viernes, junio 01, 2018

LECTURAS DEL JUEVES 28 DE JUNIO DEL 2018

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.

Primera Lectura: II Reyes 24, 8-17

Jeconías de Judá (598-597) (2Cr 36,9-10).
8Cuando Jeconías subió al trono tenía dieciocho años, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Nejustá, hija de Elnatán, natural de Jerusalén. 9Hizo lo que el Señor reprueba, igual que su padre.
10En aquel tiempo, los oficiales de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén y la cercaron. 11Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén cuando sus oficiales la tenían cercada. 12Jeconías de Judá se rindió al rey de Babilonia, con su madre, sus ministros, generales y funcionarios. El rey de Babilonia los apresó el año octavo de su reinado. 13(Se llevó los tesoros del templo y de palacio, y destrozó todos los utensilios de oro que Salomón, rey de Israel, había hecho para el templo según las órdenes del Señor. 14Deportó a todo Jerusalén, los generales, los ricos –diez mil deportados-, los herreros y cerrajeros; sólo quedó la plebe). 15Nabucodonosor deportó a Jeconías  a Babilonia. Llevó deportados de Jerusalén a Babilonia el rey, la reina madre y sus mujeres, sus funcionarios y grandes del reino, 16todos los ricos –siete mil deportados-, los herreros y cerrajeros –mil deportados-, todos aptos para la guerra. 17En su lugar nombró rey a su tío Matanías, y le cambió el nombre en Sedecías.

EXPLICACIÓN.

24,8. El partido de la resistencia contaba con que el hijo de Jeconías (Yehoyakin) continuase la política paterna. Al principio el joven cedió a los ministros; pero cuando un ejército en regla asedió la capital, Jeconías se rindió para salvar la vida y la ciudad. El emperador tomó represalias, impuso fuertes tributos y nombró un rey vasallo, de la familia de Josías: Sedecías.

24,12. Entre los deportados de la primera ola marchó a Babilonia un joven sacerdote que había de recibir su vocación profética en el destierro; anunció la caída definitiva y la esperanza de restauración: se llamaba Ezequiel. Para este profeta, Jeconías sigue siendo el rey legítimo, los años se siguen contando según su sucesión al trono.

24,13-14. Adición posterior que anticipa hechos de la segunda deportación. Véase Jr 27,22. Los versos siguientes dan la versión original. *O: según lo que había anunciado el Señor, Is 20,17s.

24,15-16. Con estas medidas, Nabucodonosor creyó domada la resistencia de los judíos. Se engañaba.

24,17. Es un hijo de Josías, hermano uterino de Joacaz, el rey depuesto por Necó. También Nabucodonosor respetó los sentimientos religiosos del pueblo, dando al nuevo rey un nombre yahvista. Sedecías significa “justicia (o victoria) del Señor”. ¿Hay un toque de ironía en semejante nombre? (cfr. Jr 23,6).

Salmo Responsorial: 79,1-5.8-9

1¡Oh Dios!, los paganos han invadido tu heredad,
                   han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
2Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo
la carne de tus leales a las fieras de la tierra.
3Derramaron su sangre como agua
                   en tomo a Jerusalén,
y nadie la enterraba.
4Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
                   burla y baldón de los que nos rodean.
5¿Hasta cuándo, Señor, enojado?
¿siempre ardiendo como fuego tus celos? 
8No nos imputes los delitos de los antepasados.
Que tu compasión se apresure a alcanzamos,
                   pues estamos agotados.
9Socórrenos, Dios Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre.
Líbranos y expía nuestros pecados,
                   en atención a tu nombre.

EXPLICACIÓN.

79,1 La invocación inicial sitúa la descripción y todo el salmo. "Heredad" del Señor es el territorio (Ex 15,17) Y la capital (Sal 47,3). Invadirlo va contra un precepto (Lam 1,10). "Profanar el santuario" es delito denunciado en la ley y los profetas: Lv 15,31; Nm 19,13; Jr 7,30.

79,2. Motivo literario tópico: 1 Sm 17,46; 2 Sm 21,10; 2 Re 9,35-37. 

