Primera Lectura: 1 Samuel 16,1-13.
David, ungido rey (1 Sm 9-10).
1El Señor dijo a Samuel:
-¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.
2Samuel contestó:
-¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me mata.
El Señor le dijo:
-Llevas una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor. 3Convidas a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás al que yo te diga.
4Samuel hizo lo que le mandó el Señor. Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo fueron ansiosos a su encuentro:
-¿Vienes en son de paz?
5Respondió:
-Sí, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.
6Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegó, vio a Eliab, y pensó:
-Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.
7Pero el Señor le dijo:
-No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazó. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia. El Señor ve el corazón.
8Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel, y Samuel le dijo:
-Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.
9Jesé hizo pasar a Samá, y Samuel dijo:
-Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.
10Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel, y Samuel le dijo:
-Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.
11Luego preguntó a Jesé:
-¿Se acabaron los muchachos?
Jesé respondió:
-Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.
Samuel dijo:
-Manda a por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.
12Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel:
-Anda, úngelo, porque es éste.
13Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante. Samuel emprendió la vuelta a Ramá.
Explicación.
16,1-13 Es doctrina clásica que David ha sido elegido expresamente por el Señor. La primera aparición de David en el libro encaja ya en esta doctrina, gracias al recurso literario de la anticipación: la unción, que probablemente vino a sancionar un proceso ya adelantado, se coloca en la primera juventud o adolescencia de David, en la primera página de su historia El Señor toma la iniciativa, Samuel es el ejecutor oficial, el pueblo no cuenta. Comparémosla con la elección de Saúl: iniciativa de los israelitas, viciada desde el comienzo, aceptada por Dios como concesión tolerante. En el caso de David el Señor ha aceptado el principio monárquico y lo toma en sus propias manos. El contraste está ligeramente marcado con la presentación del primer eliminado: Eliab era de buena apariencia y gran estatura -como Saúl-, por dentro no era como el Señor quería -también como Saúl-.
En el descubrimiento del elegido, el autor utiliza el conocido motivo del hermano menor que se antepone a sus hermanos, tan común en el folclore. En el desarrollo emplea una variante de la articulación conocida: una serie de tres, el resto hasta siete, el último. Al mismo género narrativo pertenece la frase repetida como un estribillo.
16,1 Los verbos rechazar y elegir (m´s y bhr) se oponen: en 10,24 Samuel ha dicho que el Señor eligió a Saúl, en otras dos ocasiones dice que ha sido el pueblo. En este primer verso se emplea el verbo r´h ver, fijarse en, elegir. Toda la historia dramática que se va a contar está concentrada en esa simple oposición, ofrecida como palabra inicial y activa de Dios. Al lector se le da como clave de lectura teológica; ¿cuándo lo llegó a comprender Samuel?
La función profética de ungir reyes se prolongará en otros, como Ajías de Siló y Eliseo. Sal 89,21
16,2 Belén poseía su santuario y su altar, antes de la centralización del culto. La objeción del profeta indica que ya Saúl sospechaba; el hecho es posterior.
16,3 El procedimiento de decir las cosas a medias, para no descubrirlo todo desde el principio, es común en la narración bíblica (Gn 12 y 22, Abrahán; Nm 22, Balaán). Tiene función narrativa y además reserva la iniciativa a Dios, que se declara por etapas.
16,4 El viaje a Belén no desdice del juez itinerante que conocemos por 7,16, aunque Belén quede algo lejos de su ciudad (unos 50 kilómetros). El término "ansiosos" es fuerte, algo más que un simple temor reverencial. Implica que el profeta podía venir a denunciar y condenar con palabra eficaz.
16,5 La purificación incluía ritos de continencia y lavatorios para conseguir la pureza cúltica (Lv 7,19). El sacrificio, pretexto frente a Saúl, se va a convertir en marco litúrgico de la elección.
16,6 Los dos primeros nombres significan: "Mi dios es padre", "mi padre es príncipe" (no tiene el componente -Ya, Yo- de Yahvé).
16,7 Juega con el verbo ver (=elegir) del v.1: Dios "se ha fijado en uno", Samuel se fija en otro, -"apariencia" se forma de la misma raíz-. Compárese la oposición con la de Is 55,8.
16,11 Narrativamente está muy marcada la separación de David. Su oficio pastoril es un dato importante de la tradición (por ejemplo: Sal 78,70-72). Sin él no se celebrará el banquete sacrificial.
