PRIMERA LECTURA. 1 Jn 4,11-18.
11 Amigos míos, si Dios nos ha amado así, es deber nuestro amamos unos a otros. 12 A la divinidad nadie la ha visto nunca; si nos amamos mutuamente, Dios habita en nosotros y su amor queda realizado en nosotros. I3Ésta es la señal de que habitamos en él y él en nosotros, que nos ha
hecho participar de su Espíritu.
11 Amigos míos, si Dios nos ha amado así, es deber nuestro amamos unos a otros. 12 A la divinidad nadie la ha visto nunca; si nos amamos mutuamente, Dios habita en nosotros y su amor queda realizado en nosotros. I3Ésta es la señal de que habitamos en él y él en nosotros, que nos ha
hecho participar de su Espíritu.
14Nosotros lo hemos
contemplado y atestiguamos que el Padre envió a su Hijo al mundo para salvar al
mundo.
15Si uno reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios habita en él y él en Dios. 16Por nuestra parte, le hemos dado fe y conocemos el amor que Dios mantiene en nosotros. Dios es amor: quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
15Si uno reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios habita en él y él en Dios. 16Por nuestra parte, le hemos dado fe y conocemos el amor que Dios mantiene en nosotros. Dios es amor: quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
17Entonces queda
realizado el amor en nosotros, cuando nos sentimos seguros en el momento de ser
juzgados, porque lo que es él, también lo somos nosotros en este mundo. 18En el
amor no existe temor; al contrario, el amor acabado echa fuera el temor, porque
el temor anticipa el castigo; quien siente temor aún no está realizado en el
amor.
Explicación.
La respuesta al amor
es amar (11), y el amor del hombre necesita ver y comprender, lo que es imposible
respecto a Dios (cf. Jn 1,18). Pero el amor mutuo es la señal de que Dios está
con los hombres y de que su propósito, la realización del hombre, se cumple (12). La experiencia del
Espíritu da conciencia al hombre de esta presencia de Dios en él (13).
Además del testimonio
interno del Espíritu, está el externo, el de los testigos presenciales de la
vida de Jesús en la tierra, que ha quedado plasmado en el evangelio (Jn 1,32.34;
19,35; 21,24) y que se ha transmitido en la comunidad. El plan de Dios es salvar
al mundo por medio de Jesús (Jn 3,17); para salvar, lit, «como Salvador»,
término helenístico equivalente al hebreo Mesías (cf. Jn 4,25.42) (14). Lo
importante es reconocer que el hombre Jesús, que vivió en la historia, es el Hijo
de Dios, capaz de revelar a los hombres lo que realmente es Dios. De hecho,
Jesús es el que, por amor a los hombres, llegó a dar su vida, traducción en
términos humanos del amor infinito e irreversible de Dios por el hombre (15).
Dado que Dios es amor, el hombre que ama puede estar seguro de que está unido
con Dios (16).
SALMO. 72,1-2, 10, 12-13.
1Oh Dios, confía tu juicio al rey,
tu justicia a un hijo de rey.
2Que rija a tu pueblo con justicia, a tus afligidos con rectitud.
10Que los reyes de Tarsis y las islas
le paguen tributo;
1Oh Dios, confía tu juicio al rey,
tu justicia a un hijo de rey.
2Que rija a tu pueblo con justicia, a tus afligidos con rectitud.
10Que los reyes de Tarsis y las islas
le paguen tributo;
12Porque él libra al pobre que pide auxilio,
al oprimido que no tiene protector.
al oprimido que no tiene protector.
13Que se apiade del pobre y desvalido,
que salve la vida de los pobres.
Explicación.
72,1-3 La primera sección presenta a los personajes: Dios, el rey y un escenario de montañas. Dios es la primera palabra del poema. Posee una justicia suya, que ejerce en el gobierno del mundo y que delega para que su pueblo conviva en la justicia: cfr. 2 Cr 19,6. El reyes "hijo de rey", es decir, de estirpe real, davídica, no usurpador; está en función de "tu pueblo", que es de Dios y no suyo, y es hoy un pueblo "afligido": ¿por un dominio extranjero despótico?, ¿por abusos de gobernantes anteriores? "Montes y colinas" pueden representar el paisaje, la configuración de Judá: Ex 15,17; 1 Re 20,23; Is 14,25 etc.
