Primera
Lectura: Sabiduría
7:7-11
7Por
eso supliqué y se me concedió la prudencia,
invoqué
y vino a mí el espíritu de sabiduría.
8La preferí a cetros y tronos,
8La preferí a cetros y tronos,
y
en su comparación tuve en nada la riqueza;
9no le equiparé la piedra más preciosa,
9no le equiparé la piedra más preciosa,
porque
todo el oro a su lado es un poco de arena,
y, junto a ella, la plata vale lo que el barro;
y, junto a ella, la plata vale lo que el barro;
10la
quise más que a la salud y la belleza
y
me propuse tenerla por luz,
porque
su resplandor no tiene ocaso.
11Con
ella me vinieron todos los bienes juntos,
en sus manos había riquezas incontables;
en sus manos había riquezas incontables;
EXPLICACIÓN.
7,7
Eclo 51,22 coloca ese momento en la juventud, Eclo 39,1-11 insiste en
la oración para conseguir el don de la sabiduría. La bina
sabiduría-prudencia es sinonímica(hokma-bina), pero
rompe la forma común ese "espíritu": cfr. Eclo 39,9; Is
11,2. La ecuación ha sido propuesta desde el principio del libro,
1,5-7. El verbo "venir" recoge la personificación de 6,16
y 1,4.
7,8-10
De la serie de bienes referida en 1Re 3 se aparta el autor con su
enumeración septenaria, en la que ocupan máximo espacio las
riquezas y puesto supremo la luz. El modo de
comparación, synkrisis, para
exaltar el valor, es lugar común de la literatura bíblica y de la
griega: véanse Prov 3,14-15; 8,11; 8,19; 1 Re 10,27; Prov 4,22. El
último miembro cambia de forma: no es algo más que la luz, sino que
es la auténtica luz.
7,11-12
Lo que en 1 Re 3 se daba por añadidura, aquí se da en la misma
sabiduría, como cortejo y producto suyo. El sabio descubre después
la fecundidad de la sabiduría (como madre, decía Eclo 15,2): dulce
engaño de la dama, que enamoró con su sola belleza, callando su
rica dote. Así puede el sabio gozar realmente de los bienes, porque
no ha sido codicioso e interesado en buscarlos, porque no teme
perderlos, contando con la que los engendra, porque ella le asiste y
guía en el goce.
Salmo Responsorial: Salmo 90:12-17
12Enséñanos
a llevar buena cuenta
de nuestros días
de nuestros días
para
que adquiramos un corazón sensato.
13¡Vuélvete, Señor! ¿hasta cuándo?,
13¡Vuélvete, Señor! ¿hasta cuándo?,
ten
compasión de tus siervos.
14Sácianos
por la mañana de tu misericordia,
y
todos nuestros días serán alegría y júbilo.
15Danos
alegría por los días en que nos afligiste,
por los años en que sufrimos desdichas.
16Que tu acción se manifieste a tus siervos
por los años en que sufrimos desdichas.
16Que tu acción se manifieste a tus siervos
y
a sus hijos tu gloria.
17Venga
a nosotros la bondad del Señor
nuestro Dios,
nuestro Dios,
consolida
la obra de nuestras manos.
¡Consolídala, la obra de nuestras manos!
¡Consolídala, la obra de nuestras manos!
EXPLICACIÓN.
90,12-17
Una vez tocado el punto más bajo, el orante busca salir a flote
rezando a Dios. Y lo hace en tres momentos imbricados. El primero: la
aceptación resignada, sin ilusiones: es sensatez. El segundo es unos
bienes que compensen las desgracias. El tercero es la fecundidad de
la acción.
90,12
A medida que pasan los años, instruido por Dios, el hombre madura en
sensatez.
90,13
El verdadero cambio ha de suceder por una acción divina, que el
hombre puede sólo suplicar.
90,14-15
La petición es modesta: equilibrar en la balanza de la vida penas y
gozos. Pero Dios puede alumbrar una mañana realmente nueva, puede
desequilibrar la balanza.
90,16-17
En un modelo doméstico, los siervos piden al amo que comience
actuando y que dé eficacia a la tarea encomendada; algo semejante en
un modelo político. De ahí se sube a la visión teológica: el
hombre será lo que haya hecho: él y Dios en él.
90,17
Is 26,12.
Trasposición
cristiana.
La
"vuelta" de Dios de la ira a la misericordia sucede en
Jesucristo: Ef 2,4-7. Las obras del cristiano, vitalizadas por la
fuerza de la resurrección (Flp 3,10), cobran consistencia y
fecundidad (Flp 2,13), Y al final lo acompañarán (Ap 14,13).
Segunda Lectura: Hebreos 4:12-13
12Cuidado,
hermanos, con que ninguno de vosotros tenga un corazón dañado por
la incredulidad, que lo haga desertar del Dios vivo; 13no, mientras
resuena ese "hoy",animaos
unos a otros día tras día, para que ninguno se endurezca seducido
por el pecado.
EXPLICACIÓN.
La
palabra de Dios, que ha sido invitación, será también juez de
nuestra respuesta (12-13).
