jueves, agosto 01, 2013

LECTURAS DEL MARTES 13 DE AGOSTO DEL 2013.

PRIMERA LECTURA. Deuteronomio 31,1-8.

1Cuando Moisés terminó de decir estas palabras a los israelitas, añadió:
2-He cumplido ya ciento veinte años, y me encuentro impedido; además, el Señor me ha dicho: "No pasarás ese Jordán". 3El Señor, tu Dios, pasará delante de ti. El destruirá delante de ti esos pueblos, para que te apoderes de ellos. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor. 4El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og y como a sus tierras, que arrasó. 5Cuando el Señor os los entregue, haréis con ellos lo que yo os he ordenado. 6¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, que el Señor, tu Dios, avanza a tu lado, no de dejará ni te abandonará.
7Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:
-Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, prometió dar a tus padres, y tú les repartirás la heredad. El Señor avanzará ante ti. Él estará contigo, no te dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes.

Explicación.

31,1 Traducido según la versión griega y un manuscrito de Qumrán.

31,2-3 Impedido por la edad (pero véase 34,7) y por la prohibición del Señor. La triple repetición del verbo "pasar" resume el hecho: tú no pasarás, pasará delante el Señor (1,20.33), pasará Josué.

31,4 Nm 21,21-35.

31,5 Dt 7,1-5.

31,6 Fragmento de arenga militar, con fórmulas de oráculos de salvación.

31,7-8 Fórmula de investidura. Indica la doble misión próxima de Josué: caudillo en la conquista y repartidor de la heredad. A Josué tocará dar cumplimiento a una de las promesas patriarcales. Con estos dos versos, el deuteronomista nos prepara para la lectura del libro de Josué, que viene a continuación.

SALMO. Deuteronomio 32,3-4.7-9.12

3Voy a proclamar
el nombre del Señor:
reconoced la grandeza
de nuestro Dios.
4Él es la Roca
sus obras son perfectas,
sus caminos son justos;
es un Dios fiel, sin maldad,
es justo y recto.
7Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre
y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:
8Cuando el Altísimo
daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras
de las naciones,
según el número
de los hijos de Dios,
9la porción del Señor
fue su pueblo,
Jacob fue el lote de su heredad.
12El Señor sólo los condujo,
no hubo dioses extraños con él.

Explicación.

32,3-4 "Nuestro Dios" es título de la alianza. Como parte de la querella y repecto a sus compromisos él es perfecto, recto, justo, fiel. Testimonio anticipado como en Sal 50,6, que también menciona cielo y tierra como testigos notariales. El título "Roca" recurre además en v. 15.16.18.30.31.37. Los "caminos" son los designios y también el estilo de actuar (cfr. Is 55,8-9). Precisamente el cántico va a combinar un camino ordinario con uno extraordinario, todos justos.

32,7 Acuérdate: tiene dos valencias. Una genérica, según el principio de la tradición, que permite remontarse a los orígenes. Otra específica, de recuento judicial. Hay que recordar un gran contraste, de beneficios e ingratitud (8-14 y 15-18). De nuevo usa el paralelismo cuádruple. Seguirán cuatro tiempos: elección remota, acogida histórica, traslado a la tierra, vida próspera en ella.

32,8-9 La elección recibe aquí una interpretación no común, en un horizonte de politeísmo: "hijos de Dios" o divinidades, seres divinos (Sal 29,1; 82,6), corte del Dios supremo, a quienes se asignan tareas diversas: a cada uno el cuidado de un pueblo. El Señor es el soberano que reparte los cargos (y pide cuentas, Sal 82), y se reserva como pueblo a los descendientes de Jacob, a los cuales asignará un territorio. Compárese con Eclo 24,8).

32,11-12. Inspirado en Éx 19,4, todo el viaje por el desierto es un pasar en volandas; uno solo puede con todos (no como Moisés Nm 11; cfr. Is 46,3-4).

EVANGELIO. Mateo 18,1-5.10.12-14.

1 En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
                         - Vamos a ver, ¿quién es más grande en el reino de Dios?
                         2 El llamó a un criadito, lo puso en medio
3 y dijo:
                         - Os aseguro que si no cambiais y os hacéis como estos chiquillos, no entráis en el reino de Dios;
4 o sea, que cualquiera que se haga tan poca cosa como el chiquillo éste, ése es el más grande en el reino de Dios;
5 y el que acoge a un chiquillo como éste por causa mía, me acoge a mí.
10 Cuidado con mostrar desprecio a un pequeño de ésos, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.
 12 A ver, ¿qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas y que una se le extravía; ¿no deja las noventa y nueve en el monte par air en busca de la extraviada?
13 Y si llega a encontrarla, os aseguro que ésta le da más alegría que las noventa y nueve que no se han estraviado.
14 Así tampoco quiere vuestro Padre del cielo que se pierda uno de esos pequeños.

EXPLICACIÓN.

1 - 5.               Instrucción en la casa/comunidad (cf. 17,25). Los discípulos, según la mentalidad del judaísmo, suponen que en la comunidad hay diferencias de rango. Criadito, lit. "chiquillo", término de doble sentido, como en castellano: "jovencito", "pequeño servidor". No es una chiquillo cualquiera (3: estos chiquillos; 5: un chiquillo como éste/de esta clase), sino un sirviente. "Hacerse como chiquillos/servidores", renunciando a toda ambición personal (cf. 5,3; 16,24). La grandeza se juzga por criterios opuestos a los de la sociedad. No el que manda, sino el que sirve es el más grande. El chiquillo, modelo de discípulo; los que adoptan esta actitud en la misión (cf. 10,40), llevan consigo la presencia de Jesús.

10.  Según la creencia judía, sólo siete ángeles superiores veían el rostro de Dios; para ponderar el respeto que merecen los pequeños, Jesús usa esta imagen (10): ellos son los más importantes ante Dios.

 12 - 14.     Solicitud por los pequeños. El extravío de uno hace aumentar su amor por él y la alegría del encuentro. El lugar de la salvación es la comunidad; fuer ade ella, peligro de perderse.

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