jueves, febrero 01, 2018

LECTURAS DEL LUNES 26 DE FEBRERO DEL 2018.


Primera Lectura. Daniel 9,4-10.


4Oré y me confesé al Señor, mi Dios: Señor, Dios grande y terrible, que guardas la alianza y eres leal con los que te aman y cumplen tus mandamientos: 5Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos.
6No hicimos caso a tus siervos los profetas que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, padres y terratenientes.
7Tú, Señor, eres justo; a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los habitantes de Jerusalén, a judíos e israelitas, cercanos y lejanos, en todos los países por donde los dispersaste por los delitos que cometieron contra ti.
8Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti.
9pero aunque nosotros nos hemos rebelado, el Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona.

10No obedecimos al Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por sus siervos los profetas.


Explicación.


9,4-19 La plegaria penitencial pertenece a un tipo bien conocido, del que son ejemplos Esd 9; Neh 9 y Bar 1,15-38, y cuyo antecedente es Sal 50-51. Se trata de un pleito bilateral entre dos partes unidas por un compromiso. Una parte reprocha a la otra su incumplimiento, hasta que ésta lo reconoce y pide perdón. La presente plegaria incluye un repaso histórico y está poblada de citas y reminiscencias. 

9,4 Véanse Ex 34,6; Dt 7,9; 1 Re 9,23. 

9,5 Especialmente Jeremías: 7,25; 25,4; 26,5; 29,19; 35,15; 44,4. 

9,7 La "vergüenza" es la confusión del reo convicto y confeso. 

9,9 Cambio de dirección: el Señor, parte inocente, tuvo razón para castigar, pero tiene capacidad para perdonar (Sal 130).



Salmo. 79,8-9.11.13


8No nos imputes los delitos de los antepasados.
Que tu compasión se apresure a alcanzamos, 

pues estamos agotados.
9Socórrenos, Dios Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre.

Líbranos y expía nuestros pecados, 

en atención a tu nombre. 

11Llegue a tu presencia el lamento del cautivo, 

con tu brazo poderoso
salva a los condenados a muerte.
12A nuestros vecinos págales siete veces 

la afrenta con que te afrentaron, Señor.
13y nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño, 

te daremos gracias siempre,
contaremos tus glorias
generación tras generación. 
Explicación.
79,8-9 Confesándose culpables, apelan a la compasión de Dios y al honor de su nombre. Los pecados de los antepasados se han acumulado bajo los pecados recientes (Is 65,7), "nuestros": los antiguos que Dios los olvide, los recientes que los "expíe". Estos tres versos son una confesión penitenclal resumida: puede verse ampliada en Esd 9; Neh 9-10; Dn 3 y 9; Bar 1,15-3,8.

79,8 "No imputes" o no recuerdes: con valor judicial: Is 43,25; Jr 31,34. 

79,9 Sobre "expiar", además de los textos litúrgicos de Lv y Nm, pueden consultarse Is 6,7; 22,14; 27,9.  
79,11 Los cautivos se consideran "condenados a muerte" (1 Sm 20,31; 26,16) o formalmente o por el trato que reciben. A no ser que se refiera a un grupo entre los cautivos. 



79,12 Los "vecinos" son reinos limítrofes que se han aprovechado de la derrota y humillación de los judíos: como los idumeos de Abd 11-14; Sal 137; Lam 4,21.

79,13 El título "ovejas de tu rebaño" se lee en dos textos clásicos de pastores: Jr 23,1 Y Ez 34,31. 


Transposición cristiana.


El Apocalipsis recoge dos temas del salmo: los cadáveres sin enterrar y la venganza de los asesinados: Ap 11,7; 6,9. Piensa en un juicio final o definitivo, con oposiciones netas, sin intermedios. La Iglesia perseguida recita el salmo confesando sus pecados y pidiendo la justicia necesaria para liberar a las víctimas inocentes.  



Evangelio. Lucas 6,36-38.

36 Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.
37 No juzguéis y no os juzgarán, no condenéis y no os condenarán, perdonad y os perdonarán,
38 dad y os darán: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante; pues la medida que uséis la usarán con vosotros.

EXPLICACIÓN.

Compasivos, benevolencia universal (Sal 103,8; 111,4) (36). Por eso, no erigirse en censor de los demás; la indulgencia obtiene indulgencia; el perdón obtiene perdón (37); la generosidad obtiene generosidad. Son aspectos del amor; al ejercerlo con los otros, el hombre abre sus puertas al amor de Dios. Por eso, la medida del don divino la señala el hombre mismo (38).

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