Primera Lectura: Daniel 12:1-3
Resurrección y Salvación (Is 24-27; Ez 38-39; Jl 3-4).
1Entonces se levantará Miguel,
el arcángel que se ocupa de tu pueblo:
serán tiempos difíciles, como no los ha habido
desde que hubo naciones hasta ahora.
Entonces se salvará tu pueblo:
todos los inscritos en el libro.
2Muchos de los que duermen
en el polvo despertarán:
unos para vida eterna,
otros para ignominia perpetua.
3Los maestros brillarán
como brilla el firmamento,
y los que convierten a los demás,
como estrellas, perpetuamente.
EXPLICACIÓN.
12,1-3. Como en las escatologías clásicas, la derrota del enemigo no es más que el acto penúltimo, que precede a la instauración definitiva del reinado de Dios. La nueva era se alumbra con dolores de parto, heraldos de vida y salvación. Este libro sigue la tradición oficial, pero añade la doctrina nueva de la resurrección (antecedentes en Is 53; Ez 37 Is 26,14-19), que se impondrá entre la mayoría de los judíos. Su resurrección no es universal, pero es personal y diferenciada.
La resurrección precede al juicio de separación (cfr. Ez 20,35-38). Si para Ezequiel resucitar es salir del destierro (Ez 37,12), concibe una resurrección para retornar a la patria y otra para morir en el desierto. Nuestro autor toma a la letra la imagen y ensancha su alcance: resurrección para incorporarse al nuevo reino de Dios. Entre los que resucitan hay un grupo privilegiado: no los guerreros -Macabeos- ni siquiera los mártires -Eleazar y compañeros_, sino unos maestros que predican con éxito la conversión. Los ciudadanos del nuevo reino tienen que ser justos (Is 26,2).
Es bastante claro el sentido de una vida eterna que, si sobrepasa a Is 65,20, puede apoyarse en Is 25,8. Su opuesto no es tan claro. La "ignominia perpetua" puede ser una conciencia de derrota que se experimentará sin término o la conciencia de una derrota definitiva e irreversible. La distinción es: indefinida o definitiva. La expresión hebrea "ignominia perpetua/definitiva" se lee en Sal 78,66 sin implicación de supervivencia perpetua; Is 66,24 habla de "cadáveres", no de seres resucitados sufriendo. No parece que los autores de la época se imaginasen a un Antíoco otra vez vivo en cárcel perpetua; pensaban más bien en su fracaso definitivo. Finalmente, el texto no opone vida eterna gloriosa / vida eterna ignominiosa, sino vida eterna / ignominia eterna. Entonces ¿para qué resucitan? -Para comparecer a juicio (Sab 5).
12,3. "Como brilla el firmamento": la palabra hebrea que responde a brillo, zohar, se ha hecho famosa en la literatura cabalística por su obra capital, seper hazzohar (siglo XIII).
5 El Señor es la porción de mi lote y de mi copa;
tú controlas mi suerte:
8 Pongo siempre al Señor ante mí,
con él a mi derecha no vacilaré.
9 Por eso se me alegra el corazón,
siento un gozo entrañable,
aun mi carne habita segura;
10 pues no entregarás mi vida al Abismo,
ni dejarás al fiel tuyo ver la fosa;
11 me enseñarás un camino de vida,
me colmarás de gozo en tu presencia,
de delicias perpetuas a tu diestra.
Explicación.
16,5 En el reparto de la tierra los levitas no reciben un lote, pues deben vivir del templo: Nm 18,20s; Dt 10,9; 18,1.
Este verso pesa mucho en la reconstrucción del comienzo.
16,8 También excepcional por el verbo tan escogido y por ser el orante sujeto: la presencia de Dios se hace constante en la conciencia. Véase en contraste Ez 14,3. "Vacilar": en el supuesto, sacerdotal, o en la posición, vital.
16,9 kabod puede sustituir a un pronombre enfático de primera persona. Se sospecha que el original decía kabed=hígado, o sea, un gozo visceral. También es expresión única "mi carne habita", pienso que inducida por el tema del reparto de la tierra. Mi carne, tan débil y caduca, se establece con seguridad, por lo que sigue.
