I LECTURA JEREMÍAS
31:31-34.
31Mirad que llegan
días –oráculo del Señor-
en que haré una alianza
nueva
con Israel y Judá:
32no será como la
alianza
que hice con sus
padres
cuando los agarré de
la mano
para sacarlos de
Egipto;
la alianza que ellos
quebrantaron
y yo mantuve –oráculo
del Señor-;
33así será la alianza
que haré con Israel
en aquel tiempo
futuro –oráculo del Señor-:
Meteré mi Ley en su
pecho,
la escribiré en su
corazón,
yo seré su Dios y
ellos serán mi pueblo;
34ya no tendrán que
enseñarse
unos a otros,
mutamente,
diciendo: “Tienes que
conocer al Señor”,
porque todos, grandes
y pequeños, me conocerán
-oráculo del Señor-,
pues yo perdono sus
culpas y olvido sus pecados.
EXPLICACIÓN.
31,31-34. Dios sella
la reconciliación actuando una nueva alianza. En 31 se menciona Israel y Judá,
en 33 sólo Israel: es más fácil de explicar una adición que una supresión.
La alianza fracasada
exigía adhesión exclusiva al Señor, traducida en el cumplimiento íntegro de la
Ley. La Ley estaba formulada con toda claridad y respaldada por bendiciones y
maldiciones. Pero era externa, grabada en una lápida, con la que no
sintonizaban los ánimos de los hombres. La nueva alianza inscribirá dentro la
ley, de modo que se convierta en el impulso o dinamismo de la conducta; el
corazón estará modelado por la impronta viva de la Ley.
Así se restablecen
las relaciones personales, sustancia auténtica de la alianza. Se afirma el
conocimiento del Señor, que es reconocimiento y se traduce en trato. Faltaba en
jefes y pueblo (2,8; 4,22; 9,2). La transformación hará que dicho conocimiento actúe como don instintivo,
no como lección aprendida.
Un “perdón” total,
sin reservas, es el primer acto de la reconciliación, en el cual se manifiesta
el “amor eterno” del Señor. Estos versos están citados y aludidos muchas veces
en el NT, p. ej. Rom 11,27; Heb 8,8-12; 10,16-17.
31,32. “Mantuve”: en
hebreo fui señor o fui marido. En clave de alianza, el Señor es el soberano que
ha cumplido sus compromisos; en clave matrimonial, el Señor es el marido al que
la esposa ha sido infiel.
SALMO 51: 12-15.18-19.
12Crea en mí, Dios, un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
13no me arrojes lejos de tu rostro
renuévame por dentro con espíritu firme;
13no me arrojes lejos de tu rostro
ni me quites tu santo espíritu;
14devuélveme el gozo de la salvación,
afiánzame con un espíritu generoso.
14devuélveme el gozo de la salvación,
afiánzame con un espíritu generoso.
15Enseñaré a los malvados tus caminos,
y los pecadores volverán a ti.
y los pecadores volverán a ti.
18Un
sacrificio no te satisface;
si te ofrezco un holocausto, no lo aceptas.
19Para Dios sacrificio es un espíritu quebrantado,
un corazón quebrantado y triturado,
19Para Dios sacrificio es un espíritu quebrantado,
un corazón quebrantado y triturado,
tú, Dios, no lo desprecias.
EXPLICACIÓN.
51,12-19 La segunda parte comienza con un corte que no puede ser más
radical. Para pasar del pecado a la gracia hace falta una nueva creación, cosa
que toca a Dios.
51,12-14 El verbo crear suena con fuerza al
comienzo de tres versos que llamaré epíclesis, porque son una triple invocación
al espíritu. Como en la creación: el "espíritu de Dios" se cernía
sobre el océano.
51,12 El primero es un espíritu dispuesto;
adjetivo al parecer contrario al viento, cuya esencia es moverse. En términos
psicológicos y espirituales es un ánimo pronto, decidido (cfr. Mt 26,41).
51,13 El segundo es un espíritu santo; la
petición es que Dios "no quite" lo que había dado. Leído en clave
davídica, sería el espíritu de profecía, según 2 Sm 23,2. Leído en clave
comunitaria, es retirar la condición de pueblo santo, consagrado: Ex 19,6; Is
62,12; anular la elección, rechazar, como muestra el paralelo de 2 Re 13,23.
51,14 El tercero es un espíritu
"principesco", que denota la iniciativa espontánea, la generosidad y
nobleza de ánimo. No una ley desde fuera, sino un dinamismo desde dentro.
51,15 Ya transformado, el orante podrá
atarearse como predicador de conversión. Los caminos del Señor son la línea de
conducta que él traza; el camino por donde podrán volver y que deberán seguir.
51,18 El verbo aceptar puede tener valor
técnico en el lenguaje cúltico: es la aceptación de Dios la que convalida un
sacrificio.
51,19 "Quebrantado, triturado": hay
que retener la imagen hebrea, plástica, vigorosa; nosotros decimos "estoy
hecho polvo". Por la traducción griega y después la latina, la imagen perdió su materialidad y se
convirtió en el concepto contrición, con su adlátere atrición.
