miércoles, julio 01, 2015

LECTURAS DEL MIÉRCOLES 22 DE JULIO DEL 2015.

PRIMERA LECTURA. Éxodo 16,1-5.9-15

1Toda la comunidad de Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin*, entre Elim y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto. 2La comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aaraón en el desierto, 3diciendo:
-¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad.
4El Señor dijo a Moisés:
-Yo os haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi ley o no. 5El día sexto prepararán lo que hayan recogido, y será el doble de lo que recogan a diario.
9Moisés dijo a Aaron:
-Di a la asamblea de los israelitas: Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras protestas.
10Mientras Aarón hablaba a la asamblea, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor, que aparecía en una nube.
11El Señor dijo a Moisés:
12-He oído las protestas de los israelitas. Diles: Hacia el crepúsculo comeréis carne, por las mañanas os saciaréis de pan, para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios.
13Por la tarde, una bandada de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. 14Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino parecido a la escarcha. 15Al verlo, los israelitas preguntaron:
-¿Qué es esto*?
Pues no sabían lo que era.

Explicación.

16,1 Se atribuye al autor Sacerdotal la preocupación por la topografía y cronología. * = El Espino.

16,2-3 La protesta pertenece a un esquema que se repetirá con variaciones. El primer elemento es un juicio comparativo: era mejor la esclavitud en Egipto, incluso con muerte repentina. El segundo elemento es una acusación que deforma, invierte el sentido de la salida, afirma que es para morir.

16,4-5 Se supone una súplica precedente de Moisés a la que responde el oráculo del Señor. El oráculo tiene algo de resumen programático: el hecho en su aspecto trascendente "llueve del cielo", su función como "prueba del pueblo", la modalidad relacionada con el sábado. No menciona las codornices.

16,9-12 Aquí se aprecia más el desorden del relato. Los versos 9-10 son litúrgicos: acercarse al Señor, cómo entrar por el templo y acercarse al santuario, aparición de la gloria como momento culminante, la nube de incienso.

16,13-14 Cumplimiento del anuncio del v.8

16,15 * = man hû.

SALMO. 78,18-19.23-28

18Tentaron a Dios en el corazón

pidiendo una comida para su apetito.
19Hablaron contra Dios, dijeron:
¿podrá Dios poner la mesa en el desierto? 
23Dio orden arriba a las nubes
y abrió las compuertas del cielo;
24hizo que les lloviese maná para comer
y les sirvió un trigo celeste.
25Un pan de héroes comió el hombre,
les mandó provisiones hasta la hartura.
26Transportó por el cielo el viento de levante
y guió el viento sur con su fuerza.
27Hizo que les lloviese carne como una polvareda,
y volátiles como arena de la playa.
28Los hizo caer en medio del campamento,
alrededor de sus moradas. 
Explicación.
78,17-20 Sin respetar el orden de Ex y Nm, el paso de la bebida a la comida se realiza en un acto de rebelión y desafío. Está en juego el alcance del poder de Dios. "Poner la mesa" es frase escogida que se lee en Sal 23,5; Prov 9,2; Is 21 ,5; 65,11 ."Pan y carne" en una relación de paralelismo, diversa de Nm 11, más cerca del menú de Elías: 1 Re 17,7.  
 78,21-31 Este episodio hay que leerlo en marcado en una inclusión de cólera divina. Es la respuesta al desafío: -A que no puedes. -Va verás si puedo, y verás las consecuencias. El dominio de Dios se ejerce en el reino de los meteoros, el cielo, las nubes y los vientos. Normalmente Dios envía desde el cielo la lluvia, que fertiliza la tierra, que produce comida para el hombre (Dt 11,11 s; Sal 65,10; 85,13; Is 55,10). Ahora se salta las etapas y hace llover directamente la comida confeccionada. Los vientos, servidores de Dios (Sal 104,4), incluso el temido levantino, se hacen portadores de carne sabrosa y abundante. La "polvareda" del v. 27 puede hacer pensar en el terrible simún, esta vez benéfico. Pero, en el pecado la penitencia: la avidez convierte el beneficio en maleficio. Los más "robustos" o gordos; la "flor" son los mozos. 

Evangelio. Juan 20,1-2.11-18.

Introducción: El sepulcro vacío.
(Jn 20, 1-10)


1. El primer día de la semana, por la mañana temprano, todavía en tinieblas fue María Magdalena al sepulcro y vio la losa quitada.
2. Fue entonces corriendo a ver a Simón Pedro y también al otro discípulo, el predilecto de Jesús, y les dijo:
- Se han llevado al Señor del Sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.


LA VUELTA DE JESÚS CON LOS SUYOS.
La nueva pareja

11. María se había quedado junto al sepulcro, fuera, llorando. Sin dejar de sllorar, se asomó al sepulcro
12. y vio dos ángeles vestidos de blanco sentados uno a la cabecera y otro a los pies, en el lugar donde había estado puesto el cuerpo de Jesús.
13. Le preguntaron ellos:
- Mujer, ¿por qué lloras?
Les dijo:
- Se han llevado a mi Señor y no sé donde lo han puesto.
14. Dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.
15. Jesús le preguntó:
- Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
Ella, pensando que era el hortelano, le dice:
- Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo me lo llevaré.
16. Le dice Jesús:
-María.
Volviéndose ella, le dijo en su lengua:
-Rabbuni (que equivale a “Maestro”).
17. Le dijo Jesús:
-Suéltame, que aún no he subido con el Padre para quedarme. En cambio, ve a decirles a mis hermanos: “Subo a mi Padre, que es vuestro Padre, mi Dios y vuestro Dios”.
18. María fue anunciando a los discípulos:
-He visto al Señor en persona, y me ha dicho esto y esto.


