear por el parque con su marido. 8Los concejales la veían a diario, cuando salía a pasear por el parque, y se enamoraron de ella: 9"Pervirtieron su corazón y desviaron los ojos para no mirar a Dios ni acordarse de sus justas leyes".
15Un día, mientras acechaban ellos el momento oportuno, salió ella como de ordinario, acompañada sólo de dos criadas, y se le antojó bañarse en el parque, porque hacía mucho calor. 16Allí no había nadie fuera de los dos viejos escondidos acechándola.
17Susana dijo a sus criadas:
-Traedme el perfume y las cremas y cerrad la puerta del parque mientras me baño.
19Apenas salieron las criadas, se levantaron los dos concejales, corrieron hacia ella 20y le dijeron:
-Las puertas del parque están cerradas, nadie nos ve y nosotros estamos enamorados de ti; consiente y acuéstate con nosotros. 21Si te niegas, daremos testimonio contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías despachado a las criadas. 22Susana lanzó un gemido y dijo:
-No tengo salida: si hago eso seré rea de muerte; si no lo hago, no escaparé de vuestras manos. 23Pero prefiero no hacerlo y caer en vuestras manos antes que pecar contra dios.
24Susana se puso a gritar, y los concejales por su parte, también gritaron. 25Uno de ellos fue corriengo y abrió la puerta del parque. 26Al oír gritos en el parque, la servidumbre vino corriendo por la puerta lateral a ver qué le había pasado. 27Y cuando los viejos contaron su historia los criados quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que hablar.
28Al día siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín, el marido, vinieron también los dos viejos con el propósito criminal de hacerla morir. 29En presencia del pueblo ordenaron:
-Id a buscar a Susana, hija de Jelcías, mujer de Joaquín.
30Fueron a buscarla, y vino ella con sus padres, hijos y parientes.
33Toda su familia y cuantos la veían lloraban.
34Entonces, los dos concejales se levantaron en medio de la asamblea y pusieron las manos sobre la cabeza de Susana.
35Ella, llorando, levanto la vista al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor. 36Los concejales declararon:
-Mientras paseábamos nosotros solos por el parque, salió ésta con dos criadas, cerró la puerta del parque y despidió a las criadas. 37Entonces se le acercó un joven que estaba escondido y se acostó con ella. 38Nosotros esetábamos en un rincón del parque, y al ver aquel delito corrimos hacia ellos. 39Los vimos abrazados, pero no pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que nosotros, y abriendo la puerta salió corriendo. 40En cambio, a ésta le echamos manos y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso decírnoslo. Damos testimonio de ello.
41Como eran concejales del pueblo y jueces, la asamblea les creyó y condenó a muerte a Susana.
42Ella dijo gritando:
-Dios eterno que ves lo escondido,
que lo sabes todo antes de que suceda,
43tú sabes que han dado
falso testimonio contra mí,
y ahora tengo que morir siendo inocente
de lo que su maldad
ha inventado contra mí.
44El Señor la escuchó.
45Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios movió con su santa inspiración a un muchacho llamado Daniel; 46éste dio una gran voz:
-¡No soy responsable de ese homicidio!
47Toda la gente se volvió a mirarlo y le preguntaron:
-¿Qué pasa, qué estás diciendo?
48Él, plantado en medio de ellos, les contestó:
-Pero ¿estáis locos, israelitas? ¿Conque sin discutir la causa ni apurar los hechos condenáis a una israelita? 49Volved al tribunal, porque ésos han dado falso testimonio contra ella.
50La gente volvió a toda prisa, y los concejales le dijeron:
-Ven, siéntate con nosotros y explícate; pues Dios te ha nombrado concejal.
51Daniel les dijo:
-Separarlos lejos uno del otro, que les voy a interrogar yo.
52Los apartaron, él llamó a uno y le dijo:
-¡Envejecido en años y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados; 53cuando dabas sentencia injusta condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: "No matarás al inocente ni al justo". 54Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados.
El respondió:
-Debajo de una acacia.
55Replicó Daniel:
-Tu calumnia se vuelve contra ti: el ánel de Dios ha recibido la sentencia divina y te va a partir por medio.
56Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo:
-¡Eres cananeo y no judío! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. 57Eso hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. 58Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?
Él contestó:
-Debajo de una encina.
59Replicó Daniel:
-Tu calumnia se vuelve contra ti: el ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros.
60Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. 61Se alzaron contra los dos concejales a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión. 62Según la Ley de Moisés, les aplicaron la pena que ellos habían tramado contra su prójimo y los ajusticiaron. Aquel día se salvó una vida inocente.

Explicación.

13,1. Os 14,6; Dt 4,9; 6,7.

13,2. Susana significa azucena o lirio (con el artículo árabe), es piropo para la amada (Cant 2,2; 6,3); se lo aplica a Israel Os 14,6. Alusión inicial que puede despertar la referencia en clave al pueblo escogido.

13,5. Véase Dt 1,9-18.

13,6. Dt 1,9-18.

13,8. Véase el aviso de Eclo 9,8; 16,17-23.

13,20. Véase la descripción de Eclo 16,17.23; 23,19.

13,22. La adúltera tenía pena de muerte: Lv 20,10.

13,23. Recuerda el ejemplo de José (Gn 39,9).

13,34. Según la ley de Lv 24,14.

13,36. Dos testigos, según la ley de Nm 35,30; Dt 19,15.

13,40. Véanse Sal 64,4; Prov 19,6.18.

13,42. Véanse Prov 15,3; Sal 7,10.

13,43. Véanse Sal 17,3; 27,12; 120,2.

