PRIMERA LECTURA. Números 11,4-15.
Quejas del pueblo y de Moisés (Éx 5,22s; 16).
4La masa que iba con ellos estaba hambrienta, y los israelitas se pusieron a llorar con ellos diciendo:
5-¡Quién nos diera carne! Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, y de los pepinos, y melones, y puerros, y cebollas, y ajos. 6Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná. 7(El maná se parecía a semilla de coriandro, con color de bedelio; 8el pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban en el almirez, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite. 9Por la noche caía el rocío en el campamento y encima de él el maná).
10Moisés oyó como el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor, y disgustado 11dijo al Señor:
-¿Por qué maltratas a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo este pueblo? 12¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz para que me digas: "Toma en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí a sus padres?
13¿De dónde sacaré carne para repartirla a todo el pueblo? Vienen a mi llorando: Danos de comer carne. 14Yo sólo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. 15Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas.
Explicación.
11,4-6. Esta "masa" aparecía ya en Éx 12,38. La queja de los israelitas continúa la serie de Éx 14; 15,23-25; 17,2-7; y seguirá con más casos. La queja supone que no disponen de rebaños. La dieta egipcia está exactamente descrita.
11,7-9. La descripción del maná no coincide con la de Éx 16,31. Según Éx 16,21, el calor solar lo disolvía; aquí el calor del fuego lo cuece. Otros textos lo llaman "grano celeste" (Sal 78,24) o "pan celeste" (Sal 105,4); léase el desarrollo de Jn 6. Quienes buscan una explicación realistas del fenómeno lo identifican con unas excrecencias veraniegas del tamarisco.
11,11-15. La súplica de Moisés es admirable por la intimidad que delata. Es queja amorosa y audacia comedida. El Señor maltrata a un siervo que le ha servido fielmente, y el amo sale perdiendo. El siervo no alcanzará el favor esperado (Éx 33,12.13.16). El pueblo es una carga impuesta por Dios, no escogida ambiciosamente por Moisés.
Moisés no está obligado a llevar la carga; no es él la madre del pueblo ni la nodriza. ¿Quién es la madre? A ella toca alimentar al pueblo niño, aunque sea caprichoso; que muestre en ello su cariño. Sobre la imagen materna véanse Is 49,22s y 66,12. Aunque la imagen materna no se suele aplicar a Dios, él ha llevado al pueblo (Éx 19,4; Dt 32,11). Además, Moisés no puede llevarlo, porque no tiene fuerzas para ello: el pueblo llora, siempre descontento.
Aplastado por el peso de la responsabilidad, pide por favor que Dios lo haga morir (cfr. Elías; 1 Re 19,4; Jonás: Jon 4,3).
SALMO. 81,12-17.
16Los que aborrecen al Señor te adularían
te saciaría de miel silvestre.
Explicación.
81,16 "Adular" como expresión de servilismo, como en Sal 18,45; 66,3. El segundo hemistiquio es a la letra "su hora (final) (sería) definitiva".
EVANGELIO. Mateo 14,13-21.
13 Al enterarse Jesús, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado. Las multitudes lo supieron y lo siguieron por tierra desde las ciudades.
14 Al desembarcar vio Jesús una gran multitud, se conmovió y se puso a curar a los enfermos.
15 Caída la tarde se acercaron los discípulos a decirle:
- Estamos en despoblado y ya ha pasado la hora; despide a las multitudes, que vayan a las aldeas y se compren comida.
16 Jesús les contestó:
- No necesitan ir; dadles vosotros de comer.
17 Ellos le replicaron:
- ¡Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces!
18 Les dijo:
- Traédmelos.
19 Mandó a las multitudes que se recostaran en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos a su vez se los dieron a las multitudes.
20 Comieron todos hasta quedar saciados y recogieron los trozos sobrantes: doce cestos llenos.
21 Los que comieron eran hombres adultos, unos cinco mil, sin mujeres ni niños.
Explicación.
Jesús no enseña a las multitudes, ciegas y sordas para el mensaje (13,14s), pero les demuestra su amor (curaciones). Los discípulos, insolidarios (15); comprar, someterse a las leyes económicas de la sociedad que los ha mantenido en la miseria. Jesús opone dar (16), los discípulos han de compartir con la gente. Cinco más dos = siete, totalidad del alimento disponible. Recostarse (19), la postura de los hombres libres. La bendición desvincula el pan de sus poseedores humanos para considerarlo don de Dios; repartir el alimento, continuar la generosidad divina. Se saciaron (cf. 5,6; liberación de los oprimidos). Doce cestos de sobras: compartiendo, se saciaría el hambre de Israel. Éxodo del Mesías. No solución milagrosa (4,3s), sino solidaridad. La escena prepara la eucaristía: el pan expresa el don de sí mismo.
Quejas del pueblo y de Moisés (Éx 5,22s; 16).
4La masa que iba con ellos estaba hambrienta, y los israelitas se pusieron a llorar con ellos diciendo:
5-¡Quién nos diera carne! Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, y de los pepinos, y melones, y puerros, y cebollas, y ajos. 6Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná. 7(El maná se parecía a semilla de coriandro, con color de bedelio; 8el pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban en el almirez, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite. 9Por la noche caía el rocío en el campamento y encima de él el maná).
10Moisés oyó como el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor, y disgustado 11dijo al Señor:
-¿Por qué maltratas a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo este pueblo? 12¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz para que me digas: "Toma en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí a sus padres?
