PRIMERA LECTURA. Josué 24,14-29.
14Pues bien, temed al Señor, servidle con toda sinceridad; quitad de en medio a los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto, y servid al Señor. 15Si os resulta duro servir al Señor, elegid hoy a quien queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros padres al otro lado del río o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis, que yo y mi casa serviremos al Señor.
16El pueblo respondió:
-Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses! 17Porque el Señor, nuestro Dios, es quien nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto, quien hizo ante nuestros ojos aquellos grandes prodigios, nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre todos los pueblos que atravesamos. 18El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!
19Josué dijo al pueblo:
-No podréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. 20Si abandonáis al Señor y servía a dioses extranjeros, se volverá contra vosotros, y después de haberos tratado bien, os maltratará y os aniquilará.
21El pueblo respondió:
-¡No! Serviremos al Señor.
22Josué insistió:
-Sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido servir al Señor.
Respondieron:
-¡Somos testigos!
23-Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis y poneos de parte del Señor, Dios de Israel.
24El pueblo respondió:
-Serviremos al Señor, nuestro Dios, y le obedeceremos.
25Aquel día Josué selló el pacto con el pueblo y les dio leyes y mandatos en Siquén. 26Escribió las cláusulas en el libro de la Ley de Dios, agarró una gran piedra y la erigió allí, bajo la encina del santuario del Señor, 27y dijo a todo el pueblo:
-Mirad esta piedra, que será testigo contra nosotros, porque ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho. Será testigo contra vosotros para que no podáis renegar de vuestro Dios.
28Luego despidió al pueblo, cada cual a su heredad.
29Algún tiempo después murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.
Explicación.
24,14 Comienza el diálogo con una partícula enfática que expresa la consecuencia de lo dicho: pues bien, por tanto, por consiguiente. Y como el servicio es exclusivo, el pueblo ha de quitar de en medio las imágenes de los demás dioses: compárese con Gn 35,2-4. Yhwh no acepta ser uno más de un panteón, ni siquiera acepta el primer puesto de la serie; para Israel ha de ser el único.
24,15 Si esa condición resulta demasiado exigente, el pueblo tendrá que hacer una nueva elección. No se suele decir que el pueblo escoja al Señor, sino lo contrario. (Recuérdese lo que dice Jesús a sus discípulos en Jn 15,16 [ No me elegisteis vosotros a mí, os elegí yo a vosotros y os destiné a que os pongáis en camino, produzcáis fruto y vuestro fruto dure; así, cualquier cosa que le pidáis al Padre en unión conmigo, os la dará.]. El verbo elegir introduce aquí el tema de la libertad. La alianza se ha de aceptar con un acto de libertad responsable, no indiferente. La "casa" de José puede ser la gran familia y puede abarcar toda una tribu. Según Nm 13,16 y 1 Cr 7,20-27, Josué pertenece a la tribu de Efraín y por él a la "casa de José".
24,16 La respuesta del pueblo es unívoca. "Lejos de nosotros" equivale a tachar de blasfemia la propuesta, de apostasía, el no servir. "Abandonar" es lo contrario de sevir; pero abandonar implica una situación precedente de aceptación. No están ante una elección inicial, sino ante una renovación al comienzo de la nueva etapa. Podrían dar marcha atrás, podrían desprenderse del dios de Egipto y del desierto. Pero de ningún modo sería elección neutral, indiferente; sería acto formal de apostasía. La propuesta de Josué es retórica, es aclaratoria y urgente. Moisés proponía al pueblo elegir entre "el bien y el mal, la bendición y la maldición, la muerte y la vida" (Dt 30,15.19). De modo semejante Josué propone al pueblo elegir entre el Señor y los otros dioses.
24,17-18 "Nuestro Dios" equivale a profesión de fe en el Dios de la alianza. El pueblo hace suyo el prólogo histórico resumiendo en tres tiempos la historia de la liberación: salida de Egipto como liberación de la esclavitud; camino por el desierto, que no es "habitar", sino "caminar" (como corrigiendo a Josué); entrada en Canaán.
24,19-20 Josué parece complacerse en poner dificultades al propósito del pueblo. Primero describe a un Dios trascendente y exigente, el Dios "celoso" que no admite rivales: Éx 20,1; 34,14; Dt 4,24; 5,5; 6,15. Después alude a las bendiciones y maldiciones de la alianza: quien elige a ese Dios y acepta su alianza, acepta en raíz las consecuencias de su respuesta. El tema del bien y del mal se plantea aquí radicalmente, como en Dt 30.
