sábado, diciembre 01, 2012

MARTES 4 DE DICIEMBRE DEL 2012.

Primera Lectura: Isaías 11:1-10

1Pero retoñará el tocón de Jesé,
de su cepa brotará un vástago,
2sobre el cual se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sensatez e inteligencia,
espíritu de valor y de prudencia,
espíritu de conocimiento y respeto del Señor.
3No juzgarás por apariencias
ni sentenciarás sólo de oídas;
4juzgará con justicia  a los desvalidos,
sentenciará con rectitud a los oprimidos;
ejecutará al violento con el cetro de su sentencia
y con su aliento dará muerte al culpable.
5Se terciará como banda la justicia
y se ceñirá como fajín la verdad.
6Entonces el lobo y el cordero
irán juntos, y la pantera
se tumbará con el cabrito,
el novillo y el león engordarán juntos;
un chiquillo los pastorea;
7la vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas,
el león comerá paja como el buey.
8El niño jugará en la hura del áspid,
la criatura meterá la mano
en el escondrijo de la serpiente.
9No harán daño ni estrago
por todo mi Monte Santo,
porque se llenará el país 
de conocimiento del Señor,
como colman las aguas el mar.
10Aquel día la cepa de Jesé estará
enhiesta como enseña de los pueblos:
a ella acudirán las naciones
y será gloriosa su morada.

EXPLICACIÓN.

11,1. Los orígenes, Jesé, son insignificantes, el tronco está cortado; pero una savia perenne, la promesa divina, vivifica esa cepa. Algunos piensan que la indicación de Mt 2,23, "se llamará nazareno", alude al término hebreo ne ser = vástago.

11,1-9. Gran poema mesiánico, paralelo y complementario de 9,1-6, con el cual comparte varios motivos: el vástago sucesor, la justicia como fundamento, la paz universal, dos nombres o títulos. El poema canta una paz definitiva, un nuevo paraíso.

En un eje se colocan dos símbolos cósmicos: los cuatro vientos convergentes y el mar en plenitud. En otro eje se sitúan el símbolo vegetal y el animal. En medio una sociedad humana ideal, regida por un gobernante justo. La tenaz fecundidad terrestre se conjuga con el dinamismo del viento para formar al jefe ideal, que por el ejercicio eficaz de la justicia, realiza el sueño de la paz y lo extiende al reino animal. Los animales se reconcilian entre sí y con el hombre, reconciliado plenamente con Dios. El escenario es un ancho monte (2,2-5) consagrado por la presencia de Dios. La interpretación mesiánica es constante en la antigüedad judía y cristiana.

11,2. El vástago se yergue como centro de los cuatro puntos cardinales o cuatro vientos. Extrañamente los cuatro convergen y "se posan" sobre el pimpollo. Resumen el aliento del Señor en plenitud (cfr. Is 61,1; Lc 4,18).

"Sensatez e inteligencia" son bina sapiencial frecuente: significan la percepción intelectual, la habilidad para actuar. "Valor y prudencia" recogen dos títulos de 9,5, como virtudes de gobierno y militares. "Conocimiento y respeto del Señor" sintetizan el sentido religioso, hecho de trato confiado y reverencia. El hebreo añade un verso que repite y turba la composición, pero que dio pie a la teoría de los siete dones del Espíritu.

11,3-5. De la plenitud de los carismas brota el gobierno justo, ejercido principalmente en juzgar (Sal 72; 101; Jr 22,15s). Juzgar incluye eliminar a quienes, promoviendo la injusticia, hacen imposible la paz. La palabra juez es vara que ejecuta la sentencia.

11,6-8. Paz animal. El poeta forma binas de animal salvaje y animal doméstico en cada hemistiquio; cada tres binas aparece el hombre en figura de niño. El hombre, incluso el más débil, vuelve a someter y domesticar a los animales. Queda un animal que se diría inconciliable. Pues bien, también hacen las paces la serpiente y el hombre, o más exactamente, la semilla de la mujer que es el niño. Y no se trata de victoria difícil, sino de juego infantil.

11,9. Destruidos los malvados y amansadas las fieras, se instaura un paraíso cuyo centro es el Monte del Señor. En el primero, el hombre se perdió por ambicionar la "ciencia de Dios"; en éste se le concede la "ciencia del Señor", conocer conviviendo. Lo cual es plenitud de gozo y paz, sólo comparable a la inmensa plenitud del mar.

11,10. De la imagen vegetal salta torpemente a la militar del estandarte (5,26) (5,26). En 2,2-5 los paganos buscaban al Señor; aquí buscan al sucesor de David. "Morada" puede ser: para el pueblo la tierra prometida (Dt 12,9; 1 Re 8,56), para el Señor el templo (Sal 132,8), genéricamente, la situación de paz y descanso (Is 28,12). Aquí puede ser la corte, la capital, el reino.

Salmo Responsorial: Salmo 72:1-2, 7-8, 12-13, 17

1Oh Dios, confía tu juicio al rey,
tu justicia a un hijo de rey.
2Que rija a tu pueblo con justicia, a tus afligidos con rectitud. 

7Que en sus días florezca el honrado 
y haya prosperidad hasta que falte la luna. 

