jueves, noviembre 01, 2012

JUEVES 8 DE NOVIEMBRE DEL 2012.

Primera Lectura: Filipenses 3:3-8

3Porque los circuncisos somos nosotros, que damos culto con el Espíritu de Dios y que ponemos nuestra gloria en el Mesías Jesús sin confiar en lo propio nuestro. 4Aunque lo que es yo, ciertamente tendría motivos para confiar en lo propio, y si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mucho más; 5circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, hebreo de pura cepa y, por lo que toca a la Ley, fariseo; 6si se trata de intolerancia, fui perseguidor de la Iglesia, si de la rectitud que propone la Ley, era intachable.
7Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia, lo tuve por pérdida comparado con el Mesías; 8más aún, cualquier cosa tengo por pérdida al lado de lo grande que es haber conocido personalmente al Mesías Jesús, mi Señor. Por él perdí todo aquello y lo tengo por basura con tal de ganar al Mesías 

EXPLICACIÓN.


Los individuos a quienes ataca Pablo parecen ser judíos, no cristianos judaizantes. Se ve que en Filipos los judíos ejercían un fuerte proselitismo, queriendo imponer sus prácticas religiosas, con el espejuelo de la perfección a que lleva la observancia de una Ley. No es la primera vez que se presenta el problema. Perros, para los judíios animales inmundos, era un epíteto que ellos aplicaban a los paganos; Pablo invierte los términos. Al rito de la circuncisión, que, según los judíos, integraba en el pueblo escogido, Pablo lo califica de "mutilación" (cf. Gál 5,12); el término abstracto está usado por el colectivo: "los circuncisos" o "mutilados". Los verdaderos circuncisos ((los circuncisos somos nosotros, lit. "la circuncisión (abstracto por colectivo) somos nosotros")), es decir, los que realmente gozan de una relación privilegiada con Dios, son los que participan del Espíritu (1b-3). Pablo, como fariseo, centrado en sí mismo y en sus privilegios y méritos personales. La tribu de Benjamín se había mantenido siempre fiel a la dinastía de David; hebreo de pura cepa, lit. hebreo hijo de hebreos, en relación con la gran estima que tenían los judíos de la pureza de sangre (4-6).
Después de su conversión, cuando ha desechado todos los valores vigentes en su sociedad, el centro de Pablo no es su "yo", sino Jesús, el Mesías/Salvador. Conocido personalmente (8),sentido del griego gnôsis, conocimiento por experiencia. Pablo no busca ya que Dios lo apruebe por ser fiel a los preceptos de una Ley, sino por su fe en el Mesías; la entrega a éste por la fe/adhesión lo lleva a parecerse a él lo más posible. La incorporación a él por la fe/adhesión resulta en una toma de conciencia de su presencia y actividad (Gál 2,19s), aceptando con él las penalidades (Col 1,24), muriendo con él al pecado (Rom 6,3-5), a la Ley (Gál 1,24), y a los principios del mundo (Rom 12,2; Gál 6,14); esa muerte lleva a la vida (7-11).

Salmo Responsorial: Salmo 105:2-7



2Cantadle al son de instrumentos,
comentad todas sus maravillas.
3Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. 
4Recurrid al Señor y a su poder
buscad siempre su presencia.
5Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios y las sentencias de su boca.
6iEstirpe de Abrahán, su siervo,
hijos de Jacob, su elegido!
7EI Señor es nuestro Dios
él gobierna toda la tierra.


Explicación.
105,1-7 Largo invitatorio marcando un tempo andante. Aunque el tema es nacional, quiere un auditorio internacional (1), ya que "nuestro Dios" es universal (7).
105,5 Las "sentencias" son tanto judiciales como legales, son actos de gobierno.
105,6 El paralelismo deja por ahora sitio a dos patriarcas: Is 41,8.

Trasposición cristiana.
El tema de la promesa, contrapuesta a la ley, es fundamental en la teología de Pablo. Para comenzar léanse Gal 3,16-18.26-29; Rom 4,16. La Iglesia debe incorporar a su alabanza la historia de Israel, como parte de su historia. Después puede añadir otras meditaciones de su historia. 
Evangelio: Lucas 15:1-10

PARÁBOLAS: LA OVEJA Y LA MONEDA PERDIDAS.15 1 Todos los recaudadores y descreídos se le iban acercando para escucharlo;
2 por eso tanto los fariseos como los letrados lo criticaban diciendo:
- Éste acoge a los descreídos y come con ellos.
3 Entonces les propuso Jesús esta parábola:
4 - Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la descarriada hasta que la encuentra?
5 Y cuando la encuentra, se la carga a hombros, muy contento;
6 al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles:
- Dadme la enhorabuena! He encontrado la oveja que se me había perdido.
7 Os digo que lo mismo dará más alegría en el cielo un pecador que se enmienda, que noventa y nueve justos que no sienten necesidad de enmendarse.
8 Y si una mujer tiene diez monedas de plata y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?
9 Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas para decirles:
- ¡Dadme la enhorabuena! He encontrado la moneda que se me había perdido.
10 Os digo que la misma alegría sienten los ángeles de Dios por un solo pecador que se enmienda.


EXPLICACIÓN.


15,1-10. Respuesta masiva de los considerados como descreídos o irreligiosos, los que no observan la Ley (5,27-32) (1). Crítica de los fariseos (5,30; 7,34); comer con ellos, signo de amistad, intolerable para la teología farisea (7,34); se ventila el principio de si Dios ama o no a los pecadores, es decir, a los que no observan la Ley, y, en último término, a los paganos; en otras palabras, si pone o no como condición para su amor practicar una religiosidad intachable.

Dos parábolas (4-7; 8-10) con la misma moraleja. Apela a la experiencia de sus adversarios (¿Quién de vosotros?); apoyándose en la conducta humana, describe la divina con los hombres: Dios ama a cada uno en particular, sea cual sea su conducta (cf. 6,35s) (4-7); los fariseos, en cambio, prescinden de los que no observan la Ley, pensando que Dios desprecia a los pecadores.

La salvación de un pecador (su respuesta al designio de Dios, 7,29), causa de alegría (7.10). Los justos han frustrado el designio de Dios sobre ellos (5,32; 7,30); no causan tanta alegría (irónico). En el cielo (7), los ángeles de Dios (10), son modos de designar a Dios mismo. De nuevo utiliza Lc la doble figura, masculina (4) y femenina (8) (cf. 13,18-21).

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