martes, mayo 01, 2012

Viernes 18 de Mayo del 2012.


Primera Lectura: Hechos 18,9-18

9 De noche, dijo el Señor a Pablo en una visión:
- No temas; al contrario, sigue hablando y no te calles,
10 que yo estoy contigo, y nadie que te ataque podrá hacerte daño, pues tengo un pueblo numeroso en esta ciudad.
11 Se quedó allí año y medio enseñando entre ellos y el mensaje de Dios.
12 Siendo Galión procónsul de Grecia, los judíos arremetieron a una contra Pablo, lo condujeron al tribunal
13 y lo acusaron:
- Éste persuade a la gente a dar a Dios un culto ilegal.
14 Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos:
- Judíios, si se tratara de un crimen o de una fechoría grave, sería razón aceptar la querella;
15 pero si son cuestiones de doctrina, de títulos y de esa Ley vuestra, vosotros veréis. Yo no quiero ser juez en esos asuntos.
16 Y ordenó despejar el tribunal.
17 Entonces agarraron todos a Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal. Galión no se dio por aludido.

18 Pablo se quedó todavía en Corinto bastantes días; luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria, acompañado de Priscila y Áquila, después de afeitarse la cabeza en Cencreas, porque había hecho un voto.

EXPLICACIÓN.

                       Durante la "noche" de Pablo, el Señor lo anima a permanecer en Corinto, puesto que los paganos son tan "pueblo" suyo los judíos (9s), a diferencia de la tesis de Santiago, según la cual los paganos debían asimilarse al pueblo judío (cf. 15,14). Larga permanencia de Pablo en Corinto (11).
                       Se recrudece la ofensiva de los judíos (cf. 14,19). El proselitismo de Pablo es contrario a las leyes y no está, por tanto, amparado por el privilegio de que gozaba la religión judía (12s). Galión se inhibe en el asunto por considerarlo una cuestión puramente religiosa (14-16). Las represalias de los paganos ("todos" sólo puede referirse obviamente a "los griegos", como muy bien precisa la rec. occ.) contra el máximo representante judío, el nuevo jefe de la sinagoga tras la conversión de Crispo, no lograrán hacer cambiar de opinión a Galión (17). Pablo y la comunidad cristiana han salido indemnes del episodio, como le había prometido el Señor (v.10).
                      Pablo se lleva consigo a la pareja judía (18,2), sin que se mencione la pareja judeocreyente compuesta por Timoteo (reaparecerá en 19,22; 20,4) y Silas. Voto a la manera judía (cf. 21,23) (18). Pablo sigue apegado al judaísmo.

Salmo Responsorial: 47 (46)

2 Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo
3 porque el Señor es altísimo y terrible,
emperador de toda la tierra.
4 El nos somete pueblos,
nos sojuzga naciones.
5 Nos escoge nuestra heredad,
el orgullo de Jacob, su amado.
6 Ascendió Dios entre aclamaciones,
el Señor a toque de trompeta.
7 Tañed para Dios, tañed,
tañed para nuestro rey, tañed,
EXPLICACIÓN.

47,2 En un invitatorio clásico figuran como destinatarios todos los pueblos. Si debieran aclamar solo a ´elohim= Dios, no sería extraño; pero el verso inmediato individualiza. La invitación suena como hipérbole, quizá como utopía.

47,3 Nombre y títulos. Se llama Yhwh, es el "Altísimo": cfr. Gn 14,18-22, y 21 veces en el salterio. Es "terrible", impresionante, temible por su poder, respetable por su majestad. Es "emperador" universal: para el título humano, is 36,4.13.

47,4-6 Sigue una motivación nacional, nacionalista, que se puede leer como estilización de la historia. En efecto: pueblos sometidos = victoria sobre reyes cananeos con expulsión o sujeción, entrega de una heredad = territorio entregado al pueblo, entronización de Yhwh = instalación del arca en Jerusalén.
Con desplazamiento de sentido se cantaría a la vuelta del destierro. Pero esta motivación nacional ¿puede convencer a otros pueblos?

47,4 "Bajo los pies" se humilla el cuello del vencido: Jos 10,24; Is 51,23; Bar 4,25.

47,5 La sintaxis es ambigua. Interpreto: la heredad escogida y entregada es nuestro orgullo, de Jacob, el patriarca amado o predilecto.

