lunes, julio 01, 2013

LECTURAS DEL LUNES 22 DE JULIO DEL 2013.

PRIMERA LECTURA. Éxodo 14,5-18.

5Cuando comunicaron al rey de Egipto que el pueblo había escapado, el Faraón y su corte cambiaron  de parecer sobre el pueblo, y se dijeron: "¿Qué hemos hecho? Hemos dejado marchar a nuestros esclavos israelitas". 6Hizo enganchar un carro y tomó consigo sus tropas: 7seiscientos carros escogidos y los demás carros de Egipto con sus correspondientes oficiales.
8El Señorhizo que el Faraón se empeñase en perseguir a los israelitas, mientras éstos salían ostentosamente.
9Los egipcios los persiguieron con caballos, carros y jinetes, y les dieron alcance mientras acampaban en Fejirot, frente a Baal Safón.
10El Faraón se acercaba, los israelitas alzaron la vista y vieron a los egipcios que avanzaban detrás de ellos, y muertos de miedo gritaron al Señor. 11Y dijeron a Moisés:
-¿No había sepulcros en Egipto? Nos has traído al desierto a morir. ¿Qué nos has hecho sacándonos de Egipto? 12¿No te decíamos ya en Egipto: "Déjanos en paz, y serviremos a los egipcios; más nos vale servir a los egipcios que morir en el desierto"?
13Moisés respondió al pueblo:
-No tengáis miedo; estad firmes y veréis la victoria que el Señor os va a conceder hoy; esos egipcios que estáis viendo hoy, no los volveréis a ver jamás. 14El Señor peleará por vosotros; vosotros esperad en silencio.
15El Señor dijo a Moisés:
16-¿Por qué me gritas? Di a los israelitas que avancen. Tú alza el bastón y extiende la mano sobre el mar, y se abrirá en dos, de modo que los israelitas puedan atraversarlo a pie enjuto.
17Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré mi gloria derrotando al Faraón con su ejército, sus carros y jinetes; 18para que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al Faraón con sus carros y jinetes.

Explicación.

14,5-9 El cumplimiento del anuncio viene en dos versiones ensambladas. En la primera (5-7) es una reflexión humana del Faraón sobre la imprudencia cometida. La segunda (8-9) toma la perspectiva teológica y, empalmando con 2, coloca a los enemigos en posición cercana.

14,5 Jr 34,11.

14,10-14 La vista inesperada del perseguidor introduce la primera crisis grave después de la huida, preludio de otras semejantes que se sucederán. El grito de auxilio al Señor es todavía oración, eco de los gritos de auxilio en Egipto. Enseguida el miedo provoca la protesta contra Moisés. La libertad es riesgo, se gana y se defiende entre peligros; los israelitas se sienten divididos entre el ansia de libertad y el deseo de seguridad: en medio del riesgo añoran la seguridad de la esclavitud. La queja es amarga y niega el sentido de la liberación: "salir para morir".
                   Moisés responde con la fórmula clásica de un oráculo de salvación. Según un esquema clásico, el pueblo debe mantener la calma y esperar en silencio la intervención de Dios (Is 30,15; Lam 3,26).

14,11 Nm 11,4-6.

14,12 Nm 14,1-4.

14m15-18 La pregunta de Dios supone una pieza que falta: una oración de Moisés como en 5,22-23. Se repite el esquema de mandato y anuncio. La acción avanzará para afrontar el límite extremo del peligro. Allí se mostrará la gloria del Señor.


SALMO. Éxodo 15,1-6.

1Entonces Moisés y los israelitas cantaron este canto al Señor:
                
                  "Cantaré al Señor,
                  sublime es su victoria,
                  caballos y jinetes
                  ha arrojado en el mar.
                2Mi fuerza y mi poder
                 es el Señor,
                 él fue mi salvación.
                 El es mi Dios: yo lo alabaré;
                 el Dios de mi padre:
                 yo lo ensalzaré.
               3El Señor es un guerrero,
                 su nombre es el Señor.
               4Los carros y la tropa del Faraón
                 los lanzó al mar,
                 ahogó en el Mar Rojo
                 a la flor de los capitanes.
               5Las olas los cubrieron,
                 bajaron hasta el fondo 
                 como piedras.
               6Tu diestra, Señor, es fuerte
                 y magnífica;
                 tu diestra, Señor,
                 tritura al enemigo;

Explicación.

