Primera Lectura: Isaías 1,
10-17.
Segunda requisitoria (Is 58; Sal 50; Eclo 35)
10Oíd la palabra del Señor, príncipes de
Sodoma;
escucha la enseñanza de nuestro Dios,
pueblo de Gomorra.
11¿Qué me importa el número
de vuestros sacrificios?
-dice el Señor-.
Estoy harto de holocaustos de carneros,
de grasa de cebones;
la sangre de novillos,
corderos y machos cabríos no me agrada.
12Cuando entráis a visitarme y pisáis mis
atrios.
¿Quién exige algo de vuestras manos?
13No me traigáis más dones vacíos,
más incienso execrable.
Novilunios, sábados, asambleas…
no aguanto reuniones y crímenes.
14Vuestras solemnidades y fiestas las detesto;
se me han vuelto una carga que no soporto más.
15Cuando extendéis las manos, cierro los ojos;
aunque multipliquéis las plegarias,
no os escucharé.
Vuestras manos están llenas de sangre.
16Lavaos, purificaos, apartad de mi vista
vuestras malas acciones.
17Cesad de obrar mal, aprenden a obrar bien;
buscad el derecho, enderezad al oprimido;
defended al huérfano, proteged a la viuda.
EXPLICACIÓN.
1,10-17. Con el Salmo 50, estos versos son
quizá el ejemplo más claro de pleito bilateral o contradictorio de Dios con su
pueblo (ríb). Dios no es aquí juez,
sino parte en el proceso. El problema central es la relación entre culto y
justicia (no entre culto formalista y sincero). Mientras el pueblo vive en la
injusticia, el culto está viciado, es un intento perverso de composición del
mismo (soborno, según Eclo 35,14s). El culto se vuelve anticulto..
El profeta acumula un rico paradigma de
prácticas de culto (cfr. Lv 1-5) calificándolas con predicados de inutilidad o
perversión. Después descarga un chorro de imperativos urgentes, exigiendo la
enmienda, que desembocan en la invitación “venid” (versículo 18).
1,10. La “palabra” profética actualiza la ley o
“instrucción” del Dios de la alianza.
1,11 Sal 40,7; 51,18-21.
1,12. Éx 23,15; 34,20; Dt 16,16.
1,13. “Vacío” o vano, como en el decálogo.
“Execrable”: lo contrario de sacro. “Reuniones y crímenes” como actividades
inconciliables.
1,15. Cfr. Sant 1,26s.
1,16. Éx 30,18-21.
1,17. “Huérfanos y viudas” son categorías
sociológicas que representan a las clases desvalidas. Piedra de toque de la
justicia son los derechos de los más débiles.
Salmo
Responsorial: 50 (49)
8No te reprocho por tus sacrificios
pues a
diario tengo presentes tus holocaustos.
9No me llevaré un novillo de tu casa
9No me llevaré un novillo de tu casa
ni machos
cabríos de tus rebaños,
16b¿Por
qué recitas mis preceptos
y tienes
en la boca mi alianza,
17tú que detestas la corrección
17tú que detestas la corrección
y te
echas a la espalda mis mandatos?
21Esto
haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees
que soy como tú?
Te
acusaré, te lo echaré en cara.
23EI que
ofrece como sacrificio la confesión
me glorifica;
me glorifica;
24al que
enmienda su conducta lo haré gozar
de la salvación de Dios.
de la salvación de Dios.
EXPLICACIÓN.
50,8-21
Es esencial comprender la relación entre las dos partes del discurso. El Señor
no condena unos sacrificios frente a otros, ni el culto ritualista frente al
auténtico, ni los sacrificios frente a un culto espiritual. Lo que realmente se
opone es un culto sin justicia a un culto con justicia. El pueblo cumple
exquisitamente todos los deberes cúlticos, en ese terreno no merece reproche.
Pero vive en la injusticia, la cual vicia el culto. El salmo pertenece a una
copiosa tradición: Is 1,10-20; 58; Jr 7,1-15; Am 5,18-26; Miq 6,6-9; Prov 21,2;
Eclo 34,18-35,21.EI salmo apunta algo que explicita el Eclesiástico: quien
permaneciendo en la injusticia ofrece sacrificios de expiación intenta una
compensación inaceptable, un soborno de la justicia.
50,8
"A diario": según fórmula cúltica de Ex 28-29; Lv 24; Nm 28-29.
50,9 El
hombre ofrece animales domésticos, regulados por la legislación.