24,21 La respuesta del pueblo es más enérgica porque la conciencia de la responsabilidad es más clara.
24,22 Josué insiste pidiendo una especie de juramento, un testimonio solemne. En alianzas internacionales se invocan como testigos los dioses de ambas partes; aquí el mismo pueblo dará testimonio por sí en virtud de su aceptación solemne y pública. En la alianza de Moab Moisés invoca como testigos "cielo y tierra" y deja como testigo el "código de la ley". (Dt 31,28-29). Aquí es testigo el pueblo y lo será la piedra o estela erigida (v.27).
El rito. No se describe con detalle el rito, que solía incluir un sacrificio: véase Éx 24,1-10. El texto de la alianza se escribe para su validez y se depone en el santuario para su conservación. La expresión "libro de la ley" = seper tôrâ se encuentra en Dt 28; 29 y 30; también Jos 8,31.34; 23,6.26; 2 Re 22,1; etc. Podría tratarse de un pergamino. Moisés escribió en losas de piedra, las llamadas "tablas de la ley", confiriendo solemnidad y duración lapidaria al protocolo. El texto no dice aquí que Josué grabe las estipulaciones en la "gran piedra" erigida como estela. En 8,32 se dice que "escribió sobre las piedras una copia de la ley...". Una estela, con o sin inscripció, podía ser monumento conmemorativo de alianza, como indica Gn 31,31.
Es interesante la mención de un árbol sagrado junto al santuario. Israel acepta sin dificultad la costumbre cananea, no exenta de peligros: véanse Gn 35,4 (los ídolos enterrados junto a la encina de Siquén); 1 Cr 10,12; Ez 6,23. Esta noticia, la erección de una estela al parecer contra la prescripción de Dt 16,22 y la concepción de que la piedra "ha oído" pueden sugerir una notable antigüedad de la tradición aquí conservada. Siquén con un santuario del Señor, una estela conmemorativa y un árbol sagrado, lugar y recuerdo de una renovación histórica de la alianza, quizá lugar de otras renovaciones periódicas. Y en la cercanía el Hebal y el Garizín, resonadores de maldiciones y bendiciones para el pueblo.
24,23 Gn 35,2.
24,25 Éx 15,25.
24,28 Despachar a cada uno a su heredad significa una vez más que la tarea de Josué está cumplida, que todas las familias tienen su casa y su terreno donde habitar.
24,29 Al principio del libro Moisés era el siervo del Señor, y Josué era sólo ministro de Moisés. Al morir, Josué es canonizado o declarado "siervo del Señor", como homenaje a una vida elegida y dedicada al cumplimiento de una misión.
SALMO. 16,1-2.5.7-8.11.
1 ¡Guárdame, Dios, que me refugio en ti!
2 Declaro:
al Señor,
Tú eres mi dueño,
no tengo bien fuera de ti.
5 El Señor es la porción de mi lote y de mi copa;
tú controlas mi suerte:
7 Bendigo al Señor que me aconseja,
aun de noche me instruyen mis entrañas.
8 Pongo siempre al Señor ante mí,
con él a mi derecha no vacilaré.
9 Por eso se me alegra el corazón,
siento un gozo entrañable,
aun mi carne habita segura;
10 pues no entregarás mi vida al Abismo,
ni dejarás al fiel tuyo ver la fosa;
11 me enseñarás un camino de vida,
me colmarás de gozo en tu presencia,
de delicias perpetuas a tu diestra.
Explicación.
16,1 El comienzo es una variante de comienzo convencional. Se dirige al Dios supremo, ´el , como "guardián": cfr.. Sal 121.
16,2 El femenino "bien" aplicado al Señor es excepcional; puede estar inducido por el tema de la tierra; cfr. Sal 65,12; 68,11. Otros leen pregunta retórica así: "mi dicha ¿no está en ti?".
16,5 En el reparto de la tierra los levitas no reciben un lote, pues deben vivir del templo: Nm 18,20s; Dt 10,9; 18,1. Este verso pesa mucho en la reconstrucción del comienzo.
16,7 El Señor es mi consejero personal. A su consejo reacciona la intimidad más honda, "los riñones" como sede de pasiones, como zona semiconsciente que el Señor sondea e ilumina. Es fórmula excepcional.