16,10 Siendo Dios "mi dueño", a él pertenezco, no al polvo, y nadie me podrá arrebatar, ni el poder supremo de la muerte. La experiencia de la intimidad con Dios hace vislumbrar la inmortalidad, como en el Sal 73 y quizá en Sal 49,16.
16,11 Aunque bien establecido, se encuentra en camino: vivir es progresar hacia un término positivo: gozo, saciedad, delicias sin fin. Moisés pidió al Señor que le mostrara el camino, y el Señor accedió (Éx 33,13); pidió ver su gloria, y el Señor le enseño su bondad, no su rostro (Éx 33,18-20). El orante del salmo comienza con la "bondad"; al final Dios le enseña el camino y muestra su rostro. Más allá no queda nada.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
Aplican el salmo a Cristo resucitado. Hch 2,24 y 13,34. Pronunciado por Cristo, con variedad de aplicaciones, puede ser pronunciado por el cristiano con la esperanza segura de su resurrección.
Segunda Lectura: Hebreos 10:11-14, 18
11Los sacerdotes están todos de pie cada día celebrando el culto, ofreciendo una y otra vez los mismos sacrificios, que son totalmente incapaces de quitar los pecados. 12Éste, en cambio, después de ofrecer un sacrificio único por los pecados, se sentó para siempre a la derecha de Dios. 13No le queda más que aguardar a que "pongan a sus enemigos por estrado de sus pies", 14pues con una ofrenda única dejo transformados para siempre a los que va consagrando.
18Ahora bien, donde el perdón es un hecho, ya no hay más ofrendas por el pecado.
Explicación.
Los múltiples sacerdotes ofrecen múltiples sacrificios inútiles. El único sacerdote ofrece el único sacrificio -su propia existencia- eficaz para siempre (se sentó, etc., Sal 110,1) (11-14).
Testimonio del profeta (Jr 31,33-34): cambio de corazón contra rito exterior; olvido del pecado en vez de mención anual de los pecados (15-16; cf. v.3). Antes, repetición de ritos expiatorios (v.1); ahora, los ritos expiatorios son innecesarios y han cesado (18).
Evangelio: Marcos 13:24-32
El proceso liberador en la historia, fruto de la misión. (Mt 24,29-31; Lc 21,25-28).
24Ahora bien, en aquellos días, después de aquella angustia, el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor, 25las estrellas irán cayendo del cielo y las potencias que estàn en el cielo vacilarán, 26 y entonces verán llegar al Hombre entre nubes, con gran potencia y gloria, 27y entonces enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, del confín de la tierra al confín del cielo.
La ruina de Jerusalén: Su momento. (Mt 24,32-35; Lc 21,29-33).
28De la higuera, aprenden el sentido de la parábola: Cuando ya sus ramas se ponen tiernas y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca.
29 Así también vosotros: cuando veáis que esas cosas están sucediendo, sabed que está cerca, a las puertas.
30 Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo eso se cumpla.
31El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
La misión de la comunidad: Entrega plena (Mt 24,36-44).
32En cambio, en lo referente al día aquel o la hora, nadie entiende, ni siquiera los ángeles del cielo ni el Hijo, únicamente el Padre.
Explicación.
El odio originado por la ideología rompe los vínculos de sangre. Tendrán que afrontar las rupturas más dolorosas. La constancia en la entrega llevará al discípulo a su plena maduración<fin individual, salvación) (cf. 8,35) (12-13).
(13,14-27): Primera unidad (14-23): Jesús invalida el otro presupuesto de los discípulos: no habrá señal salvadora (cf, 8,12). El execrable devastador (cf. Dn 9,27; 11,31; 12,11), el ejército romano que invade la tierra (cf., de otras invasiones, Jr 4,7; 7,1-10.34; 22,5; 32/25,18) destinada por Dios a Israel (donde no tiene que hacerlo). Aviso al lector: atención a los sucesos, para huir a tiempo (14). Exhortación (15-16): fuga sin demora (como de Babilonia, Is 48,20; Jr 51,6.45; como de Sodoma (Gn 19,17; cf. Dt 29,21-24) no hay esperanza de salvación para Jerusalén. Centro (17-20): La ruina. Compasión de Jesús por los débiles; se destruye la esperanza de vida (2 Re 15,16; Os 14,1; Am 1,13; Sal 137,8s: crueldad con las embarazadas y con los niños) (17); con la oración (no con la resistencia), los discípulos han, de solidarizarse con las víctimas inocentes (18). El desastre no tendrá Igual en la historia (Dn 12,1); su gravedad no se debe sólo a su crueldad, como sobre todo al valor de lo que se destruye: una historia de salvación acaba en la ruina la infidelidad definitiva aniquila el pasado de Israel (12,6-9); es «el principio de los dolores» (13,8) (19). Los elegidos, los israelitas fieles, a los que Dios salva la vida (Dt 4,40; 6,2.24; 8,1; 11,8s) (20). Exhortación (21-22), previniendo contra las falsas esperanzas de salvación, que podrían tentar a los discípulos y provocar su separación de Jesús; profetas falsos Jr 33,7.8.11.16; 35; 36), que prometen, liberación y pretenden legitimar a los falsos mesías (22). La predicción esta completa; no habrá señal salvadora (23).
