Primera Lectura. Efesios 6,10-20.
10Para terminar, dejad que os robustezca el Señor con su poderosa fuerza. 11Poneos las armas que Dios da para resistir a las estratagemas del diablo, 12porque la lucha nuestra no es contra hombres de carne y hueso, sino la del cielo contra las soberanías, contra las autoridades, contra los jefes que dominan en estas tinieblas, contra las fuerzas espirituales del mal.
13Por eso os digo que cojáis las armas que Dios da, para poder hacerles frente en el momento difícil y acabar el combate sin perder terreno. 14Conque en pie: abrochaos el cinturón de la verdad, por coraza poneos la honradez (Is 11,5); 15 bien calzados, dispuestos a dar la noticia de la paz (Is 52,7). 16Tened siempre embrazado el escudo de la fe, que os permitirá apagar todas las flechas incendiarias del malo. 17Tomad por casco la salvación y por espada la del Espíritu (Is 59,17), es decir, la palabra de Dios.
18 Al mismo tiempo, con la ayuda del Espíritu, no perdáis ocasión de orar, insistiendo en la oración y en la súplica; y para eso espantad el sueño y pedid constantemente por todos los consagrados; 19y también por mí, para que Dios abra mis labios y me conceda palabras para comunicar sin temor su secreto, la buena noticia 20de la que soy portavoz... en cadenas. Pedid que tenga valor para hablar de él como debo.
Explicación.
La lucha contra el mal no se hace sólo con las propias fuerzas, sino con las que infunde el Señor (10-11). Ataques insidiosos del mal que domina el mundo, personificado en figuras tradicionales, diablo, soberanías, autoridades, etc.: hombres de carne y hueso, lit. "carne y sangre"; la del cielo, cf. 1,3. La lucha tiene como enemigos a los poderes que dominan a la humanidad (12). No es una lucha violenta; sus armas son la conducta propia del hombre nuevo (verdad/sinceridad, honradez) (13-14) y la propagación del mensaje (Is 52,7) experiencia interior de salvación, dada por el Espíritu (cf. 2,5) (17). El autor se apoya en Is 11,5; 52,7; 59,17.
La oración de unos por otros demuestra el amor/solidaridad entre los cristianos (18). Situación de Pablo (19-20)
Salmo. 144,1-2.9-10.
Evangelio. Lucas 13,31-35.
31 En aquel momento se acercaron unos fariseos a decirle:
- Vete, márchate de aquí, que Herodes quiere matarte.
32 Él les contestó:
- Id a decirle a ese don nadie: "Yo, hoy y mañana, seguiré curando y echando demonios; al tercer día habré acabado".
33 Pero hoy, mañana y pasado tengo que proseguir mi camino, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén.
34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la clueca a sus pollitos bajo las alas, pero no habéis querido!
35 Pues mirad, vuestra casa se os quedará vacía. Y os digo que no volveréis a verme hasta el día que exclaméis: "¡Bendito el que llega en nombre del Señor!".
EXPLICACIÓN.
H. Invectiva contra la institución judía. 31-35. Punto central de la estructura. Estrecha conexión con la perícopa anterior (En aquel momento), Jesús acaba de formular una gran amenaza para Israel como pueblo escogido (13,28-30). Algunos fariseos, con el pretexto de que Herodes quiere matarlo, le aconsejan marcharse de Galilea, territorio de la jurisdicción de Herodes, para evitar que se divulgue allí su planteamiento universalista del Reino, que suprime el privilegio de Israel. Herodes ve en él una amenaza, como antes en Juan (3,19s) (31).
Jesús se niega a interrumpir su labor liberadora (echar demonios, curar). Don nadie (32), lit. "zorro", metáfora cultural, no sólo de la astucia, sino sobre todo de la insignificancia (opuesto a "león", persona importante); Herodes, con su intención de matar a Jesús, afirma su superioridad sobre él, y Jesús se la niega. El tercer día alude a su muerte-resurrección (cf. Os 6,2) (9,22). La mención de los tres días (33: hoy, mañana y pasado) indica la totalidad del camino que resta para llegar a su muerte-resurrección. Triste privilegio de Jerusalén (cf. 11,47).
Tomando pie del consejo de los fariseos, Jesús pronuncia una invectiva contra Jerusalén, la ciudad asesina (34), centro de la institución judía; explicita así el propósito de su viaje (cf. 9,51). Tus hijos, el pueblo; vuestra casa se os quedará vacía (35), no será morada de Dios ni estará protegida por él: alusión a la destrucción del templo/casa de Dios (Jr 7,11-15) y al fin de Israel/casa de Israel como nación (Jr 12,7-13). Sólo encontrarán a su Mesías cuando reconozcan a Jesús.
10Para terminar, dejad que os robustezca el Señor con su poderosa fuerza. 11Poneos las armas que Dios da para resistir a las estratagemas del diablo, 12porque la lucha nuestra no es contra hombres de carne y hueso, sino la del cielo contra las soberanías, contra las autoridades, contra los jefes que dominan en estas tinieblas, contra las fuerzas espirituales del mal.