79,3 "Derramar sangre" es fórmula técnica de homicidio. La sangre hay que enterrarla o taparla para que no clame al cielo: Gn 4,10; Job 16,18.

79,5-9 Estos siete versos, con su distribución proporcionada, nos hacen sentir el problema de la discriminación. La comunidad se siente bajo la ira de Dios prolongada; y no pide que cese la ira, sino que cambie de destinatario. 79,6-7 Los paganos se definen por "no reconocer al Señor" ni "invocar su nombre", de donde se sigue el imperialismo "devorador": cfr. Sal 14. Léase la respuesta del faraón en Ex 5,2. La "dehesa" es el territorio o la capital: Ex 15,13; Is 33,20; Jr 25,30 etc. 

79,8-9 Confesándose culpables, apelan a la compasión de Dios y al honor de su nombre. Los pecados de los antepasados se han acumulado bajo los pecados recientes (Is 65,7), "nuestros": los antiguos que Dios los olvide, los recientes que los "expíe". Estos tres versos son una confesión penitenclal resumida: puede verse ampliada en Esd 9; Neh 9-10; Dn 3 y 9; Bar 1,15-3,8.

79,8 "No imputes" o no recuerdes: con valor judicial: Is 43,25; Jr 31,34. 

79,9 Sobre "expiar", además de los textos litúrgicos de Lv y Nm, pueden consultarse Is 6,7; 22,14; 27,9.

Transposición cristiana.

El Apocalipsis recoge dos temas del salmo: los cadáveres sin enterrar y la venganza de los asesinados: Ap 11,7; 6,9. Piensa en un juicio final o definitivo, con oposiciones netas, sin intermedios. La Iglesia perseguida recita el salmo confesando sus pecados y pidiendo la justicia necesaria para liberar a las víctimas inocentes.

Evangelio: Mateo 7, 21-29

21 No basta decirme: "¡Señor, Señor!", ¡si hemos profetizado en tu nombre y echado demonios en tu  nombre y hecho muchos prodigios en tu nombre!"
23 Y entonces yo les declararé: "Nunca os he conocido. ¡Lejos de mí los que practican la iniquidad!
                24 En resumen: Todo aquel que escucha estas palabras mías y las pone por obra se parece al hombre sensato que edificó su casa sobre roca. 
25 Cayó la lluvia, vino la riada, soplaron los vientos y arremetieron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada en la roca.
                26 Y todo aquel que escucha estas palabras mías y no las pone por obra se parece al necio que edificó su casa sobre la arena.
27 Cayó la lluvia, vino la riada, soplaron los vientos, embistieron contra la casa y se hundió. ¡Y que hundimiento tan grande!
               28 Al terminar Jesús este discurso, las multitudes estaban impresionadas por su enseñanza,
29 porque les enseñaba con autoridad, no como sus letrados.

EXPLICACIÓN.

 De nuevo (24-23) el primado de las obras sobre las palabras. Pero, más allá de las obras, Jesús juzga las intenciones. Lo extraordinario carece de valor (22-23) si no nace del amor n tiende a construir el reino de Dios. Parábola final (24-27): se contrapone el llevar o no a la práctica la enseñanza escuchada. La casa, el hombre mismo. El éxito de su vida en medio de las dificultades se basa en un proceder acorde con el mensaje de Jesús, cuyo punto culminante han sido las bienaventuranzas. Asombro de las multitudes (28, cf. 4,25). Jesús no se apoya en la tradición, como los letrados (29), habla con autoridad propia. La doctrina oficial cae en el descrédito.

2ª OPCIÓN.

Primera Lectura. 2 Timoteo 2,22-26

 22Huye de las pasiones juveniles, esmérate en la rectitud y la fidelidad, en el amor fraterno y la paz con los que invocan al Señor limpiamente. 23Niégate a discusiones estúpidas y superficiales, sabiendo que acaban en peleas; 24y uno que sirve al Señor no debe pelearse, sino ser amable con todos; debe ser hábil para enseñar, sufrido, 25suave para corregir a los contradictores; puede que Dios les conceda enmendarse y comprender la verdad; 26entonces recapacitarán y se zafarán del lazo del diablo que los tiene ahora cogidos y sumisos a su voluntad.

