I LECTURA EZEQUIEL
12,1-2
1Me dirigió la palabra
el Señor:
2-Hijo de Adán, vives
en la casa rebelde: tienen ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no
oyen; pues son casa rebelde.
EXPLICACIÓN.
12,2. La introducción
intenta justificar la nueva profecía sobre la próxima deportación: las
precedentes no han bastado. Los oyentes hacen honor al título que habían
recibido, “Casa Rebelde”. Su ceguera y sordera voluntarias ya las anunció Is
6,10 y se las reprochará Isaías II, Is 43,8-10.
SALMO 78 (77):56-59.61-62.
56pero ellos tentaron al Dios Altísimo,
se rebelaron y no guardaron sus preceptos;
57desertaron, lo traicionaron como sus padres,
fallaron como un arco engañoso:
fallaron como un arco engañoso:
58lo irritaban con sus altozanos,
con sus ídolos le daban celos.
59Lo oyó Dios y se indignó
y rechazó gravemente a Israel.
61Abandonó sus valientes al cautiverio,
su orgullo a la mano enemiga;
62entregó su pueblo a la espada,
indignado con su heredad.
EXPLICACIÓN.
78,56-58 El nuevo pecado, en la tierra, es la idolatría en forma de
culto a Baal y Asera en los altozanos. Nos hace pensar en la reforma de Josías:
2 Re 23. El Dios celoso no puede tolerar dioses rivales: Dt 32,16.21. El
"arco", usado en sentido propio en el v. 9, reaparece aquí como
imagen. Es instrumento personal de caza o guerra: el pueblo es "arco"
del Señor: Zac 9,13. Debe mantenerse tirante, no aflojarse ni volverse atrás (2
Sm 1,22). Y no debe ser falso (Os 7,16): en vez de apuntar hacia su Dios o
hacia donde su Dios quiere, apuntan hacia los ídolos.
78,59-64 El cuadro, a pesar de sus detalles
tan humanos, es genérico. Cualquier asedio y derrota podía terminar en matanza
y deportación, la ciudad podía ser incendiada (Jos 8,18-29; Jue 20,36-44). El
autor parece evocar una catástrofe de gran envergadura: el santuario
septentrional y primitivo de Siló, por su sacralidad, puede servir de
referencia simbólica. Al no dar nombre al enemigo, cualquiera puede ocupar el
puesto: me inclino a la invasión asiria del 622.
78,59 "Rechazó": lo usa 2 Re 17,20
para la destrucción de Samaría; pero es verbo genérico.
78,61 El ejército es
fuerza y orgullo del soberano.
Trasposición cristiana.
La clave está en la visión de Jesús como
nuevo David y nuevo pastor. El verso 2 lo cita Mt 13,35 para justificar el uso
que hace Jesús de parábolas. El despertar de Dios lo aplican algunos Padres a
la resurrección de Jesucristo.
EVANGELIO DE MATEO
18,21-19,1
21 Entonces se adelantó Pedro y le preguntó:
- Señor, y si mi hermano me sigue ofendiendo, ¿cuántas veces lo tendré que perdonar?, ¿siete veces?
22 Jesús le contestó:
- Siete veces, no; setenta veces siete.
23 Por esto el reinado de Dios se parece a un rey que quiso saldar cuentas con sus empleados.
24 Para empezar, le presentaron a uno que le debía muchos millones.
25 Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, con su mujer, sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara con eso.
26 El empleado se echó a sus pies suplicándole:
- Ten paciencia conmigo, que te lo pagaré todo.
27 El señor, conmovido, dejó marcharse a aquel empleado, perdonándole la deuda.
28 Pero, al salir, el empleado encontró a un compañero suyo que le debía algún dinero, lo agarró por el cuello y le decía apretando:
- Págame lo que me debes.
29 El compañero se echó a sus pies suplicándole:
- Ten paciencia conmigo, que te lo pagaré.
30 Pero él no quiso, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
31 Al ver aquello sus compañeros, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor lo sucedido.
32 Entonces el señor llamó al empleado y le dijo:
- ¡Miserable! Cuando me suplicaste te perdoné toda aquella deuda.
33 ¿No era tu deber tener también compasión de tu compañero como yo la tuve de ti?
34 Y su señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda su deuda.
35 Pues lo mismo os tratará mi Padre del cielo si no perdonáis de corazón, cada uno a su hermano.
- Señor, y si mi hermano me sigue ofendiendo, ¿cuántas veces lo tendré que perdonar?, ¿siete veces?
22 Jesús le contestó:
- Siete veces, no; setenta veces siete.
23 Por esto el reinado de Dios se parece a un rey que quiso saldar cuentas con sus empleados.
24 Para empezar, le presentaron a uno que le debía muchos millones.
25 Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, con su mujer, sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara con eso.
26 El empleado se echó a sus pies suplicándole:
- Ten paciencia conmigo, que te lo pagaré todo.
27 El señor, conmovido, dejó marcharse a aquel empleado, perdonándole la deuda.
28 Pero, al salir, el empleado encontró a un compañero suyo que le debía algún dinero, lo agarró por el cuello y le decía apretando:
- Págame lo que me debes.
29 El compañero se echó a sus pies suplicándole:
- Ten paciencia conmigo, que te lo pagaré.
30 Pero él no quiso, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
31 Al ver aquello sus compañeros, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor lo sucedido.
32 Entonces el señor llamó al empleado y le dijo:
- ¡Miserable! Cuando me suplicaste te perdoné toda aquella deuda.
33 ¿No era tu deber tener también compasión de tu compañero como yo la tuve de ti?
34 Y su señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda su deuda.
35 Pues lo mismo os tratará mi Padre del cielo si no perdonáis de corazón, cada uno a su hermano.
19
1 Cuando terminó estas palabras, pasó Jesús de Galilea al territorio de Judea
del otro lado del Jordán.
EXPLICACIÓN.
Pedro se mueve en el terreno de la casuística. Su pregunta remite al v.15. Jesús alude a Gn 4,24 (cántico de Lamec): el perdón debe extenderse hasta donde llegó el deseo de venganza (21s). La parábola (23-34) confirma lo dicho: quien no perdona/ejerce el amor con el prójimo no tiene capacidad para ser perdonado/experimentar el amor de Dios.
Continúa el viaje a Jerusalén (16,21).
EXPLICACIÓN.
Pedro se mueve en el terreno de la casuística. Su pregunta remite al v.15. Jesús alude a Gn 4,24 (cántico de Lamec): el perdón debe extenderse hasta donde llegó el deseo de venganza (21s). La parábola (23-34) confirma lo dicho: quien no perdona/ejerce el amor con el prójimo no tiene capacidad para ser perdonado/experimentar el amor de Dios.
Continúa el viaje a Jerusalén (16,21).
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