jueves, noviembre 01, 2012

DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE DEL 2012.

Primera Lectura: I Reyes 17:10-16

10Elías se puso en camino hacia Sarepta, y al llegar a la entrada del pueblo encontró allí a una viuda recogiendo leña. La llamó y le dijo:
-Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para beber.
11 Mientras iba a buscarla, Elías le gritó:
-Por favor, tráeme en la mano un trozo de pan.
12Ella respondió:
-¡Vive el Señor, tu Dios! No tengo pan; sólo me queda un puñado de harina en el jarro y un poco de aceite en la aceitera. Ya ves, estaba recogiendo cuatro astillas: voy a hacer un pan para mí y mi hijo, nos lo comeremos y luego moriremos.
13Elías le dijo:
-No temas. Anda a hacer lo que dices, pero primer hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y tu hijo lo harás después. 14Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "El cántaro de harina no se vaciará, la aceitera de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra".
15Ella marchó a hacer lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo durante mucho tiempo. 16El cántaro de harina no se vació ni la aceitera se agotó, como lo había dicho el Señor por Elías.

Explicación.

17,12. Jurar por el nombre del Señor era profesión de fe: el narrador presenta a la viuda como si creyera en el Dios de Israel. Hay que escuchar en el original la serie regular e inexorable de los verbos: "Iré y lo coceré, y los comeremos y moriremos": la última comida de dos condenados a morir de hambre.

17,13-14. Elías exige un acto de caridad extraordinario unido a un acto de fe en su palabra.

Salmo Responsorial: Salmo 146:7-10



7que hace justicia a los oprimidos;
que da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos.
8EI Señor da vista a los ciegos
el Señor endereza a los que se doblan,
el Señor ama a los honrados,
9el Señor guarda a los emigrantes;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

10El Señor reina eternamente
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Aleluya.
Explicación.

146,6b-7a "Fidelidad y justicia" pueden definir el gobierno del Señor; véanse Jr 50, 33; Sal 103,6.
146,7b La preocupación por los cautivos parece afirmarse con el destierro: Is 49,9; 61,1. Del sentido propio se pasa fácilmente a significar otras cautividades, físicas o espirituales.
146,8a También la ceguera admite significados metafóricos: Is 42,7.16-19; 43,8.
146,8b-9 En los extremos coloca a "honrados / malvados" o inocentes y culpables. Hay que tomarlos como correlativos. En medio, como caso particular las tres categorías tradicionales de "emigrantes, huérfanos y viudas".
146,9 Ex 22,21 s.
146,10 Sión es la capital de Dios Rey: Miq 4,7.

Trasposición cristiana.
Para el tema de la realeza de Dios y de su Mesías citamos Ap 11,15. Jesús desata a la mujer encadenada (Lc 13,16), abre los ojos a los ciegos (Mt 9,30; 11,5), alimenta a los hambrientos (Mt 14,13-21).


Segunda Lectura: Hebreos 9:24-28

24y de hecho el Mesías no entró en un santuario hecho por hombres, copia del verdadero, sino en el mismo cielo, para presentarse ahora nte Dios en favor nuestro. 25Y no era tampoco para ofrecerse repetidas veces, como sl sumo sacerdote, que entra año tras año en el santuario, llevando una sangre que no es la suya; 26si no habría tenido que sufrir muchas veces desde que se creó el mundo. De hecho, su manifestación ha tenido lugar una sola vez, al final de la historia, para abolir con su sacrificio el pecado.
           27Por cuanto es destino de cada hombre morir una vez, y luego un juicio, 28así también el Mesías se ofreció una sola vez, para quitar los pecados de tantos; la segunda vez, ya sin relación con el pecado, se manifestará a los que lo aguardan para salvarlos.

EXPLICACIÓN.


El único sacrificio del Mesías, su muerte, expresión suprema del amor, bastó de una vez para todas (24-26).

          Los pecados hacían de la muerte y el juicio motivos de temor. La situación ha cambiado: la única entrega de Jesús ha cancelado los múltiples pecados, y su segunda venida será sólo para salvación (27-28).


Evangelio: Marcos 12:38-44 o 12:41-44

Conducta de los letrados (Mt 23,1-36; Lc 20,45-47).

38Entre lo que enseñaba, dijo:
-¡Cuidado con los letrados! Esos que gustan de pasarse con sus vestiduras y de las reverencias en la calle, 39de los primeros asientos en las sinagogas y de los primeros puestos en los banquetes; 40esos que se comen los hogares de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos tales recibirán una sentencia muy severa.

(Lc 21,1-4).

41Se sentó enfrente de la Sala del Tesoro y observaba cómo la gente iba echando monedas en el tesoro; muchos ricos echaban en cantidad. 42Llegó una viuda pobre y echó dos ochavos, que hacen un cuarto. 43Convocando a sus discípulos, les dijo:
-Esa viuda pobre ha echado en el tesoro más que nadie, os lo aseguro. 44Porque todos han echado de lo que les sobra; ella, en cambio, sacándolo de su falta, ha echado todo lo que tenía, todos sus medios de vida.


EXPLICACIÓN.
 (12,38-40): Praxis de los letrados, su ambición de honor y dinero. Deseo de prestigio y preeminencia (38); quieren ser siempre primeros (39; cf. 9,35; 10,44). Utilizan la religión para explotar a los débiles (cf. 7,6s) (40).

41-44. Perícopa final de la sección: Se contrapone al tríptico inicial (11,17: dinero, explotación del pueblo). La viuda, miembro débil de la sociedad (12,40), representa al Israel fiel (cf. Jr 51,5), que, en medio de esa realidad corrompida, ama a Dios como absoluto (44: todo, todos, cf.12,30). Jesús convoca a los discípulos, que no habían aceptado su exigencia de dejar la riqueza(10,23-26). No son los ricos de Israel quienes valen a los ojos de Dios, sino los que ponen su confianza en él y no en el dinero. Esta confianza equivale a la del discípulo (10,21: «tendrás en Dios tu tesoro»), La viuda, antítesis de los dirigentes, infieles a Dios por su amor al dinero (44).

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