PRIMERA LECTURA. Romanos 8,26-30.
26Pero, además, precisamente el Espíritu acude en auxilio de nuestra debilidad: nosotros no sabemos a ciencia cierta lo que debemos pedir, pero el Espíritu en persona intercede por nosotros con gemidos sin palabras; 27y aquel que escruta el corazón conoce la intención del Espíritu, porque éste intercede por los consagrados como Dios quiere.
28Sabemos también que, con los que aman a Dios, con los que él ha llamado siguiendo su propósito, él coopera en todo para su bien. 29Porque Dios los eligió primero, destinándolos dese entonces a que reprodujeran los rasgos de su Hijo, de modo que éste fuera el mayor de una multitud de hermanos; 30y a esos que había destinado, los llamó; a esos que llamó los rehabilitó, y a esos que rehabilitó les comunicó la gloria.
EXPLICACIÓN.
La espera es activa (oración), no pasiva. En un mundo confuso, los cristianos no siempre ven claro lo que conduce al reino de Dios; el Espíritu, sí (26-27). Cooperación de Dios con los cristianos incluso en circunstancias hostiles. No es que la calamidad sea de algún modo buena, sino que nada puede separar al cristiano del amor que Dios le tiene (cf. 8,35). La salvación es actual y consiste en reproducir los rasgos del hijo de Dios (cf. 8,17) (29-30).
SALMO. 13,4-6.
4 Atiende, respóndeme, Señor Dios mío,
da luz a mis ojos,
que no duerman el sueño de la muerte.
5 Que no diga mi enemigo: Le he podido,
ni se alegre mi adversario de mi fracaso.
6 Pues yo confío en tu lealtad,
mi corazón goza con tu salvación;
cantaré al Señor
por el bien que me ha hecho.
Explicación.
13,4 El sueño eterno, definitivo: Jr 51,39; la luz de la supervivencia: Esd 9,8.
13,5 "Le he podido" es grito de victoria: véase Jr 1,13; 15,20; 20,7.9s.
13,6 En el breve salmo se consuma el proceso liberador: de la aflicción extrema a la confianza, de ésta al gozo, de éste al canto.
Transposición cristiana.
Ef 5,14 recoge la ecuación simbólica sueño=muerte y presenta al Mesías como fuente de luz. La iluminación de Cristo se lee en Lc 1,79; Jn 1,9; Ef 1,18. Por la resurrección de Jesucristo la muerte deja de ser el sueño sin despertar.
EVANGELIO. Lucas 13,22-30.
22 Camino de la ciudad de Jerusalén enseñaba en los pueblos y aldeas que iba atravesando.
23 Uno le preguntó:
- Señor, ¿son pocos los que se salvan?
Jesús les dio esta respuesta:
24 -Forcejead para abriros paso por la puerta estrecha, porque os digo que muchos van a intentar entrar y no podrán.
25 Una vez que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, por mucho que llaméis a la puerta desde fuera diciendo: "Señor, ábrenos", él os replicará: "No sé quiénes sois".
26 Entonces os pondréis a decirle: "Si hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas";
27 pero él os responderá: "No sé quiénes sois; ¡lejos de mí todos los que practicáis la injusticia!"
28 Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera.
29 Y también de oriente y occidente, del norte y del sur, habrá quienes vengan a sentarse en el banquete del reino de Dios.
30 Y así hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.
EXPLICACIÓN.
Peligro para Israel si no escucha y pone en práctica la enseñanza de Jesús. Pregunta teórica (22s). El número no está determinado, depende de la decisión y esfuerzo de los hombres. La puerta estrecha (24s), la entrada del Reino, que es la opción por Jesús; forcejear por entrar, esforzarse por llevar a la práctica su enseñanza (6,27-49). Llegará un momento en que será demasiado tarde, pues habrá acabado el privilegio de Israel (25: No sé quiénes sois).
Para Israel como pueblo, la puerta se cerrará con la muerte de Jesús, rechazo definitivo del Mesías: ya no contará haber pertenecido a ese pueblo o haber tenido familiaridad con Jesús (26: Si hemos comido y bebido contigo); la mención de haber enseñado en sus plazas los condena a ellos mismos, por no haber seguido su enseñanza (cf. 6,46-49), rechazando el amor a todos que Jesús proponía (6,27ss); de ahí el apóstrofe: los que practicáis la injusticia (27; cf. Sal 6,9). El Reino estará abierto a los paganos (Sal 107,3) (28s). El colofón no excluye que los israelitas tengan acceso al Reino, pero como individuos, no ya como pueblo (30).
