viernes, junio 01, 2018

LECTURAS DEL DOMINGO 10 DE JUNIO DEL 2018

Primera Lectura. Génesis 3,9-15

9Pero el Señor Dios llamó al hombre:
-¿Dónde estás?
10El contestó:
-Te oí en el jardín, me entró miedo porque estaba desnudo, y me escondí.
11El Señor Dios le replicó:
-Y ¿quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿A que has comido del árbol prohibido?
12El hombre respondió:
-La mujer que me diste por compañera me alargó el fruto y comí.
13El Señor Dios dijo a la mujer:
-¿Qué has hecho?
Ella respondió:
-La serpiente me engañó y comí.
14El Señor Dios dijo a la serpiente:
-Por haber hecho eso, maldita tú entre todos los animales domésticos y salvajes; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; 15pongo hostilidad contra ti y la mujer*, entre tu linaje y el suyo: él herirá tu cabeza cuando tú hieras su talón.

Explicación.

3,12 1 Tim 2,14.

3,14-19 La sentencia recoge en orden inverso el interrogatorio; contiene elementos etiológicos o de explicación por las causas de la condición actual del hombre, de la mujer, de la serpiente. Imperara la tensión: en la mujer entre ansia y sumisión, en el hombre entre alimento y sudor. Ha vencido la serpiente porque ha introducido el mal: victoria limitada, porque el bien vencerá; toda la historia quedará bajo el signo de dicha hostilidad. En hebreo el sujeto de "herirá" es el linaje, en latín es la mujer (ipsa). Miq 7,17.

3,15 Is 11,8. * La Vulgata lee "ella".

Salmo. 130,1-8

1Desde lo hondo te grito, Señor,
dueño mío, escucha mi voz. 
2Estén tus oídos atentos
a mi petición de gracia.
3Si llevas cuenta, Señor, de los delitos, 
dueño mío, ¿quién resistirá?
4Pero el perdón es cosa tuya
y así te haces respetar.
5Aguardo al Señor, lo aguarda mi alma, 
esperando su palabra;
6mi alma a mi dueño,
más que el centinela a la aurora.
7Espera Israel en el Señor, 
como el centinela a la aurora,
que la misericordia es cosa del Señor
y es generoso redimiendo.
8ÉI redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Explicación.
130 Género estiloPetición de perdón personal, que se abre a la esperanza colectiva. Es uno de los siete salmos penitenciales: 6, 12, 38, 51, 102, 130, 143. No concreta ni el pecado ni el castigo. El recurso típico del salmo es el encadenamiento: se repiten palabras o frases a manera de ecos, de resonancias. Se puede ensayar una ejecución dialogal.
Son temas correlativos el aguardar y el perdón. Primero es Dios quien vigila, atento a cualquier infracción: léase Job 7,19s; 13,27. El hombre, al contrario, vigila y aguarda la llegada de un Dios liberador: como se aguarda la aurora, que es hora de relevo, tiempo clásico de gracia. El perdón supone en el hombre el pecado; aquí son "los delitos" y la "hondura", que para los hebreos era realidad negativa. Supone en Dios actitud y actos: misericordia, perdón, redención; como algo propio de él, que le toca a él.
130,1 Lo hondo es lo incomprensible, impenetrable, inescrutable. Para el orante una situación trágica, o su conciencia de pecado, ¿o su condición humana? Lo contrario de los montes de Sal 121 y 125. Sola la voz puede alzarse de la hondura y, por condescendencia divina, alcanzar a Dios.
130,2 La petición se lee en textos tardíos: 2 Cr 6,40; 7,15.
130,3 "¿Quién subsistirá?" es pregunta retórica, de respuesta negativa. Es probable que el orante generalice dentro de su contexto nacional; pero la frase puede ampliar su radio hasta abarcar a todo hombre: cfr. Job 14,4. El pecado corroe la consistencia humana.
130,4 Es competencia tuya exclusiva. Solo el soberano o la parte inocente puede concederlo. Porque el hombre pecador depende totalmente de Dios para el perdón (Sal 65,4), debe "respetar" a Dios con humilde "reverencia" .
130,5 Como se reserva el derecho, se reserva el tiempo, y al hombre toca esperar, aguardar.
130,7 “Misericordia” hace eco al “perdón” del v.4. “Redención”: en sentido estricto equivale a rescate; en sentido amplio, a liberación.
130,8 Este es el único caso en que la "redención" tiene como objeto los "delitos".

Transposición cristiana.
 Un buen comentario se puede leer en Rom 7. Heb 4,16 nos invita a acercarnos al ''tribunal de la gracia". Los antiguos contemplaban en la mañana la resurrección de Cristo.

Segunda Lectura. 2 Corintos 4,13 -- 5,1.

13Sin embargo, poseyendo el mismo espíritu de fe que se expresa en aquel texto de la Escritura: "Creo, por eso hablo" (Sal 116,10), también creemos nosotros y por eso hablamos, 14sabiendo que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos colocará con nosotros a su lado. 15Y todo esto es por vosotros, de suerte que, al extenderse la gracia a más y más gente, multiplique la acción de gracias para gloria de Dios.
                16Por esta razón no os acobardamos; no, aunque nuestro exterior va decayendo, lo interior se renueva día a día; 17porque nuestras penalidades momentáneas y ligeras nos producen una riqueza eterna, una gloria que las sobrepasa desmesuradamente; 18y nosotros no ponemos la mira en lo que se ve, sino en lo que no se ve, porque lo que se ve es transitorio y lo que no se ve es eterno.
5             1Es que sabemos que si nuestro albergue terrestre, esta tienda de campaña, se derrumba, tenemos un edificio que viene de Dios, un albergue eterno en el cielo, no construido por hombres;

Explicación.

