sábado, junio 01, 2013

LECTURAS DEL DOMINGO 16 DE JUNIO DEL 2013.

PRIMERA LECTURA. 2 Samuel 12,7-10.13-14ª

7Entonces Natán dijo a David:
-¡Eres tú! Así dice el Señor, Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel, te libré de Saúl, 8te di la hija de tu Señor, puse en tus brazos sus mujeres, te di la casa de Israel y Judá, y por si fuera poco te añadiré otros favores. 9ª ¿Por qué te has burlado del Señor haciendo lo que él reprueba? Has asesinado a Urías, el hitita, para casarte con su mujer. 10Pues bien, no se apartará jamás la espada de tu casa, por haberte burlado de mí casándote con la mujer de Urías, el hitita, 9b y matándolo a él con la espada amonita. 13David dijo a Natán:
-¡He pecado contra el Señor!
Natán le respondió:
14-El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás.

Explicación.

12,7-12 Ahora viene el oráculo propiamente dicho. Sigue con alguna libertad el esquema clásico: beneficios de Dios = agravante (7b-8), denuncia (9), condena motivada con la repetición de la denuncia (10), continúa la condena con nueva introducción (11-12). Además se conserva la clásica correspondencia de delito y pena: la espada castiga a la espada, el robo de muchas mujeres el robo de una; lo subraya la repetición de unas cuantas palabras clave: espada, arrebatar, mujer.
        El oráculo está ligado al capítulo precedente con otras repeticiones: "Reprueba el Señor", como en 11,27: "matar", "acostarse", "tomar por esposa", son repeticiones obvias.
        El oráculo añade una dimensión nueva: personaliza fuertemente la ofensa del Señor (cfr. Sal 51,6). En rigor se diría que David ha ofendido a Urías; pero el Señor toma por suya la ofensa, y ésa es su última gravedad. Ello crea un nuevo sistema de relaciones: David es en la parábla del rico malvado; con relación a Dios había sido la cordera elegida y tratada con cariño especial "como una hija". Al abandonar ese papel, toma el puesto del rico, y ofende a su Señor, el cual se convierte en vengador del pobre y de su corderilla. La apertura trascendente del hombre hacia Dios y el interés personal de Dios por el hombre confieren su grandeza y gravedad a la caridad y justicia humana.

12,9 Algunos suprimen 9c.

12,13-14 La respuesta de David es brevísima: iluminado por la palabra de Dios, se descubre cómo es ante Dios, y confiesa sin comentario su pecado contra el Señor. Dios perdona anulando la sentencia de muerte. ¿Acaso porque David perdonó a Saúl? ¿Sólo por el arrepentimiento actual? Eso es lo que buscaba la palabra de Dios, salvar. Incluso cuando acusa es salvadora, quizá más salvadora cuando acusa. Pero se le impone una pena. En términos forenses: se le conmuta la pena de muerte en la pérdida del hijo del pecado. El padre es castigado en el hijo al perderlo, no es castigado el hijo.

SALMO. 32,1-2.5.7.11

1 ¡Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han enterrado su pecado!
2 ¡Dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito
y cuya conciencia no queda turbia!

5 Te declaré mi pecado,
no te encubrí mi delito;
propuse confesarme
de mis delitos al Señor;
y tú perdonaste
mi culpa y mi pecado.

7 Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
cuando grito ¡socorro!, me rodeas.

11 Festejad al Señor, los honrados, alegraos,
aclamadlo, los hombres sinceros.


Explicación.

32,1-2 El salmo 1 exaltaba la dicha de no pecar; éste la de sentirse perdonado. para los humanos, aun los "fieles", quizá cuente más lo segundo. El pecado lleva tres nombres corrientes; también el perdón tiene tres verbos. Es común nsa´; cubrir se lee también en Sal 85,3; Neh 3,37 (nosotros decimos "correr un velo"); no apuntar pertenece al lenguaje comercial. No hay que suprimir la última frase: ruh es la conciencia, remiya es el engaño ajeno y propio.

 32,5 En tres versos breves se aprieta el tiempo de confesión y perdón. Se repiten los tres términos del pecado de 1-2, el primer verbo de perdonar; y se repite "cubrir", con nuevo significado al cambiar el sujeto. El hombre des-cubre su pecado al confesarlo, Dios lo cubre al perdonarlo.

32,7 También es dudoso "grito: ¡Socorro!". Alternativa: "clamor de liberación".

 TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Pablo cita los primeros versos en Rom 4,7s como ejemplo de salvación gratuita de Dios; y como el salmo habla de "hombre", el principio vale para cualquiera. Sobre la confesión compárese con 1 Jn 1,8.

