Primera Lectura: Jeremías
3, 14-17
14Volved, hijos apóstatas –oráculo del Señor-,
que yo soy vuestro dueño:
escogeré a uno de cada ciudad,
a dos de cada tribu
y os traeré a Sión;
15os daré pastores a mi gusto
que os apacienten con saber y acierto;
16entonces, cuando crezcáis
y os multipliquéis en el país
-oráculo del Señor-,
ya no se nombrará el arca de la alianza del
Señor,
no se recordará, ni mencionará,
no se echará de menos ni se hará otra.
17En aquel tiempo llamarán a Jerusalén
“Trono del Señor”,
acudirán a ella todos los paganos,
porque Jerusalén llevará el nombre del Señor
y ya no seguirán la maldad
de su corazón obstinado.
EXPLICACIÓN.
3,14-18. Las promesas acumulan los grandes
temas de una futura restauración y suponen la catástrofe consumada: reunión de
los dispersos, gobierno de estilo davídico, reelección de Sión y Jerusalén,
reunificación de los dos reinos. Tres notas temporales de futuro indefinido
(16ª.17ª18a) pueden servir para unificar o diferenciar. En su puesto actual,
las promesas suenan condicionadas a la conversión de los apóstatas; por su
relación con otros pasos del libro, suenan como promesa taxativa.
3,14. “Dueño” o marido, que las dos cosas
significa baal: como dueño reunirá lo suyo, como marido acogerá a la esposa (Os
2,18). A la luz de textos como Am 9,9 o Is 27,12, “uno y dos” pueden indicar el
cuidado particular, más bien que sugerir la idea de un resto minúsculo.
3,15. Davídica es la expresión “a mi gusto” (1
Sm 13,14) y también la imagen pastoril (Sal 78,71s). El tema se desarrolla en
23,1-8.
3,16. El pueblo crecerá, según las bendiciones
patriarcales. El arca contenía el protocolo de la alianza, estaba cubierta con
el “propiciatorio” y era el trono de la Gloria del Señor (Sal 80,2). David la
había trasladado a su capital y Salomón le había construido un templo. Ahora
templo y arca han perecido. No importa, dice el profeta, porque no faltará la
presencia del Señor (cfr. Ez 48,35).
3,17. La confluencia de los paganos es como la
de Is 2,2-5; Zac 8,23. En la tradición del Dt, el Señor impone su nombre al
templo; según Is 62, el marido da nombre a la esposa.
Interleccional:
El Señor nos guardará como un pastor
a su rebaño. Jeremías 31
10Escuchad,
pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla,
islas remotas:
El
que esparció a Israel lo reunirá, lo guardará
como
el pastor a su rebaño;
11el
Señor redimió a Jacob,
lo
rescató de una mano más fuerte,
12y
vendrán entre aclamaciones
a la
altura de Sión,
afluirán
hacia los bienes del Señor:
13entonces
la muchacha gozará bailando
y los
ancianos igual que los jóvenes;
convertiré
su tristeza en gozo,
los
consolaré y aliviaré sus penas;
EXPLICACIÓN.
31,10.
El mensaje se ensancha y coloca el suceso ante un público universal: a todos se
revela el amor especial del Señor. “Islas remotas” es expresión típica de
Isaías II: 11,11; 41,1; 42,10.12; 49,1.
31,11.
La “mano más fuerte” podría ser el poder imperial de Asiria, fuertemente
debilitado o ya destruido (depende de la datación del oráculo). Es posible que
en aquella época de decadencia algunos israelitas se repatriarán. “Rescatar” es
también término favorito de Isaías II.
31,12.
El Señor convida a todos con los “bienes” de su templo (Sal 65,5); productos de
labradores y pastores, que sintetizan la economía de los repatriados.
31,13-14.
En la celebración eucarística la enjundia se reservaba para los sacerdotes.
¿Quiénes son éstos? ¿Peregrinos pertenecientes a familias de abolengo
sacerdotal?, ¿descendientes de sacerdotes destituidos por Jeroboán (1 Re
12,31)?; ¿son adición del autor de 33,18.21c.22d? La danza expresa el carácter
festivo: todos son absorbidos en la rueda gozosa. Aquí termina el gran
itinerario de la reconciliación. ¿Demasiado bello para ser real? Así lo piensan
Raquel y Efraín.
Evangelio: Mateo 13, 18-23
Evangelio: Mateo 13, 18-23
18 Escuchad ahora vosotros la
parábola del sembrador:
19 Siempre que uno escucha el mensaje del Reino y no lo entiende, viene el Malo y se lleva lo sembrado en su corazón: eso es "lo sembrado junto al camino".
20 "El que recibió la semilla en terreno rocoso" es ese que escucha el mensaje y lo acepta en seguida con alegría;
21 pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto surge una dificultad o persecución por el mensaje, falla.
22 "El que recibió la semilla entre zarzas" es ese que escucha el mensaje, pero el agobio de esta vida y la seducción de la riqueza lo ahogan y se queda estéril.
23 "El que recibió la semilla en tierra buena" es ese que escucha el mensaje y lo entiende; ése si da fruto y produce en un caso ciento, en otro sesenta, en otro treinta.
EXPLICACIÓN.
18 - 23. Cuatro actitudes posibles en el mismo hombre. No basta oír, hay que entender (13,14.16), es decir, aceptar el mensaje como norma de vida. Si no, se cederá a la tentación (6,13) y no se hará la opción requerida (19). Superficialidad e inconstancia (cf. 5,10) (20s). Preocupaciones y atractivo de la riqueza (cf. 6,25.34) (22s). La tierra buena, cf. 7.24s, el que funda su casa sobre roca. El éxito del mensaje depende del hombre mismo. No habrá reino de Dios sin colaboración humana.
19 Siempre que uno escucha el mensaje del Reino y no lo entiende, viene el Malo y se lleva lo sembrado en su corazón: eso es "lo sembrado junto al camino".
20 "El que recibió la semilla en terreno rocoso" es ese que escucha el mensaje y lo acepta en seguida con alegría;
21 pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto surge una dificultad o persecución por el mensaje, falla.
22 "El que recibió la semilla entre zarzas" es ese que escucha el mensaje, pero el agobio de esta vida y la seducción de la riqueza lo ahogan y se queda estéril.
23 "El que recibió la semilla en tierra buena" es ese que escucha el mensaje y lo entiende; ése si da fruto y produce en un caso ciento, en otro sesenta, en otro treinta.
EXPLICACIÓN.
18 - 23. Cuatro actitudes posibles en el mismo hombre. No basta oír, hay que entender (13,14.16), es decir, aceptar el mensaje como norma de vida. Si no, se cederá a la tentación (6,13) y no se hará la opción requerida (19). Superficialidad e inconstancia (cf. 5,10) (20s). Preocupaciones y atractivo de la riqueza (cf. 6,25.34) (22s). La tierra buena, cf. 7.24s, el que funda su casa sobre roca. El éxito del mensaje depende del hombre mismo. No habrá reino de Dios sin colaboración humana.
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