martes, octubre 01, 2019

LECTURAS DEL MARTES 15 DE OCTUBRE DEL 2019

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.


PRIMERA LECTURA. Romanos 1,16-25.

16Porque yo no me acobardo de anunciar la buena noticia, fuerza de Dios para salvar a todo el que cree, primero al judío, pero también al no judío, 17pues por su medio se está revelando la amnistía que Dios concede, única y exclusivamente por la fe, como dice la Escritura: "El que se rehabilita por la fe, vivirá" (Hab 2,4).

  18Se está revelando además desde el cielo la reprobación de Dios contra toda impiedad e injusticia humana, la de aquellos que reprimen con injusticia la verdad.
       19Porque lo que puede conocerse de Dios lo tienen a la vista, Dios mismo se lo ha puesto delante; 20desde que el mundo es mundo, lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su divinidad, resulta visible para el que reflexiona sobre sus obras, de modo que no tienen disculpa. 21Porque al descubrir a Dios, en vez de tributarle la alabanza y las gracias que Dios se merecía, su razonar se dedicó a vaciedades y su mente insensata se obnubiló. 22Pretendiendo ser sabios, resultaron unos necios 23que cambiaron la gloria de Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de pájaros, cuadrúpedos y reptiles.
       24Por eso, abandonándolos a sus deseos, los entregó Dios a la inmoralidad, con la que degradan ellos mismos sus propios cuerpos, por haber sustituido ellos al 25Dios verdadero or uno falso, venerando y dando culto a la criatura en vez de al Creador (¡Bendito él por siempre! Amén). 

EXPLICACIÓN.

16-17.  Tema de la carta. Para semejante tarea no hay fuerza humana que baste. Pablo, un judío de cultura rabínica, tenía que enfrentarse con una cultura pagana de gloriosa tradición filosófica y alta educación retórica. No se acobarda: no se siente inferior, porque el evangelio que predica no se apoya en su fuerza personal, es una fuerza de Dios mismo, una intervención de Dios en la historia de la humanidad. La buena noticia está destinada a todos los hombres sin distinción; la única condición es la fe. Pablo admite cierta prioridad de los judíos, porque de hecho Jesús cumplía las promesas del AT y limitó su labor a los judíos (Rom 15,8; cf. Mt 15,24), pero la buena noticia está destinada a todos (no judío, lit. "griego"). Pablo no hace diferencia (cf.  2,9-11; Gál 3,28; Col 3,11; Hch 15,9).

La dikaiosunê griega tiene un sentido ético: "ser recto u honrados",  y otro forense, que describe la calidad y actuación de un juez que sentencia a favor del inocente, rehabilitándolo ante la opinión pública en caso de falta de acusación o injusticia por parte de un adversario: "hacer justicia". Pablo se apoya en este sentido del término griego para describir la acción salvadora de Dios con el hombre, reo de muerte por su pecado (5,12), pero pasando a un nivel superior, pues Dios no rehabilita al inocente, sino al culpable (4,5). No actúa, por tanto, como juez, sino como soberano que concede gracia al/a los condenados (indulto, amnistía), independientemente de toda ley (3,21). La humanidad se encuentra condenada a muerte por el pecado (3,9s). Para salvarla, Dios promulga una amnistía; tal es el contenido de la buena noticia que se proclama la única condición para acogerse a ella es la fe/adhesión a Jesús (1,17; 3,21.24.28; 4,3; 5,1, etc; Gál 3,26), la promesa (Rom 4,16; Gál 3,14), aspectos diversos de la misma realidad de salvación, obra del amor de Dios por el hombre (5,8-10).

Única y exclusivamente por la fe. lit. "desde fe hasta fe", expresión inspirada en otra aramea con el significado de "empezando por (la fe) y acabando por (la fe)"; cf. 2 Cor 2,16.