 Las penalidades se aceptan para que los hombres conozcan la generosidad de Dios y lo alaben por ella (13-15).

              El fruto personal de tanta tribulación se encuentra ya en la vida presente (lo interior se renueva de día en día) (16), que anticipa la vida futura. El anhelo de plenitud es el que orienta y sostiene el esfuerzo (17-18).

              La empresa no conoce fracaso, pues Dios asegura el éxito, que es la vida para siempre, anhelo del hombre (5,1). 

Evangelio. Marcos 3,20-35

Reacciones populares a la iniciativa de Jesús 

20Fue a casa, y se reunió de nuevo tal multitud de gente que no podían ni comer. 21Al enterarse los suyos se pusieron en camino para echarle mano, pues decían que había perdido el juicio.

Reacción oficial. Los letrados de Jerusalén. Respuesta de Jesús (Mt 12,22-32; Lc 11,14-23; 12,10)

22Los letrados que habían bajado de Jerusalén iban diciendo:
-Tiene dentro a Belcebú.
Y también:
-Expulsa los demonios con poder del jefe de los demonios.
23Él los convocó y, usando comparaciones, les dijo:
¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? 24Si un reino se divide internamente, ese reino no puede seguir en pie; 25 y si una familia se divide internamente, no podrá esa familia seguir en pie. 26Entonces, si Satanás se ha levantado contra sí mismo y se ha dividido, no puede tenerse en pie, le ha llegado su fin.
27Pero no, nadie puede meterse en la casa del fuerte y saquear sus bienes si primero no ata al fuerte; entonces podrá saquear su casa.
28Os aseguro que todo se perdonará a los hombres, las ofensas y, en particular, los insultos, por muchos que sean; 29pero quien insulte al Espíritu Santo no tiene perdón jamás; no, es reo de una ofensa definitiva.
30Es que iban diciendo:
-Tiene dentro un espíritu inmundo.

La nueva familia de Jesús  (Mt 12,46-50; Lc 8,19-21)

31Llegó su madre con sus hermanos y, quedándose fuera, lo mandaron llamar. 32Una multitud de gente estaba sentada en torno a él. Le dijeron:
-Oye, tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera.
33Él les contestó:
-¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
34Y, paseando la mirada por los que estaban sentados en corro en torno a él, añadió:
-Mirad a mi madre y a mis hermanos. 35Cualquiera que cumpla el designio de Dios, ése es hermano mío y hermana y madre.

EXPLICACIÓN.

3,20-6,6. Segunda sección. Oposición a la iniciativa de Jesús. La universalidad del Reino en su enseñanza y actividad.

20-35. Tríptico. Reacciones a la constitución de los Doce.

a) (3,20-21): La constitución del Israel mesiánico, que sustituye e invalida al antiguo (1,15; 2,21s), es un desafío a las autoridades judías. La opinión popular se divide. Una multitud, evidentemente descontenta del sistema, se apiña «en casa» (gr. oikos, cf. 2,1; ahora la casa del Israel mesiánico). Los allegados de Jesús, en cambio, juzgan su acción una locura e intentan impedir su actividad.

b) (3,22-30): También las autoridades centrales quieren neutralizar el peligro que representa Jesús para la institución. Unos letrados (maestros de la ideología oficial), llegados de Jerusalén, lo difaman, acusándolo de magia (ser agente del jefe de los demonios); afirman, por tanto, que liberar de la sumisión a la doctrina oficial (expulsar demonios), como hace Jesús, es un mal, y que Jesús es un enemigo de Dios (agente del diablo) (22). Aunque eludían el encuentro, Jesús los convoca, mostrando así su autoridad sobre los enemigos del reino de Dios (23). Les demuestra lo absurdo de su acusación: Satanás (figura del poder y de la ambición de poder) no dará nunca verdadera libertad al hombre, sería destruirse a sí mismo (24-26). Al rebatirles la acusación, muestra Jesús que son ellos los que están de parte de Satanás (el poder) y contra la libertad del hombre. El fuerte (27), figura satánica de poder, representa la institución judía; su casa, el ámbito de su dominio; Jesús pretende sacar al pueblo (sus bienes) del dominio de la institución, anulando el influjo de ésta (atar/o), ejercido mediante la doctrina. Afirmación solemne y grave: todo puede ser perdonado (28) excepto el insulto al Espíritu Santo (29), la mala fe, mostrada aquí al atribuir al espíritu inmundo (30) la liberación que efectúa el Espíritu de Dios (los letrados conocían bien la historia de Israel, que tuvo principio con la liberación de Egipto, y los escritos proféticos, cf. Is 1,17; 58,6s; 61,1; J r 21,11 s; 22, 15s; Ez 34,2-4; Sal 72,4.12-14).

c) (3,31-35): En paralelo con los Doce, que “estaban con Jesús en casa” (3,20), aparece el grupo de seguidores que no procede de la institución judía. Contraste entre la familia que se queda fuera y los que están sentados en torno a Jesús (= «estar con Jesús», cf. 3,14, la adhesión incondicional y permanente). La madre, sin nombre, es figura del antiguo Israel, del que procede Jesús; los hermanos, de los judíos de su comarca. No se trata tanto de las personas como de mostrar la hostilidad hacia Jesús del ambiente donde se ha criado (31-32). La nueva familia, independiente de raza o pueblo. Única condición para pertenecer, cumplir el designo de Dios = dar la adhesión a Jesús (34-35; cf. 2,5: la fe). Jesús no se considera vinculado a su pueblo (madre, hermanos), que rechaza el mensaje, sino a cualquier hombre que le dé su adhesión.

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