19 Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino, y banqueteaba todos los días espléndidamente.
20 Un pobre llamado Lázaro estaba echado en el portal, cubierto de llagas;
21 habría querido llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico; por el contrario, incluso se le acercaban los perros para lamerle las llagas.
22 Se murió el pobre y los ángeles lo reclinaron a la mesa al lado de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron.
23 Estando en el lugar de los muertos, en medio de tormentos, levantó los ojos, vio de lejos a Abrahán con Lázaro echado a su lado
24 y lo llamó:
- Padre Abrahán, ten piedad de mí; manda a Lázaro que moje en agua la punta de un dedo y me refresque la lengua, que padezco mucho en estas llamas.
25 Pero Abrahán le contestó:
- Hijo, recuerda que en esta vida te tocó a ti lo bueno y a Lázaro lo malo; por eso ahora éste encuentra consuelo y tú padeces.
26 Además, entre nosotros y vosotros se abre una sima inmensa, así que, aunque quiera, nadie puede cruzar de aquí hasta vosotros ni pasar de ahí hasta nosotros.
27 El rico insistió:
- Entonces, padre, por favor, manda a Lázaro a casa de mi padre,
28 porque tengo cinco hermanos: que los prevenga, no sea que acaben también ellos en este lugar de tormento.
29 Abrahán le contestó:
- Tienen a Moisés y a los Profetas, que los escuchen.
30 El rico volvió a insistir:
- No, no, padre Abrahán, pero si uno que ha muerto fuera a verlos, se enmendarían.
31 Abrahán le replicó:
- Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, no se dejarán convencer ni aunque uno resucite de la muerte.
EXPLICACIÓN.
La historia que sigue (19-31) va dirigida a los fariseos, amigos del dinero (16,14). Jesús les habla en su lenguaje: les muestra su infidelidad basándose en sus mismos presupuestos. Por eso, las categorías que usa en la parábola son del AT, no del reino de Dios. La situación descrita se corresponde con la malaventuranza contra los ricos expresada en 6,24s; no es, por tanto, admisible en el grupo cristiano.
El premio para el pobre en la otra vida es doctrina farisea; Jesús ha proclamado su bienaventuranza para los pobres en esta tierra (6,20). Lázaro es el pobre miserable, no el pobre cristiano. El rico representa a la clase dirigente que se desentiende del pueblo. De sus descendientes, Abrahán acoge a los pobres, no a los ricos (22s). Los fariseos (28: los cinco hermanos que han quedado en la casa) no hacen caso del AT; se menciona a los profetas por su incesante denuncia de la opresión de los pobres.
Los fariseos no han hecho caso de la enseñanza de la Escritura que se precian de observar. Para los que no acatan la voluntad de Dios manifestada, es inútil toda otra prueba (31). Alusión a la resurrección de Jesús. Pretendiendo ser fieles a la Ley, descuidan lo principal, el amor a los demás (11,42).
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