13,44. Véase Prov 15,29.

13,46. Véase Prove 24,11.

13,48. Véase Prov 17,15.

13,49. Véase Sal 94,20.

13,53. Contra la ley de Éx 23,7 y Lv 19,15.

13,55. Véanse Prov 19,5 y Sal 59,13. En este verso y en el 59 el castigo consuena en griego con el nombre del árbol correspondiente.

13,56. Véanse Gn 9,25-27 y Ez 16,3.

13,60. Véase Sal 109,30s.

13,61. Véanse Sal 64,9; Prov 19,9.

13,62. La ley: Dt 19,18s. Véanse también Prov 11,8 y Sal 34,22.
                          

SALMO. 23,1-6.

Ez 34; Jn 10

1 El Señor es mi pastor: nada me falta.
2 En verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
3 y repara mis fuerzas;
me guía por senderos oportunos
como pide su título.
4 Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo: Tú vas conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.
5 Me pones delante una mesa
frente a mis enemigos.
Me unges con perfume la cabeza,
mi cabeza rebosa.
6 Tu bondad y lealtad me escoltan
todos los días de mi vida;
y habitaré en la casa del Señor
por días sin término.

Explicación.

23. Este salmo es uno de los favoritos del salterio: por la tradición de David pastor y por la culminación en la imagen del Buen Pastor. También por su sencillez y riqueza: en dos imágenes o escenas de conjunto comprime un número inesperado de símbolos elementales. Las imágenes son dos: el pastor en 1-4, el anfitrión en 5-6. El verso central, 4b, se une a lo que precede por la imagen, a lo que sigue por la aparición de la segunda persona.

La imagen del pastor está desarrollada con realismo y concreción, por medio de rasgos breves que evocan la escena. Hay que dejarse conducir por la imaginación, sin espiritualizar: el césped verde con una fuente, para tumbarse, reposar y recobrar fuerzas; las roderas del camino, la cañada al oscurecer, la vara que encamina con un toque y el callado que golpea rítmica y sonoramente el suelo. La imagen suelda dos planos de significado en una arista común, desde la cual se dominan ambas vertientes en mirada simultánea. Lo dicho de las ovejas vale del hombre; lo personal se adelanta a primer plano en el "tú vas conmigo".

La imagen libera varios símbolos, arquetípicos o culturales. La imagen del pastoreo se inscribe en las relaciones del hombre con los animales, dominados y domésticos. El verde aplaca los ojos, revela a la tierra materna y acogedora. El agua quita la sed y suscita energía vital. El caminar es experiencia radical. La oscuridad evoca miedos infantiles y temores no aclarados; en ella se siente con más fuerza la presencia amiga. La potencia simbólica de estos rasgos no se agota en la primera lectura.

La imagen del huésped. En la cultura nomádica es fundamental la hospitalidad. Podemos imaginar un fugitivo de su clan que pide asilo. El jeque lo acoge en su tienda, le ofrece protección, comida y bebida, ungüentos aromáticos. Al observar la escena los enemigos perseguidores se detienen en la puerta o cortina: el jeque lo protege. Cuando ha terminado, el jeque le ofrece una escolta que lo acompañe en el camino hasta casa, que es la casa del Señor. Esta parte añade los símbolos de comer y beber.

Las tradiciones del éxodo nos dan una clave para comprender la unidad de las dos imágenes: el Señor guía a su pueblo por el desierto como a un rebaño, buscándole agua y comida y reposo. Cuando llegan a la tierra prometida, el Señor los recibe como anfitrión en su territorio: Éx 15,13; Sal 68,11; 77,21. Dos veces el poeta interrumpe el descanso con el camino, no lo contrario. ¿Toda la vida en camino o una morada final en el templo? El poema termina con una tensión no resuelta, como si una y otra vez se volviera a empezar.

23,1 Es frecuente la imagen de Dios pastor: Sal 78,52; 80,2; Is 40,10s; Jr 23,4.

23,3 El hebreo shem puede significar nombre, título, fama. Aquí encaja mejor lo segundo.

23,4 "Me sosiegan": el verbo es frecuente en Is II: 40,1; 49,13; 51,3.12.19; 52,9.

23,5 El uso de perfumes en los banquetes está atestiguado abundantemente.

23,6 "Bondad y lealtad" personificados como escolta.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Jn 10,1-18 presenta a Jesús como el bueno o auténtico pastor (Ez 34). La primera carta de Pedro sintetiza en la imagen cristología con eclesiología: 2,25; 5,2-4. A partir de esos datos se puede conducir una reflexión sobre símbolos del salmo y sacramentos. 

EVANGELIO. Juan 8,1-11 o* 8,12-20.

*Juan 8,1-11.
Nota crítica.- La perícopa 7,53-8,11, que contiene el episodio de la adúltera, aunque ciertamente conserva un relato muy primitivo, no pertenece al Evangelio de Juan. No se encuentra en los mejores testigos del texto, en los codd. que las contienen no ocupa siempre el mismo lugar, el vocabulario que en ella aparece no corresponde al de Jn, y ningún Padre griego la comenta. Un documento la atribuye al Evangelio de Lucas.  Por estas razones no la desarrollamos.

