viernes, marzo 02, 2012

Martes 27 de marzo del 2012. Jn 8,21-30.

II.DENUNCIA DE LOS DIRIGENTES.
Pecado y muerte. (8,21-30)
8 21. Entonces les dijo de nuevo:
-Yo me voy, me buscaréis, pero vuestro pecado os llevará a la muerte. Adonde yo voy, vosotros no sois capaces de venir.
22. Los judíos del régimen comentaban_
-¿Irá a suicidarse, y por eso dice “Adonde yo voy, vosotros no sois capaces de venir”?
23. Él continuó:
-Vosotros pertenecéis a lo de aquí abajo, yo pertenezco a lo de arriba; vosotros pertenecéis a este orden, yo no pertenezco al orden este.
24. Por eso os he dicho que os llevarán a la muerte vuestros pecados; es decir, si no llegáis a creer que yo soy lo que soy, os llevarán a la muerte vuestros pecados.
25. Entonces le preguntaron:
-Tú, ¿quién eres?
Les contestó Jesús:
-Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo.
26. Mucho tengo que decir de vosotros y condenarlo; pero el que me envió es digno de fe, y lo que yo digo contra el mundo es lo mismo que le he escuchado a él.
27. Nos comprendieron que les hablaba del Padre.
28. Jesús entonces les dijo:
-Cuando levantéis en alto al Hombre, entonces comprenderéis que yo soy lo que soy y que no hago nada de por mí, sino que propongo exactamente lo que me ha enseñado el Padre.
29. Además, el que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; la prueba es que yo hago siempre lo que le agrada a él.
30. Mientras hablaba así muchos le dieron su adhesión.


EXPLICACIÓN.

21-30. El mismo lugar y los mismos oyentes, aunque más adelante (22) se hablará de “los judíos”, los dirigentes y sus adeptos. De nuevo la frase enigmática (7,34), pero explicitando el peligro que corren (cf. Prov 1,27-28). Ellos planeaban eliminar a Jesús como a un enemigo peligroso; les descubre que el peligro no está en él, sino en la hostilidad contra él. El presunto enemigo es el único que les puede salvar; rechazarlo será su ruina.
El pecado que los llevará a la muerte (Jr 31,29s) consiste en impedir, reprimir o suprimir la vida, impidiendo la plenitud a la que Dios llama al hombre. Se comete al dar la adhesión e integrarse voluntariamente en un orden o sistema injusto: el hombre se priva y priva a otros de la libertad, ejerce o acepta la opresión y se hace cómplice de la injusticia. La injusticia radical del orden social lleva la muerte en sí misma y está necesariamente abocada a la ruina, arrastrando consigo a los individuos.
Jesús sabe que no aceptarán nunca seguir a un Mesías crucificado (no sois capaces de venir); esto los obligaría a renunciar a su posición e ideales. Los dirigentes se sienten intrigados, pero no ya inquietos (7,35s) (22). Su comentario es irónico (suicidarse). No comprenden que se pueda dar la vida por amor.
Jesús les explica dónde está la diferencia radical entre ellos y él y, en consecuencia, en qué consiste su pecado (23). Lo de arriba es la esfera de Dios, la del Hombre acabado por el Espíritu; lo de abajo, la esfera sin Espíritu, la de los hombres inacabados (carne). Arriba/abajo = espíritu/carne = luz/tinieblas =vida/muerte. “El pecado”, la traición al hombre optando por el sistema injusto, llevará a cometer múltiples injusticias (los pecados) (24). La única manera de salir de la dinámica pecado-muerte consiste en reconocer a Jesús como Mesías (8,12: Luz del mundo), pasar a la esfera de arriba.
Pregunta innecesaria (25). Él es lo que ha venido afirmando: el enviado de Dios (5,36; 7,28; 8,18), el Mesías. No pronuncia este título que podía prestarse a interpretaciones nacionalistas. La denuncia de Jesús está avalada por Dios mismo, el Padre, cuyo mensaje expone (26-27). Levantar en alto (28) tiene el doble sentido de muerte y exaltación. El Hombre ha aprendido del Padre su oposición a la injusticia; su muerte demostrará su plena coherencia, la de un amor que llega hasta dar la vida, y con ella, su misión divina. Jesús no se acobarda (29), porque el Padre lo acompaña y apoya. Reacción favorable de muchos a sus palabras. La claridad de su denuncia ha hecho impresión (30).

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