EXPLICACIÓN.

1-2. Terminada la creación (19,30) y preparada la verdadera Pascua (19,31-42), comienza sin interrupción el nuevo ciclo: el de la creación nueva y la Pascua definitiva. Prescinde Jn del dato cronológico exacto, para subrayar que el tiempo mesiánico sigue inmediatamente a la muerte de Jesús. “El último día” de la cruz viene representado ahora como el primer día (1), que abre el tiempo nuevo. Por la mañana temprano indica un momento en que ya hay luz (18,28); dato inconciliable con todavía en tinieblas; pero en Jn la tiniebla designa la ideología contraria a la verdad de la vida (1,5; 3,19; 6,17; 12,35). María va al sepulcro creyendo que la muerte ha triunfado; espera encontrar el cadáver de Jesús. Alusión al Cantar 3,1, de la esposa: “lo busqué y no lo encontré”. La losa puesta habría sido el sello de la muerte definitiva (cf. 11,38s.41), pero la historia de Jesús no se ha cerrado.
Alarma de María (2).


11-18. Jesús había anunciado a los suyos la tristeza por su muerte, pero asegurándoles la brevedad de la prueba y la alegría que les produciría su vuelta (16,16-23a). María, en cambio, llora sin esperanza (xf. 11,33) (11); ha olvidado las palabras de Jesús. No se separa del sepulcro, donde no puede encontrarlo.

Los guardianes del lecho (dos ángeles) (12) son los testigos de la resurrección y están dispuestos a anunciarla. Blanco, color de la gloria divina; su presencia es un anuncio de vida. El vestido y la pregunta de los ángeles (13) muestran que no hay razón para el llanto. Mujer, apelativo usado por Jesús con su madre (2,4 y 19,6), la esposa fiel de Dios en la antigua alianza, y con la samaritana (4,21), la esposa fiel. Los ángeles ven en María a la esposa de la nueva alianza, que busca desolada al esposo, pensando haberlo perdido. Respuesta de María: como la primera vez que llegó al sepulcro (20,2), sigue pensando que todo ha terminado con la muerte.


Mientras siga mirando al sepulcro no encontrará a Jesús. En cuanto se vuelve (14), lo ve de pie, como una persona viva, pero la idea de la muerte la domina y no lo reconoce. La pregunta de Jesús (15) repite en primer lugar la de los ángeles: no hay motivo para llorar. Añade ¿A quién buscáis?, como en el prendimiento (18, 4.7), para darse a conocer. Pero María no pronuncia su nombre. Hortelano: vuelve la idea del huerto/jardín, según el lenguaje del Cantar (19,41). Se prepara el encuentro de la esposa (Mujer) con el esposo (3,29). María, obsesionada con su idea, piensa que la ausencia de Jesús se debe a la acción de otros (si te lo has llevado tú).
Jesús la llama por su nombre (16) y ella reconoce su voz (10,3; cf. Cant 5,2). Se vuelve del todo, sin mirar más al sepulcro, que es el pasado. Al esposo responde la esposa (cf. Jr 33,11; Jn 3,29): se establece la nueva alianza por medio del Mesías. Rabbani, “señor mío”, tratamiento de los maestros, pero también de la mujer dirigiéndose al marido. El lenguaje nupcial expresa la relación de amor y fidelidad que une la comunidad a Jesús; pero este amor se concibe en términos de discipulado, es decir, de seguimiento.


Gesto implícito de María (Cant 3,4: “Encontré el amor de mi alma; lo agarré y ya no lo soltaré”). La alegría del encuentro hace olvidar a María que su respuesta a Jesús ha de ser el amor a los demás. A ese gesto responde Jesús al decirle: Suéltame. Da la razón (aún no he subido, etc.). La fiesta nupcial será el estadio último, cuando la esposa, la humanidad nueva, haya recorrido su camino, el del amor total, y la creación queda perfectamente realizada.


Jesús envía a María con un mensaje para los discípulos, a los que por primera vez llama sus hermanos: amor fraterno, comunidad de iguales. Antes de la subida definitiva de Jesús al Padre (para quedarme), junto con la humanidad nueva, hay otra subida que dará comienzo a la nueva historia. Volverá con los discípulos (14,18). La mención de Padre de Jesús como Padre de los discípulos responde a la promesa de 14,2-3: “En el hogar de mi Padre hay vivienda para muchos, etc”. Jesús sube ahora para dar a los suyos la condición de hijos (mis hermanos), mediante la infusión de su Espíritu (14,16s). Esta experiencia les hará conocer a Dios como Padre (17,3); será su primera experiencia verdadera de Dios. No van a llamar Padre al que conocen como Dios, sino al contrario: llamarán Dios al que experimentan como Padre. No reconocen a otro Dios más que al que ha manifestado en la cruz de Jesús su amor gratuito y generoso por el hombre, comunicándole su propia vida. Es el único Dios verdadero (17,3). La comunidad recibe la noticia de la resurrección de Jesús (18).

SÍNTESIS.


Jn concibe la obra de Jesús como la creación de una humanidad y un mundo nuevos. En paralelo con la pareja primordial, Adán y Eva, aparece en el huerto/jardín la nueva pareja que da origen a la humanidad nueva. La presencia de Jesús en la comunidad no absorbe las energías de ésta, sino que la proyecta hacia fuera, enviándola a la misión. 

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