PRIMERA LECTURA. Eclesiastés 1,2-11.
Explicación.
1,9 La
sentencia es polémica; compárese con Is 43,18. Qohelet niega toda novedad objetiva
y explica su apariencia por la falta de memoria. Pero, extrañamente, parece
saber y recordar todo el pasado, pues afirma que todo ha sucedido ya.
SALMO. 90,3-6.12-14.17.
3Tú devuelves el hombre al polvo, diciendo:
¡Volved, hijos de Adán!
EVANGELIO. Lucas 9,7-9.
2¡Vanidad de
vanidades -dice Qohelet-; vanidad de vanidades, todo es vanidad!
Nada hay nuevo
bajo el sol
3¿Qué saca el
hombre de todas las fatigas que lo fatigan bajo el sol?
4Una generación
se va, otra generación viene, mientras la tierra siempre está quieta. 5Sale el
sol, se pone el sol, jadea por llegar a su puesto y de allí vuelve a salir. 6Camina
al sur, gira al norte, gira y gira y camina el viento. 7Todos los ríos caminan al mar y el mar
no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar.
8Todas las
cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver ni
se hartan los oídos de oír. 9Lo que pasó, eso pasará; lo que sucedió, eso sucederá:
nada hay nuevo bajo el sol. 10Si de algo se dice: «Mira, esto es nuevo», ya sucedió
en otros tiempos mucho antes de nosotros. 11Nadie se acuerda de los antiguos y
lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores. Explicación.
1,2 La frase, casi
a la letra, se lee al final del libro (12,8); por tanto, enmarca la serie entera
de reflexiones dispares. La fórmula ha entrado en nuestra literatura y había
que respetarla: "vanidad de vanidades". El vocablo hebel significa
soplo, y por traslación, lo que no tiene sustancia, lo vacío, huero, nada. La construcción
es una especie de superlativo, como "el cantar de los cantares", equivale
a "el mejor cantar". Podríamos traducir: soplo liviano, suspiro leve,
o bien, vacío completo, total sinsentido, nada de nada ...
El vocablo
Qohelet funciona como nombre y como oficio, sin o con artículo: compárese con
Esd 2,55 (soperet) o Is 40,9 (mebasasaeret). La traducción etimológica
sería "asambleísta", y podría designar al que dirige la palabra.
1,3 La pregunta
es muy sapiencial. El "asambleísta", en nombre de toda la asamblea humana,
va a hacer un balance de la vida humana, gastos y ganancias en su correlación.
Pero parece que el v. 2 ha adelantado la respuesta, provocando una resonancia irónica
o invitando a no hacerse ilusiones.
1,4-11 Antes de
entrar en harina, el autor (o quien sea) nos hace leer este breve poema, que
establece la tonalidad del libro. Es una mirada que abarca audazmente todo el
horizonte, "bajo el sol", y todas las generaciones humanas para establecer
el principio de la desilusión. Repitiendo palabras y construcciones, reproduce
estilísticamente la monotonía de lo que existe.
En la primera
estrofa (4-7) desfila una cuaterna: la tierra inmóvil, el sol jadeante, el viento,
los ríos. Es el mismo sol cada mañana, el mismo viento que gira, los mismos ríos
que fluyen, el mismo mar que los recibe. Cada generación humana es lo único que
no dura, aunque la nueva es igual a la anterior.
En la segunda
estrofa está el hombre con su historia, si así se la puede llamar: a pesar de
tanto suceder, es como si nada sucediese. En toda la pieza no aparece Dios, ni
como creador ni como director de la historia. La mirada del hombre está
encerrada "bajo el sol". El montaje paralelo de naturaleza e historia
sirve aquí para naturalizar la historia. En el cosmos los mismos sujetos desempeñan
el mismo papel, en la historia humana nuevos sujetos desempeñan el mismo papel.
1,5 Compárese, por
ejemplo, con la visión triunfal, heroica, del sol en Sal 19, o bien con la
visión del Señor que viene como sol que sale e ilumina, Is 60 y 62; Sal 57, o
con la gran descripción de Eclo 43. Qohelet contempla un sol cansado, forzado a
repetir cada día su trabajo.
1,6 Qué
prestigio el del viento en el AT: Gn 1; Sal 104,30 etc. Qohelet contempla un viento
encarcelado entre cielo y tierra.
1,7 Parece
suponer que el agua de los ríos, llegada al océano, baja al océano inferior y
lo atraviesa para volver a salir en los manantiales.
1,8 Transformar
en palabra hechos y experiencias es toda la tarea del AT y la maestría de sus
escritores. También Qohelet lo intenta, y desde el principio comenta su propio
fracaso: compárese con Dt 29,3.
