Primera Lectura. Isaías 25,6-10.
6El Señor de los ejércitos
ofrece a todos los pueblos, en este monte,
un festín de manjares suculentos,
un festín enjundiosos, vinos generosos.
7Arrancará en este monte
el velo que cubre a todos los pueblos,
el paño que tapa a todas las naciones;
8y aniquilará la muerte para siempre.
El Señor enjugará las lágrimas
de todos los rostros
y alejará de la tierra entera
el oprobio de su pueblo
-lo ha dicho el Señor-.
9Aquel día se dirá: Aquí está nuestro Dios,
de quien esperábamos que nos salvara:
celebremos y festejemos su salvación.
10La mano del Señor se posará en este monte,
mientras que Moab será pisoteado en su sitio,
como se pisa la paja en el agua del muladar;
Explicación.
25,6-8 El banquete real, después de la entronización de 24,23. Poder invitar a muchos es signo de poderío y riqueza (Est 1,3-8). El Señor invita a todos los pueblos aun banquete espléndido, que se celebrará en el Monte Sagrado. En el banquete hace regalos a los comensales. El primero es su presencia y manifestación: ante los pueblos estaban como ciegos, tapados; ahora, removida la cubierta, pueden reconocerlo. El segundo es extraordinario: aniquila la muerte, la maldición original del hombre (Gn 3,19), para que los convidados vivan siempre con él, una vida sin dolor ni lágrimas. San Pablo (1 Cor 15,54) aplica un verso a la victoria de Cristo sobre la muerte; Ap 21,4 aplica dos versos a la vida en el cielo. Como una firma de tan estupenda promesa, afirma el texto que "lo ha dicho el Señor".
25,9-10 Nuevo himno de victoria. La batalla ha sido reñida, porque la ciudad ha resistido con todos su medios.
Salmo. 23,1-6.
Ez 34; Jn 10
1 El Señor es mi pastor: nada me falta.
2 En verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
3 y repara mis fuerzas;
me guía por senderos oportunos
como pide su título.
4 Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo: Tú vas conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.
5 Me pones delante una mesa
frente a mis enemigos.
Me unges con perfume la cabeza,
mi cabeza rebosa.
6 Tu bondad y lealtad me escoltan
todos los días de mi vida;
y habitaré en la casa del Señor
por días sin término.
Explicación.
23. Este salmo es uno de los favoritos del salterio: por la tradición de David pastor y por la culminación en la imagen del Buen Pastor. También por su sencillez y riqueza: en dos imágenes o escenas de conjunto comprime un número inesperado de símbolos elementales. Las imágenes son dos: el pastor en 1-4, el anfitrión en 5-6. El verso central, 4b, se une a lo que precede por la imagen, a lo que sigue por la aparición de la segunda persona.
La imagen del pastor está desarrollada con realismo y concreción, por medio de rasgos breves que evocan la escena. Hay que dejarse conducir por la imaginación, sin espiritualizar: el césped verde con una fuente, para tumbarse, reposar y recobrar fuerzas; las roderas del camino, la cañada al oscurecer, la vara que encamina con un toque y el callado que golpea rítmica y sonoramente el suelo. La imagen suelda dos planos de significado en una arista común, desde la cual se dominan ambas vertientes en mirada simultánea. Lo dicho de las ovejas vale del hombre; lo personal se adelanta a primer plano en el "tú vas conmigo".
La imagen libera varios símbolos, arquetípicos o culturales. La imagen del pastoreo se inscribe en las relaciones del hombre con los animales, dominados y domésticos. El verde aplaca los ojos, revela a la tierra materna y acogedora. El agua quita la sed y suscita energía vital. El caminar es experiencia radical. La oscuridad evoca miedos infantiles y temores no aclarados; en ella se siente con más fuerza la presencia amiga. La potencia simbólica de estos rasgos no se agota en la primera lectura.
La imagen del huésped. En la cultura nomádica es fundamental la hospitalidad. Podemos imaginar un fugitivo de su clan que pide asilo. El jeque lo acoge en su tienda, le ofrece protección, comida y bebida, ungüentos aromáticos. Al observar la escena los enemigos perseguidores se detienen en la puerta o cortina: el jeque lo protege. Cuando ha terminado, el jeque le ofrece una escolta que lo acompañe en el camino hasta casa, que es la casa del Señor. Esta parte añade los símbolos de comer y beber.
Las tradiciones del éxodo nos dan una clave para comprender la unidad de las dos imágenes: el Señor guía a su pueblo por el desierto como a un rebaño, buscándole agua y comida y reposo. Cuando llegan a la tierra prometida, el Señor los recibe como anfitrión en su territorio: Éx 15,13; Sal 68,11; 77,21. Dos veces el poeta interrumpe el descanso con el camino, no lo contrario. ¿Toda la vida en camino o una morada final en el templo? El poema termina con una tensión no resuelta, como si una y otra vez se volviera a empezar.