 En paralelo con lo expresado en 1,17, otra revelación está sucediendo, la de la reprobación divina contra la humanidad impía e injusta (alusión a las dos tablas de la Ley). La partícula griega gar depende del v.17; no es causal, indica que continúa la argumentación (además) (18).

            La reprobación de Dios, gr. orgé, designa la resistencia inflexible de Dios al mal, su oposición a él en cualquier forma que se presente. En realidad, lo que Pablo indica es la secuencia ineluctable de causa-efecto en el universo moral: el hombre que practica el pecado ( = la injusticia) va inevitablemente al desastre (6,23: "el salario del pecado es la muerte", relación de causa-efecto); que reprimen con injusticias la verdad: la raíz de la ruina de la humanidad nace de una oposición deliberada a la verdad, que es la realidad de Dios y del hombre (18).

           La humanidad rechaza la revelación de Dios en la creación. Lo tienen a la vista (19): para Pablo, la posibilidad de conocer a Dios mediante la razón es indiscutible, pues así lo ha querido Dios mismo. Los males de la humanidad no nacen, pues, de ignorancia, sino de malas opciones (19-23). 

SALMO. 19,2-5.

2 Los cielos proclaman la gloria de Dios,
pregona el firmamento la actividad de sus manos.
3 Un día le pasa el mensaje a otro día,
una noche le informa a otra noche.
4 Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que so oiga su voz,
5 a toda la tierra alcanza su discurso,
a los confines del orbe su lenguaje.
Allí le ha plantado una tienda al sol:

Explicación.

19,2-5a Primera sección. Ex abrupto introduce el poeta a sus colosales personajes, ocupados en hablar. Cielos y firmamento representan espacios personificados. La tierra es el lugar donde el público escucha. Días y noche no se hablan.

¿Cómo hablan esos personajes? Se acumulan términos del campo semántico del lenguaje. Es un lenguaje peculiar: no tiene palabras o lexemas, dbrym; no tiene sentencias o sintagmas, ´mr; ni siquiera tiene fonemas qwl. Sin embargo se propaga a todas partes y es inteligible: lenguaje universal anterior y superior a la confusión babélica. Su tema es la gloria (cfr. Is 6,3) y la acción o actividad.

 TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Rom 10,18 aplica el v.4 a la predicación del evangelio. El cristiano contempla la creación restaurada en Cristo. Los antiguos explotaron el símbolo del sol como esposo; su salida del tálamo de María en el nacimiento, su carrera "desde el Padre hasta el Padre"; su calor es el Espíritu. La reflexión sobre ley y gracia anticipa la enseñanza de Pablo. 

EVANGELIO. Lucas 11,37-41.

37 Apenas terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se recostó a la mesa.
38 El fariseo se extrañó al ver que no hacía abluciones antes de comer,
39 y el Señor le dijo:
- De modo que vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis repletos de robos y maldades.
40 ¡Insensatos! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro?
41 En vez de eso, dad lo que tenéis en limosnas y así lo tendréis limpio todo.

Explicación.

Los que se enmiendan. 37-54. La frase inicial conecta esta perícopa con la anterior. Segunda ocasión en que Jesús es invitado por un fariseo (7,36ss). Abluciones rituales para eliminar la supuesta contaminación contraída en el contacto con los hombres y el mundo. Jesús no cree que el contacto con la realidad humana o mundana separe al hombre de Dios (38). La denominación el Señor (39)coloca el episodio en el contexto de la comunidad pospascual. La pureza no es exterior, sino interna; es decir, no es lo de fuera, sino lo que hay dentro del hombre, lo que puede separarlo de Dios (cf. Mc 7,15.18-23).

Acusación a los fariseos (39). Dios no se contenta con apariencias (40). La limosna, que corrige la codicia, ayuda más al que la da que al que la recibe (41).


2ª OPCIÓN.