Segunda unidad (24-27): se describe el proceso liberador en la historia después de la caída de Jerusalén. Continúan «los dolores» del parto (13,7) de la humanidad nueva. La conmoción cósmica, recurso literario de los profetas para indicar la caída de un poder opresor, que produce un viraje en la historia (Is 13, Babilonia; 34, Edom; Jr 4,20-23; Ez 32,7s, Egipto; JI 2,10; 3,4; 4,15; Am 8,9). Sol y luna, las divinidades paganas (Dt 4,19s; 17,3; Jr 8,2; Ez 8,16): los valores representados por ellas pierden su brillo (24); los poderes políticos opresores del hombre legitimados por ellas, que se atribuían dignidad divina (estrellas, cf. Is 14,12-14; 24,21; Dn 8,10;potencias que están en el cielo, opuestas «al Padre que está en el cielo», 11,25) van vacilando y cayendo (25). Llegada iterada del Hombre a lo largo la historia (la primera vez la ruina de Jerusalén, 14,62): cada caída de un poder opresor es un triunfo del Hombre, percibido por los mismos opresores (14,62); entre nubes, verdadera condición divina, la del Hombre; la llegada equivale a la de Dios mismo (Sal 89/88,7; 68/67,34); potencia, fuerza que da vida (12,24;14,62); gloria, realeza, la del Padre (8,38) (26). Reúne (cf. 4,29) a sus elegidos (por oposición a los de la antigua alianza, vv.20.22), los que
«han resistido hasta el fin» (13,13; cf. 10,38s) en la misión, el nueva pueblo (12,9.10s) o nueva humanidad, de origen judío o pagano (los cuatro vientos, cf. Dt 28,64; 30,4), para integrarlos en la comunidad definitiva, «el fin» (13,7.13: «se salvará»), el reino de Dios y del Hombre (27).
(28-37): Primera unidad (28-31): respuesta a la cuestión del «cuándo» (v. 4). Ante todo, la ruina tiene un aspecto positivo. La parábola es la de 12,1-9; en 12, se anuncian al mismo tiempo destrucción aspecto negativo) y paso del Reino a otros pueblos (aspecto positivo); higueranueva y viva (cf. 11,13.20); las ramas (cf. 4,32, del reino de Dios); las hojas (cf. 11,13); el verano,tiempo de la cosecha (cf. 4,29, del hombre nuevo) (28). Así también vosotros (cf. 7,17, de la incomprensión) (29). La destrucción de Jerusalén y la entrada de los paganos en el reino tendrán lugar dentro de la misma generación (cf. 9,1); generación, la del Mesías, infiel como la del desierto (8,12.38; 9,19; Dt 2,5.20; Sal 95,10) (30). Certeza (31).
Segunda unidad (32-37). Introducción: El día, la llegada del Hombre (13,26), la salvación (13,27: el Reino definitivo); la hora, la de la pasión del discípulo (13,11: ayuda divina, el Espíritu); ambos, acontecimientos no únicos, sino iterados, constituyen el «fin de cada discípulo 3,13); nadie entiende, a nadie competen más que al Padre; toca a él solo reivindicar al Hijo y a sus seguidores ante los perseguidores (cf. 2,36); confianza en su amor (Padre, nombre de Dios en la comunidad cristiana; cf. 13,19: «Dios», el Creador, referido a la humanidad entera; 13,20.22: «el Señor» = Yahvé, a la antigua alianza) (32).
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