PRIMERA LECTURA. Jonás 4,1-11.
Restauración: el monte del templo (Is 2,2-4).
1ª [M] -Al final de los tiempos estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas.
2Hacia él confluirán las naciones,
caminarán pueblos numerosos;
dirán: Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob;
él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
de Jerusalén la palabra del Señor.
3Será el árbitro de muchas naciones,
el juez de numerosos pueblos.
De las espadas forjarán arados;
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
4Se sentará cada uno bajo su parra y su higuera,
sin sobresaltos
-lo ha dicho el Señor de los ejércitos-.
5[F] -Todos los pueblos caminan
invocando a su Dios,
nosotros caminamos invocando siempre
al Señor, nuestro Dios.
El resto y el Señor rey.
6[M] -Aquel día -oráculo del Señor-
reuniré a los inválidos,
congregaré a los dispersos
a los que maltraté:
7haré de los inválidos el resto,
los desterrados serán
un pueblo numeroso.
Sobre ellos reinará el Señor en el monte Sión
desde ahora y por siempre.
8[F] -Y tú, Torre del Rebaño, colina de Sión,
recibirás el poder antiguo,
el reino de la capital, Jerusalén.
Salvación por la prueba.
9Y ahora, ¿por qué gritas quejándote?
¿No tienes rey, te falta el consejero?
¿Por qué te retuerces como parturienta?
10[M] -Retuércete como parturienta,
expulsa, Sión,
porque ahora saldrás de la ciudad
para vivir en el descampado;
irás a Babilonia y de allí te sacarán,
te rescatará el Señor de manos enemigas.
11[F] -Ahora se alían contra ti
muchas naciones diciendo:
Estás profanada,
gocemos del espectáculo de Sión;
Explicación.
4,1-4 Los versos 1-3 coinciden con Is 2,2-4; el v.4 se aparta totalmente del último de Isaías. No hay modo de resolver cuál de los dos -o un tercero- sea original.
Imaginemos, como hipótesis heurística, que el poeta contempla desde el monte Sión la convergencia de caravanas israelitas que acuden a la alegre fiesta de las Chozas. De todas partes del suelo patrio vienen, convergen, suben por la clina hacia el templo; al acercarse se escuchan sus cantos... De repente, en la fantasía del poeta la escena se transforma: contempla en la lejanía un paisaje de montañas, y descollando en la serranía, una montaña cimera, como atraída hacia el cielo por la fuerza ascensional de la presencia divina.
De todas partes del mundo se ven converger caravanas de pueblos (cfr. Is 19, 16-25; Sal 87), como si fueran ríos engrosados por afluentes, que avanzan, confluyen y ascienden monte arriba. ¿Qué fuerza de gravedad contraria los congrega? El canto lo dice: la ley o voluntad del Señor hecha palabra para la convivencia humana y la palabra del Señor hecha mensaje profético de esperanza. Aceptan el arbitraje justo y pacífico de Dios y transforman las armas para usos pacíficos (cfr. Is 11,6-9; Sal 46,9: Están desandando la dispersión primigenia de Babel y están prefigurando Pentecostés.
4,4 Verso de Miqueas que condensa la vida pacífica: 1 Re 5,5; Zac 3,10.
4,5 Los falsos profetas niengan la universalidad. Sólo Israel venera al Dios verdadero, los otros pueblos veneran a sus dioses. (Todavía hoy se usa entre los judíos esta frase como profesión de fe).
4,6-7 Empalmado con lo anterior: en las caravanas habrá también una confluencia de desterrados israelitas, precisamente los inválidos, hacia el monte Sión. Esto supone un destierro: de Israel ya sucedido (722, cfr. Jr 31,1-14), o futuro y previsto de Judá.
4,8-9 Los falsos profetas anuncian a Sión triunfos y poderío, como en tiempo de David. El "rebaño" evoca el recuerdo del rey pastor; la "torre" es signo de poder (Is 2,15). La capital no tiene por qué temer, por qué retorcerse; puede fiarse de su rey davídico y de la prudencia política de su consejero (Is 9,6; 11,2).
