22ª Y llegaron a Betsaida.
Curación de un ciego: Incomprensión de los discípulos
22b Le llevaron un ciego y le suplicaron que lo tocase. 23Cogiendo de la mano al ciego lo condujo fuera de la aldea; le echó saliva en los ojos, le aplicó las manos y le preguntó:
-¿Ves algo?
24Empezó a ver y dijo:
-Veo a los hombres, porque percibo como árboles que andan.
25Luego le aplicó otra vez las manos a los ojos y vio del todo: quedó normal y lo distinguía todo a distancia.
26Jesús lo mandó a su casa diciéndole:
-¡Ni entrar siquiera en la aldea!
EXPLICACIÓN.
En paralelo con las curaciones de 6,54-56. El ciego, como el sordo de 7,32-37, representa a los discípulos; en los profetas «abrir los ojos de los ciegos», equivale a liberar de la opresión (cf. Is 35,5s; 61,1) (22b). Cogiéndolo de la mano, lo condujo fuera de la aldea (23), cf. Jr 31/38,32 LXX: «cuando los cogí de la mano para conducirlos fuera de Egipto»; se trata, pues, de una liberación; el lugar de la opresión es la aldea, la sociedad judía dominada ideológicamente por «la ciudad» (Jerusalén, cf 11,19; 14,13), con su expectación de la gloria nacional; ésta ciega a los discípulos, impidiéndoles comprender el mesianismo de Jesús. Curación en dos momentos: los hombres (cf, 7,8: «la tradición de los hombres»; 4,11: «los de fuera») componen la aldea; como árboles, que ni ven ni oyen (4,12). El segundo momento los capacita para ver y entender. El significado de «la aldea» justifica que Jesús prohíba volver -a ella (26). Termina el primer período de la vida pública de Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario