domingo, abril 01, 2012

Miércoles 4 de abril del 2012. Mt 26,14-25.

Judas vende a Jesús
(Mc 14,10-11; Lc 22,3-6)

14Entonces uno de los Doce, Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes 15y les propuso:
-¿Cuánto estáis dispuestos a darme si os lo entrego?
Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata (Zac 11,12). 16Desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

17El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
- Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? 18 El contestó:
-Id a la ciudad, a casa de Fulano, y dadle este recado: «El Maestro dice que su momento está cerca y que va a celebrar la Pascua en tu casa con sus discípulos».
19Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la cena de Pascua.

Anuncio de la traición
(Mc 14,17-21; Lc 22,21-23; Jn 13,21-30)

20Caída la tarde se puso a la mesa con los Doce.
21Mientras comían, dijo:
-Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.
22Ellos, consternados, empezaron a replicarle uno tras otro:
-¿Acaso soy yo, Señor?
23Respondió él:
-Uno que ha mojado en la misma fuente que yo me va a entregar. 24El Hombre se va, como está escrito de él; pero ¡ay de ese hombre que va a entregar al Hombre! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.
25Entonces reaccionó Judas, el que lo iba a entregar, diciéndole:
-¿Acaso soy yo, Rabbí?
Respondió:
-Tú lo has dicho.



EXPLICACIÓN.
Judas pide dinero por entregar a Jesús (14s); no ha hecho la opción por la pobreza (5,3; 6,24). Treinta monedas de plata, precio de un esclavo (Zac 11,12; Éx 21,32).

Tríptico. Los Ázimos, panes sin levadura que sustituían al pan ordinario durante e! período pascual (Éx 12,14-20). Los discípulos recuerdan a Jesús que ha de ser celebrada la cena. Los manda a todos (Mc: dos) a dar el recado. Su momento es el de su muerte (17-19).


Los Doce (20) se identifican con los discípulos (v. 18). Anuncia la traición: tristeza e inseguridad (22). Mojar en la misma fuente, gesto de amistad e intimidad (J3). Oposición entre el Hombre, e! portador de! Espíritu de Dios, y ese hombre, que carece de él (cf. 17,22s). Al entregar al Hombre a la muerte, judas anula en sí mismo todo valor humano, renuncia para siempre a su plenitud de hombre. Más le valdría no haber nacido (24). Sin reproche alguno, Jesús identifica al traidor: último esfuerzo. para que recapacite (25).

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