17Mientras
salía de camino se le acercó uno corriendo y, arrodillándose ante
él, le preguntó:
-Maestro
insigne, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?
18Jesús
le contestó:
-¿Por
qué me llamas insigne? Insigne como Dios, ninguno. 19Ya sabes los
mandamientos: no
mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso
testimonio, no
defraudes, sustenta
a tu padre y a tu madre.
20ÉI
le declaró:
-Maestro,
todo eso lo he cumplido desde joven:
21Jesús se le quedó mirando y le mostró su amor diciéndole:
21Jesús se le quedó mirando y le mostró su amor diciéndole:
-Una
cosa te falta: ve a vender todo lo que tienes y dáselo a los pobres,
que tendrás en Dios tu riqueza; y anda, ven y sígueme.
22
A estas palabras, el otro frunció el ceño y se marchó
entristecido, pues tenía muchas posesiones.
Los
discípulos y la riqueza (Mt
19,23-30; Lc 18,24-30)
23Jesús,
paseando la mirada alrededor, dijo a sus discípulos:
-¡Con
qué dificultad van a entrar en el reino de Dios los que tienen el
dinero!
24
Los discípulos quedaron desconcertados ante estas palabras suyas.
Jesús insistió:
-Hijos,
¡qué difícil es entrar en el reino de Dios para los que confían
en la riqueza! 25Más fácil es que un camello pase
por el ojo de una aguja que no que entre un rico en el
reino de Dios.
26Ellos
comentaban, enormemente impresionados:
-Entonces, ¿quién puede subsistir?
-Entonces, ¿quién puede subsistir?
27Jesús se
les quedó mirando y les dijo:
-Humanamente, imposible, pero no con Dios; porque con Dios todo es posible.
28Pedro empezó a decirle:
-Humanamente, imposible, pero no con Dios; porque con Dios todo es posible.
28Pedro empezó a decirle:
-Pues
mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos venido siguiendo.
29Jesús
declaró:
-Os lo
aseguro: No hay ninguno que deje casa, hermanos o hermanas, madre o
padre, hijos o tierras, por causa mía y por causa de la buena
noticia, 30que no reciba cien veces más: ahora, en este tiempo,
casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y tierras -entre
persecuciones- y, en la edad futura, vida definitiva.
EXPLICACIÓN.
(10,17-22): La riqueza, obstáculo para seguir a Jesús. Un hombre angustiado busca solución para el problema crucial: superar la muerte. Reconoce en Jesús un saber superior (Maestro insigne) (17). En este asunto, los judíos han tenido al mejor de los maestros, Dios (18). Condición mínima para obtener vida definitiva: no ser personalmente injusto. De los diez mandamientos, Jesús omite los tres primeros, cita solamente los éticos, los que se refieren al prójimo. Mc añade no defraudes, no privar a otro de lo que se le debe. Invierte el orden (el cuarto, al final): la obligación para con la familia no exime de la obligación para con la humanidad (19). Fidelidad de aquel hombre (20). Le demostró su amor invitándolo a incorporarse al grupo de discípulos; una cosa te falta: acoger el reinado de Dios como un chiquillo (10,15), abandonando la riqueza (8,34: «reniegue de sí mismo») para hacerse último y servidor de todos (9,35). Aunque personalmente no es injusto, está implicado, por su riqueza, en la injusticia de la sociedad. Para construir el reino de Dios (la sociedad nueva) no basta ser justo personalmente, hay que eliminar la base de la injusticia, la desigualdad y la dependencia creadas por la acumulación de riqueza. Dar a los pobres, sin esperanza de recuperarlo; tendrás en Dios tu riqueza (lit. «tendrás un tesoro en el cielo») se refiere a 1 O, 14: «tienen a Dios por rey»: renunciando a la seguridad del capital se obtiene la que procura el cuidado de Dios por los suyos. El hombre, atado por su apego a la riqueza (22).
c) (23-30):
Desconcierto de los discípulos: piensan que en el reino de Dios (la
nueva sociedad) continúan existiendo la riqueza individual y la
dependencia que ésta crea (cf. 6,36s). (24: para
los que confían en la riqueza, frase
muy bien atestiguada y requerida por el v. 25). Insistencia de Jesús
(23-24). Ellos se preguntan si es posible la subsistencia sin el
apoyo de la riqueza material de algunos del
grupo (subsistir, gr. sóthenai, escapar
de un peligro, aquí el de la indigencia; vse. en 8,35 los dos
sentidos de «salvar su vida») (26). La subsistencia es posible con
la entrega y solidaridad que produce el reinado de Dios (27). Pedro
quiere una respuesta concreta, mostrando la situación del grupo
(28). La respuesta de Jesús no se refiere en particular al grupo de
discípulos (israelitas), sino a cualquier seguidor que lo abandone
todo para manifestar su adhesión a él y dedicarse a la propagación
del mensaje. En el Reino ?O habrá miseria, sino afecto y abundancia
para todos, pero sin desigualdad (nótese la supresión del padre,
figura de la autoridad, en la segunda enumeración); hostilidad de la
sociedad (entre
Persecuciones); además,
heredarán la vida definitiva (29-30).
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