sábado, diciembre 01, 2012

SÁBADO 29 DE DICIEMBRE DEL 2012.

Primera Lectura:1 Juan 2:3-11
 

3Esta es la señal de que conocemos a Dios, que cumplimos sus mandamientos. 4Quien dice: « Yo lo conozco», pero no cumple sus mandamientos, es un embustero y no lleva dentro la verdad. 5En cambio, en uno que cumple su mensaje, el amor de Dios queda realizado de veras: ésa es la señal de que estamos unidos a él; 6quien habla de habitar en él tiene que proceder como procedió Jesús.
7 Amigos míos, no os comunico un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el que habéis tenido desde el principio; ese antiguo mandamiento es el mensaje que escuchasteis. 8Por otra parte, el mandamiento que os comunico es nuevo, cosa que es verdad de él y de nosotros; la prueba es que se van disipando las tinieblas y la luz verdadera ya brilla.
9Quien dice estar en la luz mientras odia a su hermano, no ha salido de las tinieblas. 10Quien ama a su hermano habita en la luz, y en la luz no se tropieza. 11 En cambio, quien odia a su hermano está en las tinieblas y camina en las tinieblas sin saber adónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

EXPLICACIÓN.

Conocer a Dios (3) significa en los profetas practicar la justicia, defender al oprimido (cf. Jr 22,15b-17 LXX; Os 4,1-2; Jn 8,54). Es un conocimiento por sintonía (cf. 2,29); de ahí que no conoce a Dios quien no practica el amor según las exigencias de la realidad que encuentra (sus mandamientos) (3-4). Cumplir este mensaje realiza plenamente al hombre (5). Por eso, el criterio último de conducta está en la vida y actividad de Jesús, que dio su vida por amor a los hombres; el nombre sin título alguno designa al Jesús histórico (6). El pasaje se opone al privilegiado «conocimiento de Dios» (gnosis) de que blasonaban los disidentes, separado del compromiso con el hombre. "Conocer a Dios» no es monopolio de un círculo elegido: todos aquellos que practican el amor a los demás, conocen a Dios.

Amigos míos, lit. «amados». El mandamiento de Dios, el amor a los demás, ha sido imperativo perenne de la humanidad (antiguo) (7), pero ahora es nuevo (cf. Jn 13,34: igual que yo os he amado), por haber sido llevado a su máximo en Jesús y haberse hecho interpelación directa en su persona. La práctica de ese amor es el germen de una sociedad nueva, de una nueva edad (se van disipando las tinieblas, etc.) (8).

Tres tipos: el que dice (9), el que ama (10), el que odia (11). Estar en la luz equivale a cumplir el mandamiento del amor. En la luz (lit. «en ella») no hay tropiezo/no se tropieza, cf. Jn 11,9s. Quien no ama a su hermano no conoce a Dios (está en las tinieblas), lleva una vida falsa, sin rumbo, porque el odio pervierte la mente y la actividad del hombre y le impide proponerse y alcanzar su propia realización.
Salmo Responsorial:Salmo 96:1-6

(Sal 98; Is 44-55) 
 

1Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, la tierra entera;
2cantad al Señor, bendecid su nombre,
pregonad día tras día su victoria.

3Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
4Porque es grande* el Señor
y muy digno de alabanza;
más temible que todos los dioses.
5Pues los dioses de los paganos son apariencia,
mientras que el Señor hizo los cielos.
6Honor y Majestad están en su presencia,
Fuerza y Belleza en su santuario. 
Explicación.
96,1 Teóricamente, el canto es nuevo la primera vez que se canta, no cuando se repite. ¿Es nuevo un canto hecho de retazosusados? Creo que el autor se mueve con el espíritu de novedad que anima al profeta del destierro.
96,4 Que infunde temor o reverencia: Sal * O: muy famoso.
96,6 Por el contexto sacamos que se refiere al santuario celeste, del cielo que él hizo. 
Trasposición cristiana.
Se pueden seguir dos pistas: el adviento y el reinado. Dejando la primera para el Sal 98, me fijo en la segunda. El Apocalipsis canta el reinado del Padre y de su Mesías: 11,15.17; 12,10-12; 19,6; véanse también 1 Cor 15,25; Col 1,13. 
Evangelio:Lucas 2:22-35

PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO.

