sábado, septiembre 01, 2018

LECTURAS DEL JUEVES 20 DE SEPTIEMBRE DEL 2018

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.

Primera Lectura: I Corintios 15, 1-11

1Os recuerdo ahora, hermanos, el evangelio que os prediqué, 2ese que aceptasteis, ese en que os mantenéis, ese que os está salvando..., si lo conserváis en la forma como yo os lo anuncié; de no ser así, fue inútil que creyerais.
                    3Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, 4que fue sepultado y que resuctió al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; 5que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. 6Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. 7Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos.
                   8Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo. 9Es que yo soy el menor de los apóstoles; yo, que no merezco el nombre de apóstol, porque perseguía a la Iglesia. 10Sin embargo, por favor de Dios soy lo que soy y ese favor suyo no ha sido en balde; al contrario: he rendido más que todos ellos, no yo, es verdad, sino el favor de Dios que me acompaña. 11De todos modos, sea yo, sean ellos, eso es lo que predicamos y eso fue lo que creísteis.

EXPLICACIÓN.

1-11.      Se trata probablemente de otra cuestión propuesta a Pablo en la carta de los corintios (cf. 7,1). La resurrección significa la vida después de la muerte; esa promesa de vida para siempre, realizada ya en Jesús, es la base de la fe cristiana. La esperanza se convierte en certeza ante la experiencia cristiana de Jesús vivo y activo en la comunidad (1-2).

              Pablo expone los testimonios transmitidos de la resurrección de Jesús; tal fue su mensaje y en ese mensaje se fundó la adhesión de los corintios al Señor. El texto de Pablo puede reflejar profesiones de fe en uso en las iglesias. Murió por nuestros pecados... Escrituras (3), cf. Is 53,8s.Resucitó... Escrituras (4); solía aducirse Sal 16,10 (cf. Hch 13,35). A Pedro (5) ("Cefas"), cf. Lc 24,34; a los Doce, en realidad, a "los Once", Mt 28,16s.

             La aparición del Señor a Pablo es colocada al mismo nivel que las anteriores (8). Ella cambió su vida (9-10). Exposición tradicional (11).

Salmo: 118,1-2.16-17.28

1Dad gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
2Diga la casa de Israel:
es eterna su misericordia. 
16la diestra del Señor es sublime,
la diestra del Señor hace proezas».
17No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
28-Tú eres mi Dios, te doy gracias,
Dios mío, yo te ensalzo.

EXPLICACIÓN.

118,1-4 El estribillo es fórmula litúrgica de uso múltiple: Jr 33,11; 1 Cr 16; 2 Cr 5,13; 7,3; Esd 3,11 Y varias veces en el salterio.

118, 15b-16 El texto del canto es una elaboración de Ex 15,2.

118,17 -18 En cierto sentido, éste es el punto culminante del relato: porque lleva la liberación al límite de la vida y la muerte, porque interpreta el peligro grave como "educación" dirigida por Dios (Dt 8,5; Jr 30,11). El proceso entero estaba controlado por Dios, y el hombre, que ha revivido, puede "contar las hazañas del Señor": Sal 71,20.

118,28-29 Alternan solo y coro durante la procesión.

Transposición cristiana.

Éste es el salmo pascual por excelencia. Así nos lo enseña la tradición a partir del NT. La imagen de la piedra desechada, angular, la recogen Mt 21 ,42; Mc 12,1 Os; Lc 20,17; Hch 4,11; 1 Pe 2,6s. La aclamación Hosana: Mt 21,9; Mc 11,9s; Lc 19,18; Jn 12,13.

El salmo nos ayuda a meditar las etapas principales de la muerte y resurrección de Jesucristo.
Tú eres mi Dios, te doy gracias; / Dios mío, yo te ensalzo. R.