13¿De dónde sacaré carne para repartirla a todo el pueblo? Vienen a mi llorando: Danos de comer carne. 14Yo sólo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. 15Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas.
Explicación.
11,4-6. Esta "masa" aparecía ya en Éx 12,38. La queja de los israelitas continúa la serie de Éx 14; 15,23-25; 17,2-7; y seguirá con más casos. La queja supone que no disponen de rebaños. La dieta egipcia está exactamente descrita.
11,7-9. La descripción del maná no coincide con la de Éx 16,31. Según Éx 16,21, el calor solar lo disolvía; aquí el calor del fuego lo cuece. Otros textos lo llaman "grano celeste" (Sal 78,24) o "pan celeste" (Sal 105,4); léase el desarrollo de Jn 6. Quienes buscan una explicación realistas del fenómeno lo identifican con unas excrecencias veraniegas del tamarisco.
11,11-15. La súplica de Moisés es admirable por la intimidad que delata. Es queja amorosa y audacia comedida. El Señor maltrata a un siervo que le ha servido fielmente, y el amo sale perdiendo. El siervo no alcanzará el favor esperado (Éx 33,12.13.16). El pueblo es una carga impuesta por Dios, no escogida ambiciosamente por Moisés.
Moisés no está obligado a llevar la carga; no es él la madre del pueblo ni la nodriza. ¿Quién es la madre? A ella toca alimentar al pueblo niño, aunque sea caprichoso; que muestre en ello su cariño. Sobre la imagen materna véanse Is 49,22s y 66,12. Aunque la imagen materna no se suele aplicar a Dios, él ha llevado al pueblo (Éx 19,4; Dt 32,11). Además, Moisés no puede llevarlo, porque no tiene fuerzas para ello: el pueblo llora, siempre descontento.
Aplastado por el peso de la responsabilidad, pide por favor que Dios lo haga morir (cfr. Elías; 1 Re 19,4; Jonás: Jon 4,3).
SALMO. 81,12-17.
12Pero mi pueblo no me hizo caso,
Israel no me obedeció.
Israel no me obedeció.
13Los entregué a su corazón obstinado
para que siguieran sus antojos.
para que siguieran sus antojos.
14Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mis caminos.
15Yo humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios. 15Yo humillaría a sus enemigos
16Los que aborrecen al Señor te adularían
y su suerte quedaría fijada.
17Te alimentaría con flor de harina, te saciaría de miel silvestre.
Explicación.
81,11-12 La fórmula "Yo soy Yhwh tu Dios" se lee solamente aquí y en los dos decálogos: Ex 20 y Dt 5.
81,13 "Obstinado":
el sustantivo es especialidad de Jr. Abandonar al rebelde a su capricho
y obstinación es el castigo más grave imaginable.
81,14-17 Como paralelo de estos versos finales, léase Is 48,17-19.
81,15 "Humillar", doblegar: Dt 9,3; Jue 4,23; Neh 9,24. 81,16 "Adular" como expresión de servilismo, como en Sal 18,45; 66,3. El segundo hemistiquio es a la letra "su hora (final) (sería) definitiva".
81,17 Compárese con los siete productos de Dt 32,13s.
Trasposición cristiana.
También
la Iglesia sufre la tentación de encasillar grandes mensajes en
ceremonias litúrgicas, neutralizando su fuerza. El mensaje nuevo,
desconocido, de Jesús (Jn 3,11 s) debe conservar siempre su novedad y
extrañeza. A propósito del v. 13 citan varios Padres Rom 1,24.26.28. EVANGELIO. Mateo 14,13-21.
13 Al enterarse Jesús, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado. Las multitudes lo supieron y lo siguieron por tierra desde las ciudades.
14 Al desembarcar vio Jesús una gran multitud, se conmovió y se puso a curar a los enfermos.
15 Caída la tarde se acercaron los discípulos a decirle:
- Estamos en despoblado y ya ha pasado la hora; despide a las multitudes, que vayan a las aldeas y se compren comida.
16 Jesús les contestó:
- No necesitan ir; dadles vosotros de comer.
17 Ellos le replicaron:
- ¡Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces!
18 Les dijo:
- Traédmelos.
19 Mandó a las multitudes que se recostaran en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos a su vez se los dieron a las multitudes.
20 Comieron todos hasta quedar saciados y recogieron los trozos sobrantes: doce cestos llenos.
21 Los que comieron eran hombres adultos, unos cinco mil, sin mujeres ni niños.
Explicación.
Jesús no enseña a las multitudes, ciegas y sordas para el mensaje (13,14s), pero les demuestra su amor (curaciones). Los discípulos, insolidarios (15); comprar, someterse a las leyes económicas de la sociedad que los ha mantenido en la miseria. Jesús opone dar (16), los discípulos han de compartir con la gente. Cinco más dos = siete, totalidad del alimento disponible. Recostarse (19), la postura de los hombres libres. La bendición desvincula el pan de sus poseedores humanos para considerarlo don de Dios; repartir el alimento, continuar la generosidad divina. Se saciaron (cf. 5,6; liberación de los oprimidos). Doce cestos de sobras: compartiendo, se saciaría el hambre de Israel. Éxodo del Mesías. No solución milagrosa (4,3s), sino solidaridad. La escena prepara la eucaristía: el pan expresa el don de sí mismo.
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