SALMO. 90,3-6.12-14.17.
3Tú devuelves el hombre al polvo, diciendo:
¡Volved, hijos de Adán!
4Para ti mil años son un ayer que pasó,
una vela nocturna.
5Los arrastras, son un sueño al amanecer;
una vela nocturna.
5Los arrastras, son un sueño al amanecer;
se renuevan como la hierba:
6por la mañana se renueva y florece,
por la tarde se seca y la siegan.
por la tarde se seca y la siegan.
12Enséñanos a llevar buena cuenta
de nuestros días
de nuestros días
para que adquiramos un corazón sensato.
13¡Vuélvete, Señor! ¿hasta cuándo?,
13¡Vuélvete, Señor! ¿hasta cuándo?,
ten compasión de tus siervos.
14Sácianos por la mañana de tu misericordia,
y todos nuestros días serán alegría y júbilo.
17Venga a nosotros la bondad del Señor
nuestro Dios,
nuestro Dios,
consolida la obra de nuestras manos.
¡Consolídala, la obra de nuestras manos!
¡Consolídala, la obra de nuestras manos!
Explicación.
90,3
La historia del Génesis es evocada en un verso. El que modeló al
hombre, dando le consistencia, lo hizo deleznable; el que integró sus
partes lo deja desintegrarse: Job 10,9.
90,4
Las medidas humanas del tiempo no sirven, de ninguna manera, para medir
a Dios (2 Pe 3,8). Tal inmensidad refuerza la melancolía del orante.
90,5 El texto es algo dudoso. "Arrastras": el verbo hebreo sugiere una lluvia torrencial.
90,6-11
Sección definida por la inclusión con "ira". Si la primera parte veía
el tiempo humano a la luz de la duración divina, ésta lo ve a la luz de
la cólera divina. De la melancolía pasamos al sentimiento trágico,
cuando dos realidades estrechamente ligadas, pecado y cólera, se yerguen
en la conciencia del hombre.
90,6 Cuatro verbos en este verso, excelente por su concentración; cuánta actividad para pasar más aprisa.
90,12-17
Una vez tocado el punto más bajo, el orante busca salir a flote rezando
a Dios. Y lo hace en tres momentos imbricados. El primero: la
aceptación resignada, sin ilusiones: es sensatez. El segundo es unos
bienes que compensen las desgracias. El tercero es la fecundidad de la
acción.
90,12 A medida que pasan los años, instruido por Dios, el hombre madura en sensatez.
90,13 El verdadero cambio ha de suceder por una acción divina, que el hombre puede sólo suplicar.
90,14-15
La petición es modesta: equilibrar en la balanza de la vida penas y
gozos. Pero Dios puede alumbrar una mañana realmente nueva, puede
desequilibrar la balanza.
90,16-17
En un modelo doméstico, los siervos piden al amo que comience actuando y
que dé eficacia a la tarea encomendada; algo semejante en un modelo
político. De ahí se sube a la visión teológica: el hombre será lo que
haya hecho: él y Dios en él.
90,17 Is 26,12.
Trasposición cristiana.
La
"vuelta" de Dios de la ira a la misericordia sucede en Jesucristo: Ef
2,4-7. Las obras del cristiano, vitalizadas por la fuerza de la
resurrección (Flp 3,10), cobran consistencia y fecundidad (Flp 2,13), Y
al final lo acompañarán (Ap 14,13).
7 El tetrarca Herodes se enteró de todo
lo que estaba pasando y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que
Juan había resucitado de la muerte;
8 otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que un profeta de los antiguos había vuelto a la vida.
9 Pero Herodes se dijo:
- A Juan le corté yo la cabeza. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?
Y tenía ganas de verlo.
EXPLICACIÓN.
La gente integra a Jesús en sus categorías y lo identifica con personajes del pasado. No se dan cuenta de la novedad de la actuación y mensaje de Jesús. Duda de Herodes, cuya oposición a Juan ha terminado con la ejecución de éste (cf. 3,19s); replantea la pregunta sobre la identidad de Jesús (cf. 7,19.20.49; 8,25) y desea verlo (cf. 23,8).
8 otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que un profeta de los antiguos había vuelto a la vida.
9 Pero Herodes se dijo:
- A Juan le corté yo la cabeza. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?
Y tenía ganas de verlo.
EXPLICACIÓN.
La gente integra a Jesús en sus categorías y lo identifica con personajes del pasado. No se dan cuenta de la novedad de la actuación y mensaje de Jesús. Duda de Herodes, cuya oposición a Juan ha terminado con la ejecución de éste (cf. 3,19s); replantea la pregunta sobre la identidad de Jesús (cf. 7,19.20.49; 8,25) y desea verlo (cf. 23,8).
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