4,10 En cambio Miqueas invita a lo contrario: el tiempo actual es de prueba. Al ser conquistadas las plazas fuertes (por Senaquerib), ciudades y aldeas se han vuelto inseguras (Jr 6,1; 10,17). Creemos que Miqueas habló simplemente de salir de la ciudad y habitar por un tiempo en la estepa; más tarde, y a la luz de los sucesos, alguien especificó que se trataba de Babilonia.
SALMO. 86,3-6.9-10.
3Tú eres mi Dios, ten piedad, Dueño mío,
que te estoy llamando todo el día.
4Alegra el sentir de tu siervo,
que mi sentir se eleva hacia ti.
5Porque tú, Dueño mío, eres bueno y perdonas,
eres misericordioso con los que te invocan.
6Escucha, Señor, mi súplica,
haz caso a mi petición de gracia,
9Todos los pueblos que hiciste
vendrán a postrarse en tu presencia
y honrarán tu nombre, Dueño mío.
10Porque eres grande y autor de maravillas,
sólo tú eres Dios.
Explicación.
86,3 "Ten piedad": Sal 51,3; 56,2; 57,2.
86,4 "Alégrame": Sal 92,5; Is 56,7. El "sentir" o el ánimo.
86,5 "Perdonas": en hebreo adjetivo, "perdonador". Caso único, aunque el verbo es frecuente.
86,6 "Petición de gracia": este plural femenino es exclusivo del salmo, de ordinario se usa el plural masculino.
86,9-10 Entre la numerosa población de divinidades de todos los pueblos Yhwh es incomparable, como cantan Ex 15,11; Sal 40,6; 71,19; 89,7. Es poco hablar por comparación, pues Yhwh es único Dios, precisa el v. 10: cfr. ls 37,16.20; Neh 9,6; Sal 136,4. Entre los dos enunciados (8a.10b) procede el cortejo de los pueblos que acuden a rendir homenaje. En estos tres versos el orante se remonta de su tribulación presente a una visión gloriosa y universal, anticipando un futuro cuando Yhwh sea reconocido por todos los pueblos, porque todos son hechura suya.
Transposición cristiana.
La sección 8-13 intima un sentido de unidad y totalidad. Hay un Dios único y universal: todos los pueblos han de reconocerlo. Como centro de atracción, Dios es capaz de unificar a todos en su nombre. También puede unificar al individuo, que vive internamente dividido por tantos centros de atracción. Tarea de Jesucristo, que atrae a todos (Jn 12,32), y del Espíritu, que unifica y simplifica (1 Cor 12,4).
EVANGELIO. Lucas 11,1-4.
11 1 Una vez estaba él orando en cierto lugar; al terminar, uno de sus discípulos le pidió:
- Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
2 Él les dijo:
- Cuando oréis, decid:
" Padre,
proclámese ese nombre tuyo,
llegue tu reinado,
3 nuestro pan del mañana dánoslo cada día
4 y perdónanos nuestros pecados,
que también nosotros perdonamos a todo deudor nuestro,
y no nos dejes ceder a la tentación".
Explicación.
La oración. 1-13. Nuevo escenario (en cierto lugar); nueva temática: la oración. Contexto diferente del de Mt 6,9-15. Dos maneras de orar (paralelo en 18,9-14). Los discípulos proponen a Jesús el modelo de Juan Bautista: no comprenden el cambio (cf. 5,33). Jesús les enseña a pedir por los dos intereses principales: por la difusión del reino de Dios (objeto de la misión de la comunidad) (2) y por la comunidad misma (3s) (vse. Mt 6,9-10, teniendo en cuenta la mayor brevedad del texto de Lc). Cada día (3), realidad cotidiana del reinado de Dios en la comunidad.
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