El Mesías, la luz del mundo. (8,12-20)

12. Jesús les habló de nuevo:
-Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no caminará en la tiniebla, tendrá la luz de la vida.
13. Los fariseos le replicaron:
-Tú haces de testigo en causa propia, tu testimonio no es válido.
14. Jesús les repuso:
-Aunque yo sea testigo en causa propia, mi testimonio es válido porque sé de dónde he venido y adónde me marcho, mientras vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde me marcho.
15. Vosotros dais sentencia atendiendo a lo humano, yo no doy sentencia contra nadie.
16. Pero, incluso, si la diera, esta sentencia mía sería legítima, porque no estoy solo, estamos yo y el Padre que me mandó
17. y también en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos es válido.
18. Soy yo el testigo en mi causa y, además, es testigo en mi causa el Padre que me envió.
19. Entonces le preguntaron ellos:
-¿Dónde está tu Padre?
Replicó Jesús:
-Ni sabéis quien soy yo ni sabéis quien es mi Padre; si supierais quién soy yo, sabríais también quién es mi Padre.
20. Estas palabras las dijo enseñando en el Tesoro, en el templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.

EXPLICACIÓN.

8,12-20. Segunda declaración de Jesús, que alude a las ceremonias de luz de la fiesta. “Luz”, designación del Mesías, por su obra de liberación, felicidad, alegría; también de Jerusalén, la Ley y el templo. Yo soy la luz del mundo significa que es el Mesías y que toma el puesto de la Ley; es, al mismo tiempo, el resplandor de la vida (1,4) para toda la humanidad (Is 42,6s; 49,6.9). En la primera declaración (7,37-39) Jesús se presentaba como la fuente del agua/Espíritu; en ésta se define como el guía que permite salir (éxodo) de la opresión de la tiniebla/muerte, concretada en la ideología y explotación propuesta y ejercida por el templo. El que me sigue, decisión personal y orientación de la vida (12).

Los fariseos (13), que lo consideran un impostor (7,47) y han querido detenerlo (7,32.45), quieren descalificar la afirmación de Jesús. Siendo los defensores de la Ley, no pueden tolerar que Jesús se arrogue títulos que lo pongan por encima de ella. Mi testimonio es válido (14), situación diferente de 5,31, donde se trataba de terreno jurídico; aquí, la declaración de Jesús se basa en su experiencia personal (sé de donde he venido, etc.) de su origen y de su propósito de entrega. Ellos están totalmente incapacitados para entenderlo, porque son ajenos al Espíritu de Dios (3,8).

Los que no perciben el Espíritu juzgan a Jesús según la mera realidad humana (15). Partiendo de este concepto incompleto del hombre, el Mesías que esperan es el restaurador de las glorias de Israel y el realizador de su victoria sobre los demás pueblos. La afirmación de Jesús no ha sido polémica (yo no doy sentencia contra nadie) (16-17); no excluye a nadie de su invitación a seguirlo. Sería legítima (Dt 17,6; Nm 35,30) por estar apoyado por el Padre (5,36s); ellos mismos se excluyen y se dan su sentencia (3,19). Resume Jesús los dos aspectos de la cuestión: para declararse Mesías basta su propio testimonio (soy yo el testigo en mi causa), pero si ellos ven en ello una sentencia de exclusión, también ésta es válida (además, es testigo… el Padre).

Pregunta irónica; escepticismo total; no hay diálogo, sino hostilidad (19). Jesús descubre el origen de ésta: quien no sabe quién es él, que actúa a favor de los oprimidos, no sabe quién es el Padre, que es Dios a favor del hombre. Los opresores en nombre de la Ley no reconocen a Dios como Padre.

Última mención de la enseñanza de Jesús (20). Jn yuxtapone la mención del Tesoro a la discusión con los fariseos. El templo es un mercado (2,16); el Tesoro guarda los frutos de la explotación del pueblo (cf. Neh 10,33-40). El dios del templo ya no es el Padre, sino el dinero, que ha ocupado su puesto. Jesús dará su vida voluntariamente (aún no había llegado su hora).

SÍNTESIS

La humanidad entera está sometida a un sistema de poder cuyo fundamento es el dinero, que toma el puesto de Dios. Jesús crea una alternativa e invita a la humanidad entera a salir de ese sistema opresor. Apela a la libertad del hombre, para que salga voluntariamente de la opresión. Seguir a Jesús en su éxodo da la experiencia de la vida. Quién desprecia al hombre (7,49) no puede comprender ni aceptar a Jesús.

LECTURAS DEL DOMINGO 29 DE MARZO DEL 2020


Primera Lectura. Ezequiel 37,12-14.


12Por eso profetiza diciéndoles: Esto dice el Señor: Yo voy a abrir vuestros sepulcros, os voy a sacar de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os voy a llevar a la tierra de Israel. 13Sabréis que yo soy el Señor cuando abra vuestros sepulcros, cuando os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío. 14Infundiré mi espíritu en vosotros para que reviváis, os estableceré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago -oráculo del Señor-.

Explicación.

37,12-14 Funciona en nueva clave el esquema clásico del éxodo sacar - llevar.

Salmo. 130,1-8.


1Desde lo hondo te grito, Señor,
dueño mío, escucha mi voz.

