lunes, octubre 01, 2012

DOMINGO 7 DE OCTUBRE DEL 2012.


Primera Lectura: Génesis 2:18-24

18El Señor Dios se dijo:
“No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle el auxiliar que le corresponde”.
19Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las fieras salvajes y todos los pájaros del cielo, y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. 20Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las fieras salvajes. Pero no se encontró el auxiliar que le correspondía.
21Entonces el señor Dios echó sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y creció carne desde dentro.
22De la costilla que le había sacado al hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.
23El hombre exclamó:
-¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Hembra, porque la han sacado del Hombre. 24Por eso un hombre abandona padre y madre, se junta a su mujer y se hacen una sola carne.

EXPLICACIÓN.

2,18 Eclo 25,1-4.13-18.

2,19-20. Dios cede al hombre la tarea de seguir nombrando. Y él, poniendo nombres, distingue, identifica, organiza: actividad básica del lenguaje. Primer acto de señorío del hombre sobre el reino animal. En el mismo acto el hombre descubre su soledad.

2,12 Job 4,13.

2,21-22. Se repite el esquema “tomar – llevar”: Dios mismo hace de mediador, que presenta la esposa al esposo (nymphagogos dicen los padres griegos).

2,23. Como el hombre procede de la tierra, adm de adama, así la mujer-Hembra procede de Hombre, issa de is. Son las primeras palabras del hombre citadas en el libro: al descubrimiento e imposición del nombre se añade la expresión primordial del gozo; otra función del lenguaje. Prov 5,15-19.

Salmo Responsorial:
Salmo 128:1-6

1 iDichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
2Comerás de la fatiga de tus manos,
serás dichoso, te irá bien.
3Tu mujer como parra frondosa
en la intimidad de tu casa,
tus hijos como renuevos de olivo
alrededor de tu mesa.
4Ésa es la bendición del varón
que respeta al Señor.
5Que te bendiga el Señor desde Sión.
y gozarás de la prosperidad de Jerusalén,
todos los días de tu vida,
6Verás a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!

EXPLICACIÓN.

128 Género colocación. Bienaventuranza que canta la felicidad de la vida familiar en el contexto de Jerusalén e Israel. El paradigma de la dicha está expresado con el doble "dichoso" (1.2), el doble "bendecir" (4.5), el doble "bien" (2.5b) y el final "paz". Por su colocación, completa y corrige el precedente: menciona la esposa y exalta el valor del trabajo humano; no será "en vano" si lleva la bendición de Dios. La vida familiar está reducida a lo elemental: es monógamo y de familia numerosa. El padre atiende al trabajo, la madre a la casa; la mesa simboliza y realiza la unidad familiar.

Las dos imágenes son vegetales, parra y olivo; sugieren lozanía, fecundidad, crecimiento. Parra o vid es imagen tradicional: p. ej. Is 5,1-7; Ez 19,10s. En un segundo momento, tanto la vid como el olivo pueden simbolizar a Israel: Jr 11,16. A través de dicho simbolismo pasamos al final del salmo: Jerusalén es la madre, Israel son los hijos.

128,1 Son correlativos respetar al Señor y seguir los caminos que él nos traza.

128,2 Es bendición trabajar produciendo y disfrutar de lo producido: Is 65,21-23; Am 9,14.

128,6 Conocer a los nietos es señal de longevidad: Prov 17,6; Job 42,16.

Transposición cristiana.

 La clave se encuentra en el símbolo matrimonial de Cristo y la Iglesia, según Ef 5. También es aplicable al sacramento del matrimonio, que renueva la bendición genesíaca.

En clave escatológica: el cristiano disfrutará del fruto de su fatiga: Rom 8,18; Ap 14,13.

Segunda Lectura:
Hebreos 2:9-11

9pero vemos ya al que Dios hizo por un poco inferior a los ángeles, a Jesús, que, por haber sufrido la muerte, está coronado de gloria y dignidad; así, por la gracia de Dios, la muerte que él experimentó redunda en favor de todos.
               10De hecho convenía que Dios, fin del universo y creador de todo, proponiéndose conducir muchos hijos a la gloria, al pionero de su salvación lo consumara por el sufrimiento, 11pues el consagrante y los consagrados son todos del mismo linaje. Por esta razón no tiene él reparo en llamarlos hermanos, 

EXPLICACIÓN.

