viernes, junio 01, 2018

LECTURAS DEL SÁBADO 2 DE JUNIO DEL 2018

Primera Lectura: Judas 17.20b-25

17Vosotros , queridos hermanos, acordaos de lo que predijeron los apóstoles de nuestro Señor, Jesús Mesías, 20b asentándoos sobre el cimiento de vuestra santa fe y orando movidos por el Espíritu Santo, 21manteneos en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor, Jesús Mesías, que dará vida definitiva.
22De los que titubean, tened compasión; 23a otros, salvadlos arrancándolos del fuego; a otros, mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por los bajos instintos.
24Al que puede preservaros de tropiezos y presentaros ante su gloria exultantes y sin mancha, 25al único Dios, nuestro Salvador, gloria y majestad, dominio y autoridad por Jesús Mesías Señor nuestro, desde siempre y ahora y por todos los siglos, amén.

EXPLICACIÓN.

Este mal pertenece a los tiempos finales, según predijeron los apóstoles (cf. 2 Pe 2,2.3; 1 Tim 4,1; 2 Tim 3,1-5; Hch 29,19); esta frase parece indicar una fecha tardía para la composición de la carta (17-19). Exhortación a los destinatarios: la vida definitiva, esperanza para el futuro (20-21).
Precaución en la ayuda a los contagiados (22-23). Doxología, cf. Rom 16,27 (24-25).

Salmo Responsorial: 63,2-6

2Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo:
mi garganta tiene sed de ti,
 mi carne desfallece por ti,
en un páramo reseco, sin agua.  
3Así te contemplé en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria.
4Pues vale más tu lealtad que la vida,
te elogiarán mis labios;
5Así te bendeciré mientras viva,
alzando las manos en tu nombre.
6Como de enjundia y de manteca
se saciará mi garganta,
y con labios jubilosos
te alabará mi boca.  

EXPLICACIÓN.

63 Oración de confianza que hace compañía a los salmos 4,16 Y 62. El final (10-12), coloca la oración en una situación de peligro. Pero el lugar es el templo donde el orante vive la intimidad con Dios.  

No conviene llamar a esa intimidad "espiritual", por la densidad corpórea de la plegaria; una corporeidad que es toda real y simbólica. Madrugar, tener sed y desfallecer,
saciarse, estar a la sombra de, estar en el lecho, contemplar, hablar con la boca, levantar las manos, pegarse a uno, sentir el contacto de una mano. Ver, gustar, tocar, aclamar: es curiosa la ausencia de escuchar.

Los sentidos funcionan en sentido propio, pero trascendiendo simbólicamente lo puramente sensible. Los ojos ven el templo, y en él contemplan la gloria de Dios; la garganta tiene sed ... de Dios; la carne desfallece ... por Dios; toca una diestra ... la de Dios; se pega tras él en cercanía inmediata. Toda la persona está comprometida en la experiencia espiritual. Podemos hablar de un precursor de la "aplicación de sentidos".  

El poema se desarrolla en tres tiempos: mañana, día y noche. Muy de mañana se despierta en un páramo, con la garganta reseca, con sed de Dios. El día es tiempo de contemplación y del banquete. Por la noche, en el lecho, afloran los recuerdos: de ti, de Dios. Los tres últimos versos ¿son apéndice prescindible o son clave de comprensión? En el segundo caso tendríamos que pensar en el rey perseguido y en peligro, que habla en primera y en tercera persona; o bien en un sacerdote o privado, perseguido a muerte. Ambos buscan asilo en el templo y allí se les comunica la intimidad de Dios.

 63,1 Sal 119,148; Is 26,9; Sal 143,6. 63,2 La palabra nepesh es bivalente. Contrapuesta a "carne" designa la conciencia; unida a sed, apunta a la garganta. "En un páramo": algunos manuscritos han leído "como".

63,3 Sobre la contemplación de la gloria: Ex 24,11; 33,18.

63,4 La amistad de Dios vale más que la vida humana, da sentido a esa vida.

63,6 La "enjundia" puede referirse al banquete sacrificial: véanse Sal 36,9; Is 55,2; Jr 31,14.
 
Transposición cristiana.

 La corporeidad de experiencia y lenguaje del salmo adquiere nuevo realismo cuando el Hijo de Dios se hace hombre. Su "diestra" sostiene a Pedro, su aliento alcanza a Juan en la cena; come y bebe con sus discípulos (Hch 10,41); tuvo sed en Samaría (Jn 4) y en la cruz (Jn 19,28). En él glorificado podemos contemplar la gloria de Dios.
Evangelio: Marcos 11,27-33

27Llegaron de nuevo a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores 28y le preguntaron:
-¿Con qué autoridad actúas así?, o sea, ¿quién te ha dado la autoridad para actuar así?
29Jesús les contestó:
-Os vaya hacer una pregunta; contestádmela y os diré con qué autoridad actúo así. 30El bautismo aquel de Juan, ¿era cosa de Dios o cosa humana? Contestadme.
31 Ellos razonaban, diciéndose unos a otros:
-Si decimos «de Dios», dirá: «Y, entonces, ¿por qué no le creísteis ?»; 32pero si decimos «cosa humana» ... (Tenían miedo del pueblo, porque todo el mundo pensaba que Juan había sido realmente un profeta.) 33Y respondieron a Jesús:
-No lo sabemos.
Jesús les replicó:
-Pues tampoco yo os digo con qué autoridad actúo así.

EXPLICACIÓN.

(11,27-33): Los dirigentes (las tres categorías que componían el Consejo, d. 8,31) piden a Jesús credenciales que justifiquen su actuación; quieren llevarlo al terreno jurídico (27-28). Jesús les pide una opinión sobre la actividad de Juan Bautista, que tampoco tenía credenciales jurídicas (29-31). Miedo de los dirigentes, inseguridad del poder. Se inhiben. Jesús no responde a la mala fe (32-33).

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