martes, octubre 01, 2019

LECTURAS DEL SÁBADO 5 DE OCTUBRE DEL 2019


PRIMERA LECTURA. Baruc 4,5-12.27-29.


5¡Ánimo, pueblo mío,
que llevas el nombre de Israel!
6Os vendieron a los gentiles, 
pero no para ser aniquilados;
por la cólera de Dios contra vosotros 
os entregaron a vuestros enemigos,
7porque irritasteis a vuestro Creador 
sacrificando a demonios y no a Dios;
8os olvidasteis del Señor eterno, 
que os había criado,
y afligisteis a Jerusalén, 
que os sustentó.
9Cuando ella vio que el castigo de Dios 
os alcanzaba, dijo:
Escuchad, vecinas de Sión.
Dios me ha enviado una pena terrible:
10vi cómo el Eterno
 desterraba a mis hijos e hijas; 
11yo los crié con alegría,
los despedí con lágrimas de pena. 
12Que nadie se alegre viendo
a esta viuda abandonada de todos.
Si estoy desierta, es por los pecados de mis hijos, 
que se apartaron de la ley de Dios. 
27¡Ánimo, hijos, gritad a Dios!
Que el que os castigó 
se acordará de vosotros.
28Si un día os empeñasteis en alejaros de Dios, 
volveos a buscarlo
con redoblado empeño.
29El que os mandó las desgracias, 
os mandará el gozo eterno 
de vuestra salvación. 
 
Explicación.
 
4,5 "Ánimo": el imperativo griego responde al hebreo "no temas". 

4,6-8 Cita libre de Dt 32,15-18. El título "el Eterno" se repite siete veces en este poema.
 
4,9-29 En vísperas de la tragedia, Jerusalén levanta su voz de denuncia e intercesión con el dolor y ternura de una madre. Su discurso es un vaivén de efusiones líricas en primera persona y de consejos apremiantes. En el desahogo lírico alternan el recuerdo, el dolor, la esperanza. En varios versos la tragedia se supone consumada. 

4,9 "Vecinas de Sión" son los reinos limítrofes, personificados como un coro de mujeres (cfr. Ez 16,57 23,48). A su gozo maligno se refieren Lam 2,16; Sal 137,7; Abd 11-14. 

4,12 "Viuda" es aquí término sociológico, apto para expresar el abandono de la ciudad (Lam 1,1). Jerusalén no confiesa aquí pecados propios, al contrario de Lam 1,8.9.14.18 etc. 
  
4,27 El pueblo lleva un nombre impuesto por Dios: por él Dios se acuerda del pueblo para salvarlo. 

4,28 Is 55,6. 

4,29 Compárese con Sal 51,14.
 


SALMO. 69,33-37.

33Miradlo, los humildes, y alegraos, 
los que buscáis a Dios, cobrad ánimo. 
34Que el Señor escucha a los pobres 
y no desprecia a sus cautivos. 
35Alábenlo el cielo y la tierra, 
los mares y cuanto bulle en ellos. 
36Que Dios salvará a Sión 
y reconstruirá los poblados de Judá: 
la habitarán y la poseerán, 
37la estirpe de sus siervos la heredará, 
los que aman su nombre vivirán en ella. 

Explicación.


69,33-34 Conjura el peligro enunciado en 6s. Dios no desprecia al afligido, al pobre, al prisionero.
69,35 Se suma la alabanza cósmica de cielo y tierra, las dos mitades del universo creado. El poeta añade el mar, con la mirada prendida por el prodigioso bullir de vida que descubre o adivina; como al final del salmo 8.

69,36-37 Se pueden tomar como adición o apéndice o conclusión. Si pertenecen al salmo, nos llevan a la situación del destierro. Si son adición, coinciden con el final del salmo 51. En cualquier caso, por las relaciones temáticas, estos versos añadidos están hábilmente integrados en el poema.
Transposición cristiana.