15,1-2 "Jinetes" o aurigas. Los antiguos egipcios usaban carros ligeros, no cabalgaban; pero el autor del poema quizá no conocía este dato. "Poder": por coherencia de una probable hendíadis, o música. El Señor en la forma apocopada Yah. "mi padre": sería Jacob, padre de las tribus.


15,3 Al principio del canto Yhwh lleva un título militar; al final lleva el título de Rey: (Sal 24,8; 96,1; 99,1; etc.)

15,4 El canto menciona mar, aguas, olas o corrientes, profundidades: un mar que en el poema tiene algo de oceánico. El Señor lo controla: Is 51,15; Jr 31,35. 

EVANGELIO. Juan 20,1-2.11-18

 1. El primer día de la semana, por la mañana temprano, todavía en tinieblas fue María Magdalena al sepulcro y vio la losa quitada.
2. Fue entonces corriendo a ver a Simón Pedro y también al otro discípulo, el predilecto de Jesús, y les dijo:
- Se han llevado al Señor del Sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.


LA VUELTA DE JESÚS CON LOS SUYOS. La nueva pareja (Jn 20,11-18)

11. María se había quedado junto al sepulcro, fuera, llorando. Sin dejar de sllorar, se asomó al sepulcro
12. y vio dos ángeles vestidos de blanco sentados uno a la cabecera y otro a los pies, en el lugar donde había estado puesto el cuerpo de Jesús.
13. Le preguntaron ellos:
- Mujer, ¿por qué lloras?
Les dijo:
- Se han llevado a mi Señor y no sé donde lo han puesto.
14. Dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.
15. Jesús le preguntó:
- Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
Ella, pensando que era el hortelano, le dice:
- Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo me lo llevaré.
16. Le dice Jesús:
-María.
Volviéndose ella, le dijo en su lengua:
-Rabbuni (que equivale a “Maestro”).
17. Le dijo Jesús:
-Suéltame, que aún no he subido con el Padre para quedarme. En cambio, ve a decirles a mis hermanos: “Subo a mi Padre, que es vuestro Padre, mi Dios y vuestro Dios”.
18. María fue anunciando a los discípulos:
-He visto al Señor en persona, y me ha dicho esto y esto.


Explicación.

1-2. Terminada la creación (19,30) y preparada la verdadera Pascua (19,31-42), comienza sin interrupción el nuevo ciclo: el de la creación nueva y la Pascua definitiva. Prescinde Jn del dato cronológico exacto, para subrayar que el tiempo mesiánico sigue inmediatamente a la muerte de Jesús. “El último día” de la cruz viene representado ahora como el primer día (1), que abre el tiempo nuevo. Por la mañana temprano indica un momento en que ya hay luz (18,28); dato inconciliable con todavía en tinieblas; pero en Jn la tiniebla designa la ideología contraria a la verdad de la vida (1,5; 3,19; 6,17; 12,35). María va al sepulcro creyendo que la muerte ha triunfado; espera encontrar el cadáver de Jesús. Alusión al Cantar 3,1, de la esposa: “lo busqué y no lo encontré”. La losa puesta habría sido el sello de la muerte definitiva (cf. 11,38s.41), pero la historia de Jesús no se ha cerrado.
Alarma de María (2). 