Evangelio: Lucas 7, 36-50

36 Un fariseo le invitó a comer con él. Entró en casa del fariseo y se recostó a la mesa.
37 En esto, una mujer conocida en la ciudad como pecadora, al enterarse de que estaba a la mesa en casa del fariseo, llegó con un frasco de perfume,
38 se colocó detrás de él junto a sus pies, llorando, y empezó a regarle los pies con sus lágrimas; se los secaba con el pelo, se los besaba y se los ungía con perfume.
39 Al ver aquello, el fariseo que lo había invitado dijo para sus adentros:
-Éste, si fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo está tocando y qué clase de mujer es: una pecadora.
40 Jesús tomó la palabra y dijo:
-Simón, tengo algo que decirte.
Él respondió:
- Dímelo, Maestro.
41 - Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios de plata y otro cincuenta.
42 Como ellos no tenían con qué pagar, se lo perdonó a los dos.
¿Cuál de ellos le estará más agradecido?
43 Contestó Simón:
- Supongo que aquel a quien le perdonó más.
Jesús le dijo:
- Has juzgado con acierto.
44 Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
- ¿Ves esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con su pelo.
45 Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró no ha dejado de besarme los pies.
46 Tú no me echaste ungüento en la cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume.
47 Por eso te digo: sus pecados, que eran muchos, se le han perdonado, por eso muestra tanto agradecimiento; en cambio, al que poco se le perdona, poco tiene que agradecer.
48 Y a ella le dijo:
- Tus pecados están perdonados.
49 Los comensales empezaron a decirse:
- ¿Quién es éste, que hasta perdona los pecados?
50 Pero él le dijo a la mujer:
- Tu fe te ha salvado; vete en paz.

EXPLICACIÓN.

F. El fariseo y la pecadora. 36-50. Tema principal: la fe y el perdón (48-50). Esta figura femenina está así en paralelo con la masculina del paralítico (5,20). La figura de Simón, fariseo (49), lo está con la de los fariseos y letrados de 5,21. En laza también la escena con 7,34, donde se enuncia la acusación hecha a Jesús de ser amigo de "pecadores"; remite así a la comida de Jesús con ellos, después de la llamada de Leví (5,29: gran banquete, señal de su agradecimiento; cf. 7,47).

Lc escenifica las respuestas positiva y negativa antes expuestas (7,29s) y la oposición entre "justo" y "pecador" (5,32). El perfume (37s), símbolo del amor. Simón llama a Jesús maestro (40), pero, a diferencia del pueblo (7,16), no lo reconoce por profeta (39). Desenlace de la parábola (42): Dios no es acreedor implacable, sino Padre que perdona. Agradecido (42): el arameo usa "amar" para indicar la reacción afectiva a un beneficio recibido ("agradecer").

Respuesta cauta de Simón (43), pero que no le deja escapatoria. Para ser liberado de los pecados hay que reconocerlos: el fariseo "justo" no se propone tal cuestión ni la presencia de Jesús lo hace reflexionar; frustra así el designio de Dios (7,30). Perdón de los pecados (cf. 5,20).

Reacción de sorpresa, pero no de hostilidad: se plantea la pregunta sobre la identidad de Jesús (cf. 7,19.20) (49). La fe/adhesión a Jesús coloca en un estado de salvación (comunicación del Espíritu) (cf. 5,24s) (50). Relación de la escena con las acusaciones de 7,34: Jesús acepta la invitación y no aleja a la pecadora.

2ª OPCIÓN.

Primera Lectura: 1ª OPCIÓN. Sabiduría 3,1-9      2ª OPCIÓN. Romanos 8,31-39  

Sabiduría 3,1-9

1La vida de los justos está en manos de Dios
y no los tocará el tormento.
2La gente insensata pensaba que morían, 
consideraba su tránsito como una desgracia,
3y su partida de entre nosotros, como destrucción, 
pero ellos están en paz.
4La gente pensaba que cumplían una pena, 
pero ellos esperaban de lleno la inmortalidad;
5sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores, 
porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí; 
6los probó como oro en crisol,
los recibió como sacrificio de holocausto;
7a la hora de la cuenta resplandecerán 
como chispas que prenden por un cañaveral; 
8gobernarán naciones, someterán pueblos, 
y el Señor reinará sobre ellos eternamente.
9Los que confían en él comprenderán la verdad, 
los fieles a su amor seguirán a su lado;
porque quiere a sus devotos, se apiada de ellos 
mira por sus elegidos.

Explicación.

3-4 Se va desenvolviendo una terna de situaciones contrapuestas: muerte y vida (3,1-12), esterilidad y fecundidad (3,13-4,6), vida breve y larga (4,7-19).

