domingo, diciembre 01, 2019

LECTURAS DEL DOMINGO 22 DE DICIEMBRE DEL 2019


PRIMERA LECTURA. Isaías 7,10-14:


Segundo aviso: el signo de Emanuel (Jue 13; 16; Mt 1,13).

10El Señor volvió a hablar a Acaz:
11-Pide una señal al Señor, tu Dios; en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.
12Respondió Acaz:
-No la pido, no quiero tentar al Señor.
13Entonces dijo Dios:
-Escucha, heredero de David:
¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? 14 Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:
Mirad: la joven está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel.

 Explicación.

7,10-14 El hombre no puede exigir signos, puede pedirlos; si Dios los ofrece, el hombre debe aceptarlos. El rey se resiste por falsa humildad, que encubre una fe vacilante. Signos del cielo pueden ser estelares o meteoros; del abismo; del abismo, deben de estar relacionados con los muertos. (cfr. Mt 12,39-41).

7,14 "La joven" es, en el contexto histórico, la esposa del rey. El niño es Ezequías, que asegura la continuidad de la dinastía. La tradición judía ha interpretado "virgen"; así aparece en la versión griega (parthenos) y así pasa a la tradición cristiana, que aplica la frase a María (Mt 1,13). La cadena dinástica cuelga en lo biológico de David, en lo salvífico, del futuro Mesías.

Sal 24,1-6

Sal 15; Is 33,14-16.

1 Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe con sus habitantes,
2 pues él la fundó sobre las mares,
sobre las corrientes la afianzó.
3 -¿Quién puede subir al monte del Señor?,
¿´quién podrá estar en el reino sacro?
4 -El de manos inocentes y puro corazón,
el que no acude a los ídolos
5 Ése recibirá del Señor la bendición
y la justicia de Dios su Salvador.
6 -Ése es el grupo que lo busca;
que viene a visitarte, Dios de Jacob.

Explicación.

24,1-2 Toma la imagen de fundadores y constructores de ciudades (Gn 4,17; Jos 6,26; 1 Re 16,34), y la atribuye a Dios, fundador de la tierra: Sal 78,69; 89,12; 102,26; Job 38,4-7. Los hombres asientan sobre roca o terreno firme; Dios cimienta la tierra sobre el movedizo e inestable océano. Por debajo de los continentes discurren corrientes que afloran en los manantiales.

24,2 Job 38,4-7.

24,3 El "recinto" o lugar santo supone previa elección y consagración: frecuente en Deuteronomio.

24,4-6 Juntan cualidades éticas con buscar a Dios, sin definir exactamente la relación.

24,4 Manos y corazón son un merismo que incluye toda clase de acciones, pensamientos y deseos. Siguen dos preceptos del decálogo. "Acudir": la expresión hebrea parece significar una tendencia intensa hacia algo: cfr. Dt 24,25; Prov 19,18.

24,5 Aunque mencione al patriarca Jacob creo que se refiere a las bendiciones condicionadas de la alianza. La "justicia" es la que consiste en la observancia, según Dt 6,25.

24,6 No se trata de una procesión formalista, realmente vienen buscando a Dios, en el templo.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

1 Cor 10,26, cita el primer verso del salmo para justificar la libertad cristiana. La tradición antigua y la liturgia aplican el salmo a la ascensión de Jesucristo; algunos autories componen con la fantasía una escena celeste, con diálogo de ángeles. El cortejo se identifica con la comunidad cristiana. 

 Segunda Lectura: Romanos 1,1-7

1Pablo, siervo del Mesías Jesús, apóstol por llamamiento divino, escogido para anunciar la buena noticia de Dios.
          Esta buena noticia, 2prometida ya por sus Profetas en las Escrituras santas, 3se refiere a su Hijo que, por línea carnal, nació de la estirpe de David y, por línea de Espíritu santificador, 4fue constituido hijo de Dios en plena fuerza a partir de su resurrección de la muerte: Jesús, Mesías, Señor nuestro.
          5A través de él hemos recibido el don de ser apóstol, para que en todos los pueblos haya una respuesta de fe en honor de su nombre. 6A ellos pertenecéis también vosotros, llamados por Jesús el Mesías.
          7A todos los predilectos de Dios que estáis en Roma, llamados y consagrados, os deseo el favor y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor, Jesús Mesías.