16,8 También excepcional por el verbo tan escogido y por ser el orante sujeto: la presencia de Dios se hace constante en la conciencia. Véase en contraste Ez 14,3. "Vacilar": en el supuesto, sacerdotal, o en la posición, vital.
16,9 kabod puede sustituir a un pronombre enfático de primera persona. Se sospecha que el original decía kabed=hígado, o sea, un gozo visceral. También es expresión única "mi carne habita", pienso que inducida por el tema del reparto de la tierra. Mi carne, tan débil y caduca, se establece con seguridad, por lo que sigue.
16,10 Siendo Dios "mi dueño", a él pertenezco, no al polvo, y nadie me podrá arrebatar, ni el poder supremo de la muerte. La experiencia de la intimidad con Dios hace vislumbrar la inmortalidad, como en el Sal 73 y quizá en Sal 49,16.
16,11 Aunque bien establecido, se encuentra en camino: vivir es progresar hacia un término positivo: gozo, saciedad, delicias sin fin. Moisés pidió al Señor que le mostrara el camino, y el Señor accedió (Éx 33,13); pidió ver su gloria, y el Señor le enseño su bondad, no su rostro (Éx 33,18-20). El orante del salmo comienza con la "bondad"; al final Dios le enseña el camino y muestra su rostro. Más allá no queda nada.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
Aplican el salmo a Cristo resucitado. Hch 2,24 y 13,34. Pronunciado por Cristo, con variedad de aplicaciones, puede ser pronunciado por el cristiano con la esperanza segura de su resurrección.
EVANGELIO. Mateo 19,13-15.
13 Le acercaron entonces unos chiquillos para que les impusiera las manos y rezara por ellos; los discípulos les regañaban,
14 pero Jesús dijo:
- Dejad a los chiquillos, no les impidáis que se acerquen a mí: porque los que son como ellos tienen a Dios por rey.
15 Les impuso las manos y siguió su camino.
EXPLICACIÓN.
13 - 15. Estos chiquillos continúan los de 18,2-5; son figura de los discípulos que toman por norma el servicio. Relación con la primera y última bienaventuranza (5,3.10: tienen a Dios por rey). Oposición de los discípulos, que tienen aún ambiciones de rango (18,1).
14Pues bien, temed al Señor, servidle con toda sinceridad; quitad de en medio a los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto, y servid al Señor. 15Si os resulta duro servir al Señor, elegid hoy a quien queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros padres al otro lado del río o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis, que yo y mi casa serviremos al Señor.
16El pueblo respondió:
-Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses! 17Porque el Señor, nuestro Dios, es quien nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto, quien hizo ante nuestros ojos aquellos grandes prodigios, nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre todos los pueblos que atravesamos. 18El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!
19Josué dijo al pueblo:
-No podréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. 20Si abandonáis al Señor y servía a dioses extranjeros, se volverá contra vosotros, y después de haberos tratado bien, os maltratará y os aniquilará.
21El pueblo respondió:
-¡No! Serviremos al Señor.
22Josué insistió:
-Sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido servir al Señor.
Respondieron:
-¡Somos testigos!
23-Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis y poneos de parte del Señor, Dios de Israel.
24El pueblo respondió:
-Serviremos al Señor, nuestro Dios, y le obedeceremos.
25Aquel día Josué selló el pacto con el pueblo y les dio leyes y mandatos en Siquén. 26Escribió las cláusulas en el libro de la Ley de Dios, agarró una gran piedra y la erigió allí, bajo la encina del santuario del Señor, 27y dijo a todo el pueblo:
-Mirad esta piedra, que será testigo contra nosotros, porque ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho. Será testigo contra vosotros para que no podáis renegar de vuestro Dios.
28Luego despidió al pueblo, cada cual a su heredad.
29Algún tiempo después murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.
Explicación.
24,14 Comienza el diálogo con una partícula enfática que expresa la consecuencia de lo dicho: pues bien, por tanto, por consiguiente. Y como el servicio es exclusivo, el pueblo ha de quitar de en medio las imágenes de los demás dioses: compárese con Gn 35,2-4. Yhwh no acepta ser uno más de un panteón, ni siquiera acepta el primer puesto de la serie; para Israel ha de ser el único.