22 Cuando llegó el tiempo de que se purificasen conforme a la Ley de Moisés, llevaron al niño a la ciudad de Jerusalén para presentarlo al Señor
23 (tal y como está prescrito en la Ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor)
24 y ofrecer un sacrificio (conforme a lo mandado en la Ley del Señor: Un par de tórtolas o dos pichones).
25 Había por cierto en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo descansaba sobre él.
26 El Espíritu Santo le había avisado que no moriría sin ver al Mesías del Señor.
27 Impulsado por el Espíritu fue al templo y, en el momento en que entraban los padres con el niño Jesús para cumplir con él lo que era costumbre según la Ley,
28 él lo cogió en brazos y bendijo a Dios diciendo:
29 -Ahora, mi Dueño, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
30 porque mis ojos han visto la salvación
31 que has puesto a disposición de todos los pueblos:
32 una luz que es revelación para las naciones
y gloria para tu pueblo, Israel.

33 Su padre y su madre estaban sorprendidos por lo que se decía del niño.
34 Simeón los bendijo y dijo a María su madre:
- Mira, éste está puesto para que en Israel unos caigan y otros se levanten, y como bandera discutida
35 -y a ti, tus anhelos te los truncará una espada-; así quedarán al descubierto las ideas de muchos.

Explicación.

Las profecías sobre Jesús no se hacen al tiempo de su circuncisión (cf. 1,64.67), sino en Jerusalén, en el templo (22). José y María siguen integrando a Jesús en la cultura y religión judía. Pretenden cumplir con él todos los requisitos de la Ley. Todo primogénito varón debía ser consagrado a Dios (Éx 13,2.12.15) para el servicio del santuario (más tarde reservado a la tribu de Leví; Nm 3,12) y rescatado mediante el pago de una suma (Nm 18,15s); Lc no describe los ritos ni menciona el rescate (22-24). Tórtolas, pichones, sacrificio expiatorio de los pobres (Lv 12,8).

Dos figuras: Simeón y Ana. Simeón, justo (cf.16), participa de la expectación mesiánica (el Consuelo = el Mesías) cf. Is 40,1; 63,13s) (25); va al templo porque lo lleva el Espíritu, para encontrarse con Jesús. Cántico (29-32), profecía sobre Jesús. Ahora, cf. 2,11: "hoy". El ámbito de la salvación rebasa Israel (31) (no en María y Zacarías). El Mesías-luz librará a los paganos de las tinieblas/opresión (Is 25,7; 40,5; 42,6, etc); Israel, iluminado por él, alcanzará la gloria a que Dios lo destinaba (Is 46,13; 45,25).

Sorpresa de María y José (33). Palabras de Simeón a María (34s): levantar, caer, lo expresado por ella en su cántico (1,52s); alusión a la piedra que hace tropezar (Is 8,14) y que se convierte en cimiento (Is 28,6; Lc 20,17s). Bandera discutida, señal o estandarte al que se dará o negará la adhesión (Is 11,10.12); la contradicción lo llevará a la cruz. Tus anhelos los truncará (una espada) (35: lit. "traspasará tu psykhê": el término psykhê, traducción de nephesh, significa entre otras cosas "ansia, anhelo", cf. Sal 107,9): la madre/Israel experimentará en la muerte de Jesús el fracaso de la salvación que esperaba, cuya consecuencia será la ruina del pueblo (cf. Ez 14,17); la espada puede aludir a la destrucción de Jerusalén por el ejército romano, que echa abajo para siempre la esperanza de una restauración gloriosa. La cruz pondrá de manifiesto las perversas intenciones de muchos en Israel.

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