72,10 Toca la vez a los vasallos obedientes, que cumplen su deber trayendo tributo. Dos países son marítimos, dos son continentales. "Islas" o penínsulas, costas.
72,12 Está introducido como motivación: la sumisión o cuanto precede es consecuencia o se justifica "porque" este rey "libra al pobre que clama"; no por su poder militar o económico.
72,13-14 La repetición de "vida" en ambos versos nos dice que es cuestión de vida o muerte. El rey no está dispuesto a sacrificar a súbditos más humildes, pues estima sumamente la "sangre = vida". "Rescatar" vidas puede ser hacer justicia condenando a muerte al homicida. Creo más probable que "rescatar" se refiera aquí al peligro grave, no al homicidio consumado.
EVANGELIO. Mc 6,45-52.
que salve la vida de los pobres.
Explicación.
72,1-3 La primera sección presenta a los personajes: Dios, el rey y un escenario de montañas. Dios es la primera palabra del poema. Posee una justicia suya, que ejerce en el gobierno del mundo y que delega para que su pueblo conviva en la justicia: cfr. 2 Cr 19,6. El reyes "hijo de rey", es decir, de estirpe real, davídica, no usurpador; está en función de "tu pueblo", que es de Dios y no suyo, y es hoy un pueblo "afligido": ¿por un dominio extranjero despótico?, ¿por abusos de gobernantes anteriores? "Montes y colinas" pueden representar el paisaje, la configuración de Judá: Ex 15,17; 1 Re 20,23; Is 14,25 etc.
72,10 Toca la vez a los vasallos obedientes, que cumplen su deber trayendo tributo. Dos países son marítimos, dos son continentales. "Islas" o penínsulas, costas.
72,12 Está introducido como motivación: la sumisión o cuanto precede es consecuencia o se justifica "porque" este rey "libra al pobre que clama"; no por su poder militar o económico.
72,13-14 La repetición de "vida" en ambos versos nos dice que es cuestión de vida o muerte. El rey no está dispuesto a sacrificar a súbditos más humildes, pues estima sumamente la "sangre = vida". "Rescatar" vidas puede ser hacer justicia condenando a muerte al homicida. Creo más probable que "rescatar" se refiera aquí al peligro grave, no al homicidio consumado.
EVANGELIO. Mc 6,45-52.
45Enseguida
obligó a sus discípulos a que se montaran en la barca y fueran delante
de él al otro lado, en dirección a Betsaida, mientras él despedía a la
multitud. 46Cuando se despidió de ellos se marchó al monte a orar.
Travesía. Jesús anda sobre el agua (Mt 14,23b-33; Jn 6,15-21)
47
Caída ya la tarde estaba la barca en medio del mar y él solo en tierra.
48Viendo el suplicio que era para ellos avanzar, porque tenían el
viento en contra, en el último cuarto de la noche fue hacia ellos
andando sobre el mar, con intención de pasarlos.
49Ellos,
al verlo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y empezaron a
dar gritos; porque todos lo vieron y se asustaron. El les habló
enseguida y les dijo:
-Animo, soy yo, no temáis.
-Animo, soy yo, no temáis.
51Se
montó en la barca con ellos y el viento cesó. Su estupor era enorme, 52
pues no habían entendido cuando lo de los panes; es más, su mente había
quedado obcecada.
Explicación.
Segunda
vez que Jesús ora; como en 1,35, los discípulos corren peligro de ceder
al deseo de hacer de jesús un líder de masas (46).
(6,47-53): El viento contrario es también ahora (cf 4,37) símbolo del
mal espíritu que mueve a los discípulos: se resisten a desaprovechar la
ocasión de triunfo popular y a dirigirse a tierra pagana (Betsaida, d. 8,22a), según la indicación de Jesús (45). Último cuarto: los judíos dividían la noche en tres partes, los paganos, en cuatro (cf.13,35); como la mención de Betsaida, alude a la misión; andar sobre el mar, propio de Dios cf. Job 9,8; 38,16); pasar/os, manifestación
divina (cf. Éx 33,22s; 34,6) (48). Los discípulos no pueden admitir la
realidad del Hombre-Dios (cf. 4,41) Y lo consideran un fantasma (49-50).
El episodio de los panes no les ha enseñado la calidad del mesianismo
de Jesús, antes al contrario, la esperanza de triunfo los ha fijado aún
más en las categorías del falso mesianismo. La obcecación (52; cf 3,5,
de los fariseos) corresponde al viento contrario (48).
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