EXPLICACIÓN.

Exhortación personal a Timoteo. Tema de la enseñanza (24) con toda dulzura frente a los contradictores (22-26).

Salmo. 37,3-6.30-31

3 Confía en el Señor y haz el bien,
habita una tierra y cultiva la fidelidad;
4 sea el Señor tu delicia
y te dará lo que pide tu corazón.

5 Encomienda al Señor tu camino,
confía en él, que él actuará;
6 hará salir tu justicia como la aurora,
tu derecho como el mediodía.

30 La boca del honrado medita la sensatez,
su lengua pronucia el derecho,
31 lleva en el corazón la ley de su Dios:
sus pasos no vacilarán.

Explicación.

37,3-4 Dos imperativos enuncian la relación con Dios. Confianza es genérico; en cambio "delicia" expresa una experiencia íntima: Job 22,26; Is 58,14. Dios responde a la confianza otorgando la petición. Aunque todavía no posean un terreno, deben "habitar", permanecer, no exiliarse, como los de Jr 39,10; su "cultivo" será por ahora la fidelidad al Señor.

37,6-7 "Encomienda"; es hacer girar algo para que pase a otro. "Tu camino": la conducta ética y práctica que piensa seguir. "Actuará"; forma intransitiva de particular eficacia aquí. "Tu derecho" negado y conculcado, lo sacará puntual como el sol y creciente hasta el zénit: cfr. Os 6,5, de modo que todos lo reconozcan: cfr. Is 58,10.

37,30-31 Se pueden leer como lema del salmo: un hombre honrado saddiq medita la sensatez hokma, su lengua expone el derecho mishpat, en el corazón lleva la instrucción tora de su Dios. Su actividad es sapiencial, su tema ético, animado de espíritu religioso. Sobre la ley en el corazón vénase: Is 51,7; Jr 31,33.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Por la cita del v.11a en el manifiesto de Mt 5,5 penetra el salmo en el NT. Esa cita nos invita a buscar otras correspondencias en las bienaventuranzas: pobres y afligidos en el v.14; Justicia recorre todo el salmo; misericordia en 21 y 26; la búsqueda de la paz en 37 sufrir por la justicia está implícito en los consejos iniciales y recorre el salmo.

Evangelio. Juan 17,20-26

20. Pero no te ruego solamente por éstos, sino también por los que a través de su mensaje me den su adhesión:
21. que sean todos uno –como tú, Padre, estás identificado conmigo y yo contigo-, para que también ellos lo estén con nosotros, y así el mundo crea que tú me enviaste.
22. Yo, por mi parte, la gloria que tú me has dado se la he dado a ellos, para que sean uno como nosotros somos uno
23 – yo identificado con ellos y tú conmigo-, para que queden realizados alcanzando la unidad, y así conozca el mundo que tú me enviaste y que les has demostrado a ellos tu amor como me lo has demostrado a mí.
24. Padre, quiero que también ellos –eso que me has entregado- estén conmigo donde yo estoy, para que contemplen mi propia gloria, la que tú me has dado, porque me has amado antes que existiera el mundo.
25. Padre justo, el mundo no te ha reconocido; yo, en cambio, te he reconocido, y éstos han reconocido que tú me enviaste.
26. Ya les he dado a conocer tu persona, pero aún se la daré a conocer, para que ese amor con el que tú me has amado esté en ellos y así esté yo identificado con ellos.


EXPLICACIÓN.