24,15 Si esa condición resulta demasiado exigente, el pueblo tendrá que hacer una nueva elección. No se suele decir que el pueblo escoja al Señor, sino lo contrario. (Recuérdese lo que dice Jesús a sus discípulos en Jn 15,16 [ No me elegisteis vosotros a mí, os elegí yo a vosotros y os destiné a que os pongáis en camino, produzcáis fruto y vuestro fruto dure; así, cualquier cosa que le pidáis al Padre en unión conmigo, os la dará.]. El verbo elegir introduce aquí el tema de la libertad. La alianza se ha de aceptar con un acto de libertad responsable, no indiferente. La "casa" de José puede ser la gran familia y puede abarcar toda una tribu. Según Nm 13,16 y 1 Cr 7,20-27, Josué pertenece a la tribu de Efraín y por él a la "casa de José".
24,16 La respuesta del pueblo es unívoca. "Lejos de nosotros" equivale a tachar de blasfemia la propuesta, de apostasía, el no servir. "Abandonar" es lo contrario de sevir; pero abandonar implica una situación precedente de aceptación. No están ante una elección inicial, sino ante una renovación al comienzo de la nueva etapa. Podrían dar marcha atrás, podrían desprenderse del dios de Egipto y del desierto. Pero de ningún modo sería elección neutral, indiferente; sería acto formal de apostasía. La propuesta de Josué es retórica, es aclaratoria y urgente. Moisés proponía al pueblo elegir entre "el bien y el mal, la bendición y la maldición, la muerte y la vida" (Dt 30,15.19). De modo semejante Josué propone al pueblo elegir entre el Señor y los otros dioses.
24,17-18 "Nuestro Dios" equivale a profesión de fe en el Dios de la alianza. El pueblo hace suyo el prólogo histórico resumiendo en tres tiempos la historia de la liberación: salida de Egipto como liberación de la esclavitud; camino por el desierto, que no es "habitar", sino "caminar" (como corrigiendo a Josué); entrada en Canaán.
24,19-20 Josué parece complacerse en poner dificultades al propósito del pueblo. Primero describe a un Dios trascendente y exigente, el Dios "celoso" que no admite rivales: Éx 20,1; 34,14; Dt 4,24; 5,5; 6,15. Después alude a las bendiciones y maldiciones de la alianza: quien elige a ese Dios y acepta su alianza, acepta en raíz las consecuencias de su respuesta. El tema del bien y del mal se plantea aquí radicalmente, como en Dt 30.
24,21 La respuesta del pueblo es más enérgica porque la conciencia de la responsabilidad es más clara.
24,22 Josué insiste pidiendo una especie de juramento, un testimonio solemne. En alianzas internacionales se invocan como testigos los dioses de ambas partes; aquí el mismo pueblo dará testimonio por sí en virtud de su aceptación solemne y pública. En la alianza de Moab Moisés invoca como testigos "cielo y tierra" y deja como testigo el "código de la ley". (Dt 31,28-29). Aquí es testigo el pueblo y lo será la piedra o estela erigida (v.27).
El rito. No se describe con detalle el rito, que solía incluir un sacrificio: véase Éx 24,1-10. El texto de la alianza se escribe para su validez y se depone en el santuario para su conservación. La expresión "libro de la ley" = seper tôrâ se encuentra en Dt 28; 29 y 30; también Jos 8,31.34; 23,6.26; 2 Re 22,1; etc. Podría tratarse de un pergamino. Moisés escribió en losas de piedra, las llamadas "tablas de la ley", confiriendo solemnidad y duración lapidaria al protocolo. El texto no dice aquí que Josué grabe las estipulaciones en la "gran piedra" erigida como estela. En 8,32 se dice que "escribió sobre las piedras una copia de la ley...". Una estela, con o sin inscripció, podía ser monumento conmemorativo de alianza, como indica Gn 31,31.
Es interesante la mención de un árbol sagrado junto al santuario. Israel acepta sin dificultad la costumbre cananea, no exenta de peligros: véanse Gn 35,4 (los ídolos enterrados junto a la encina de Siquén); 1 Cr 10,12; Ez 6,23. Esta noticia, la erección de una estela al parecer contra la prescripción de Dt 16,22 y la concepción de que la piedra "ha oído" pueden sugerir una notable antigüedad de la tradición aquí conservada. Siquén con un santuario del Señor, una estela conmemorativa y un árbol sagrado, lugar y recuerdo de una renovación histórica de la alianza, quizá lugar de otras renovaciones periódicas. Y en la cercanía el Hebal y el Garizín, resonadores de maldiciones y bendiciones para el pueblo.