13Por eso os digo que cojáis las armas que Dios da, para poder hacerles frente en el momento difícil y acabar el combate sin perder terreno. 14Conque en pie: abrochaos el cinturón de la verdad, por coraza poneos la honradez (Is 11,5); 15 bien calzados, dispuestos a dar la noticia de la paz (Is 52,7). 16Tened siempre embrazado el escudo de la fe, que os permitirá apagar todas las flechas incendiarias del malo. 17Tomad por casco la salvación y por espada la del Espíritu (Is 59,17), es decir, la palabra de Dios.
18 Al mismo tiempo, con la ayuda del Espíritu, no perdáis ocasión de orar, insistiendo en la oración y en la súplica; y para eso espantad el sueño y pedid constantemente por todos los consagrados; 19y también por mí, para que Dios abra mis labios y me conceda palabras para comunicar sin temor su secreto, la buena noticia 20de la que soy portavoz... en cadenas. Pedid que tenga valor para hablar de él como debo.
Explicación.
La lucha contra el mal no se hace sólo con las propias fuerzas, sino con las que infunde el Señor (10-11). Ataques insidiosos del mal que domina el mundo, personificado en figuras tradicionales, diablo, soberanías, autoridades, etc.: hombres de carne y hueso, lit. "carne y sangre"; la del cielo, cf. 1,3. La lucha tiene como enemigos a los poderes que dominan a la humanidad (12). No es una lucha violenta; sus armas son la conducta propia del hombre nuevo (verdad/sinceridad, honradez) (13-14) y la propagación del mensaje (Is 52,7) experiencia interior de salvación, dada por el Espíritu (cf. 2,5) (17). El autor se apoya en Is 11,5; 52,7; 59,17.
La oración de unos por otros demuestra el amor/solidaridad entre los cristianos (18). Situación de Pablo (19-20)
Salmo. 144,1-2.9-10.
1Bendito
el Señor, mi Roca,
que
adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la bataIla.
mis dedos para la bataIla.
2Mi aliado,
mi alcázar,
mi baluarte
donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me
somete mi pueblo. mi escudo y mi refugio,
9Oh Dios,
te cantaré un canto nuevo,
tañendo el arpa de diez cuerdas.
10Tú das la victoria a los reyes,
tañendo el arpa de diez cuerdas.
10Tú das la victoria a los reyes,
tú protegiste
a David, tu siervo.
Explicación.
144,1-2
En estos versos se unen los recursos defensivos a los combativos. El v. 1 combina
18,3 con 18,35. "Mi pueblo": en singular: cfr. 2 Sm 22,44.
144,9
Cita del Sal 33,3.
144,10
Toma 18,51 y lo transforma en principio general; véanse también los salmos reales
20,10 Y 21,2.
Trasposición
cristiana.
Por
referirse el salmo a David, los antiguos lo leyeron en clave cristológica. El
Mesías davídico es también el "hombre" de quien se ocupa Dios Padre. 31 En aquel momento se acercaron unos fariseos a decirle:
- Vete, márchate de aquí, que Herodes quiere matarte.
32 Él les contestó:
- Id a decirle a ese don nadie: "Yo, hoy y mañana, seguiré curando y echando demonios; al tercer día habré acabado".
33 Pero hoy, mañana y pasado tengo que proseguir mi camino, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén.
34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la clueca a sus pollitos bajo las alas, pero no habéis querido!
35 Pues mirad, vuestra casa se os quedará vacía. Y os digo que no volveréis a verme hasta el día que exclaméis: "¡Bendito el que llega en nombre del Señor!".
EXPLICACIÓN.
H. Invectiva contra la institución judía. 31-35. Punto central de la estructura. Estrecha conexión con la perícopa anterior (En aquel momento), Jesús acaba de formular una gran amenaza para Israel como pueblo escogido (13,28-30). Algunos fariseos, con el pretexto de que Herodes quiere matarlo, le aconsejan marcharse de Galilea, territorio de la jurisdicción de Herodes, para evitar que se divulgue allí su planteamiento universalista del Reino, que suprime el privilegio de Israel. Herodes ve en él una amenaza, como antes en Juan (3,19s) (31).
Jesús se niega a interrumpir su labor liberadora (echar demonios, curar). Don nadie (32), lit. "zorro", metáfora cultural, no sólo de la astucia, sino sobre todo de la insignificancia (opuesto a "león", persona importante); Herodes, con su intención de matar a Jesús, afirma su superioridad sobre él, y Jesús se la niega. El tercer día alude a su muerte-resurrección (cf. Os 6,2) (9,22). La mención de los tres días (33: hoy, mañana y pasado) indica la totalidad del camino que resta para llegar a su muerte-resurrección. Triste privilegio de Jerusalén (cf. 11,47).
Tomando pie del consejo de los fariseos, Jesús pronuncia una invectiva contra Jerusalén, la ciudad asesina (34), centro de la institución judía; explicita así el propósito de su viaje (cf. 9,51). Tus hijos, el pueblo; vuestra casa se os quedará vacía (35), no será morada de Dios ni estará protegida por él: alusión a la destrucción del templo/casa de Dios (Jr 7,11-15) y al fin de Israel/casa de Israel como nación (Jr 12,7-13). Sólo encontrarán a su Mesías cuando reconozcan a Jesús.
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