domingo, abril 01, 2012

Lunes 16 de abril del 2012. Jn 3,1-8.

1. Ahora bien, había un hombre del grupo fariseo, de nombre Nicodemo, jefe entre los Judíos.
2. Éste fue a verlo de noche y le dijo:
- Rabbí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, pues nadie puede realizar las señales que tú estás realizando si Dios no está con él.
3. Jesús le replicó:
- Sí, te lo aseguro: Si uno no nace de nuevo, no puede vislumbrar el reino de Dios.
4. Le objetó Nicodemo:
- ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Es que puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y nacer?
5. Repuso Jesús:
- Pues sí, te lo aseguro: Si uno no nace de agua y Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6. De la carne nace carne, del Espíritu nace Espíritu.
7. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”.
8. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, aunque no sabes de dónde viene ni adónde va. Eso pasa con todo el que ha nacido del Espíritu.


Explicación.

El tema de este pasaje es qué clase de adhesión corresponde a la actuación de Jesús en el templo. Después de las reacciones de las autoridades (2,18) y de los discípulos (2,17). Jn expone otras dos, en principio favorables a la actuación de Jesús, pero que éste no acepta por basarse en una interpretación errónea de su mesianismo. La primera es la de un grupo indeterminado que, como los discípulos (2,17), da su adhesión a Jesús como Mesías reformador (23). La segunda reacción es propia de un grupo fariseo, representado por un miembro del Consejo, Nicodemo (3,1). Como hombre de la Ley, ve en Jesús al Mesías-maestro (3,2: Rabbí), enviado por Dios para establecer su reinado por medio de la observancia de la Ley mosaica.
Jesús cambia radicalmente el planteamiento de Nicodemo. La sociedad humana alternativa que Jesús propone (3.3: el reino de Dios) no se formará por la imposición de una Ley externa, sino por la creación de un hombre nuevo. Supone una ruptura con el pasado y el comienzo de una vida de calidad diferente (nacer de agua y Espíritu = 1,13: nacer de Dios = 1,16 : recibir de su plenitud) (5). Nacer carne (6), lo débil y transitorio, en este caso el hombre no acabado; la Ley, que no cambia al hombre, lleva al fracaso. Nace espíritu, lo fuerte y definitivo, el hombre personalizado por su nueva capacidad de amar, umbral de la plenitud humana; el Espíritu transforma al hombre. El viento/Espíritu sopla donde quiere (cf Gn 2,7), el reinado de Dios no conoce fronteras, no se limitará a Israel.

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