26Pero, además, precisamente el Espíritu acude en auxilio de nuestra debilidad: nosotros no sabemos a ciencia cierta lo que debemos pedir, pero el Espíritu en persona intercede por nosotros con gemidos sin palabras; 27y aquel que escruta el corazón conoce la intención del Espíritu, porque éste intercede por los consagrados como Dios quiere.
28Sabemos también que, con los que aman a Dios, con los que él ha llamado siguiendo su propósito, él coopera en todo para su bien. 29Porque Dios los eligió primero, destinándolos dese entonces a que reprodujeran los rasgos de su Hijo, de modo que éste fuera el mayor de una multitud de hermanos; 30y a esos que había destinado, los llamó; a esos que llamó los rehabilitó, y a esos que rehabilitó les comunicó la gloria.
EXPLICACIÓN.
La espera es activa (oración), no pasiva. En un mundo confuso, los cristianos no siempre ven claro lo que conduce al reino de Dios; el Espíritu, sí (26-27). Cooperación de Dios con los cristianos incluso en circunstancias hostiles. No es que la calamidad sea de algún modo buena, sino que nada puede separar al cristiano del amor que Dios le tiene (cf. 8,35). La salvación es actual y consiste en reproducir los rasgos del hijo de Dios (cf. 8,17) (29-30).
SALMO. 13,4-6.
4 Atiende, respóndeme, Señor Dios mío,
da luz a mis ojos,
que no duerman el sueño de la muerte.
5 Que no diga mi enemigo: Le he podido,
ni se alegre mi adversario de mi fracaso.
6 Pues yo confío en tu lealtad,
mi corazón goza con tu salvación;
cantaré al Señor
por el bien que me ha hecho.
Explicación.
13,4 El sueño eterno, definitivo: Jr 51,39; la luz de la supervivencia: Esd 9,8.
13,5 "Le he podido" es grito de victoria: véase Jr 1,13; 15,20; 20,7.9s.
13,6 En el breve salmo se consuma el proceso liberador: de la aflicción extrema a la confianza, de ésta al gozo, de éste al canto.
Transposición cristiana.
Ef 5,14 recoge la ecuación simbólica sueño=muerte y presenta al Mesías como fuente de luz. La iluminación de Cristo se lee en Lc 1,79; Jn 1,9; Ef 1,18. Por la resurrección de Jesucristo la muerte deja de ser el sueño sin despertar.
EVANGELIO. Lucas 13,22-30.
22 Camino de la ciudad de Jerusalén enseñaba en los pueblos y aldeas que iba atravesando.
23 Uno le preguntó:
- Señor, ¿son pocos los que se salvan?
Jesús les dio esta respuesta:
24 -Forcejead para abriros paso por la puerta estrecha, porque os digo que muchos van a intentar entrar y no podrán.
25 Una vez que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, por mucho que llaméis a la puerta desde fuera diciendo: "Señor, ábrenos", él os replicará: "No sé quiénes sois".
26 Entonces os pondréis a decirle: "Si hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas";
27 pero él os responderá: "No sé quiénes sois; ¡lejos de mí todos los que practicáis la injusticia!"
28 Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera.
29 Y también de oriente y occidente, del norte y del sur, habrá quienes vengan a sentarse en el banquete del reino de Dios.
30 Y así hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.
EXPLICACIÓN.
Peligro para Israel si no escucha y pone en práctica la enseñanza de Jesús. Pregunta teórica (22s). El número no está determinado, depende de la decisión y esfuerzo de los hombres. La puerta estrecha (24s), la entrada del Reino, que es la opción por Jesús; forcejear por entrar, esforzarse por llevar a la práctica su enseñanza (6,27-49). Llegará un momento en que será demasiado tarde, pues habrá acabado el privilegio de Israel (25: No sé quiénes sois).
Para Israel como pueblo, la puerta se cerrará con la muerte de Jesús, rechazo definitivo del Mesías: ya no contará haber pertenecido a ese pueblo o haber tenido familiaridad con Jesús (26: Si hemos comido y bebido contigo); la mención de haber enseñado en sus plazas los condena a ellos mismos, por no haber seguido su enseñanza (cf. 6,46-49), rechazando el amor a todos que Jesús proponía (6,27ss); de ahí el apóstrofe: los que practicáis la injusticia (27; cf. Sal 6,9). El Reino estará abierto a los paganos (Sal 107,3) (28s). El colofón no excluye que los israelitas tengan acceso al Reino, pero como individuos, no ya como pueblo (30).
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