martes, agosto 01, 2017

LECTURAS DEL MIÉRCOLES 16 DE AGOSTO DEL 2017.


PRIMERA LECTURA: DEUTERONOMIO 34,1-12.

1Moisés subió de la estepa de Moab al Monte Nebo, a la cima del Fasga, que mira a Jericó, y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, 2el territorio de Neftalí, de Efraín y de Manasés, el de Judá hasta el Mar Occidental; 3el Negueb y la comarca del valle de Jericó (la ciudad de las palmeras) hasta Soar, 4y le dijo:
-Esta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: "Se la daré a tu descendencia. Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en ella".
5Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en Moab, como había dicho el Señor.
6Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Fegor, y hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba.
7Moisés murió a la edad de ciento veinte años: no había perdido vista ni había decaído su vigor. 8Los israelitas lloraron a Moisés en la estepa de Moab treinta días, hasta que terminó el tiempo del duelo por Moisés.
9Josué, hijo de Num, poseía grandes dotes de prudencia, porque Moisés le había impuesto las manos. Los israelitas le obedecieron e hicieron lo que el Señor había mandado a Moisés.
10Pero ya no surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; 11ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el Faraón, su corte y su país; 12ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.

Explicación.

34 Una emoción contenida vibra apenas en esta narración escueta de la muerte de Moisés y en la especie de epitafio o memoria fúnebre que el autor le dedica. La narración empalma de cerca con 32,48-52 y lleva a colación otra serie de momentos, especialmente: Nm 27,12-17; Dt 3,23-28; 31,14.

34,1-3 La visión de la tierra entera es físicamente imposible. El texto dice que se la hizo ver el Señor; como en otro tiempo a Abrahán cuando se separó de él Lot; sólo que Abrahán pudo "pasearla", si no poseerla (Gn 13,15.17).

34,4-5 Aun a los 120 años la muerte es violenta, porque interrumpe el cumplimiento de la misión: el que comenzó no puede concluir. A solas con Dios, contempla Moisés la tierra y cierra los ojos llenos de la visión. El dolor y la nostalgia se expresaron antes (3,23-26). Por las palabras de Dios, Moisés no sólo contempla el espacio, sino que se asoma a la historia que él ha preparado y va a comenzar muy pronto. Al morir recibe el título "siervo del Señor".

34,6 La ignorancia contrata con los datos puntuales de los jueces menores: Jue 10,2.5; 12,7.10.12.15; y más aún con el sepulcro patriarcal de Abrahán (Gn 23).

34,8-11 Aunque la historia continúa y se suceden los profetas, según lo anunciado (Dt 18,15), el puesto de Moisés es único: por su misión en la liberación de Egipto y por su intimidad con Dios (Éx 33,11; Nm 12,8).

SALMO: 66,1-3.5.8.16-17.

1 Aclamad a Dios, todo el mundo,
2tañed en honor de su nombre,
dadle gloria con la alabanza. 
3Decid a Dios: ¡Qué formidable es tu acción!
por tu inmenso poder los enemigos te adulan. 

5Venid a ver las proezas de Dios,

sus hazañas formidables a favor de los hombres.
8Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar su alabanza. 

16Venid a escuchar, fieles de Dios,
os contaré lo que hizo por mí:
17Lo invoqué con la boca,

con la lengua lo enaltecí. 

EXPLICACIÓN.



66,1-4 El liturgo parece excederse invitando a "todo el mundo", especialmente considerando que habla enseguida de "enemigos" y más abajo de "rebeldes que se sublevan", y están implícitos en los "hombres" del v. 12. ¿También ellos son invitados a la "alabanza", al "homenaje" festivo"? ''Todo el mundo" podría equivaler más a bien a "en todo el mundo".



66,3 "Formidable", es decir impresionante, sobrecogedora, que infunde temor reverencial: Sal 76. ''Te adulan": ante tu inmenso poder, no tienen más remedio que someterse con voluntad fingida: Sal 18,45.

66,5 El objeto son "los hombres", o "seres humanos" sin precisar. Es admirable que Dios les dedique su actividad.

66,17 El segundo hemistiquio es dudoso; atiendo a versiones antiguas y al paralelismo.


Transposición cristiana

En este salmo se conjugan una tribulación y consiguiente liberación, el señorío universal y perpetuo, la invitación a todo el mundo. Con esos elementos pueden los Padres proponer una lectura cristológica del salmo. En clave eclesiológica, la prueba que refina es ante todo la pasión de los mártires.


EVANGELIO: MATEO 18,15-20.

 15 Si tu hermano te ofende, ve y házselo ver, a solas entre los dos. Si te hace caso, has ganado a tu hermano.
16 Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que toda la cuestión quede zanjada apoyándose en dos o tres testigos (Dt 19,15).
                   17 Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un recaudador.
                   18 Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
19 Os lo digo otra vez: Si dos de vosotros llegan a un acuerdo aquí en la tierra acerca de cualquier asunto por el que hayan pedido, surtirá su efecto por obra de mi Padre del cielo,
20 pues donde están dos o tres reunidos apelando a mí, allí en medio de ellos, estoy yo.

EXPLICACIÓN.

15 - 20.         Te ofende, según la mayoría de los mss. y versiones; exigido además por los paralelos en el texto (cf. vv. 21.35). La ofensa crea división y ésta ha de ser reparada lo antes posible. El ofendido ha de tomar la iniciativa; el ofensor ha de reconocer su falta (15). Caso particular de lo expuesto en la parábola de la oveja perdida. Si el ofensor no acepta la reconciliación, se hará todo lo posible. Si la rehúsa hasta el fin, es como el que no conoce a Dios (pagano), como el que hace caso omiso de su voluntad (recaudador; 17). La comunidad puede reconciliar o expulsar (cf. 16,19); su decisión, refrendada por Dios (18). El mismo principio con otras palabras (19s). Las decisiones no se toman a la ligera ni por el mero parecer humano (petición): la eficacia se debe a la presencia de Jesús entre los que apelan a él.

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