24,23 Gn 35,2.
24,25 Éx 15,25.
24,28 Despachar a cada uno a su heredad significa una vez más que la tarea de Josué está cumplida, que todas las familias tienen su casa y su terreno donde habitar.
24,29 Al principio del libro Moisés era el siervo del Señor, y Josué era sólo ministro de Moisés. Al morir, Josué es canonizado o declarado "siervo del Señor", como homenaje a una vida elegida y dedicada al cumplimiento de una misión.
SALMO. 16,1-2.5.7-8.11.
1 ¡Guárdame, Dios, que me refugio en ti!
2 Declaro:
al Señor,
Tú eres mi dueño,
no tengo bien fuera de ti.
5 El Señor es la porción de mi lote y de mi copa;
tú controlas mi suerte:
7 Bendigo al Señor que me aconseja,
aun de noche me instruyen mis entrañas.
8 Pongo siempre al Señor ante mí,
con él a mi derecha no vacilaré.
9 Por eso se me alegra el corazón,
siento un gozo entrañable,
aun mi carne habita segura;
10 pues no entregarás mi vida al Abismo,
ni dejarás al fiel tuyo ver la fosa;
11 me enseñarás un camino de vida,
me colmarás de gozo en tu presencia,
de delicias perpetuas a tu diestra.
Explicación.
16,1 El comienzo es una variante de comienzo convencional. Se dirige al Dios supremo, ´el , como "guardián": cfr.. Sal 121.
16,2 El femenino "bien" aplicado al Señor es excepcional; puede estar inducido por el tema de la tierra; cfr. Sal 65,12; 68,11. Otros leen pregunta retórica así: "mi dicha ¿no está en ti?".
16,5 En el reparto de la tierra los levitas no reciben un lote, pues deben vivir del templo: Nm 18,20s; Dt 10,9; 18,1. Este verso pesa mucho en la reconstrucción del comienzo.
16,7 El Señor es mi consejero personal. A su consejo reacciona la intimidad más honda, "los riñones" como sede de pasiones, como zona semiconsciente que el Señor sondea e ilumina. Es fórmula excepcional.
16,8 También excepcional por el verbo tan escogido y por ser el orante sujeto: la presencia de Dios se hace constante en la conciencia. Véase en contraste Ez 14,3. "Vacilar": en el supuesto, sacerdotal, o en la posición, vital.
16,9 kabod puede sustituir a un pronombre enfático de primera persona. Se sospecha que el original decía kabed=hígado, o sea, un gozo visceral. También es expresión única "mi carne habita", pienso que inducida por el tema del reparto de la tierra. Mi carne, tan débil y caduca, se establece con seguridad, por lo que sigue.
16,10 Siendo Dios "mi dueño", a él pertenezco, no al polvo, y nadie me podrá arrebatar, ni el poder supremo de la muerte. La experiencia de la intimidad con Dios hace vislumbrar la inmortalidad, como en el Sal 73 y quizá en Sal 49,16.
16,11 Aunque bien establecido, se encuentra en camino: vivir es progresar hacia un término positivo: gozo, saciedad, delicias sin fin. Moisés pidió al Señor que le mostrara el camino, y el Señor accedió (Éx 33,13); pidió ver su gloria, y el Señor le enseño su bondad, no su rostro (Éx 33,18-20). El orante del salmo comienza con la "bondad"; al final Dios le enseña el camino y muestra su rostro. Más allá no queda nada.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
Aplican el salmo a Cristo resucitado. Hch 2,24 y 13,34. Pronunciado por Cristo, con variedad de aplicaciones, puede ser pronunciado por el cristiano con la esperanza segura de su resurrección.
EVANGELIO. Mateo 19,13-15.
13 Le acercaron entonces unos chiquillos para que les impusiera las manos y rezara por ellos; los discípulos les regañaban,
14 pero Jesús dijo:
- Dejad a los chiquillos, no les impidáis que se acerquen a mí: porque los que son como ellos tienen a Dios por rey.
15 Les impuso las manos y siguió su camino.
EXPLICACIÓN.
13 - 15. Estos chiquillos continúan los de 18,2-5; son figura de los discípulos que toman por norma el servicio. Relación con la primera y última bienaventuranza (5,3.10: tienen a Dios por rey). Oposición de los discípulos, que tienen aún ambiciones de rango (18,1).
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