47,6 El verbo está en perfecto; es uno de los verbos clásicos de la salida de Egipto hacia Canaán. Sueja a paradoja que el Dios "Altísmo" ascienda.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA

El tema de la realeza, de Dios Padre y de Jesucristo, atraviesa el NT y culmina en el Apocalipsis. El tema de la ascensión, sin perder su carácter de símbolo, adquiere un realismo nuevo aplicado a Cristo. Es el gran principio narrativo unificador de Lc 9,51 en adelante. También suena en Ef 4,9; Flp 2,5-11. La liturgia canta este salmo en la fiesta de la Ascensión.


Evangelio: Juan 16,20-23ª

20. Pues sí, os aseguro que vosotros lloraréis y os lamentaréis; el mundo, en cambio, se alegrará. Vosotros os entristeceréis, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
21. Cuando la mujer va a dar a luz se siente triste, porque le ha llegado su hora; pero, cuando nace el niño, ya no se acuerda del apuro, por la alegría de que ha nacido un hombre para el mundo.
22. Así, también vosotros ahora sentís tristeza, pero cuando aparezca entre vosotros os alegraréis, y vuestra alegría no os la quitará nadie.
23a. Ese día no tendréis que preguntarme nada.

EXPLICACIÓN.

                     Jesús repite la frase textualmente (19), como para inculcarla bien a los suyos. Para describir el dolor de los discípulos y la violencia de la prueba usa Jesús los dos verbos clásicos para expresar el luto por un muerto (20: lloraréis y os lamentaréis). Contraste con el mundo, cuya alegría refleja la satisfacción por su aparente victoria. Inmediatamente, sin embargo, anuncia el cambio de situación (vuestra tristeza se convertirá en alegría), gracias a su nueva presencia (16).

                    La mujer, determinada (21), es tipo de la humanidad, como la embarazada de Is 26,17 es imagen del pueblo y en Is 66,8 es la ciudad de Sión la que da a luz a sus hijos. Se alude al nacimiento de una nueva humanidad; también a Is 26,14ss: “Como la embarazada, cuando le llega el parto, etc.”, que usa la imagen en relación con una resurrección de muertos. En boca de Jesús no sólo señala su propia resurrección, sino también la que el hombre experimenta al salir de la opresión, que es muerte (5,21). La imagen del parto se sitúa en la misma doble perspectiva: la muerte-resurrección de Jesús y la tristeza-alegría de los suyos. La persecución y muerte son prenda de alegría y vida. La imagen del parto precisa en qué consiste el fruto (15,2): es el hombre nuevo, el que posee la vida definitiva. Nace como fruto de un desgarro, expresado en términos de muerte o dolor. Jesús va a dar su vida para crear el hombre nuevo; también los sufrimientos de los suyos, perseguidos por el orden injusto, son dolores de parto de la nueva humanidad.

                    Aplica Jesús claramente el tema de la tristeza-alegría a los acontecimientos de su muerte-resurrección (22). Los pone así en paralelo con la imagen que había usado: su muerte representa los dolores de parto; su resurrección, el nacimiento del Hombre. La condición de Jesús resucitado no deja, por tanto, de ser humana; es la plenitud de existencia que Dios ha destinado al hombre.
Una vez que los discípulos hayan visto el triunfo de la vida sobre la muerte, la alegría será permanente. El gozo de la comunidad estriba en la presencia de Jesús resucitado, signo de la vida invencible. Cuando llegue aquel día, comprenderán (23a). La experiencia del Espíritu responderá a todas las preguntas.

SÍNTESIS.

                    En el discurso de Jesús aparecen dos planos superpuestos en relación con el tema muerte-fecundidad. En primer lugar, se refiere a su propia muerte, que producirá tristeza, pero no duradera; su fruto será el nacimiento del hombre nuevo a su estado definitivo. En segundo lugar, lo que sucede con Jesús es ley para todos. La comunidad tiene que ser fecunda y, por tanto, conocerá sus momentos de dolor/muerte, tanto a nivel individual como de grupo. Así seguirá naciendo el Hombre. No se interrumpe, sin embargo, la alegría, que nace de la presencia de Jesús y del fruto que nace.

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