Primera Lectura. Romanos 8,22-27

22Sabemos bien que hasta el presente la humanidad entera sigue lanzando un gemido universal con los dolores de su parto. 23Más aún: incluso nosotros, que poseemos el Espíritu como primicia, gemimos en lo íntimo a la espera de la plena condición de hijos, del rescate de nuestro ser, 24pues con esta esperanza nos salvaron. Ahora bien, esperanza de lo que se ve ya no es esperanza; ¿quién espera lo que ya ve? 25En cambio, si esperamos algo que no vemos, necesitamos constancia para aguardar.
          26Pero, además, precisamente el Espíritu acude en auxilio de nuestra debilidad: nosotros no sabemos a ciencia cierta lo que debemos pedir, pero el Espíritu en persona intercede por nosotros con gemidos sin palabras; 27y aquel que escruta el corazón conoce la intención del Espíritu, porque éste intercede por los consagrados como Dios quiere.

Explicación.

Los cristianos conocen el sentido de la historia: un parto difícil. Y saben formular la esperanza: la filiación plena, la liberación de la persona (22-25). La espera es activa (oración), no pasiva. En un mundo confuso, los cristianos no siempre ven claro lo que conduce al reino de Dios; el Espíritu, sí (26-27). 

Salmo. 19,8-11


8 La ley del Señor es perfecta:
devuelve el respiro;
el precepto del Señor es fiable:
instruye al ignorante;
9 los mandatos del Señor son rectos:
alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida:
da luz a los ojos;
10 el respeto del Señor es puro:
dura para siempre;
los mandamientos del Señor son genuinos;
justos sin excepción;
11 son más valiosos que el oro,
que el metal más fino;
son más dulces que la miel 
que destila un panal.


Explicación.


19,8-11 Tercera sección. Sin transición ni introducción entre un tema nuevo. Entra la ley abriendo paso a seis sentencias de una regularidad exasperante, como materializando en lenguaje el orden que intenta establecer. Sólo sies: falta una para la perfección.
Los predicados son en gran parte corpóreos: respiración, corazón, ojos; es límpida y pura, es estable y ofrece apoyo. Es razonable, no teme dar razones y así educa al inexperto sin dejarlo en su ignorancia. Es lúcida, no exige obediencia ciega, sino que ilumina los ojos. Da alegría interna, no es carga insoportable.
El último verso propone dos coparaciones: oro, símbolo y medida de valor; miel, manjar el más sabroso (Prov 16,24). El autor piensa en el contenido más que en la formalidad de la ley.


Evangelio. Juan 15,1-8


La comunidad en expansión.
(Jn 15, 1-6)

1. Yo soy la vid verdadera, mi Padre es el labrador.
2. Todo sarmiento que en mí no produce fruto, lo corta, y a todo el que produce fruto lo limpia, para que dé más fruto.
3. Vosotros estáis limpios por el mensaje que os he comunicado.
4. Seguid conmigo, que yo seguiré con vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí solo si no sigue en la vid, así tampoco vosotros si no seguís conmigo.
5. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que sigue conmigo y yo con él, ése produce mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.
6. Si uno no sigue conmigo, lo tiran fuera como al sarmiento y se seca; los recogen, los echan al fuego y se queman.

Amor, amistad y fruto.
(Jn 15, 7-17)

7. Si seguís conmigo y mis exigencias siguen entre vosotros, pedid lo que queráis, que se realiza.
8. En esto se ha manifestado la gloria de mi Padre, en que hayáis comenzado a producir mucho fruto por haberos hecho discípulos míos.

EXPLICACIÓN.

1-6. La vid o viña era el símbolo de Israel como pueblo de Dios (Sal 80,9; Is 5,1-7; Jr 2,21; Ez 19,10-12). La afirmación de Jesús (1) se contrapone a estos textos; no hay más pueblo de Dios (vid y sarmientos) que la nueva humanidad que se construye a partir de él (cf. 1,9: la luz verdadera; 6,32; el verdadero pan del cielo). Como en el AT, es Dios, ahora llamado el Padre, quien ha plantado y cuida esta vid.

