viernes, junio 01, 2012

13 DE JUNIO DEL 2012.


Primera Lectura: I Reyes 18, 20-39

20Ajab despachó órdenes a todo Israel, y los profetas se reunieron en el monte Carmelo. 21Elías se acercó a la gente y dijo:
-¿Hasta cuándo vais a caminar con muletas? Si el Señor es el verdadero Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal.
22La gente no respondió una palabra. Entonces Elías les dijo:
-He quedado yo solo como profeta del Señor, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. 23Que nos den dos novillos: vosotros elegid uno, que lo descuarticen y lo pongan sobre la leña sin prenderle fuego; yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña sin prenderle fuego. 24Vosotros invocaréis a vuestro dios y yo invocaré al Señor, y el dios que responda enviado fuego, ése es el Dios verdadero.
Toda la gente asintió:
-¡Buena idea!
23Elías dijo a los profetas de Baal:
-Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, porque sois más. Luego invocad a vuestro dios, pero sin encender el fuego.
26Agarraron el novillo que les dieron, lo prepararon y estuvieron invocando a Baal desde la mañana hasta mediodía.
-¡Baal, respóndenos!
Pero no se oía una voz ni una respuesta, mientras brincaban alrededor del altar que habían hecho.
27Al mediodía, Elías empezó a reírse de ellos:
-¡Gritad más fuerte! Baal es dios, pero estará meditando, o bien ocupado, o estará de viaje. ¡A lo mejor está durmiendo y se despierta!
28Entonces gritaron más fuerte, y se hicieron cortaduras, según su costumbre, con cuchillos y punzones, hasta chorrear sangre por todo el cuerpo. 29Pasado el mediodía, entraron en trance, y así estuvieron hasta la hora de la ofrenda. Pero no se oía una voz, ni una palabra, ni una respuesta. 30Entonces Elías dijo a la gente:
-¡Acercaos!
31Se acercaron todos, y él reconstruyó el altar del Señor, que estaba demolido: tomó doce piedras, una por cada tribu de Jacob (a quien el Señor había dicho: “Te llamarás Israel”); 32con las piedras levantó un altar en honor del Señor, hizo una zanja alrededor del altar, como para sembrar dos fanegas; 33apiló la leña, descuartizó el novillo, lo puso sobre la leña 34y dijo:
-Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre la víctima y la leña.
Luego dijo:
-¡Otra vez!
Y lo hicieron otra vez.
Añadió:
-¡Otra vez!
35Y lo repitieron por tercera vez. El agua corrió alrededor del altar, e incluso la zanja se llenó de agua.
36Llegada la hora de la ofrenda, el profeta Elías se acercó y oró:
-¡Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel! Que se vea hoy que tú eres el Dios de Israel  y yo tu siervo, que he hecho esto por orden tuya. 37Respóndeme, Señor, respóndeme, para que sepa este pueblo que tú, Señor, eres el Dios verdadero y que eres tú quien les cambiará el corazón.
38Entonces el Señor envió un rayo, que abrasó la víctima, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja. 39Al verlo, cayeron todos, exclamando:
-¡El Señor es el Dios verdadero! ¡El Señor es el Dios verdadero!

EXPLICACIÓN.

18,19-40. En el nuevo episodio pasamos de los baales al Baal de Tiro, de la casa real a todo Israel. Ha llegado el momento de la gran decisión, frente a las infidelidades, compromisos y componendas. Nos viene a la memoria no tanto Moisés en el Sinaí, cuanto Josué en Siquén (Jos 24), exigiendo al pueblo una decisión religiosa tajante.
El monte Carmelo tiene algo de espinazo que divide oblicuamente al reino en dos mitades, con una vertiente encarando el norte, y otra encarando el sur (que son izquierda y derecha en la orientación israelítica); algo así como las dos direcciones del Ebal y el Garizín (Jos 8,30-35). En este momento se va a celebrar el gran juicio de Dios, especie de ordalía, oficiado por su profeta.
18,21. Sin introducciones, la primera frase plantea la necesidad de elegir. El pueblo piensa que siempre será útil asegurarse el apoyo de las dos divinidades, Baal y Yahvé; Elías se burla de semejante pretensión con un juego de palabras. Apela,  implícitamente al primer mandamiento: el Señor no admite otro dios frente a sí. Intentar el dualismo es considerarlos o convertirlos a los dos en muletas (o ramas).
18,22. El pueblo no responde: porque la alternativa no admite respuesta, o porque tiene miedo a decidirse. El silencio es un factor importante de esta narración: incluso el verdadero Dios responderá sin palabras. El verbo ´nh´(=responder) se repite ocho veces en el relato. Un eje semántico de la perícopa es la oposición gritos/silencio. También contrasta la calma de Elías, uno solo, con la agitación orgiástica de cuatrocientos cincuenta.
18,23-24. El fuego es el rayo. El dios que lo envíe demostrará ser el dios cósmico; señor también de la lluvia y las cosechas. Será también el Señor que decide la validez de los sacrificios, aceptando o rechazando; por tanto, es inútil ofrecer víctimas a otros dioses.
18,27. La burla de Elías ilustra los límites impuestos al uso del antropomorfismo para representar a Dios. También nos enseña cómo un símbolo se puede usar correctamente y con valor despectivo: los israelitas pueden grita al Señor que despierte y vuelva (Sal 44,24; 73,20). Subraya la burla el hecho de que ya es mediodía.
18,29 1 Sm 10,5.
18,31-33. La intervención de Elías está descrita con detalles que retrasan el desenlace y tensan la atención; en contraste con los derviches, todas sus acciones son calculadas, ejecutas con orden y control. Aparte su función específica, los elementos parecen poseer una función simbólica: el agua, el fuego, la montaña. El fuego, que es elemento divino, vence al agua que los hombres le oponen. En otro contexto y con otra referencia, comentará Sab 19,20: “El fuego acrecentaba su propia virtud en el agua y el agua olvidaba su condición de extintor”.
18,38. La respuesta sucede en silencio: el rayo sin el acompañamiento normal de trueno. Los cinco complementos muestran el poder de ese fuego divino sobre todos los elementos: animales, madera, piedra, tierra, agua. Lv 9,24.

