miércoles, septiembre 30, 2020

LECTURAS DEL MARTES 27 DE OCTUBRE DEL 2020

 Primera Lectura: Efesios 5:21-33

21Sed dóciles unos con otros por respeto a Cristo: 22las mujeres a sus maridos como si fuera al Señor; 23porque el marido es cabeza de la mujer, como el Mesías, salvador del cuerpo, es cabeza de la Iglesia. 24Como la Iglesia es dócil al Mesías, así también las mujeres a sus maridos en todo.
                  25Maridos, amad a vuestras mujeres como el Mesías amó a la Iglesia y se entregó por ella: 26quiso así consagrarla con su palabra lavándola en el baño del agua, 27para prepararse una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido, una Iglesia santa e inmaculada. 28Así deben también los maridos amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. Amar a su mujer es amarse a sí mismo; 29y nadie ha odiado nunca a su propio cuerpo, al contrario, lo alimenta y lo cuida, como hace el Mesías con la Iglesia, 30porque somos miembros de su cuerpo. 31"Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos un solo ser" (Gn 2,24). 32Este símbolo es magnífico; yo lo estoy aplicando a Cristo y a la Iglesia; 33pero también vosotros, cada uno en particular, debe amar a su mujer como a sí mismo, y la mujer debe respetar al marido.

EXPLICACIÓN.

Actitud recíproca en la comunidad (21). Caso práctico, el de las mujeres respecto a los maridos. El hombre es cabeza/jefe de la mujer (cf. 1 Cor 11,3); no se conoce el origen de esta concepción. El autor lleva su argumentación más allá de lo necesario: la obra del Mesías con la iglesia (su muerte, que hace posible el bautismo, la purifica) no puede ser repetida por el marido respecto a la mujer. Del texto de Gn 2,24 deduce el autor cuál ha de ser la actitud del marido con su mujer, como lo es la del Mesías con la Iglesia (5,21-33).


1 ¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
2Comerás de la fatiga de tus manos,
serás dichoso, te irá bien.
3Tu mujer como parra frondosa
en la intimidad de tu casa,
tus hijos como renuevos de olivo
alrededor de tu mesa.
4Ésa es la bendición del varón
que respeta al Señor.
5Que te bendiga el Señor desde Sión.
y gozarás de la prosperidad de Jerusalén,
todos los días de tu vida,

EXPLICACIÓN.

128 Género colocación. Bienaventuranza que canta la felicidad de la vida familiar en el contexto de Jerusalén e Israel. El paradigma de la dicha está expresado con el doble "dichoso" (1.2), el doble "bendecir" (4.5), el doble "bien" (2.5b) y el final "paz". Por su colocación, completa y corrige el precedente: menciona la esposa y exalta el valor del trabajo humano; no será "en vano" si lleva la bendición de Dios. La vida familiar está reducida a lo elemental: es monógamo y de familia numerosa. El padre atiende al trabajo, la madre a la casa; la mesa simboliza y realiza la unidad familiar.

Las dos imágenes son vegetales, parra y olivo; sugieren lozanía, fecundidad, crecimiento. Parra o vid es imagen tradicional: p. ej. Is 5,1-7; Ez 19,10s. En un segundo momento, tanto la vid como el olivo pueden simbolizar a Israel: Jr 11,16. A través de dicho simbolismo pasamos al final del salmo: Jerusalén es la madre, Israel son los hijos.

128,1 Son correlativos respetar al Señor y seguir los caminos que él nos traza.

128,2 Es bendición trabajar produciendo y disfrutar de lo producido: Is 65,21-23; Am 9,14.

Transposición cristiana.

 La clave se encuentra en el símbolo matrimonial de Cristo y la Iglesia, según Ef 5. También es aplicable al sacramento del matrimonio, que renueva la bendición genesíaca.
En clave escatológica: el cristiano disfrutará del fruto de su fatiga: Rom 8,18; Ap 14,13.

Evangelio: Lucas 13:18-21

18 Continuó:
- ¿A qué se parece el reino de Dios? ¿Con qué lo compararé?
19 Se parece al grano de mostaza que un hombre sembró, en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros anidaron en sus ramas.
20 E insistió:
- ¿Con qué compararé el reino de Dios?
21 Se parece a la levadura que metió una mujer en medio quintal de harina, y todo acabó por fermentar.

EXPLICACIÓN.

Centro del tríptico: contenido de la enseñanza de Jesús, en forma de parábolas. Figura masculina (19). Contraste entre la pequeñez de los principios y el desarrollo del reino de Dios. En su huerto, Jesús renuncia a la imagen del cedro (Ez 17,23), indicando que el reino de Dios no tendrá el esplendor humano esperado por el judaísmo; vse. Mc 4,30-32; los pájaros, integración de los paganos en el Reino (Dn 4,12.21; Ez 17,23; 31,6).

Figura femenina (21). Acción oculta, pero eficaz. Esta levadura se opone a la de los fariseos (12,1b). No habrá implantación esplendorosa del Reino: estará compenetrado con la realidad humana, hasta lograr que ésta alcance su madurez.

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