8Que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. 
12Porque él libra al pobre que pide auxilio, 


al oprimido que no tiene protector.
13Que se apiade del pobre y desvalido, 
que salve la vida de los pobres. 
17Que su nombre sea eterno, 
frente al sol retoñe su nombre. 
Que todos los pueblos lo feliciten
y lo invoquen como bendición. 


EXPLICACIÓN.

72,1-3 La primera sección presenta a los personajes: Dios, el rey y un escenario de montañas. Dios es la primera palabra del poema. Posee una justicia suya, que ejerce en el gobierno del mundo y que delega para que su pueblo conviva en la justicia: cfr. 2 Cr 19,6. El reyes "hijo de rey", es decir, de estirpe real, davídica, no usurpador; está en función de "tu pueblo", que es de Dios y no suyo, y es hoy un pueblo "afligido": ¿por un dominio extranjero despótico?, ¿por abusos de gobernantes anteriores? "Montes y colinas" pueden representar el paisaje, la configuración de Judá: Ex 15,17; 1 Re 20,23; Is 14,25 etc. 

72,7 A la lluvia responde la tierra germinando y floreciendo; sólo que aquí lo que florece es "un honrado"; a no ser que leamos "justicia", en buen paralelismo con "prosperidad". 

72,8 Fronteras de un soberano que impone su autoridad sobre reinos vasallos. "De mar a mar" en sentido realista sería del Mar Muerto al Mediterráneo; en sentido cosmológico, las fronteras del gran océano que rodea los continentes. "El Río" suele designar el Éufrates: Zac 9,10.
72,12 Está introducido como motivación: la sumisión o cuanto precede es consecuencia o se justifica "porque" este rey "libra al pobre que clama"; no por su poder militar o económico. 

72,13-14 La repetición de "vida" en ambos versos nos dice que es cuestión de vida o muerte. El rey no está dispuesto a sacrificar a súbditos más humildes, pues estima sumamente la "sangre = vida". "Rescatar" vidas puede ser hacer justicia condenando a muerte al homicida. Creo más probable que "rescatar" se refiera aquí al peligro grave, no al homicidio consumado.
72,17 Tercera petición. El nombre se perpetúa en la memoria y la descendencia. Ese nombre recibirá la felicitación de los venideros y se usará como modelo y prenda de bendición, como el de Abrahán: Gn 12,3; 18,18; 22,18. Un rey con algo de patriarca. 

Trasposición cristiana.
La tradición rabínica aplicó este salmo al Mesías; los cristianos lo identificaron con Jesús de Nazaret. Una vez planteada la trasposición global, podemos descubrir resonancias particulares en el NT. Reino eterno: Lc 1,33; universal: Mt 2,2;Ap 15,4; reino de justicia y paz: Mt 5,6.9; Rom 14,17; 1 Co 1,30; Ef 2,14; Sant 3,18; victoria sobre el opresor: Lc 11,21 s; Ap 17, 15; a favor de los pobres: Mt 5,2; Lc 4,18; 7,22; rescatar o vengar: Tit 2,14; Mt 20,28; Ap 6,10. Que viva: Ap 1,18; Rom 6,9; reconocimiento universal del nombre: Flp 2,10; Ap 14,6. La lista se podría ampliar fácilmente. 


Evangelio: Lucas 10:21-24



21 En aquel preciso momento, exultante con el gozo del Espíritu Santo, exclamó:
- ¡Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla! Sí, Padre, bendito seas por haberte parecido eso bien.
22 Mi Padre me lo ha entregado todo: quién es el Hijo, lo sabe sólo el Padre; quién es el Padre, lo sabe sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
23 Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
- ¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis!
24 Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y oír lo que oís vosotros y no oyeron.


EXPLICACIÓN.

Alegría de Jesús. Ocasión precisa: es la primera vez que los suyos realizan algo que responde a la acción del Espíritu: la liberación de los hombres. Los intelectuales (cf. 10,13-16: las ciudades, ciudadelas del judaísmo) no entienden las obras del Mesías, pero sí el pueblo sencillo. Se atribuye al Padre lo que depende de la disposición del hombre.

Los sabios y entendidos (Is 29,14): sus mezquinos intereses inutilizan su ciencia (cf. los letrados: 5,17.21.30; 7,30 o "justos": 5,32 que no aceptan la salvación).

Me lo ha entregado todo (22) (cf. 3,22: "Tú eres mi Hijo"). Relación íntima entre el Padre y Jesús, por la comunidad de Espíritu (3,21): sólo conoce al Padre quien recibe el Espíritu de Jesús y experimenta así el amor del Padre. El conocimiento de Dios a través del estudio de la Ley (sabios y entendidos) no es verdadero conocimiento.

Aparte con los discípulos procedentes del judaísmo (los Doce), en el que Jesús les pone por modelo la labor de los Setenta (23): el éxito del reino en Samaría, la región semipagana, es prenda de universalidad. Se cumple la promesa mesiánica: el reino hasta el confín de la tierra (Sal 2,8; 72,10s; Dn 4,44; 7,27). Respuesta a la segunda tentación (4,6s): la universalidad del reino mesiánico no se hará por el dominio ni por la ostentación de poder y gloria, sino liberando a los hombres del yugo que los somete.

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