2Estén tus oídos atentos
a mi petición de gracia.
3Si llevas cuenta, Señor, de los delitos,

dueño mío, ¿quién resistirá?
4Pero el perdón es cosa tuya
y así te haces respetar.
5Aguardo al Señor, lo aguarda mi alma,

esperando su palabra;
6mi alma a mi dueño,
más que el centinela a la aurora.
7Espera Israel en el Señor,

como el centinela a la aurora,
que la misericordia es cosa del Señor
y es generoso redimiendo.
8ÉI redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Explicación.
130 Género estiloPetición de perdón personal, que se abre a la esperanza colectiva. Es uno de los siete salmos penitenciales: 6, 12, 38, 51, 102, 130, 143. No concreta ni el pecado ni el castigo. El recurso típico del salmo es el encadenamiento: se repiten palabras o frases a manera de ecos, de resonancias. Se puede ensayar una ejecución dialogal.
Son temas correlativos el aguardar y el perdón. Primero es Dios quien vigila, atento a cualquier infracción: léase Job 7,19s; 13,27. El hombre, al contrario, vigila y aguarda la llegada de un Dios liberador: como se aguarda la aurora, que es hora de relevo, tiempo clásico de gracia. El perdón supone en el hombre el pecado; aquí son "los delitos" y la "hondura", que para los hebreos era realidad negativa. Supone en Dios actitud y actos: misericordia, perdón, redención; como algo propio de él, que le toca a él.
130,1 Lo hondo es lo incomprensible, impenetrable, inescrutable. Para el orante una situación trágica, o su conciencia de pecado, ¿o su condición humana? Lo contrario de los montes de Sal 121 y 125. Sola la voz puede alzarse de la hondura y, por condescendencia divina, alcanzar a Dios.
130,2 La petición se lee en textos tardíos: 2 Cr 6,40; 7,15.
130,3 "¿Quién subsistirá?" es pregunta retórica, de respuesta negativa. Es probable que el orante generalice dentro de su contexto nacional; pero la frase puede ampliar su radio hasta abarcar a todo hombre: cfr. Job 14,4. El pecado corroe la consistencia humana.
130,4 Es competencia tuya exclusiva. Solo el soberano o la parte inocente puede concederlo. Porque el hombre pecador depende totalmente de Dios para el perdón (Sal 65,4), debe "respetar" a Dios con humilde "reverencia" .
130,5 Como se reserva el derecho, se reserva el tiempo, y al hombre toca esperar, aguardar.
130,7 “Misericordia” hace eco al “perdón” del v.4. “Redención”: en sentido estricto equivale a rescate; en sentido amplio, a liberación.
130,8 Este es el único caso en que la "redención" tiene como objeto los "delitos".
Transposición cristiana.


 Un buen comentario se puede leer en Rom 7. Heb 4,16 nos invita a acercarnos al ''tribunal de la gracia". Los antiguos contemplaban en la mañana la resurrección de Cristo.


Segunda Lectura. Romanos 8,8-11.

8y los que viven sujetos a los bajos instintos son incapaces de agradar a Dios.
           9Vosotros, en cambio, no estáis sujetos a los bajos instintos, sino al Espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros; y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, ése no es cristiano. 10Pues bien, si Cristo está en vosotros aunque vuestro ser estuvo muerto por el pecado, el Espíritu es vida por la amnistía; 11y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de la muerte habita en vosotros, el mismo que resucitió al Mesías dará vida también a vuestro ser mortal, por medio de ese Espíritu suyo que habita en vosotros.

Explicación.

Oposición entre el Espíritu y los bajos instintos (8). Condición del cristiano: su yo ya no es sólo psico-somático, sino, además, psicopneumático; posee la vida divina, además de la existencia humana. Ninguna preocupación por los pecados pasados ni por la muerte futura (9-11).

Evangelio. Juan 11,1-45 o* Juan 11,3-7.17.20-27.33-45.

Jesús y los discípulos: El temor de la muerte (11,1-17)

1. Había cierto enfermo, Lázaro, que era de Betania, de la aldea de María y de Marta su hermana.
2. (María era la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con el pelo, y su hermano Lázaro estaba enfermo.)
3. Las hermanas le enviaron recado:
-Señor, mira que tu amigo está enfermo.
4. Al oírlo, dijo Jesús:
-Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios; así se manifestará por ella la gloria del Hijo de Dios.
5. Jesús quería a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6. Al enterarse de que estaba enfermo, se quedó, aún así, dos días en el lugar donde estaba.
7. Luego, después de esto, dijo a sus discípulos:
-Vamos otra vez a Judea.
8. Los discípulos le dijeron:
-Maestro, hace nada querían apedrearte los judíos, y ¿vas a ir otra vez allí?
9. Replicó Jesús:
-¿No hay doce horas de día? Si uno camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
10. en cambio, si uno camina de noche, tropieza, porque le falta la luz.
11. Esto dijo, y a continuación añadió:
-Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido, pero voy a despertarlo.
12. Le dijeron los discípulos:
-Señor, si se ha dormido, se salvará.
13. (Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos pensaron que hablaba de un sueño natural.)
14. Entonces Jesús les dijo abiertamente:
-Lázaro ha muerto,
15. y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que lleguéis a creer. Ea, vamos a verlo.
16. Entonces Tomás, es decir, Mellizo, dijo a sus compañeros:
-Vamos también nosotros a morir con él.
17. Al llegar Jesús, encontró que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.

Jesús y Marta: La resurrección y la vida (11, 18-27)

18. Betania estaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros,
19. y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por el hermano.
20. Al enterarse Marta de que llegaba Jesús, le salió al encuentro (María estaba sentada en la casa).
21. Dijo Marta a Jesús:
- Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano;
22. pero, incluso ahora, sé que todo lo que le pidas a Dios, Dios te lo dará.
23. Jesús le dijo:
-Tu hermano resucitará.
24. Respondió Marta:
- Ya sé que resucitará en la resurrección del último día.
25. Le dijo Jesús:
-Yo soy la resurrección y la vida; el que me presta adhesión, aunque muera, vivirá,
26. pues todo el que vive y me presta adhesión, no morirá nunca. ¿Crees esto?
27. Ella le contestó:
-Sí, Señor, yo creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
Jesús y María: El dolor por la muerte. (Jn 11,28-38a)