 El destino del hombre, ser señor de la creación, se ha realizado ya en Jesús, que murió y ha resucitado para que los hombres puedan alcanzarlo (2,8b-9).
               Si era superior a los ángeles, ¿por qué sufrió la muerte? Para que los hombres fueran hijos de Dios y alcanzasen su plenitud (gloria, cf. Sal 8,6s). Prepara el autor las condiciones para el sumo sacerdocio de Jesús: La primera era la "perfección" y "consagración" del sacerdote; lo consumará (10) incluye las ideas de "perfección", "transformación" y "consagración"; la "perfección" del sumo sacerdote judío era la pureza ritual; la de Jesús, en cambio, fue existencial; tampoco su consagración fue ritual como la del sumo sacerdote judío, se hizo por el amor a los hombres, expresado en su pasión y muerte; lo sucedido con Jesús rompe la imagen tradicional del sacerdocio.
             La segunda condición era la capacidad de representar al pueblo ante Dios (11: del mismo linaje); el Hijo no actúa desde fuera de la humanidad, sino identificándose con ella (hermanos, cita de Sal 22,23), aceptando el dolor humano y convirtiéndolo en instrumento de plena realización (12-13).

Evangelio:
Marcos 10:2-16 o 10:2-12

2Se acercaron unos fariseos y, con intención de tentarlo, le preguntaron si está permitido al marido repudiar a su mujer. 3Él les replicó:
-¿Qué os mandó Moisés?
"Contestaron:
-Moisés permitió repudiarla, dándole un acta de divorcio.
5Jesús les dijo:
-Por lo obstinados que sois os dejó escrito Moisés ese mandamiento. 6Pero, desde el principio de la humanidad Dios los hizo varón y hembra; por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y serán los dos un solo ser; de modo que ya no son dos, sino un solo ser. "Luego lo que Dios ha unido, que no lo separe un hombre.
10En la casa, los discípulos le preguntaron a su vez sobre lo mismo. 11 El les dijo:
-El que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera; 12y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.
(Mt 19,13-15; Lc 18,15-17) 
13Le llevaban chiquillos para que los tocase, pero los discípulos se pusieron a regañarles. 14Al verlo Jesús, les dijo indignado:
-Dejad que los chiquillos se me acerquen, no se lo impidáis, porque los que son como éstos tienen a Dios por rey. 15Os lo aseguro: quien no acoja el reino de Dios como un chiquillo, no entrará en él.
16y, abrazándolos, los bendecía imponiéndoles las manos.  

EXPLICACIÓN.

1-12. Centro de la sección: La obstinación, pecado fariseo y del pueblo. Continúa el viaje hacia Jerusalén. Jesús enseña a las multitudes judías (cf. 1,22; 2,13; 4,1; 6,34) (1). Los fariseos, en papel de Satanás (tentarlo, cf. 1,13; 8,11.33). Ahora se trata del dominio del hombre sobre la mujer, que refleja, en la esfera doméstica, la opresión ejercida por la clase dirigente (2). Cediendo a la obstinación del pueblo, Moisés fue infiel al designio creador. El pecado de los fariseos es el mismo del pueblo, pues Moisés no escribió para ellos, sino para éste (3-5). El ideal del matrimonio, basado en la creación: un amor superior al de los padres lleva a constituir un solo ser, es decir, realiza una identificación que excluye el dominio. (En v. 7, excelentes mss. omiten «se unirá a su mujer-.) (6-8). No valen leyes humanas que destruyan esa igualdad (9). En la casa/comunidad, nueva incomprensión de los discípulos (cf. 7,17; 9,28): no entienden la paridad del hombre y de la mujer. (10). Igualdad de ambos sexos (11-12).

(10,13-16): Chiquillos, como en 9,36: nuevos seguidores de Jesús, no procedentes del judaísmo, que aceptan plenamente su programa. Oposición de los discípulos (la misma de Pedro a Jesús en 8,32). De nuevo la tensión entre los dos grupos (cf. 9,37) (13). Indignación de Jesús. No se lo impidáis, como en 9,39, también de un seguidor no israelita; de los que son como ellos (lit. «de estos tales»): de los que se hacen «últimos de todos y servidores de todos» (9,35); disposición necesaria para acoger el reinado de Dios y gozar de él; para ellos ya ha llegado (cf. 1,15: «está cerca») (14-15). Identificación y afecto (abrazándolos, cf. 9,36; 3,35); bendición: abundante comunicación de vida a los que han producido (4,24s) (16).

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