Trasposición cristiana.
El salmo 51 es el Miserere,
príncipe de los salmos penitenciales. Lástima que se haya desgajado del 50 y
que no se haya valorado bastante la epíclesis o invocación al Espíritu. Podemos
arrancar de 2 Cor 5,17-21 sobre el "ministerio de reconciliación". Al
cual añado unas cuantas observaciones.
En la liturgia penitencial, ordenada al
perdón y reconciliación, Dios no condena como juez, sino que se querella como
parte. La relación mutua se funda en la alianza, cuya carta es el evangelio. El
evangelio posee fuerza de interpelación, de recriminación y querella; pero
también ofrece perdón y fuerza para la enmienda. A un examen de conciencia
objetivo y neutral se sobrepone la palabra de Dios, en diálogo personal. La
reconciliación tiene algo de nueva creación, y el Espíritu se infunde como
dinamismo de vida nueva. Se plantea la relación entre culto y justicia.
EVANGELIO DE MATEO
16:13-23.
13 Al llegar a la región de Cesarea de
Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
- ¿Quién dice la gente que es el Hombre?
14 Contestaron ellos:
- Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.
15 Él les preguntó:
- Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
16 Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
- Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
17 Jesús le respondió:
- ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! Porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo.
18 Ahora te digo yo: Tú eres Piedra, y sobre esa roca voy a edificar mi comunidad y el poder de la muerte no la derrotará.
19 Te daré las llaves del reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
20 Y prohibió terminantemente a los discípulos decirle a nadie que él era el Mesías.
21 Desde entonces empezó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, padecer mucho a manos de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
22 Entonces Pedro lo tomó aparte y empezó a increparlo:
- ¡Líbrete Dios, Señor! ¡No te pasará a ti eso!
23 Jesús se volvió y dijo a Pedro:
- ¡Vete! ¡Quítate de en medio, Satanás! Eres un tropiezo para mí, porque tu idea no es la de Dios, sino la humana.
- ¿Quién dice la gente que es el Hombre?
14 Contestaron ellos:
- Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.
15 Él les preguntó:
- Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
16 Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
- Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
17 Jesús le respondió:
- ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! Porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo.
18 Ahora te digo yo: Tú eres Piedra, y sobre esa roca voy a edificar mi comunidad y el poder de la muerte no la derrotará.
19 Te daré las llaves del reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
20 Y prohibió terminantemente a los discípulos decirle a nadie que él era el Mesías.
21 Desde entonces empezó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, padecer mucho a manos de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
22 Entonces Pedro lo tomó aparte y empezó a increparlo:
- ¡Líbrete Dios, Señor! ¡No te pasará a ti eso!
23 Jesús se volvió y dijo a Pedro:
- ¡Vete! ¡Quítate de en medio, Satanás! Eres un tropiezo para mí, porque tu idea no es la de Dios, sino la humana.
EXPLICACIÓN.
Fuera del territorio judío y de la concepción del Mesías nacionalista. El Hombre es el portador del Espíritu de Dios (3,16s), pero la gente lo asimila a personajes del AT. No descubren su novedad (14). Simón Pedro se hace espontáneamente el portavoz del grupo (16); sus palabras son una perfecta profesión de fe cristiana: el Mesías Hijo de Dios, en lugar del Mesías hijo de David de la expectación general; vivo, el que posee la vida y la comunica; también el Hijo es dador de via y vencedor de la muerte. Bienaventuranza (17).
Es el Padre quien comunica el conocimiento de su
Hijo. Pedro es uno de la gente sencilla (11,25-27). Esta revelación no es, por
tanto, un privilegio suyo, está ofrecida a todos, pero sólo los "sencillos"
están en disposición de recibirla. Respuesta de Jesús (18) a la profesión de fe
(16: Tú eres; 18: Tú eres). Piedra/Pedro y roca no
son equivalentes: la piedra puede lanzarse (2 Mac 1,16; 4,41); la roca es
inamovible. En 7,24s, se trataba de la vida del creyente; en este pasaje, de la
vida de la comunidad mesiánica. La primera se concebía como una casa, la
segunda, como una ciudad (Iglesia, cf. 5,14; 27,53), es decir, como una
sociedad humana. En el primer caso, la roca era la conducta según el mensaje de
las bienaventuranzas; en el segundo, es la fe/adhesión a Jesús Mesías Hijo de
Dios. El que la profese, es "piedra", entra en la construcción de la
nueva ciudad. Se presenta el reino de la muerte (18b) como una ciudad enemiga;
sus puertas (el lugar más fortificado) representa su poder. Victoria sobre la
muerte. Dos imágenes paralelas describen ciertas funciones de los creyentes;
representados por Pedro, admiten o rechazan en la nueva comunidad (el reino de
Dios) (cf. Is 22,22). Desatar, perdonar los pecados de los que con
fe en Jesús (cf. 9,8) se incorporan a la comunidad, cancelar un pasado
permitiendo comenzar una vida nueva; atar, imputar el pecado,
excluir de la comunidad (cf. 18,15-18). Prohibición (20): el mesianismo de
Jesús podría ser mal interpretado por la gente.
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