50,16-21
El pueblo pecador, además de ser puntual en el culto, recita de memoria los
mandamientos de la alianza, el decálogo; no para tenerlos presentes, sino para
echárselos a la espalda (Eclo 21,15). Pero Dios no calla y se los pone delante
(cfr. Sal 90,8).
50,16
Este "pecador" o injusto es el mismo personaje de antes, el
irreprochable en el culto.
50,17
Desechar la corrección, verbal o física, es afianzarse en el delito,
agravándolo con la contumacia: Prov 15,12; Eclo 32,18.
50,21
Ocupa el lugar de las pruebas materiales, con una fórmula jurídica clásica, que
Dios invoca porque lo conoce todo. Contrasta con el compromiso de Ex 19,8; 24,3.7.
"Como tú": el hombre concibe a Dios a su imagen legítimamente, porque
es imagen suya; necesariamente, porque sólo puede concebir al modo humano;
viciosamente, cando empequeñece o deforma a Dios. Se fabrica mentalmente un
Dios complaciente, cómplice.
50,22-23
La peroración ofrece dos salidas al pleito penitencial. La primera, buscada por
Dios, es el arrepentimiento, conversión y enmienda. La otra es el rechazo y
endurecimiento culpables: compárese con Is 1,19s. Dios ofrece al hombre la
reconciliación; si el hombre la rechaza, puede perder la ocasión y provocar la
catástrofe irremediable.
50,23 La
respuesta positiva está en singular, como responsabilidad personal. Dos
participios la definen: "sacrifica confesión" y "dispone el
camino" o conducta. Lo primero recoge la conclusión de la primera parte
(14), lo segundo completa el arrepentimiento con la enmienda.
A cambio
de ello, Dios le promete hacerle gozar o disfrutar de la "salvación
divina". Últimas palabras de un salmo áspero y liberador. Ahora le toca
hablar al hombre.
Evangelio: Mateo 10, 34-11, 1
34 No penséis que he venido a
sembrar paz en la tierra: no he venido a semrar paz, sino espadas;
35 porque he venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con la madre, a la nuera con la suegra;
36 así que los enemigos de uno serán los de su casa (Miq 7,6).
37 El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí;
38 y el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí.
39 El que ponga al seguro su vida, la perderá, y el que pierda su vida por causa mía, la pondrá al seguro.
40 El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado.
41 El que recibe a un profeta en calidad de profeta tendrá recompensa de profeta; el que recibe a un justo en calidad de justo tendrá recompensa de justo;
42 y cualquiera que le dé a beber aunque sea un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por su calidad de discípulo, no se quedará sin recompensa, os lo aseguro.
11 1 Cuando terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús se marchó de allí, para enseñar y predicar por aquellos pueblos.
EXPLICACIÓN.
10,34-11,1. Disipa un malentendido. Hay que trabajar por la paz (5,9), mediante la opción contra la riqueza (5,3), para implantar la justicia (5,6); pero este mensaje y conducta suscita una tremenda oposición. La primera lealtad, para Jesús, y ésa hasta dar la vida (37s), ahí está la realización del discípulo (38). Portadores de la presencia de Jesús y del Padre (40). La recompensa (42) es la comunicación con el Padre. Se cierra el discurso (11,1) con un epílogo semejante al de 7,28. Sus doce discípulos, como en 10,1.
35 porque he venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con la madre, a la nuera con la suegra;
36 así que los enemigos de uno serán los de su casa (Miq 7,6).
37 El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí;
38 y el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí.
39 El que ponga al seguro su vida, la perderá, y el que pierda su vida por causa mía, la pondrá al seguro.
40 El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado.
41 El que recibe a un profeta en calidad de profeta tendrá recompensa de profeta; el que recibe a un justo en calidad de justo tendrá recompensa de justo;
42 y cualquiera que le dé a beber aunque sea un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por su calidad de discípulo, no se quedará sin recompensa, os lo aseguro.
11 1 Cuando terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús se marchó de allí, para enseñar y predicar por aquellos pueblos.
EXPLICACIÓN.
10,34-11,1. Disipa un malentendido. Hay que trabajar por la paz (5,9), mediante la opción contra la riqueza (5,3), para implantar la justicia (5,6); pero este mensaje y conducta suscita una tremenda oposición. La primera lealtad, para Jesús, y ésa hasta dar la vida (37s), ahí está la realización del discípulo (38). Portadores de la presencia de Jesús y del Padre (40). La recompensa (42) es la comunicación con el Padre. Se cierra el discurso (11,1) con un epílogo semejante al de 7,28. Sus doce discípulos, como en 10,1.
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