Salmo Responsorial: 16  (15)

1 ¡Guárdame, Dios, que me refugio en ti!
                   2 Declaro:
                   al Señor,
                   Tú eres mi dueño,
                   4 Multiplican sus penas
                   los que corren tras dioses extraños.
                   No derramaré sus libaciones de sangre,
                   mis labios no pronunciarán sus nombres.
5 El Señor es la porción de mi lote y de mi copa;
                   tú controlas mi suerte:
8 Pongo siempre al Señor ante mí,
                   con él a mi derecha no vacilaré.
11 me enseñarás un camino de vida,
                   me colmarás de gozo en tu presencia,
                   de delicias perpetuas a tu diestra.

EXPLICACIÓN.

16,1 El comienzo es una variante de comienzo convencional. Se dirige al Dios supremo, ´el , como "guardián": cfr.. Sal 121.

16,2 El femenino "bien" aplicado al Señor es excepcional; puede estar inducido por el tema de la tierra; cfr. Sal 65,12; 68,11. Otros leen pregunta retórica así: "mi dicha ¿no está en ti?".
16,4a Corrijo un texto mutilado o deteriorado, a la luz de expresiones de Dt y Jr, para una lectura conjetural que haga juego con el verso siguiente; véanse también Is 42,8; 48,11.

16,4b "libaciones de sangre": no sabemos si se refiere a sangre de víctimas sacrificadas, a incisiones rituales o a otra práctica: cfr. Is 57,6. "Invocar"; véanse Éx 23,13; Os 2,19; Zac 13,2.

16,5 En el reparto de la tierra los levitas no reciben un lote, pues deben vivir del templo: Nm 18,20s; Dt 10,9; 18,1.
Este verso pesa mucho en la reconstrucción del comienzo.
16,8 También excepcional por el verbo tan escogido y por ser el orante sujeto: la presencia de Dios se hace constante en la conciencia. Véase en contraste Ez 14,3. "Vacilar": en el supuesto, sacerdotal, o en la posición, vital.
16,11 Aunque bien establecido, se encuentra en camino: vivir es progresar hacia un término positivo: gozo, saciedad, delicias sin fin. Moisés pidió al Señor que le mostrara el camino, y el Señor accedió (Éx 33,13); pidió ver su gloria, y el Señor le enseño su bondad, no su rostro (Éx 33,18-20). El orante del salmo comienza con la "bondad"; al final Dios le enseña el camino y muestra su rostro. Más allá no queda nada.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Aplican el salmo a Cristo resucitado. Hch 2,24 y 13,34. Pronunciado por Cristo, con variedad de aplicaciones, puede ser pronunciado por el cristiano con la esperanza segura de su resurrección.

Evangelio: Mateo 5, 17-19

 17 ¡No penséis que he venido a echar abajo la Ley ni los Profetas! No he venido a echar abajo, sino a dar cumplimiento:
18 porque os aseguro que antes que desaparezca el cielo y la tierra, ni una letra ni una coma desaparecerá de la Ley antes que todo se realice.
                  19 Por tanto, el que se exima de uno solo de esos mandamientos mínimos y los enseñe así a los hombres, será llamado mínimo en el reino de Dios; en cambio, el que los cumpla y enseñe, ése será llamado grande en el reino de Dios:

EXPLICACIÓN.

Deshace un malentendido y previene contra una decepción. Su misión no es echar abajo el AT (la Ley y los Profetas) en cuanto es profecía del reinado de Dios, sino dar cumplimiento a esa promesa (cf. 1,22; 2,15.17.23; 4,14, etc.). La Ley (18), el Pentateuco, tenía por eje el éxodo de Egipto y la entrada en la tierra prometida; esto era figura de la obra del Mesías. El éxodo definitivo se realizará antes que desaparezca el mundo visible (18); comenzará con la muerte de Jesús y quedará abierto para toda la humanidad. De ahí la necesidad de practicar cada una de las bienaventuranzas antes propuestas (esos mandamientos mínimos), que toman el lugar de los mandamientos de la antigua Ley. Será llamado grande/mínimo, según realice o no la condición de hijo de Dios (5,9: serán llamados hijos de Dios).

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