Empecemos por las citas. El v. 5 en Jn 15,25; 10a en Jn 2,17;10b en Rom 15,3; 13 por alusión en Mt 27,27-30; 22 nueva alusión en Mt 27,34; Mc 15,23; 23-24 en Rom 11,9; 26 en Hch 1,20; 29 el registro de los vivos en Flp 4,3; Ap 3,5; 13,8. Con estos datos pueden los Santos Padres aplicar el salmo a la pasión de Cristo. 

EVANGELIO. Lucas 10,17-24.

17 Los setenta regresaron muy contentos y le dijeron:
- Señor, hasta los demonios se nos someten por tu nombre.
18 Él les contestó:
- ¡Ya veía yo que Satanás caería del cielo como un rayo!
19 Yo os he dado la potestad de pisar serpientes y escorpiones y todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá haceros daño.
20 Sin embargo, no sea vuestra alegría que se os someten los espíritus; sea vuestra alegría que vuestros nombres están escritos en el cielo.
21 En aquel preciso momento, exultante con el gozo del Espíritu Santo, exclamó:
- ¡Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla! Sí, Padre, bendito seas por haberte parecido eso bien.
22 Mi Padre me lo ha entregado todo: quién es el Hijo, lo sabe sólo el Padre; quién es el Padre, lo sabe sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
23 Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
- ¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis!
24 Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y oír lo que oís vosotros y no oyeron.

EXPLICACIÓN.

Regreso. Alegría de los enviados por el éxito de la misión (cf. 9,10; no mencionada en el caso de los Doce). Expulsión de demonios (=ideologías fanáticas contrarias al mensaje); contraste con el fracaso de los Doce (9,37ss) (17).

La frase de Jesús contrasta con la anterior de Santiago y Juan (9,54): en vez de caer fuego del cielo (rayo) que destruya a los hombres, cae como un rayo Satanás, el enemigo del hombre y de Dios, personificación del poder que somete al hombre (4,5-7); el poder pierde su prestigio divino (caer del cielo) y cesa su dominio (18); paralelo con 10,15 (Cafarnaún).

Serpientes, etc. (19): las fuerzas del mal (cf. Sal 91,13; Dt 8,15) no podrán dañar a los que Jesús envía; no se trata de un daño físico; quiere decir que los enviados no cederán ante sus ataques. Motivo de la alegría: no tanto el éxito ocasional como el ser ciudadanos del Reino (20).

Alegría de Jesús. Ocasión precisa: es la primera vez que los suyos realizan algo que responde a la acción del Espíritu: la liberación de los hombres. Los intelectuales (cf. 10,13-16: las ciudades, ciudadelas del judaísmo) no entienden las obras del Mesías, pero sí el pueblo sencillo. Se atribuye al Padre lo que depende de la disposición del hombre.

Los sabios y entendidos (Is 29,14): sus mezquinos intereses inutilizan su ciencia (cf. los letrados: 5,17.21.30; 7,30 o "justos": 5,32 que no aceptan la salvación).

Me lo ha entregado todo (22) (cf. 3,22: "Tú eres mi Hijo"). Relación íntima entre el Padre y Jesús, por la comunidad de Espíritu (3,21): sólo conoce al Padre quien recibe el Espíritu de Jesús y experimenta así el amor del Padre. El conocimiento de Dios a través del estudio de la Ley (sabios y entendidos) no es verdadero conocimiento.

Aparte con los discípulos procedentes del judaísmo (los Doce), en el que Jesús les pone por modelo la labor de los Setenta (23): el éxito del reino en Samaría, la región semipagana, es prenda de universalidad. Se cumple la promesa mesiánica: el reino hasta el confín de la tierra (Sal 2,8; 72,10s; Dn 4,44; 7,27). Respuesta a la segunda tentación (4,6s): la universalidad del reino mesiánico no se hará por el dominio ni por la ostentación de poder y gloria, sino liberando a los hombres del yugo que los somete. 

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