 28. Dicho esto, se marchó y llamó a María, su hermana, diciéndole en secreto:
-El Maestro está ahí y te llama.
29. Ella, al oírlo, se levantó de prisa y se dirigió adonde estaba él.
30. Jesús no había entrado todavía en la aldea, estaba aún en el lugar adonde había ido Marta a encontrarlo.
31. Los judíos que estaban con María en la casa dándole el pésame, al ver que se había levantado deprisa y había salido, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí.
32. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se le echó a los pies, diciéndole:
- Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
33. Jesús entonces, al ver que lloraba ella y que lloraban los judíos que la acompañaban, se reprimió con una sacudida
34. y preguntó:
-¿Dónde lo habéis puesto?
Le contestaron:
-Ven a verlo, Señor.
35. A Jesús se le saltaron las lágrimas.
36. Los judíos comentaban:
-¡Mirad cuánto lo quería!
37. En cambio, algunos de ellos dijeron:
-¿Y éste, que le abrió los ojos al ciego, no podía hacer también que este otro no muriese?
38a. Jesús entonces, reprimiéndose de nuevo, se dirigió al sepulcro.

Jesús y Lázaro: De la muerte a la vida (Jn 11, 38b-45)

38b. Era una cueva y una losa estaba puesta en la entrada.
39. Dijo Jesús:
- Quitad la losa.
Le dijo Marta, la hermana del difunto:
-Señor, ya huele mal, lleva cuatro días.
40. Le contestó Jesús:
-¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?
41. Entonces quitaron la losa.
Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo:
-Gracias, Padre, por haberme escuchado.
42. Yo sabía que siempre me escuchas, pero lo digo por la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
43. Dicho esto, gritó muy fuerte:
-¡Lázaro, ven fuera!
44. Salió el muerto con las piernas y los brazos atados con vendas; su cara estaba envuelta en un sudario. Les dijo Jesús:
-Desatadlo y dejadlo que se marche.
45. Muchos de los judíos que había ido a ver a María y habían presenciado lo que hizo, le dieron su adhesión.

EXPLICACIÓN.

1-17. Lázaro y sus hermanas representan una comunidad de discípulos. Son de Betania, lugar figurado de la comunidad de Jesús (1,28; 10,40). La enfermedad de Lázaro representa la amenaza de la muerte física, de la cual no está exento el discípulo.

Es María la que ungirá a Jesús (12,1-3) (2). No hay petición explícita (3), sólo información: confianza en el amor de Jesús. Afecto y amistad, vínculo de Jesús con los suyos (tu amigo). La enfermedad de un discípulo no tiene por término la muerte (4), pues la vida comunicada con el Espíritu es definitiva; al ser percibida manifestará la gloria/amor de Dios y la de su Hijo (cf. 2,11), que es su presencia entre los hombres. Se insiste sobre el amor de Jesús (5). Sin embargo, él se retrasa deliberadamente, dejando que Lázaro muera. No es misión suya liberar al hombre de la muerte física, sino dar a ésta un nuevo sentido.

Judea (7) evoca la oposición a Jesús (4,1-3-47.54; 7,1; 10,22-39). Los discípulos tienen miedo por él (10,31.39) (8); para ellos, su muerte sería el final de todo y ha de ser evitada. Jesús responde a ese miedo (9-10); doce horas de día, duración de su actividad (el día sexto, cf. 2,1), que va a terminar con la resurrección de Lázaro y la decisión de matar a Jesús por parte de las autoridades; la luz, la posibilidad de trabajar; la noche, la cesación de su actividad. Para los discípulos, Jesús será la luz (8,12; 9,5) que les permita trabajar sin miedo.

Quitados los motivos de temor, expone la razón para ir a Judea (11). Lenguaje simbólico (se ha dormido), aunque conocido ( 1 Cor 7,39; 11,30; 15,6.18; 1 Tes 4,13); no es un mero eufemismo, porque la muerte no es definitiva. Como “hermano” (1,2), amigo era un modo de llamarse los cristianos en las comunidades joaneas. Jesús no puede abandonar al amigo. Los discípulos, en su temor, encuentran pretexto para disuadirlo de su propósito (12-13). Para ellos, salvarse significa evitar la muerte física; para Jesús, tener una vida que supera la muerte (3,16). No han comprendido la calidad de vida que comunica Jesús, siguen aferrados a la antigua concepción de la muerte. Jesús les aclara el sentido de sus palabras (14-15); no han alcanzado una fe plena. La resurrección de Lázaro, que anticipa la de Jesús, va a mostrarles el entero fundamento de la fe: percibirán todo el alcance del amor de Dios, viendo que la vida vence a la muerte.

La traducción del nombre de Tomás (16) muestra la importancia de su significado. Este se deduce de la frase de Tomás, que está dispuesto a morir “con Jesús” (no como Pedro, que estará dispuesto a morir “por Jesús”, 13,37); el que está dispuesto a seguir a Jesús hasta la muerte es el doble (mellizo) de Jesús. Tomás piensa que la muerte es inminente y, además, su horizonte acaba en ella. Llega al máximo de la adhesión dentro de la perspectiva humana, y ahí se detendrá (cf. 20,25) hasta que palpe la victoria de la vida sobre la muerte (20,27ss).

Se pensaba que la muerte era definitiva a partir del tercer día. Cuando llega Jesús, nadie puede dudar de que Lázaro está muerto (17). Pero además, la cifra cuatro indica la totalidad del tiempo; el sepulcro, la ausencia de vida (por eso Jesús sacará a Lázaro del sepulcro). Esta ha sido el destino de la humanidad desde el principio. La muerte de Lázaro ha sido asimilada por los suyos a la muerte de siempre, sin esperanza.