3,1-12. Toma al justo donde lo dejaron los malvados: condenado y muerto. ¿Queda algo de él? En la convicción de los malvados el asunto ha terminado, han probado su tesis sobre la inutilidad de la justicia. El autor abre un nuevo acto con una nueva situación: la muerte no es el último suceso en la vida del justo, sino que abre un entreacto hacia la nueva situación, definitiva. 

El autor asegura la continuidad con una serie de repeticiones verbales (en griego) o sinonímicas. Los malvados hacían una prueba con el justo (2,17.19); en realidad, era Dios quien lo sometía a prueba (3,5.6); lo sometían a tormentos (2,19), pero el tormento no lo tocó (3,1), la vida era una chispa (2,2), la nueva vida es un incendio glorioso (3,7), los malvados atropellaban al desvalido (2,10), los justos someten a los pueblos (3,8), los malvados declaraban inútil al débil (2,11), ahora se ve que sus obras son inútiles (3,11); el justo miraba al malvado como escoria (2,16), ahora el justo es oro acrisolado (3,6), el justo estaba en manos del malvado (2,18), ahora está en la mano de Dios (3,1). La "esperanza" (4) hace comprender la verdad (9).

3,1 Recuérdese Sal 31,6.16.

3,2 Es el juicio errado de 1,3.5; 2,1.21. Llama a la muerte del justo "tránsito, partida" (Lc 9,31; 22,22): más que eufemismos, son los nombres apropiados.

3,3 No es sólo la paz negativa de acabar (Job 3,13-19; Eclo 41,2), sino la paz positiva y plena: vv. 8-9.

3,4 "Castigados", palabra frecuente en el libro, en contextos de retribución. Una esperanza llena (Heb 6,11); "Inmortalidad": 1,15.

3,5 La desproporción, como en Rom 8,18. El verbo griego indica el sufrimiento impuesto por el educador. "Dignos de Dios" es expresión audaz y magnífica: compárese con Mt 10,37; 22,6; Lc 15,19.10,37. Podría entenderse de la imagen de Dios, que el justo ha sabido conservar (2,23), compárese con Lc 15,19.

3,6 "Como oro": Eclo 2,5; Sal 66,10; Is 1,25; 48,10; Zac 13,9; 1 Pe 1,7. "Como holocausto": indicando la totalidad de entrega y aceptación y el carácter cúltico de esa entrega, Sal 51,19; cfr. Dn 3,39.

3,7 La imagen del esplendor es escatológica en Dn 12,3 (brillo de astros); Is 60 y 62 (de Jerusalén). Si el cañaveral alude a Abd 18 o a Zac 12,6, entonces la segunda imagen habla del triunfo de los justos sobre los malvados.

3,8 En textos escatológicos y apocalípticos hebreos es común hablar del triunfo final de Israel, constituido señor de todos los pueblos, bajo el reinado inmediato del Señor su Dios. Compárese con 1 Cor 6,2 (que da por sabida la doctrina); Ap 20,4-6 (el reino de mil años con Cristo); Ap 2,26.

3,9 Formula con brevedad y densidad la relación mutua de amor.

Romanos 8,31-39

31¿Cabe decir más? Si Dios está a favor nuestro, ¿quién podrá estar en contra? 32Aquel que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo es posible que con él no nos lo regale todo? 33¿Quién será el fiscal de los elegidos de Dios? Dios, el que perdona. Y 34¿a quién tocará condenarlos? Al Mesías Jesús, el que murió, o, mejor dicho, resucitó, el mismo que está a la derecha de Dios, el mismo que intercede en favor nuestro. 35¿Quién podrá privarnos de ese amor del Mesías? ¿Dificultades, angustias, persecuciones, hambre, desnudez, peligros, espada? 36Dice la escritura:

                Por ti estamos a la muerte todo el día,
                nos tienen por ovejas de matanza (Sal 43,23).

           37Pero todo eso lo superamos de sobra gracias al que nos amó. 38Porque estoy convencido de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni soberanías, ni lo presente ni lo futuro, ni poderes, 39ni alturas, ni abismos, ni ninguna otra criatura podrá privarnos de ese amor de Dios, presente en el Mesías Jesús, Señor nuestro.