23,1 Es frecuente la imagen de Dios pastor: Sal 78,52; 80,2; Is 40,10s; Jr 23,4.
23,3 El hebreo shem puede significar nombre, título, fama. Aquí encaja mejor lo segundo.
23,4 "Me sosiegan": el verbo es frecuente en Is II: 40,1; 49,13; 51,3.12.19; 52,9.
23,5 El uso de perfumes en los banquetes está atestiguado abundantemente.
23,6 "Bondad y lealtad" personificados como escolta.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
Jn 10,1-18 presenta a Jesús como el bueno o auténtico pastor (Ez 34). La primera carta de Pedro sintetiza en la imagen cristología con eclesiología: 2,25; 5,2-4. A partir de esos datos se puede conducir una reflexión sobre símbolos del salmo y sacramentos.
Segunda Lectura. Filipenses 4,12-14.19-20.
12sé vivir con estrechez y sé tener abundancia; ninguna situación tiene secretos para mí, ni estar harto, ni pasar hambre, ni tener sobra, ni pasar falta; 13para todo me siento con fuerzas, gracias al que me robustece. 14Con todo, me habéis hecho un favor al tomar como vuestra mi dificultad.
19Mi Dios, por su parte, cubriá todas vuestras necesidades con sus inagotables riquezas por medio del Mesías Jesús. 20A Dios nuestro Padre la gloria por los siglos de los siglos, amén.
Explicación.
Agradecimiento por la ayuda económica. Concepto de la pobreza apostólica: no consiste en buscar privaciones, sino en aceptar cualquier nivel de vida que exija la misión. El apóstol no se condena a la indigencia, pero tampoco la teme. El Señor que da la misión proporciona también las fuerzas para soportar lo que haga falta. Ninguna situación tiene secretos para mí (12), lit. "estoy iniciado en todo y a todo" (12-14).
Dios responde con su generosidad a la generosidad con los otros (19). Doxología (20).
Evangelio. Mateo 22,1-14 o Mateo 22,1-10.
1 De nuevo tomó Jesús la palabra y les habló en parábolas:
2 -Se parece el reinado de Dios a un rey que celebraba la boda de su hijo.
3 Envió a sus criados para avisar a los que ya estaban convidados a la boda, pero éstos no quisieron acudir.
4 Volvió a enviar criados, encargándoles que les dijeran:
- Tengo preparado el banquete, he matado los terneros y los cebones y todo está a punto. Venid a la boda.
5 Pero los convidados no hicieron caso: uno se marchó a su finca, otro a sus negocios;
6 los demás echaron mano de los criados y los maltrataron hasta matarlos.
7 El rey montó en cólera y envió tropas que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a su ciudad.
8 Luego le dijo a sus criados:
- La boda está preparada, pero los que estaban convidados no se lo merecían.
9 Id ahora a las salidas de los caminos, y a todos lo que encontréis invitadlos a la boda.
10 Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos lo que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.
11 Cuando entró el rey a ver a los comensales, reparó en uno que no iba vestido de fiesta,
12 y le dijo:
- Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?
El otro no despegó los labios.
13 Entonces el rey dijo a los sirvientes:
- Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
14 Porque hay más llamados que escogidos.
EXPLICACIÓN.
1 - 14. La parábola responde a la actitud de los sumos sacerdotes y fariseos. Dios como rey (5,3.10; 6,10; 18,23); <i>el hijo del rey </i>es figura de Jesús; <i>los invitados</i>, de Israel, (1s). La invitación, rechazada. Insistencia por amor de Israel (3s). Rechazo definitivo: indiferencia, hostilidad hasta el asesinato (cf. 21,35) (5s). De nuevo se anuncia la destrucción de Jerusalén (7). El designio de Dios no fracasa: nuevos invitados, el nuevo pueblo (21,43). Aceptación universal: <i>buenos y malos </i>(13,47s). Máxima concurrencia de gente (8s). Escena final inesperada (11-13). <i>El traje de fiesta </i>(lit. "de boda"), obligatorio para todos, se identifica con la nueva fidelidad (5,20), es decir, con el cumplimiento de las condiciones para el reino (5,3.10) y para el seguimiento de Jesús (16,24). Exclusión de la comunidad (5,19). Aviso a los cristianos (14). <i>Hay más llamados</i>, etc., lit. "muchos son llamados, más poco escogidos", modismo semítico que expresa la comparación de superioridad por la oposición de contrarios (cf. Gn 1,16; Lc 14,26, interpretado por Mt 10,37; Rom 9,13).
No hay comentarios:
Publicar un comentario