martes, mayo 01, 2012

Domingo 13 de mayo del 2012.


Primera Lectura: Hechos 10,25-26.34-35.44-48

25 Cuando Pedro iba a entrar, Cornelio le salió al encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje;
26 pero Pedro lo alzó diciendo:
- Levántate, que también yo soy un simple hombre.
34 Pedro tomó la palabra y dijo:
- Realmente, voy comprendiendo que Dios ni discrimina a nadie,
35 sino que acepta al que lo respeta y obra rectamente, sea de la nación que sea.
44 Todavía estaba hablando Pedro, cuando bajó impetuosamente el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban el mensaje.
45 Los creyentes circuncisos que habían ido con Pedro se quedaron desconcertados de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los paganos,
46 pues los oían hablar en otras lenguas proclamando la grandeza de Dios. Entonces intervino Pedro:
47 - ¿Se puede acaso negar el agua del bautismo a éstos, que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?
48 Y dispuso que se bautizaran invocando a Jesús Mesías. Entonces le rogaron que se quedara unos días allí.
EXPLICACIÓN.
               Pedro no acepta que le rindan homenaje y se comporta como un igual (25-27).
               El discurso de Pedro manifiesta que, a pesar de haber comprendido que Dios no acepta la segregación religiosa que propugnaba el judaísmo (34, cf. vv. 15.20.28), no está dispuesto a renunciar un ápice a la posición privilegiada de Israel.

              Basa su discurso en el postulado judío de que Dios acepta a todo el que es religioso y practica la justicia (35; cf. vv. 2.22).
             El Espíritu Santo interrumpe el discurso, irrumpiendo ostensiblemente sobre todos los oyentes (44). El asombro de los creyentes circuncisos y el del propio Pedro muestra que no pensaban que la salvación se pudiera extender a los paganos sin la mediación de Israel (45). La experiencia del Espíritu es manifiesta y palpable (46).

             Ante la evidencia de los hechos. Pedro desiste de incitar a los paganos a abrazar la religión judía, aceptando la Ley para obtener la salvación; sin embargo, los hace bautizar, a pesar de que han sido bautizados con Espíritu Santo, lo mismo que él con los ciento veinte en Pentecostés (2,1ss), sin que precediera el bautismo con agua (47s). Pretende integrarlos así en el Israel mesiánico (cf. 2,38).

Salmo Responsorial: 98 (97)

Sal 96; Is 40-55)

1Cantad al Señor un cántico nuevo
porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
2EI Señor da a conocer su victoria,

revela su justicia a la vista de los pueblos.
3Se acordó de su lealtad y fidelidad

para la Casa de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.

4Vitorea al Señor, tierra entera,

gritad, aclamad, tañed:

EXPLICACIÓN.

98,1 Ap 5,9; 14,3.

98,1-3 Notamos una "victoria" singular y "maravillas" plurales. La explicación está en el "recuerdo" del Señor, el cual ha sido coherente con su modo de proceder, ha mantenido su "lealtad". La acción ha sido a favor de Israel y "justa", la manifestación es universal: Israel es escenario de la actuación de Dios.

98,4-6 En la música instrumental y vocal reconoce el salmista un acto superior de alabanza. La vocal exalta la palabra, intensifica la expresión; la instrumental templa y acuerda los sonidos naturales.

Segunda Lectura: I Juan 4,7-10

                7Amigos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. 8El que no ama no tiene ni idea de Dios, porque Dios es amor.
                 9De este modo se manifestó entre nosotros el amor de Dios: enviando al mundo a su Hijo único para que tuviésemos vida por su medio.
                10Esto define a ese amor: no el haber nosotros amado antes a Dios, sino el habernos él demostrado su amor enviando a su Hijo para que expiase nuestros pecados.

EXPLICACIÓN.

               Dios es la fuente del amor; no se puede comprender la verdadera naturaleza del amor, a menos de reconocer que su origen está más allá del hombre mismo. El amor mutuo prueba que se es hijo de Dios, porque el que ama se comporta como Dios mismo; y sólo el que tiene experiencia del amor puede conocer a Dios, que es amor (8). La afirmación Dios es amor significa que éste no es sólo un aspecto de la actitud o actividad de Dios para con el hombre, sino que en Dios el amor lo es todo, y que todo lo que hace es expresión del amor que constituye su ser. La metáfora inicial de la carta, “Dios es luz” (1,5), se corresponde con la afirmación “Dios es amor”; la luz es el amor/vida (cf. Jn 1,4) en cuanto se manifiesta (“brilla”), puede ser conocido y transforma (“ilumina”) al hombre.
                  Cada uno ha podido percibir el amor de Dios, por la vida que ha recibido de Jesús (9). El amor es desinteresado y no es una mera respuesta, sino el don de sí mismo; así lo ha demostrado Dios enviando a su Hijo. No es mera respuesta, porque de hecho el hombre no había ofrecido nada a Dios, incapacitado para hacerlo por su conducta injusta, contraria y cerrada al amor, que creaba un obstáculo insuperable para recibir el amor de Dios. Éste, por su propia iniciativa, envió a su Hijo para quitar el obstáculo (cf. 2,2) (10).