EXPLICACIÓN.

31-39.    Ninguna intranquilidad para el cristiano, sobre él no pesa condena alguna (cf. 8,1). Dios, el ofendido, no acusa; Jesús Mesías, el presunto juez, se hace abogado defensor. En Dios no hay aspectos negativos. Él no sólo da la victoria sobre el pecado, sino también la posibilidad de superar los obstáculos externos. Tampoco los determinismos cósmicos (ángeles, soberanías) se imponen al hombre. No se excluye el esfuerzo, pero no hay temor al fracaso.

Salmo: 126,1-6

1Cuando cambió el Señor la suerte de Sión, 
creíamos soñar;
2se nos llenaba de risas la boca, 
la lengua de júbilo.
Hasta los paganos comentaban:
«El Señor ha estado grande con ellos».
3-EI Señor ha estado grande con nosotros, 
y celebramos fiesta.
4Cambia, Señor, nuestra suerte, 
como los cauces del Negueb. 
5Los que siembran con lágrimas 
cosechan con júbilo.
6AI ir iba llorando
llevando la bolsa de semilla; 
al volver vuelve cantando 
llevando sus gavillas.
126 Género y situaciónAcción de gracias por una restauración y petición para que se complete. En la mayoría de los textos en que aparece la fórmula "cambiar la suerte", se refiere a la vuelta del destierro de Babilonia: Dt 30,3; ocho veces en el bloque Jr 29,14-33,26. Parece bastante probable que el salmo expresa el gozo por la vuelta del destierro en la primera repatriación, o en tiempo de Nehemías.
El gozo y el sueño. Tan grande es el gozo, que les parece un sueño. ¿Es pesimismo?: en la vida las dichas son sueño. ¿Es cautela?: por si acaso, no entregarse al gozo. 
¿Realistas o soñadores? El salmo confiesa entre líneas que los soñadores tenían razón: como Isaías Segundo, como cuantos preparan los grandes cambios de la suerte.
Dos imágenesa) Una lluvia torrencial puede llenar los cauces de torrentes y fertilizar algunas zonas de páramos (Job 38,25-27). Del mismo modo se llenarán los cauces de Judá con las corrientes de nuevos repatriados. b) Había años en que los labradores tenían que quitarse el pan de la boca para reservar simiente. Sembrar, aparte la fatiga del trabajo, era pasar hambre; pero no era estéril. Así la marcha al destierro, vista desde el retorno, no aparece estéril: fue siembra costosa para una cosecha gozosa. La palabra hebrea significa semilla vegetal y estirpe humana: Is 65,9; Jr 31,27; Os 2,25. 
126,1-2a Forma pareja con el 124 como faceta complementaria.
126,2b Los paganos han sido testigos de la acción del Señor a favor de su pueblo: Sal 98,2; Is 52,1.
126,5 Puede compararse con Is 9,2; Sal 4,8.
126,6 Léase Bar 5,5-6.9.
Transposición cristiana.
 La resurrección de Cristo es el inaudito cambio de la suerte; tanto que los apóstoles, al ser testigos de ella, no acababan de creerlo. Su cuerpo muerto ha sido la semilla fecunda (Jn 12,24). Siembra y cosecha en Jn 4,36-38.

Evangelio: Lucas 9,23-26

23 Y, dirigiéndose a todos, dijo:
- El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue cada día con su cruz y entonces me siga;
24 porque si uno quiere poner a salvo su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por causa mía, ése la pondrá a salvo.
25 Y ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si acaba perdiéndose o malográndose él mismo?
26 Porque si uno se avergüenza de mí o de mis palabras, también el Homre se avergonzará de él cuando llegue con su gloria, con la del Padre y la de los ángeles santos.

Explicación

Todos (23), también los discípulos no representados por los Doce (cf. Mc 8,34). Negarse a sí mismo, renunciar a toda ambición de dinero, prestigio o poder; cargar con la cruz, aceptar la hostilidad de la sociedad injusta (6,22); cada día, constancia (8,15). La vida física no es el valor supremo; falsa y verdadera salvación (24). La ambición destruye al hombre (25). No ceder a la presión social (26).

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