III. Oración por la comunidad del futuro (20-23). Jesús ensancha el horizonte de su comunidad a épocas sucesivas (20). Está seguro de que su obra continuará. El llamado mensaje del Padre (6.7) y mensaje de Jesús (14,23), lo es también de los discípulos. No es para ellos una doctrina aprendida ni han de proponerlo como algo a lo que están obligados; no se puede proponer el amor si no se vive; se comunica como experiencia y convicción propia. El mensaje produce la adhesión a Jesús, punto de referencia para todos los tiempos. El mensaje no es una teoría sobre el amor, sino la formulación de la vida y muerte de Jesús.
La petición de Jesús es la unidad (21), expresión y prueba del amor, distintivo de la comunidad; su modelo es la unidad que existe entre Jesús y el Padre, y es condición para la unión con ellos. Quienes no aman no pueden tener verdadero contacto con el Padre y Jesús. Se establece así la comunidad de Dios con los hombres; su presencia e irradiación desde la comunidad, a través de las obras que revelan su amor (9,4), será la prueba convincente de la misión divina de Jesús. No se convence con palabras, sino con hechos.

La gloria/amor del Padre (el Espíritu) que Jesús ha recibido (1,14) constituye al Hijo (1,32.34) uno con el Padre (10,30). La comunicación de la gloria (22) a los discípulos realiza en ellos la condición de hijos; la comunidad de Espíritu produce la unidad entre ellos y con Jesús y el Padre. La comunidad es el nuevo santuario. La realización plena del designio de Dios (23) depende de la existencia de la unidad, fruto del amor incondicional. Éste es el testimonio válido ante los hombres. Equivalencia entre gloria y amor del Padre. Los discípulos manifestarán a un Dios que es don de sí generoso y total (“Padre”).

IV. Conclusión (24-26). El término quiero (24) muestra la libertad del Hijo (13,3): su designio es el mismo del Padre. Estar con él (14,3) denota la condición de hijos. Contemplar su gloria equivale a experimentar su amor (1,14) y responder a él (1,16). Jesús ha realizado el proyecto de Dios (1,1; 17,5), que el Padre había concebido como expresión total de su amor, y cuya realización en Jesús preveía desde el principio.

Expone al Padre la diferencia entre el mundo que lo rechaza y él y los suyos (25), para que el Padre justo los honre (12,26). Resume Jesús el contenido de su oración (26). Alude a su actividad pasada (vv. 4.6) y afirma su propósito para el futuro (vv.1.5): manifestar el ser el Padre dando la vida. La cruz será la revelación plena y definitiva de la persona el Padre, manifestando todo el alcance de su amor.

Conocer al Padre a través de Jesús es la vida definitiva (v.3). Quiere que los discípulos sean iguales a él, que gocen del mismo amor del Padre que él ha gozado, para que su unión con ellos sea total.

SÍNTESIS.

El acontecimiento salvador es la muerte de Jesús, en la que el Hombre queda terminado (19,30) al actualizar plenamente su capacidad de amar, y que revela lo que es Dios mismo: amor total y gratuito al hombre (Padre).

Desde su plenitud, Jesús el Hombre-Dios, igual y uno con el Padre, puede comunicar la vida/amor que posee. El efecto de esa comunicación será doble: la unidad de los que participan de él, y su entrega a la difusión de ese amor/vida en el resto de la humanidad.

El amor produce en los hombres una calidad de vida que puede llamarse definitiva, pues no está sujeta a muerte. Esa vida se identifica con la condición de hijos de Dios, que nace de la experiencia del amor de Dios como Padre al experimentar en la propia persona la acción salvadora de Jesús.

El amor, que es don de sí, establece la relación interpersonal, que no se crea dando “cosas”, sino dándose uno mismo. En cualquier donación se ofrece la propia persona. De hecho, el bien del hombre no está en poseer “algo” sino a “alguien”, en poseer a Dios y a los demás. Pero esta posesión no se adquiere por conquista o compra, se recibe como don gratuito. Cada uno regala su vida a los otros, como el Padre, que es Espíritu/vida (4,24), da su Espíritu a Jesús (1,32), y Jesús se entrega y da su Espíritu a los hombres (10,11; 19,30). Cada uno es dueño de su vida, su máxima riqueza, para entregarla; de esa manera, todos tienen en común la riqueza de todos (17,10).

Se ve así el sentido del “servicio”. Es el don personal de todos a todos. No basta un servicio “objetivo” al hombre, sino uno que en lo objetivo lleve dentro el ofrecimiento de la persona. La existencia de la comunidad una es al mismo tiempo el origen y el término de la misión.

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