Evangelio: Juan 15,9-17

9. Igual que el Padre me demostró su amor, os he demostrado yo el mío. Manteneos en ese amor mío.
10. Si cumplís mis mandamientos, os mantendréis en mi amor, como yo vengo cumpliendo los mandamientos de mi Padre y me mantengo en su amor.
11. Os dejo dicho esto para que llevéis dentro mi propia alegría y así vuestra alegría llegue a su colmo.
12. Éste es el mandamiento mío: que os améis unos a otros igual que yo os he amado.
13. Nadie tiene amor más grande por los amigos que uno que entrega su vida por ellos.
14. Vosotros sois amigos míos si hacéis lo que os mando.
15. No, os llamo siervos, porque un siervo no está al corriente de lo que hace su señor; a vosotros os vengo llamando amigos, porque todo lo que le oí a mi Padre os lo he comunicado.
16. No me elegisteis vosotros a mí, os elegí yo a vosotros y os destiné a que os pongáis en camino, produzcáis fruto y vuestro fruto dure; así, cualquier cosa que le pidáis al Padre en unión conmigo, os la dará.
17. Esto os mando; que os améis unos a otros.

EXPLICACIÓN.

                         El Padre demostró su amor a Jesús (9) comunicándole la plenitud de su Espíritu (1,32s), que era la comunicación de su gloria o amor fiel (1,14). Jesús demuestra su amor a los discípulos de la misma manera, comunicándoles el Espíritu que está en él (1,16; 7,39); la unión a Jesús-vid (15,1ss) se expresa ahora en términos de amor. Los discípulos deben vivir en el ámbito de ese amor (cf. 15,4).

                        Pone en paralelo la relación de los discípulos con él y la suya con el Padre (10,15) (10): la fidelidad del amor se expresa en ambos casos por la respuesta a las necesidades de los hombres (cumplir los mandamientos) del Padre/de Jesús). La praxis asegura la unión con él. No existe amor a Jesús sin compromiso con los demás. Los mandamientos o encargos del Padre a Jesús se identifican con su misión de salvar a la humanidad. El criterio objetivo de la relación con él y con el Padre es el amor de obra (cf. 1 Jn 3,14); éste demuestra la autenticidad de la experiencia interior.

                        La alegría (11) es “objetiva”, por el fruto que nace (15,8), y “subjetiva”, porque el amor practicado produce la experiencia del amor; los discípulos viven circundados del amor de Jesús. Pero además, Jesús comparte con ellos su propia alegría, la que procede del fruto de su muerte y de experiencia del Padre.

                        El mandamiento que constituye la comunidad y le da su identidad (13,34) es, al mismo tiempo, el fundamento de la misión (12). Donde no existe comunidad de amor mutuo como alternativa a la sociedad injusta, no puede haber misión. Señala Jesús cuál es la cima del amor (13,34: Igual que yo os he amado) (13). Explica la adhesión en términos de amistad (15), que nace de la comunidad de espíritu y de la común vivencia de entrega. Ha pasado de la metáfora local (15,4: seguir insertados en la vid) a la relación personal (amigos). Requiere que la relación con él sea de amistad. Siendo el centro del grupo, no se coloca por encima de él: quiere ser compañero de los suyos en la tarea común. En contexto de misión, la amistad significa la colaboración en un trabajo que se considera común a todos y responsabilidad de todos. La igualdad y el afecto crean la libertad. La diferencia entre el siervo y el amigo se basa en la confianza. Ésta es total: a sus discípulos Jesús se lo ha comunicado todo.

                      La elección es la de todo discípulo (16). En cierto modo, Jesús ha elegido a la humanidad entera, pues ha venido a salvar al mundo (3,17; 12,47); al acercarse el hombre, esa elección queda concretada y realizada por la acogida de Jesús. La frase expresa la experiencia de cada cristiano, pues éste, aunque consciente de su opción libre, sabe que no puede atribuir sólo a su iniciativa la condición de miembro de la comunidad de Jesús. La elección se hace para la misión; los discípulos son colaboradores de Jesús. Él espera que la labor de los suyos tenga un efecto duradero que vaya cambiando la sociedad (que vuestro fruto dure). La dedicación a realizar las obras de Dios (9,4), que es la sustancia de la misión, pone a disposición de los discípulos la fuerza del Padre. A través de ellos se vierte el torrente de su amor.

                   Para terminar la sección sobre el amor, repite Jesús su mandamiento (cf.12 )(17), condición para estar vinculados a él y producir fruto. La repetición es, al mismo tiempo, un aviso: si no existe esa calidad de amor, falta lo esencial.

SÍNTESIS.

                   Identificado con Jesús y su mensaje, el grupo tiene su pleno apoyo. La actividad de la comunidad hace llegar a los hombres el amor del Padre que ofrece vida. Jesús excluye la adhesión y el amor propios de siervos o súbditos: deben ser amistad que llega a dar la vida por los amigos. La misión adquiere así una dimensión nueva: los discípulos se dedicarán con él a una labor que sienten como propia; no serán siervos de un señor, sino hombres libres, amigos que comparten su alegría en la tarea común.

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