28Se le acercó un letrado que había oído la discusión y notado lo bien que respondía, y le preguntó:
-¿Qué mandamiento es el primero de todos?
29Respondió Jesús:
-El primero es: "Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor; 30amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas". 31 El Segundo, éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay ningún mandamiento mayor que éstos.
32El letrado le dijo:
-Muy bien, Maestro, es verdad lo que has dicho, que es uno solo y que no hay otro fuera de él; 33y que amarlo con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a uno mismo supera todos los holocaustos y sacrificios.
34Viendo Jesús que había respondido inteligentemente, le dijo:
-No estás lejos del reino de Dios.
Y ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas.
EXPLICACIÓN.
Un letrado fariseo. Busca solución a una discusión de escuela (28). Respuesta de Jesús: En el AT no había un sólo mandamiento principal, sino dos: el amor/fidelidad a Dios era inseparable del amor/lealtad al hombre. Dios era el valor absoluto (con todo tu corazón, etc.), el hombre, relativo (como a ti mismo). Tal era el llamamiento hecho a Israel en la antigua alianza (Escucha, Israel, cf. Dt 6,4s), que los dirigentes han traicionado con su explotación del pueblo (11,17) (29-31). El ideal de amor propio del Reino será propuesto en la institución de la eucaristía (14,22-25; d. 10,45; 13,37). El letrado afirma la precedencia de estos dos mandamientos sobre los preceptos cultuales, que pretendían honrar solamente a Dios (32-33). Quien está por el bien del hombre no está lejos del Reino (cf. 1,15: enmienda). Invitación implícita de Jesús. El letrado no da su adhesión a Jesús. Teoría sin práctica (34).
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