18-27. Betania es el lugar figurado de la comunidad de Jesús y se ha colocado hasta ahora más allá del Jordán (1,28; 10,40); esta otra Betania, sin embargo, está muy cerca de Jerusalén (18); la comunidad representada por los tres hermanos se encuentra dentro del territorio de Israel, es decir, aunque ha dado la adhesión a Jesús, no ha roto con la institución y modo de pensar judíos; de ahí nacen las falsas concepciones sobre la muerte y la resurrección y sobre la obra del Mesías.
Los judíos presentes en Betania (19) pertenecen a la institución enemiga de Jesús; sin embargo, dan muestras de amistad a esta comunidad de discípulos; no han visto en ellos una ruptura semejante a la de su Maestro.

El movimiento de Marta, cuyas creencias representan a las de la comunidad, responde al acercamiento de Jesús (20) que llega, aunque él no entra en la casa donde se expresa la solidaridad con la muerte. La frase de Marta (21) insinúa un reproche; ella cree que la muerte de su hermano ha interrumpido su vida. Esperaba una curación, sin darse cuenta de que la vida que Jesús les ha comunicado ha curado ya el mal radical del hombre: su esclavitud a la muerte. Primera de las cosas que sabe Marta (22; cf. 24), ambas por debajo del nivel de fe propio del discípulo: ve en Jesús un mediador infalible ante Dios, no comprende que Jesús y el Padre son uno (10,30) y que las obras de Jesús son las del Padre (10, 32.37). Espera una intervención taumatúrgica de Jesús, como la del profeta Eliseo (2 Re 4,8ss).

Jesús responde restituyendo la esperanza (23): la muerte de Lázaro no es definitiva; no atribuye la resurrección a una nueva acción suya personal, pues significa la persistencia de la vida comunicada con el Espíritu que efundirá en su muerte (6,39s). Marta interpreta las palabras de Jesús según la creencia farisea (24). Las palabras de Marta delatan una decepción (ya sé); ha oído lo mismo muchas veces. Para ella, como para los judíos, el último día está lejos; no comprende la novedad de Jesús.

Jesús no viene a suprimir o retrasar indefinidamente la muerte física, sino a comunicar la vida que él mismo posee y de la que dispone (5,26), su mismo Espíritu. En la frase de Jesús (25: yo soy la resurrección y la vida) el primer término depende del segundo: es la resurrección por ser la vida (14,6). La vida que él comunica, al encontrarse con la muerte, la supera; a esto se llama resurrección; no está reglada a un futuro, porque Jesús, que es la vida, está presente.

Para que la realidad de vida invencible que es Jesús llegue al hombre se requiere la adhesión, a la que él responde con el don del Espíritu, nuevo nacimiento a una vida nueva y permanente (3,3s; cf. 5,24). Expone Jesús (26) el principio que funda la afirmación anterior (cf. 8,51): para el discípulo, la muerte física no tiene realidad de muerte; la muerte, de hecho, no existe. Ésta es la fe que Jesús espera de Marta (¿Crees esto?). Marta responde con la perfecta profesión de fe cristiana (20,31); ya no es el Profeta (6,14), sino el Hijo de Dios, igual al Padre.

28-38a. El recado a María en voz baja (28) delata la hostilidad que reinaba contra Jesús en los ambientes judíos. El Maestro, de cuyos labios va a oír María lo mismo que Marta. María, que representa a la comunidad apenada por la muerte, reconoce la llamada de Jesús (10,3s) (29-30). Los visitantes interpretan su salida como un nuevo impulso de dolor, como si el sepulcro la llamase (31); lo único que conciben es el llanto. Sin esperárselo, van a encontrarse con Jesús.

El dolor de María es más expresivo que el de Marta (32: se le echó a los pies). Palabras casi idénticas a las de su hermana; nuevo reproche implícito. La repetición subraya no ser misión de Jesús preservar a los suyos de la muerte natural. Jesús no le responde; el dolor de esta muerte no puede encontrar más consuelo que la vida misma.

María y los visitantes lloran desconsolados, por la inevitabilidad y definitividad de una muerte sin esperanza. Jesús se reprime; no quiere participar en esta clase de dolor. Diferencia entre el dolor desesperanzado de María, igual al de los judíos que no creen en Jesús, y el dolor sereno de Jesús mismo (35). Comentarios (36-37). Jesús va al sepulcro (38a) para manifestar la gloria/amor de Dios, que salva al hombre de una muerte irreparable. 

38b-45. Sepulcro-cueva (38b), de los patriarcas (Gn 49,29-32; 50,13), ligado a los orígenes del pueblo. Es el antiguo sepulcro, el de la muerte, donde todos han sido puestos, en oposición al sepulcro nuevo de Jesús, el de la vida, donde nadie había sido puesto todavía (19,41). Lázaro ha sido enterrado a la manera y según la concepción judía, “para reunirse con sus padres” (Gn 15,15). La losa, que cierra el paso, simboliza la definitividad de la muerte.

Jesús pide a la comunidad que se despoje de esa creencia (Quitad la losa) (39) que relega la resurrección al final de los tiempos, separando a los vivos de los muertos. Marta no ve diferencia entre la muerte de un discípulo y la que ha sufrido la humanidad desde siempre (cuatro días, cf. 11,17). Su fe (11,27) vacila ante la cruda realidad (ya huele mal). Jesús le reprocha su incredulidad (40); la vida que vence la muerte manifiesta la gloria/amor de Dios. Ante el reproche, la comunidad se decide a dejar su idea de la muerte (41: quitaron la losa).