11-18. Jesús había anunciado a los suyos la tristeza por su muerte, pero asegurándoles la brevedad de la prueba y la alegría que les produciría su vuelta (16,16-23a). María, en cambio, llora sin esperanza (xf. 11,33) (11); ha olvidado las palabras de Jesús. No se separa del sepulcro, donde no puede encontrarlo.
Los guardianes del lecho (dos ángeles) (12) son los testigos de la resurrección y están dispuestos a anunciarla. Blanco, color de la gloria divina; su presencia es un anuncio de vida. El vestido y la pregunta de los ángeles (13) muestran que no hay razón para el llanto. Mujer, apelativo usado por Jesús con su madre (2,4 y 19,6), la esposa fiel de Dios en la antigua alianza, y con la samaritana (4,21), la esposa fiel. Los ángeles ven en María a la esposa de la nueva alianza, que busca desolada al esposo, pensando haberlo perdido. Respuesta de María: como la primera vez que llegó al sepulcro (20,2), sigue pensando que todo ha terminado con la muerte.

Mientras siga mirando al sepulcro no encontrará a Jesús. En cuanto se vuelve (14), lo ve de pie, como una persona viva, pero la idea de la muerte la domina y no lo reconoce. La pregunta de Jesús (15) repite en primer lugar la de los ángeles: no hay motivo para llorar. Añade ¿A quién buscáis?, como en el prendimiento (18, 4.7), para darse a conocer. Pero María no pronuncia su nombre. Hortelano: vuelve la idea del huerto/jardín, según el lenguaje del Cantar (19,41). Se prepara el encuentro de la esposa (Mujer) con el esposo (3,29). María, obsesionada con su idea, piensa que la ausencia de Jesús se debe a la acción de otros (si te lo has llevado tú).

Jesús la llama por su nombre (16) y ella reconoce su voz (10,3; cf. Cant 5,2). Se vuelve del todo, sin mirar más al sepulcro, que es el pasado. Al esposo responde la esposa (cf. Jr 33,11; Jn 3,29): se establece la nueva alianza por medio del Mesías. Rabbani, “señor mío”, tratamiento de los maestros, pero también de la mujer dirigiéndose al marido. El lenguaje nupcial expresa la relación de amor y fidelidad que une la comunidad a Jesús; pero este amor se concibe en términos de discipulado, es decir, de seguimiento.
Gesto implícito de María (Cant 3,4: “Encontré el amor de mi alma; lo agarré y ya no lo soltaré”). La alegría del encuentro hace olvidar a María que su respuesta a Jesús ha de ser el amor a los demás. A ese gesto responde Jesús al decirle: Suéltame. Da la razón (aún no he subido, etc.). La fiesta nupcial será el estadio último, cuando la esposa, la humanidad nueva, haya recorrido su camino, el del amor total, y la creación queda perfectamente realizada.

Jesús envía a María con un mensaje para los discípulos, a los que por primera vez llama sus hermanos: amor fraterno, comunidad de iguales. Antes de la subida definitiva de Jesús al Padre (para quedarme), junto con la humanidad nueva, hay otra subida que dará comienzo a la nueva historia. Volverá con los discípulos (14,18). La mención de Padre de Jesús como Padre de los discípulos responde a la promesa de 14,2-3: “En el hogar de mi Padre hay vivienda para muchos, etc”. Jesús sube ahora para dar a los suyos la condición de hijos (mis hermanos), mediante la infusión de su Espíritu (14,16s). Esta experiencia les hará conocer a Dios como Padre (17,3); será su primera experiencia verdadera de Dios. No van a llamar Padre al que conocen como Dios, sino al contrario: llamarán Dios al que experimentan como Padre. No reconocen a otro Dios más que al que ha manifestado en la cruz de Jesús su amor gratuito y generoso por el hombre, comunicándole su propia vida. Es el único Dios verdadero (17,3). La comunidad recibe la noticia de la resurrección de Jesús (18).

SÍNTESIS.

Jn concibe la obra de Jesús como la creación de una humanidad y un mundo nuevos. En paralelo con la pareja primordial, Adán y Eva, aparece en el huerto/jardín la nueva pareja que da origen a la humanidad nueva. La presencia de Jesús en la comunidad no absorbe las energías de ésta, sino que la proyecta hacia fuera, enviándola a la misión.

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