3 Se le acercaron unos fariseos y le preguntaron para tentarlo:
- ¿Le está permitido a uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?
4 Él les contestó:
- ¿No habéis leído aquello? Ya al principio el creador los hizo varón y hembra (Gn 1,27)
5 y dijo: "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos un solo ser" (Gn 2,24).
6 De modo que ya no son dos, sino un solo ser; luego lo que Dios ha unido que no lo separe un hombre.
7 Ellos insistieron:
- Y, entonces, ¿por qué prescribió Moisés darle acta de divorcio cuando se la repudia? (Dt 24,1).
8 Él les contestó:
- Por vuestra obstinación, por eso os consintió Moisés repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no era así.
9 Ahora os digo yo que si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegal- y se casa con otra, comete adulterio.
10 Los discípulos le replicaron:
- Si tal es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse.
11 Pero él les dijo:
- No todos pueden con eso que habéis dicho, sólo los que han recibido el don.
12 Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reinado de Dios. El que pueda entenderlo, que lo entienda.
EXPLICACIÓN.
Continúa el viaje a Jerusalén (16,21). Jesús no enseña a las multitudes, pero las cura (14,14) (1s). Los fariseos suponen la legitimidad del repudio; quieren que decida en una controversia a propósito de Dt 24,1. Es una tentación, pues se trata del ejercicio del poder a nivel doméstico. Jesús argumenta a partir del proyecto creador (4-6); un solo ser, igualdad de hombre y mujer, inseparabilidad. Citan a Moisés (7). Moisés cedió a la obstinación del pueblo frustrando el plan de Dios (8). Jesús propone el ideal del matrimonio humano. Protesta de los discípulos; en tales condiciones, mejor renunciar al matrimonio (10). Esto no es posible más que para aquellos que encuentran en el trabajo por el reinado de Dios su plena realización humana (11-12).
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