16,12 Se diría que el narrador se está fijando en las apariencias. La belleza de David puede pertenecer, al menos en parte, a la figura idealizada del monarca; es fácil que tenga fundamento histórico. En todo caso, es de notar que en Saúl y Eliab resaltaba la corpulencia, la robustez, en David la belleza; (Goliat las considera incompatibles: capítulo 17).
16,12-13 La elección es estable: el espíritu, que irrumpe ocasionalmente en los jueces, se queda en David. Además, este "espíritu" cumple una función narrativa secundaria, en contraste con el "mal espíritu" de Saúl (v.4).
Salmo 89,20-22.27-28.
20Un día hablaste en visión
declarando a tus leales:
«He ceñido la diadema a un valiente,
he exaltado a un soldado de la tropa».
21Encontré en David un siervo
y lo he ungido con óleo sagrado.
22Mi mano estará firme con él
y mi brazo lo hará esforzado.
27EI me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca de salvación».
28y yo lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra.
Explicación.
89,20a Tanto 2 Sm 7,17 como la variante de 1 Cr 17,15 hablan de una visión que se comunica a David. "Leales": varios manuscritos leen en singular "leal": ¿Natán o David?
89,20b El primer complemento es de dudosa interpretación. a) Como "auxilio", referido a la pelea de David con Goliat. b) Como "mozo", referido a la preferencia de David sobre Saúl. e) Corregido en "diadema".
89,21 De la unción sagrada se sigue el título de Ungido.
89,22 "Esforzado": con frecuencia usado para jefes: Is 41,10; Sal 80,18.
89,27-28 Como título supremo, el rey de Israel es llamado hijo de Dios y puede invocar personalmente al Señor como Padre: Sal 2,7; 2 Sm 7,14. Este salmo añade un matiz: "primogénito". Lo que es el pueblo hebreo entre otros pueblos (Ex 4,23), lo es su rey entre los reyes. No por precedencia cronológica, sino por elección y nombramiento divinos.
Transposición cristiana.
Ya durante la economía antigua se leyó el salmo en clave mesiánica, y así lo han leído los cristianos. Parte del v. 21 se cita en Hch 13,22; 28b se cita en Ap 1,5. Más importantes son las relaciones temáticas: el título de Mesías, la unción, la relación Hijo / Padre, el título de primogénito (Rom 8,29; Col 1,15.18 Ap 1,5; Heb 1,6). Y para meditar el tema de la fidelidad, tenemos Rom 1,5.8; 2 Tim 2,11-13.
Evangelio. Marcos 2,23-28.
(Mt 12,1-7; Lc 6,1-4)
23Sucedió que un sábado iba él atravesando lo sembrado, y sus discípulos empezaron a caminar arrancando
espigas. 24Los fariseos le dijeron:
-¡Oye! ¿Cómo hacen en sábado lo que no está permitido?
25Él les replicó:
-¿No habéis leído nunca lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y los que estaban con él? 26¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempo de Abiatar, sumo sacerdote, y comió de los panes de la ofrenda, que no está permitido comer más que a los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros?
El hombre y la Ley. Antigua alianza y reino de Dios (Mt 12,8; Lc 5,5)
27y les dijo:
-El precepto existió por el hombre, no el hombre por el precepto; 28 luego señor es el Hombre también del precepto.
Explicación.
Los discípulos, usando de la libertad expuesta por Jesús en la perícopa anterior, no hacen caso del precepto de! sábado, que, según los fariseos, compendiaba la Ley entera. Arrancar espigas era considerado por los fariseos equivalente de segar, trabajo prohibido en sábado (23). Protesta de los fariseos (24). Con la Escritura les muestra Jesús que su interpretación rigorista de las leyes errónea, incluso para los sometidos a la Ley, pues ésta debía ceder, y no sólo en el caso del sábado, ante la necesidad de! hombre. David, figura indiscutible para los judíos (25-26).
En la antigua alianza, el precepto/la Ley existía para beneficio del hombre (27). En la comunidad mesiánica o nueva alianza, el Hombre, portador de! Espíritu de Dios (1,10), denominación que se aplica a Jesús y, tras él a los que reciben el Espíritu (1,8), está por encima de la Ley. Ésta ha perdido todo papel. Justifica así e! proceder de los discípulos (28, d. v. 23). Hay que distinguir entre «e! sábado» (gr. tasabbata, en la perícopa anterior y en la siguiente) y e! más general «día de precepto» o, por metonimia, «el precepto del descanso» (gr. to sabbaton, tres veces en esta perícopa); cf. Mt 12,5.
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