domingo, diciembre 01, 2019

LECTURAS DEL SÁBADO 28 DE DICIEMBRE DEL 2019


Primera Lectura 1 Juan 1,5–2,2

15EI anuncio que le hemos oído a él y que os manifestamos a vosotros es éste: que Dios es luz y que en él no hay tiniebla alguna.
6Si afirmamos estar unidos a él mientras nos movemos en las tinieblas, mentimos, y nuestra conducta no es auténtica. 7En cambio, si nos movemos en la luz, como él está en la luz, estamos unidos unos con otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos va limpiando de todo pecado.
8Si afirmamos no tener pecado, nosotros mismos nos extraviamos y no llevamos dentro la verdad. 9Si reconocemos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, cancela nuestros pecados y nos limpia de toda injusticia.
10Si afirmamos no haber pecado nunca, dejamos a Dios por embustero y no llevamos dentro su mensaje.
21Hijos, os escribo esto para que no pequéis; pero, en caso de que uno peque, tenemos un defensor ante el Padre, Jesús, Mesías justo, 2que ha expiado nuestros pecados, y no, sólo los nuestros, sino también los del mundo entero. 


Explicación.

Dios es luz, sin artíc., para expresar cualidad (5). Luz, que se identifica con la vida Un 1,4: «la vida era la luz del hombre»), implica manifestación Un 1,4: «la luz brilla») y comunicación Un 1,9: «ilumina a todo hombre»). Dios se da a conocer, y en ese conocimiento revela lo que es. La segunda sentencia, que excluye de Dios todo aspecto negativo: y en él no hay tiniebla alguna, indica que la revelación es completa. Aunque sea imposible abarcar la realidad divina, dentro de la limitación humana se puede conocer lo que realmente es Dios y excluir lo que no es.


En consecuencia, la primera condición para estar unido a Dios es aceptar la comunicación divina (la luz que ilumina), que va transformando al hombre asemejándolo a Dios; si no existe esa semejanza, es falsa la unión con Dios que se afirma (6). Vivir en la luz que es la vida produce el compartir esa vida unos con otros.  

Esto no hace impecables, pero mantiene unidos a Dios, y la conciencia de pecado no domina la existencia (cf. 3,19-24) (7). Los pecados ocasionales no crean una barrera entre Dios y el hombre.

De hecho, la muerte-resurrección de Jesús ha cambiado de raíz la relación del hombre con Dios; la supresión de la Ley y el don del Espíritu como respuesta a la opción libre de! hombre (Jn 2,1-11) crea una comunión de vida con Dios, expresada en la relación Padre-hijo, que se mantiene mientras el hombre no revoque su opción.

Para formular esto el autor usa dos metáforas. La primera (ausente en el Evangelio de Juan) está tomada del sistema sacrificial judío: la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado (cf. 2,2: expía nuestros pecados). La segunda, la imagen del juicio, donde Jesús aboga en favor de los suyos (2,2: tenemos un defensor).

Según Lv 17,11, la sangre «expía» mediante la vida que se dice estar «en» la sangre. La fuerza de vida de Jesús (el Espíritu/amor) liberada por su muerte, acto supremo de amor, de los límites individuales, actúa eliminando gradualmente la injusticia de la conducta en los que dan la adhesión a Dios a través de él.

Nadie es perfectamente coherente con su compromiso cristiano, y todos han tenido parte en la injusticia del mundo (tener pecado) (8); en quien lo reconoce, Dios no sólo cancela el pasado pecador, sino que elimina la injusticia interior, que vicia la relación con Dios y con los hombres (cf. Jr 40,8); fiel, porque cumple sus promesas; justo, porque no tolera la injusticia y ayuda a salir de ella (9). Los disidentes que proclaman ser y haber sido impecables niegan la necesidad de salvación (cf. Jn 8,37) (10).

Confianza del autor (2,1: Hijos, lit. «hijitos»). Actuar injustamente o hacer daño a otros no se compagina con la vida cristiana (para que no pequéis), pero, en todo caso, el perdón está asegurado (2,1-2) para los que viven en la luz (cf. 1,7), es decir, para los que mantienen la opción. Defensor, sentido del gr. parakletos en contexto judicial; cf. Jn 14,16,26; 15,26; 16,7 (“valedor”, más general). La defensa de Jesús es válida porque el pecado, obstáculo para el acceso a Dios, ha sido virtualmente eliminado por su muerte.



Sal 124,2-5.7-8


2si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando unos hombres nos asaltaban,
3nos habrían tragado vivos,
ardiendo en cólera contra nosotros; 

4nos habrían arrollado las aguas,
y el torrente nos llegaría al cuello.
5nos llegaría al cuello el agua espumeante. 
la trampa se rompió,
nosotros escapamos.

8Nuestro auxilio es el nombre del Señor
que hizo el cielo y la tierra.
Explicación.
124,1-2 Comienza de repente, de modo que el invitatorio retrasado interrumpe. Ocupan los puestos extremos Yhwh, Israel y "hombre".
124,5 Para la imagen léase Is 8,8 en su contexto.
124,6 La imagen se lee en Job 29,17.
124,7 Imagen de sapienciales: Prov 6,5; 7,23.
124,8 Casi repetición de Sal 121 ,2; ha cuajado como fórmula litúrgica.

Transposición cristiana.

 Sobre el peligro de fuego yagua véase Mt 17,15. Agustín pone el salmo en boca de cristianos glorificados, especialmente de mártires.  


EVANGELIO. Mateo 2,13-18

                       HUIDA A EGIPTO.
                      
                       13 Apenas se marcharon, el ángel del Señor se apareció en sueños José y le dijo:
                       - Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta nuevo aviso, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.
                       14 José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche, se fue a Egipto
15 y se quedó allí hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: Llamé a mi hijo para que saliera de Egipto (Os 11,1).

                         MATANZA DE LOS INOCENTES.

                      16 Entonces Herodes, viéndose burlado por los magos, montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo en Belén y sus alrededores, calculando la edad por lo que había averiguado de los magos.
                      17 Entonces se cumplió el oráculo de profeta Jeremías:
                      18 Un grito se oyó en Ramá,
                           llanto y lamentos grandes
                           es Raquel que llora por sus hijos
                           y rehúsa el consuelo, porque ya no existen (Jr 31,15).

Explicación.

Tríptico. En primer término, la figura de José; como el patriarca homónimo del AT, salva a su familia llevándola a Egipto (Gn 45-46): en Jesús comienza el nuevo Israel (Os 11,2) (13-15). Cólera de Herodes (16), en relación con Éx 1, donde el faraón se propone destruir al pueblo matando a los recién nacidos varones; la tierra de la esclavitud y opresión es ahora Israel. Jr 31,15 (18) se continúa por un canto de esperanza (Jr 31,16s). La oposición de los poderes enemigos será incapaz de impedir la realización del designio de Dios (16-18).

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