El gesto de Jesús (41: levantó los ojos) muestra su comunicación con la esfera de Dios. Jesús no ora ni pide nada al Padre, le da gracias, porque el Padre se lo ha dado todo (3,35). Tiene conciencia permanente (siempre) de su relación con el Padre (42). El agradecimiento, expresión del amor. La fe de los presentes será efecto de la manifestación. Con su orden (43), saca a Lázaro del lugar de la muerte, que no le corresponde, pues el creyente sigue viviendo (11,25; 19,41). Como el hedor (39), también las vendas y el sudario (44) subrayan la realidad de la muerte física. Las piernas y los brazos atados muestran al hombre incapaz de movimiento y actividad. Paradoja: el que sale está muerto, pero sale él mismo, porque está vivo. La exhortación a quitarle las vendas invita a la comunidad a traducir en la práctica la nueva convicción de que el discípulo no está sometido al poder de la muerte.

Jesús no devuelve a Lázaro a la comunidad, lo deja marcharse, pero ya libre. El camino de Lázaro lleva al Padre, con quien está vivo. La narración escenifica el cambio de mentalidad frente a la muerte que Jesús les pide; son ellos los que lo han atado y a ellos les toca desatarlo. Como la losa encerraba al muerto en el pasado, en el sepulcro de Abrahán, las vendas le impedían llegar a la casa del Padre. Se describe dramáticamente la concepción judía del destino del hombre, que impedía a la comunidad comprender el amor de Dios manifestado en Jesús. No es que Lázaro tenga aún que irse con el Padre, son ellos los que tienen que dejarlo ir, comprendiendo que Lázaro está vivo en la esfera de Dios, en vez de retenerlo en su mente como un difunto sin vida.

Al desatar a Lázaro “muerto” son ellos los que se desatan del miedo a la muerte que los paralizaba. Se liberan todos de la esclavitud a la muerte. Sólo ahora, sabiendo que morir no significa dejar de vivir, podrá la comunidad entregar su vida como Jesús, para recobrarla (10,18).

Reacción natural, la adhesión a Jesús (45); mientras tenía miedo a la muerte, la comunidad no interpelaba ni se veía diferencia alguna entre los judíos y los discípulos de Jesús. Ahora, la comunidad es un testimonio de amor de Dios que libra al hombre del temor más profundo, raíz de todas las esclavitudes.

SÍNTESIS.

Se inaugura la etapa última y definitiva de la creación: para el que ha recibido el Espíritu de Dios no hay interrupción de vida, la muerte es sólo una necesidad física. 

El designio de Dios sobre el hombre es comunicarle una vida que cambia cualitativamente la que el hombre posee: vida que supera la muerte. Ésta seguirá siendo un hecho biológico, pero no señalará el fin.

La muerte como final de la vida es la expresión máxima de la debilidad humana, que incluye todas las demás debilidades y humillaciones. El miedo a la muerte como desaparición definitiva deja al hombre impotente ante la opresión y funda el poder de los opresores. Liberándolo de este miedo radical, Jesús hace al hombre radicalmente libre, dándole la capacidad de entrega generosa y total.

LECTURAS DEL SÁBADO 28 DE MARZO DEL 2020


PRIMERA LECTURA. Jeremías 11,18-20.

De las confesiones de Jeremías (Jr 15,10-21; 17,14-18; 18,18-23; 20,1-18). 

1. Comienza la persecución.

18El Señor me enseñó
y me hizo comprender lo que hacían*:
12 6" También tus hermanos y tu familia
te son desleales, también ellos
te calumnian a la espalda;
no te fíes aunque te digan buenas palabras".
11 19 Yo, como cordero manso
llevado al matadero, no sabía
los planes homicidas
que tramaban contra mí:
"Cortemos el árbol en su lozanía,
arranquémoslo de la tierra de los vivos,
que su nombre no se pronuncie más".
20Pero tú, Señor de los ejércitos,
juzgas rectamente,
sondeas las entrañas y el corazón;
a ti he encomendado mi causa,
que logre desquitarme de ellos.

Explicación.

11,18 *Desde el 11,18 al 12,6 cambia el orden de los versículos.

11,18-23. Encajaría muy bien aquí Jr 12,6.3. Aceptamos con varios autores la transposición de dos versos, en busca de su contexto lógico.

Aquí comienzan las "confesiones de Jeremías": irrupciones líricas, rasgos de autobiografía y relatos biográficos se van entretejiendo con el destino del pueblo. La persecución pudo comenzar a raíz del discurso sobre el templo (7 y 26). Incluso los parientes (Miq 7,6; Sal 50,20) y paisanos se vuelven contra el profeta incómodo. Primero con la "calumnia a la espalda" (6,28; 9,3); más tarde intimidando con amenazas de muerte (el texto parece condensar varias etapas).

En medio de la hostilidad, el profeta está solo con el Señor, su amo y confidente: él informa al ingenuo, a él acude el perseguido, él sentencia a los culpables. En vez de autobiografía, Jeremías nos lega apuntes de oración personal.

11,19. Del cordero se toma la inocencia indefensa, sin alusiones sacrificiales. La imagen pudo inspirar a Is 53 y pasó a ocupar un puesto central en Ap. La imagen vegetal es tradicional (Sal 1; 92,13-15; 128,3 etc). Si Jeremías no tenía hijos, con su muerte se extinguía su nombre.

11,20. "Sondeas"; 6,27; 9,6; 17,10; 20,12; Sal 139,23 etc; lo ha demostrado descubriendo los planes de los parientes.       