Advertencia severa (2) que define la misión de la comunidad. Jesús no ha creado un círculo cerrado, sino un grupo en expansión: todo miembro tiene un crecimiento que efectuar y una misión que cumplir. El fruto es el hombre nuevo, a nivel de individuo y comunidad, y a nivel de expansión; no se produce fruto cuando no se comunica la vida que se recibe; el que se niega a amar y no hace caso al Hijo, se coloca en la zona de la tiniebla (3,36). Es aquel que pertenece a la comunidad pero no responde al Espíritu.

Quien practica el amor tiene que seguir un proceso ascendente, un desarrollo, hecho posible por la limpia que el Padre hace. Elimina factores de muerte, haciendo que el discípulo sea cada vez más auténtico y más libre, y aumente así su capacidad de entrega y su eficacia. Pretende acrecentar el fruto: fruto de madurez en el discípulo, fruto de nueva humanidad.

Hay una limpieza inicial (cf. 13,10) y otra sucesiva para el crecimiento. Sintetizando datos, la limpieza o purificación la produce la opción por el mensaje de Jesús, que es el del amor. Éste separa del mundo injusto y quita, por tanto, el pecado (1,29). El mensaje, en cuanto se hace práctica en la vida del discípulo, se identifica con el Espíritu, dinamismo del amor. La actividad del amor sigue efectuando la purificación. Según el significado de “limpio/puro” sólo quien practica el amor agrada a Dios (cf. 14,23).

Jesús exhorta a sus discípulos a renovar su adhesión a él (4), en función del fruto que han de producir. La unión mutua entre Jesús y los suyos, vistos aquí como grupo, es la condición para la existencia de la comunidad, para su vida y para el fruto. El sarmiento/discípulo no se mantiene vivo (vida=amor) si se corta de la fuente de la vida/amor.

Repite Jesús su afirmación primera (5). Entre él y los suyos existe una unión íntima: la misma vida circula en él y en ellos, gracias a la asimilación a él (6,56: comer su carne y beber su sangre): mucho fruto, cf. 12,24. Quien rechaza el amor renuncia a la vida (6); la muerte en vida acaba en la muerte definitiva.



Sigue el tema de la fecundidad (7); el fruto se apoya también en la eficacia de la petición. Jesús se hace colaborador en la tarea de los suyos, sin límite alguno (lo que queráis). La respuesta a las exigencias concretas del amor crea el ambiente de la comunidad (entre vosotros, cf. 5,38). La sintonía con Jesús, creada por el compromiso a favor del hombre, establece su colaboración activa con los suyos. “Pedir” significa afirmar la unión con Jesús y reconocer que la potencia de vida procede de él.

La gloria, que es el amor del Padre (8), se manifiesta en la actividad de los discípulos, que trabajan a favor de los hombres.

SÍNTESIS.

La existencia de la humanidad nueva en medio de la sociedad injusta no depende de una institución, sino de la participación de la vida de Jesús. Él crea la alternativa al “mundo” opresor: la sociedad del amor mutuo, expresión de la vida y ambiente de la libertad, que trabaja por incluir a la humanidad entera.

El compromiso cristiano es el dinamismo de una experiencia que busca comunicarse. La unión con Jesús y el Espíritu que él infunde llevan necesariamente a la actividad. El fruto tiene un doble aspecto inseparable: el crecimiento personal y comunitario y la expansión de la vida en la humanidad.


Identificado con Jesús y su mensaje, el grupo tiene su pleno apoyo. La actividad de la comunidad hace llegar a los hombres el amor del Padre que ofrece vida. Jesús excluye la adhesión y el amor propios de siervos o súbditos: deben ser amistad que llega a dar la vida por los amigos. La misión adquiere así una dimensión nueva: los discípulos se dedicarán con él a una labor que sienten como propia; no serán siervos de un señor, sino hombres libres, amigos que comparten su alegría en la tarea común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario