Primera Lectura: 1 Samuel 18,6-9; 19,1-7.
Envidia de Saúl.
186Cuando volvieron de la guerra, después de haber matado David al filisteo, las mujeres de todas las poblaciones de Israel salieron a cantar y recibir con bailes al rey Saúl, al son alegre de panderos y sonajas. 7Y cantaban a coro esta copla:
"Saúl mató a mil,
David a diez mil".
8A Saúl le sentó mal aquella copla, y comentó enfurecido:
-¡Diez mil a David y a mí mil!
¡Ya sólo le falta ser rey!
9Y a partir de aquel día Saúl le tomó ojeriza a David.
Saúl y Jonatán (Eclo 6,14-17)
191Delante de su hijo Jonatán y de sus ministros, Saúl habló de matar a David. Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David, 2y le avisó:
-Mi padre, Saúl, te busca para matarte. Estate atento mañana y escóndete en sitio seguro; 3yo saldré e iré al lado de mi padre al campo donde tú estés; le hablaré de ti, y si saco algo en limpio, te lo comunicaré.
4Así, pues, Jonatán habló a su padre, Saúl, en favor de David:
-¡Que el rey no ofenda a su siervo David! Él no te ha ofendido, y lo que él hace es en tu provecho; 5se jugó la vida cuando mató al filisteo, y el Señor dio a Israel una gran victoria; bien que te alegraste al verlo. ¡No vayas a pecar derramando sangre inocente, matando a David sin motivo!
6Saúl hizo caso a Jonatán, y juró:
-¡Vive Dios, no morirá!
7Jonatán llamó a David y le contó la conservación; luego lo llevó a donde Saúl, y David siguió en palacio como antes.
Explicación.
18,6 Sobre esta costumbre véanse Éx 15 (María), Jue 11,34 (la hija de Jefté).
19,1-7 Primer episodio. Intercesión de Jonatán. Su recurso es la palabra, naturalmente apoyada en su doble amor por Saúl y David: tiene que librar a David de la muerte, a su padre del crimen. Su brevísimo discurso es una maciza apología: David es inocente, sería injusto hacerle mal; David es un benefactor, sería injusto no pagárselo; David ha sido instrumento del Señor, sería peligroso atentar contra él. Jonatán enuncia aquí el gran tema de los capítulos que siguen: el duelo entre David y Saúl acerca de la inocencia y culpabilidad de ambos. Son términos correlativos.
19,4 Eclo 37,5
19,5 Dt 19,10-13.
Salmo 56,2-3.9-13.
2Piedad, oh Dios, que un hombre
está ávido de mí;
sin tregua me ataca y acosa;
3están ávidos mis enemigos, sin tregua
son muchos y me atacan desde arriba.
9Mis andanzas las tienes registradas,
están guardadas mis lágrimas en tu odre.
10Mis enemigos han de retroceder
cuando yo te invoque.
Sé que Dios está de mi parte.
11 Por Dios alabo la promesa,
por el Señor alabo la promesa,
12 en Dios confío y no temo:
¿qué podrá hacerme un hombre?
13Míos son los votos que te hice,
los cumpliré con acción de gracias:
Explicación.
56,2 "Ávido": el verbo hebreo significa aspirar con fuerza el aire como expresión de un deseo afanoso. "Hombre": el salmo emplea tres designaciones; traduzco basar
por "mortal".
56,3 "Desde arriba": tomo la palabra como adverbio; desde posiciones ventajosas, de poder o de fuerza.
56,9 Este es el mejor verso del salmo. ¿Conducen las andanzas del hombre a alguna parte? Pues Dios va a registrarlas en un libro suyo, convirtiéndolas en trayectoria vital con sentido. ¿Para qué sirven las lágrimas? Desahogo del alma, solidaridad del cuerpo con la pena del espíritu. Dios va a recogerlas y almacenarlas como algo valioso, que hace suyo.
56,10 "Sé": con sentido fuerte, con algo de profesión. Otros traducen: "sé que tú eres mi Dios".
56,13 A manera de epílogo, la acción de gracias prometida con voto. Es extraña la construcción; a la letra: "a mí (cargo), Dios, tus votos".
Transposición cristiana.
El tema de la persecución, solapada y abierta, facilita una lectura en boca de Cristo y de la Iglesia. El estribillo puede conducir al grito gozoso de Rom 8,31. La "palabra" que conforta y alabamos puede ser la Palabra de Dios, hecha hombre, carne débil. No se perdieron sus andanzas y lágrimas: Heb 5,7.
Evangelio: Marcos 3,7-12.
7aJ esús, junto con sus discípulos, se retiró en dirección al mar.
7b Una enorme muchedumbre procedente de Galilea, de Judea 8y de Jerusalén, de Idumea, Transjordania y las comarcas de Tiro y Sidón, una muchedumbre enorme que se había ido enterando de todo lo que hacía, acudió a él.
9Dijo a sus discípulos que le tuvieran preparada una barquilla por causa de la gente, para que no lo oprimieran, 10pues, como había curado a muchos, se le echaban encima para tocarlo todos los que padecían algún tormento. 11 Y los espíritus inmundos, cuando percibían su presencia, se postraban ante él y gritaban:
-Tú eres el Hijo de Dios.
12 Pero él les conminaba una y otra vez a que no lo hicieran público.
EXPLICACIÓN.
Horizonte universal del Reino. Se ha consumado la ruptura de Jesús con la sinagoga (7a).
7b-12. Colofón de la primera sección: Al conocer la actividad de Jesús en favor de los oprimidos, por encima de toda ley religiosa, acude a él una muchedumbre tanto judía (Galilea, Judea, Jerusalén) como pagana (Idumea, Transjordania, Tiro y Sidón) (universalidad), que ve en él un liberador. La expresión repetida (7b: enorme muchedumbre; 8: muchedumbre enorme) alude a Ez 47,10 LXX, donde se habla de la cantidad enorme de peces y se menciona a los pescadores (7b-8). El ansia de salir a cualquier precio de su situación quiere forzar la libertad de Jesús, quien amenaza con marcharse (9-10). Los espíritus inmundos rinden homenaje a Jesús, ofreciéndole un liderazgo violento (el Hijo de Dios en sentido mesiánico judío). Reaparece la tentación de poder anunciada en «el desierto» (11; cf 1,13.24). Jesús les manda callar, pero no los expulsa (12). Estas multitudes son los peces que habrán de pescar sus seguidores (1,17: «pescadores de hombres»). (En .v. 7 se rechaza la lectura «lo siguieron», aplicada a las multitudes de Galilea.)
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