SALMO. 7,2-3.9-12.

2. Señor, Dios mío, a ti me acojo:
Sálvame de mis perseguidores y líbrame,
3. para que no me atrapen como un león
Y me desgarren sin remedio.
9. –el Señor es juez de los pueblos-.
Júzgame, Señor, según mi justicia,
según mi honradez, a mi favor.
10. Cese la maldad de los culpables
y apoya al inocente,
tú que sondeas corazón y entrañas,
Dios justo.
11. Mi escudo está en un Dios
que salva a los hombres rectos.
12. Dios es un juez justo,
Dios sentencia * cada día.

Explicación.

7,2-3 El peligro es grave, está en juego la vida, y sólo el Señor puede librarlo. La imagen del león delata lo que de bestial y feroz se esconde en el hombre y aflora en su conducta.

7,9b Véase el desarrollo de Sal 26, 1-3 y compárese con Sal 35,24.

7,10a Cesa por intervención del juez, y el inocente logra la estabilidad.

7,10b Toca al juez averiguar: Dt 19,18. Dios ve más allá de los hechos porque penetra las conciencias: Prov 15,11; 17,3; 21,2. “Entrañas”: a la letra “riñones”, sede de las pasiones.

7,11 Del caso personal sube al principio general.

7,12-14. Parece afirmar dos contrarios: la puntualidad de “cada día” y el dar tiempo para la conversión. La ejecución salta a la imagen bélica, y antes se pronuncia un ultimátum: cfr. Dt 20,10-13; 32,41s.

7,12 * O: condena.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Partimos de 1 Pe 2,23; en 5,8 compara al diablo con un león. Mt 25,32 presenta al juez universal escatológico. 

EVANGELIO. Juan 7,40-53.

40. Al oír estas palabras, algunos de la multitud decían:
-Ciertamente éste es el Profeta.
41. Decían otros:
-Éste es el Mesías.
Pero aquellos replicaban:
-¿Es que el Mesías va a venir de Galilea?
42. ¿No dice aquel pasaje que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?
43. Se produjo división entre la gente a propósito de él.
44. Algunos de ellos querían prenderlo, pero nadie le puso las manos encima.
45. Volvieron entonces los guardias adonde estaban los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos le preguntaron:
-¿Se puede saber por qué no lo habéis traído?
46. Replicaron los guardias:
-Nunca hombre alguno ha hablado así.
47. Les replicaron los fariseos:
-¿Es que también vosotros os habéis dejado engañar?
48. ¿Es que alguno de los jefes le ha dado su adhesión o alguno de los fariseos?
49. En cambio, esa plebe que no conoce la Ley está maldita.
50. Los interpeló Nicodemo, el que había ido a verlo al principio, y que era uno de ellos:
51. -¿Es que nuestra Ley condena a un hombre sin antes escucharlo y averiguar lo que hace?
52. Le replicaron:
-¿Es que también tú eres de Galilea? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas.

EXPLICACIÓN.

División de opiniones en el pueblo (40-41a); dos son positivas, pero un grupo niega el mesianismo de Jesús, basándose en el pretendido origen y lugar de nacimiento. El evangelista no decide; para él, lo único importante es la misión divina (41b-43). Tercer grupo, hostil a Jesús (44).

La vuelta de los guardias con las manos vacías (45) provoca la indignación de los fariseos. Impresión de los guardias (46) y exasperación de los fariseos (47); tachan a Jesús de impostor (engañar); según ellos, la opinión oficial es normativa para todos; los individuos no tienen derecho a formarse un juicio (cf. 7,13.26). Desprecio del pueblo, maldito, porque no conoce la Ley y no puede practicarla; sólo quienes estudian pueden estar a bien con Dios; religión de élite. Confunden el conocimiento de la Ley con el conocimiento de Dios (49). Nicodemo, fariseo (3,1), apoyándose en la Ley, exige un juicio justo (Dt 1,16-17) (50-51); son las obras (lo que hace), no los prejuicios, las que han de decidir. No se da cuenta de que los fariseos han hecho de la Ley un instrumento de injusticia (cf. 19,7). Invectiva a Nicodemo (52): No responden a la cuestión que ha planteado, no atienden a razones; quieren insultar a Nicodemo (galileo, como Jesús); lo tachan de ignorante (Estudia) (para un profeta de Galilea, cf. 2 Re 14,25). Están obnubilados por su aversión a Jesús. Ni consideran la posibilidad de que sea el Mesías (un profeta).

SÍNTESIS.

Ante la ruina que amenaza, por la situación de injusticia y opresión existente, Jesús propone su alternativa: la nueva comunidad humana. El único principio para construirla es el amor leal. Para ello hace falta un hombre nuevo, el que ha sido completado con la capacidad de amar hasta el fin.

Jesús se ha presentado como la Sabiduría. Pero lo que él comunica no es un saber teórico, sino el Espíritu, vida y fuerza de amor. El conocimiento que da el amor saca de la ambigüedad a toda sabiduría, impidiéndole convertirse en culto de sí mismo y en instrumento de opresión. La única respuesta de los dirigentes es la violencia.

Nota crítica.- La perícopa 7,53-8,11, que contiene el episodio de la adúltera, aunque ciertamente conserva un relato muy primitivo, no pertenece al Evangelio de Juan. No se encuentra en los mejores testigos del texto, en los codd. que la contienen no ocupa siempre el mismo lugar, el vocabulario que en ella aparece no corresponde al de Jn, y ningún Padre griego la comenta. Un documento la atribuye al Evangelio de Lucas.