Primera Lectura: Jeremías 15, 10. 16-21
Confesiones de Jeremías (Jr 11,18ss; 17; 18; 20).
2. Crisis de vocación.
10¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste
hombre de pleitos y contiendas
con todo el mundo!
Ni he prestado ni me han prestado,
y todos me maldicen.
16Cuando recibía tus palabras, las devoraba,
tu palabra era mi gozo y mi alegría íntima,
yo llevaba tu nombre, Señor, Dios de los ejércitos.
17No me senté a disfrutar
con los que se divertían,
forzado por tu mano me senté solitario,
porque me llenaste de tu ira.
18¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga
y mi herida enconada e incurable?
Te me has vuelto arroyo engañoso,
de agua inconstante.
19Entonces me respondió el Señor:
Si vuelves, te haré volver y estar a mi servicio,
si apartas el metal de la escoria, serás mi boca.
Que ellos vuelvan a ti, no tú a ellos.
20Frente a este pueblo te pondré
como muralla de bronce inexpugnable:
lucharán contra ti y no te vencerán
porque yo estoy contigo para librarte y salvarte
-oráculo del Señor-.
21Te libraré de manos de los perversos,
te rescataré del puño de los opresores.
EXPLICACIÓN.
15,10-21. Si Dios no hace caso de su intercesión ni le deja interceder, ¿vale la pena seguir en el oficio de profeta? Además, sus oráculos son amenazas repetidas que no dan cabida al consuelo, antes le provocan antipatía y hostilidad. Finalmente, le han hecho saber que todo será en vano, que el pueblo no se convertirá, que llegará el castigo final. Parece que su oficio es permitir a Dios comentar en el desenlace: “os lo había dicho Jeremías”.
Extraño destino: haber nacido para ser profeta (1,4) y ser profeta para agravar la culpa y precipitar la desgracia. El estilo es impresionante por su sinceridad y audacia: de él aprenderá el autor de Job.
15,10. Las relaciones comerciales originaban pleitos, porque el prestamista tenía que reclamar el dinero (Eclo 29,1-7) y el prestatario buscaba subterfugios para no pagar o diferir el pago.
15,16. En nuestra reconstrucción, puede referirse a los oráculos iniciales de esperanza y consuelo, dirigidos a israelitas del norte. En todo caso suena como recuerdo nostálgico de la primera ilusión juvenil.
15,17. La vocación le impone una terrible soledad. Las palabras que devoraba gozosamente lo llenan por dentro de la cólera divina, que tiene que derramar en forma de oráculos (6,11; 10,25).
15,18. “Arroyo engañoso”: como retorciendo la imagen de Dios (2,13); véase Job 6,15s. El pleito arroja este balance: buenos servicios mal pagados, buenas palabras mal cumplidas. ¿Llevará Dios razón también en este pleito?
15,19. Dios responde sin dar explicaciones, antes reiterando sus exigencias. La solidaridad con el pueblo no puede consistir en alejarse de ellos; él tiene que volver y arrastrar a los demás. La boca del profeta tiene que ser acendrada: 6,29; Sal 12,7.
15,20. Dios reitera la promesa del día de la vocación. Escueta y categórica, capaz de dar temple al profeta para la crisis tremenda que se avecina.
Salmo Responsorial: 59 (58)
2Líbrame de mis enemigos, Dios mío,
sálvame de mis agresores,
3Líbrame de los malhechores,
sálvame de los sanguinarios;
sálvame de mis agresores,
3Líbrame de los malhechores,
sálvame de los sanguinarios;
4 pues mira que hombres crueles
me acechan emboscados.
Sin que yo haya pecado ni faltado, Señor,
5sin culpa mía, corren y toman posiciones.
10Fuerza mía, por ti estoy velando,
que mi alcázar es Dios,
que mi alcázar es Dios,
11mi Dios leal.
Que Dios se adelante y me haga ver
la derrota de mis enemigos.
la derrota de mis enemigos.
17Pero yo cantaré tu fuerza,
aclamaré por la mañana tu lealtad,
porque fuiste mi alcázar
porque fuiste mi alcázar
y un refugio en el peligro.
18Fuerza mía, tañeré para ti,
pues Dios es mi alcázar,
mi Dios leal.
18Fuerza mía, tañeré para ti,
pues Dios es mi alcázar,
mi Dios leal.
EXPLICACIÓN.
59,2 Los "agresores" son gente que "se levanta". "Sálvame" es a la letra encarámame, encúmbrame, hazme inaccesible; la misma raíz de "alcázar".
59,3 "Sanguinarios": sugiere un peligro mortal.
59,4a Su táctica es el escondimiento, como en Sal 11,2.
59,4b-5a "Sin culpa": protesta de inocencia, como en salmos judiciales. La acción se hace abierta, en términos militares.
59,5b-6 En paralelismo dos títulos complementarios: "Señor de los ejércitos" (estelares, en el cielo) y "Dios de Israel" (pueblo escogido, en la tierra).
59,10 "Fuerza": o con valor concreto, fortaleza, bastión. "Estoy velando": otras veces es el Señor quien vela por el hombre: Sal 121; 146,9 etc; pero los israelitas tenían organizadas velas nocturnas en el templo: Ex 12,42; Sal 63,7.
59,11 "Se adelante": con valor temporal: Sal 88,14; 119,147s.
59,17 Se acabaron los gruñidos y aullidos, es hora del canto.
59,18 Cambiando una letra, en vez de "velar" (10) dice "tañer".
Trasposición cristiana.
Los Padres ponen el salmo en boca de Cristo en su pasión. Puede declarar su plena inocencia (1 Pe 2, 22); "sanguinarios" son los que piden que "su sangre caiga sobre nosotros". Él pide al Padre "que no les dé muerte"; toman el v. 14 como profecía, no imprecación.
Evangelio: Mateo 13, 44-46
44 Se parece el reino de Dios a un tesoro escondido en el campo; si un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de la alegría va a vender todo lo que tiene y compra el campo aquél.
45 Se parece también el reino de Dios a un comerciante que buscaba perlas finas;
46 al encontrar una perla de gran valor fue a vender todo lo que tenía y la compró.
45 Se parece también el reino de Dios a un comerciante que buscaba perlas finas;
46 al encontrar una perla de gran valor fue a vender todo lo que tenía y la compró.
EXPLICACIÓN.
Parábolas del tesoro y de la perla: el compromiso total que exige el Reino no se hace por un esfuerzo ascético de voluntad, sino por la alegría de haber descubierto un valor insospechado e incomparable. Va a vender todo lo que tiene (44.46), alusión a 5,3 (cf. 19,21).
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