EXPLICACIÓN.

1-7. Saludo. En el saludo propiamente dicho (1,1-7) intercala Pablo una profesión de fe cristológica (2-4) y su presentación como apóstol de los paganos (5-6). En v.1 se describe como siervo y apóstol. La denominación siervo pertenece al vocabulario semítico tradicional para describir la relación del hombre con la divinidad (pero cf. Jn 15,15). Añade su título particular de apóstol, enviado. No es apóstol por propia iniciativa, sino escogido por Dios, quien le ha confiado el anuncio de la buena noticia. El mensaje de un apóstol ha de ser la palabra de Dios, no la propia, la buena noticia de la liberación efectuada por Jesús.

La profesión de fe (2-4) desarrolla la expresión la buena noticia (el evangelio) de Dios. No menciona la muerte de Jesús, esencial para Pablo; se acerca a la teología de Hch 2,22-36. Parece un pequeño credo tradicional, admitido y probablemente conocido por los de Roma. Continuidad de la historia de la salvación (2): el Mesías corona el AT (3); su ascendencia lo radica en el antiguo Israel. Nuevo estado a partir de la resurrección: Hijo de Dios con plena fuerza, la del Espíritu, en contraste con la debilidad de la herencia humana. Santificador: El Hijo de Dios es ahora dador del Espíritu, que crea la humanidad nueva (4).

Presentación de Pablo (5-6). El llamamiento a ser apóstol le vino de Dios a través de Jesús, destinándolo a una misión especial, distinta de la de los Doce (Gál 2,9). Insinúa su derecho a escribir a los romanos, iglesia de territorio y mayoría paganos.

Una respuesta de fe (5): Los términos griegos hupakouô, hupakoê (nunca correlativo de entolê, "mandamiento") significan "responder, respuesta" a una interpelación. Su matiz dependerá de la calidad de ésta: si la interpelación es una orden, la respuesta será obediencia; si es una invitación, será aceptación. La fe no es respuesta a una orden, sino a una invitación o llamamiento (8,30; 9,24); no se trata, pues, de obediencia. Nótese la falta de artículos en el texto.

Continúa el saludo (7). No llama a los romanos "iglesia" (cf. 1 Cor 1,2; 2 Cor 1,1; Gál 1,2; 1 Tes 1,1; 2 Tes 1,1). Consagrados ("santo" en sentido pasivo: los cristianos han sido "santificados/consagrados" por el Espíritu); en Éx 19,6 se dice de Israel como nación consagrada a Dios. Predilección de Dios por los que responden con la fe; éstos, por el Espíritu que han recibido, tienen la experiencia de Dios como Padre.

EVANGELIO. Mateo 1,18-24:

18 Así nació Jesús el Mesías: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
19 Su esposo, José, que era hombre justo y no quería infamarla, decidió repudiarla en secreto.
20 Pero, apenas tomó esa resolución, se le apareció en sueños el ángel del Señor, que le dijo:
                       - José, hjjo de David, no tengas reparo en llevarte contigo a María, tu mujer, porque la criatura que lleva en su seno viene del Espíritu Santo.
21 Dará a luz un hijo, y le pondrás de nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.
                      22 Esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta:
                      23 Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán de nombre Emanuel (Is 7,14). (Que significa "Dios con nosotros").

                      24 Cuando se despertó José, hizo lo que le había dicho el ángel del Señor y se llevó a su mujer a su casa;

EXPLICACIÓN.

18 - 24.          Nacimiento virginal por obra del Espíritu Santo: nueva creación, que supera la descrita en Gn 1,1ss. En Jesús, la creación del hombre alcanza su plenitud: es al mismo tiempo novedad absoluta y culminación de un proceso histórico. Justo (19): israelita fiel a los mandamientos de Dios, figura del "resto de Israel". Por su amor o fidelidad a Dios (22,37) quiere cumplir la Ley, que lo obligaba a repudiar a María; su amor al prójimo (22,39) le impedía infamarla. De ahí su decisión (19). Jesús (21) (Dios salva) =Josué, el que introdujo al pueblo en la tierra prometida. Salvar de los pecados, de un pasado de injusticia. Emmanuel (23), Dios con nosotros: no un mero enviado divino, sino presencia de Dios en la tierra.  

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