SEGUNDA LECTURA. Gálatas 2,16.19-21

16pero comprendimos que ningún hombre es rehabilitado por observar la Ley, sino por la fe en Jesús Mesías. Por eso también nosotros hemos creído en el Mesías Jesús, para ser rehabilitados por la fe en el Mesías y no por observar la Ley, pues por observar la Ley "no será rehabilitado ningún mortal" (Sal 143,2 LXX). 
19Lo que es yo, estando bajo la Ley morí para la Ley, con el fin de vivir para Dios. Con el Mesías quedé crucificado y ya no vivo yo, vive en mí Cristo, 20y mi vivir humano de ahora es un vivir de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí. 21Yo no inutilizo el favor de Dios; y si la rehabilitación se consiguiera con la Ley, entonces en balde murió el Mesías.

EXPLICACIÓN.


Pecadores, "descreídos". Inutilidad de la Ley para la salvación; fe común de Pedro y de Pablo; sólo la adhesión (la fe) a Jesús como Salvador (Mesías) libera de los pecados y crea la nueva relación del hombre con Dios (15-16).
Cuando era judío, Pablo vivía para la Ley, pues ésta concentra la atención del hombre en la obsevancia de sus preceptos; es ahora cuando, libre de la Ley, vive para Dios. Está identificado con la muerte de Jesús y la adhesión a él en su vida. Decisión irreversible (19-21).

EVANGELIO. Lucas 7,36-50.

36 Un fariseo le invitó a comer con él. Entró en casa del fariseo y se recostó a la mesa.
37 En esto, una mujer conocida en la ciudad como pecadora, al enterarse de que estaba a la mesa en casa del fariseo, llegó con un frasco de perfume,
38 se colocó detrás de él junto a sus pies, llorando, y empezó a regarle los pies con sus lágrimas; se los secaba con el pelo, se los besaba y se los ungía con perfume.
39 Al ver aquello, el fariseo que lo había invitado dijo para sus adentros:
-Éste, si fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo está tocando y qué clase de mujer es: una pecadora.
40 Jesús tomó la palabra y dijo:
-Simón, tengo algo que decirte.
Él respondió:
- Dïmelo, Maestro.
41 - Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios de plata y otro cincuenta.
42 Como ellos no tenían con qué pagar, se lo perdonó a los dos.
¿Cuál de ellos le estará más agradecido?
43 Contestó Simón:
- Supongo que aquel a quien le perdonó más.
Jesús le dijo:
- Has juzgado con acierto.
44 Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
- ¿Ves esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con su pelo.
45 Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró no ha dejado de besarme los pies.
46 Tú no me echaste ungüento en la cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume.
47 Por eso te digo: sus pecados, que eran muchos, se le han perdonado, por eso muestra tanto agradecimiento; en cambio, al que poco se le perdona, poco tiene que agradecer.
48 Y a ella le dijo:
- Tus pecados están perdonados.
49 Los comensales empezaron a decirse:
- ¿Quién es éste, que hasta perdona los pecados?
50 Pero él le dijo a la mujer:
- Tu fe te ha salvado; vete en paz.


EXPLICACIÓN.

F. El fariseo y la pecadora. 36-50. Tema principal: la fe y el perdón (48-50). Esta figura femenina está así en paralelo con la masculina del paralítico (5,20). La figura de Simón, fariseo (49), lo está con la de los fariseos y letrados de 5,21. En laza también la escena con 7,34, donde se enuncia la acusación hecha a Jesús de ser amigo de "pecadores"; remite así a la comida de Jesús con ellos, después de la llamada de Leví (5,29: gran banquete, señal de su agradecimiento; cf. 7,47).

Lc escenifica las respuestas positiva y negativa antes expuestas (7,29s) y la oposición entre "justo" y "pecador" (5,32). El perfume (37s), símbolo del amor. Simón llama a Jesús maestro (40), pero, a diferencia del pueblo (7,16), no lo reconoce por profeta (39). Desenlace de la parábola (42): Dios no es acreedor implacable, sino Padre que perdona. Agradecido (42): el arameo usa "amar" para indicar la reacción afectiva a un beneficio recibido ("agradecer").

Respuesta cauta de Simón (43), pero que no le deja escapatoria. Para ser liberado de los pecados hay que reconocerlos: el fariseo "justo" no se propone tal cuestión ni la presencia de Jesús lo hace reflexionar; frustra así el designio de Dios (7,30). Perdón de los pecados (cf. 5,20).

Reacción de sorpresa, pero no de hostilidad: se plantea la pregunta sobre la identidad de Jesús (cf. 7,19.20) (49). La fe/adhesión a Jesús coloca en un estado de salvación (comunicación del Espíritu) (cf. 5,24s) (50). Relación de la escena con las acusaciones de 7,34: Jesús acepta la invitación y no aleja a la pecadora.

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